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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

lunes, 30 de diciembre de 2013

LA LEYENDA DEL HOMBRE ANDANTE

Cuenta la leyenda que un hombre joven y fuerte, de alma sabia, recorría el mundo con una mochila vacía a sus espaldas, caminando por vastos parajes, rudos paisajes, montes de roca dura, desiertos inertes envueltos en cálidas ráfagas de asfixiante ardor...

Su paso era firme, pero tosco, y sus pies descalzos sufrían en cada tropiezo, y en cada caída por entre las piedras de inclemente frialdad y dureza, su cuerpo se iba debilitando poco a poco. Sin embargo, su fortaleza le impulsaba a continuar andando, pensando que algún día hallaría el lugar que estaba buscando desde siempre.

Sentía aquel hombre que lo que buscaba con tanto anhelo era lo más hermoso del mundo, lo más increíble, y que valía la pena seguir adelante, por aquella senda tan difícil de transitar.
Su alma, bella y sagaz, le impulsaba en aquella aventura con ímpetu y con perseverancia. A menudo mantenía conversaciones con ella, pues era su única y verdadera compañera de viaje, la única que le ayudaba y comprendía.
En ocasiones, ésta le mostraba las pistas a través de claros mensajes, para no equivocarse cuando alcanzaba algún lugar donde debía decidirse en una encrucijada complicada.

Y en su amplia mochila, iba guardando los recuerdos de cada herida sufrida, de cada dolor que su cuerpo sentía.

Durante la noche, a veces soñaba que la luz que tanto ansiaba, esa mágica y magnífica estrella que le esperaba, le salvaría de todo ese cansancio por tan larga travesía con tan sólo lograr mirarla, encontrarla.
Conoció el amor en aquel viajar constante, amores que fueron maravillosas estrellas fugaces que iluminaron su corazón lo suficiente como para darle aliento para seguir avanzando, como agua en el desierto para calmar la sed del navegante de arenas y dunas.
Pero en su mente olvidadiza de lo que su alma le recordaba día a día, sólo sentía el abandono clavado en su corazón ávido de aquello único que no sabía cómo atrapar. 
 
Y en su amplia mochila, iba guardando los recuerdos de cada herida sufrida, de cada dolor que su corazón hermoso sentía.

Pero era un hombre fuerte y valiente, y siempre emergía de entre sus decepciones, sus desengaños, no conocía la cobardía, porque su alma era conocedora de la verdadera sabiduría y le continuaba impulsando, para que explorara más allá, mucho más allá.

  • Dime alma mía, ¿qué está pasando que no hallo lo que me incitas a encontrar?
  • Pasa que tu mente no sabe dónde buscar, pero eres un hombre inteligente, lo sabrás.

Dando más y más pasos, muerto de agotamiento llegó a un río. Allí sus aguas calmaron su cansancio, saciaron su desazón y le dotaron de la fuerza que necesitaba para seguir caminando. Una mujer hermosa se estaba bañando y, harto de su incesante aventura, pensó que tal vez ya era hora de descansar.
Su cuerpo era de una delicadeza inusual, su pelo dorado y largo adornaba sus hombros y su espalda, sus ojos verdes evocadores, sus labios sensuales y seductores. Ella en sí misma era el verdadero paraíso, un edén convertido en mujer, lo más hermoso y primoroso que sus ojos humanos habían podido observar.
Y en aquel lugar mágico y especial se enamoró perdidamente de aquel ser tan impresionante, creyendo haber hallado la estrella polar que buscaba tan ardientemente. 
 
Su mochila, llena de los recuerdos pasados, quedó colgada en el olvido, tras el hombre que deseaba dejar atrás, hastiado de tanto dolor y desolación.



Noches de amor y pasión acompañaron sus días colmados de ternura y dulzura, y los colores parecieron ser distintos ante aquellas sensaciones tan maravillosas.
Todo era perfecto, pero la estrella que brillaba ante él poseía una luz demasiado distinta de la suya propia, y sus destellos le confundían.
Un día desafortunado, aquella mujer tan buena, tan especial, había desaparecido, como aquellas otras de centelleante hermosura que de una forma efímera habían entrado y salido en su camino. Sin embargo, aquellas caminaron un tiempo con él, mas con la dulce estrella del río no deseaba caminar, sino quedarse, calmar su ansiedad con sus besos, construyendo allí mismo su palacio de amor eterno.

Su dolor fue destructivo, demoledor, ya no importaba el cielo, no importaba su alma, no importaba la vida, ni el camino que recorría, ni ese paraíso que creía haber encontrado, todo era mentira, él mismo era una mentira, no deseaba seguir viviendo, pero tampoco quería morir, sólo deseaba desaparecer, que el mundo se olvidara de él, que nadie supiera que existía, que el sueño se apoderase de él y le hiciera extraviarse en el limbo para no recordar nada de nada.


Noches y días fueron transcurriendo, momentos de horror y amargura, en su amplia mochila, proseguía guardando los recuerdos de cada herida sufrida, de cada dolor que su corazón hermoso sentía.

Sin embargo, era un hombre fuerte y valiente, de corazón de hierro, y con su cargada y pesada mochila, decidió abandonar aquel lugar de ensueño y seguir caminando hacia algún lugar, de nuevo impulsado por lo único que le acompañaba siempre, su alma.

Con las llagas de sus pies descalzos, con las cicatrices en su cuerpo por tanto declive y decadencia padecida, con el tormento de su alma castigada por las emociones de sus pensamientos, su paso se hizo lento, tranquilo, cauteloso, desconfiado y esquivo.

Y ya casi desesperanzado, fue a parar a una playa de blancas arenas, de aguas turquesa, cuyas olas ondeaban suavemente bajo un cielo estrellado, donde los luceros centelleaban desbordando una magnificencia extraordinaria.
Decició descansar allí aquella noche de encanto peculiar.
A la mañana siguiente, una aparición singular le llamó la atención al abrir los ojos.
Una mujer vestida de blanco, estaba vaciando su mochila sin su permiso, y eso era inaceptable.
Así que se acercó a ella confundido, lleno de incertidumbre y controlando su ira.
  • Perdona, ¿qué estás haciendo con mi mochila?
  • Intento ayudarte, llevas demasiado peso aquí dentro y aún te queda mucho camino por delante.
  • ¿Qué quieres decir?¿Cómo sabes tú que aún me queda camino? y...¿Quién te ha dado permiso para hacer eso?
  • Uys, ¡cuántas preguntas que haces!
  • ¡Pero contéstame!
Ella sonrió paciente y se sentó en la arena con la mochila en sus manos, esperando a que él también lo hiciera.
  • Está bien, te contestaré a todas las preguntas que me quieras hacer. Primero, llevas demasiado peso, tienes que irte deshaciendo de algunos recuerdos. Vamos a ver, éste ¿para qué lo quieres? - dijo extrayendo un libro guardado con ahínco en la mochila.
  • ¡Deja eso! -gritó él cuando vio que ella hurgaba donde nadie había hurgado antes.
  • Está bien, está bien, te voy a permitir hacerlo tú mismo, pero tienes que desechar todo esto, porque si no lo haces no podrás dejar espacio para lo bueno que tiene que llegar a tu vida.
  • ¡Qué sabes tú de mi vida! ¡No sabes nada!
  • Tienes razón, no sé nada, pero lo sé todo, eso sí, te voy a dar la oportunidad a ti de explicármelo todo.
  • ¡Estás loca!¡No sé quién eres!
  • Ya veo que no sabes quién soy, pero eso no significa que yo no sepa quién eres tú.
  • Escucha, no sé de dónde has salido, ni qué quieres de mí, pero estoy muy cansado ya de tropezarme con personas que sólo me hacen daño y que creen saberlo todo de mi, como tú, y en realidad no sabéis nada, no sabes el dolor que he sufrido, no sabes cómo las desilusiones de la vida me han ido destruyendo poco a poco, y no quiero hablar contigo, no te metas en mi vida y deja ya mi mochila, lo que hay ahí es sólo mío.


El joven andante, ya no tan joven por los años transcurridos, agarró con fuerza su mochila y la volvió a colgar a sus espaldas dispuesto a marcharse y continuar avanzando.

  • ¡Espera! -gritó ella corriendo tras él- sólo escúchame un minuto, por favor.
  • Tengo prisa.
  • Sólo un momento, -insistió- seré breve.
  • De acuerdo, pero rápido, me queda poco tiempo para encontrar lo que busco, y estoy demasiado cansado ya.
  • Mírame a los ojos, escúchame, déjame entrar en ti.
  • ¿Qué quieres decir?
  • Tú hazlo, no te haré daño.

Sin saber bien por qué se dejó llevar por la situación, y miró a aquella extraña mujer a los ojos sin apenas pestañear, tal vez solo para complacerla y así ésta le permitiera marcharse enseguida.

De una forma insólita, empezó a sentir algo que nunca había sentido, algo que no sabía cómo definir, tenía curiosidad y quiso quedarse inmóvil allí, tratando de averiguar qué era lo que estaba notando en su corazón.
Tras unos segundos mirándola y fluyendo con aquella experiencia tan singular, bajó la mirada confuso y aturdido.

  • Debo marcharme ya, lo siento.
  • Sí, está bien, lo entiendo.
  • Pero no me has dicho nada, ¿qué tenía que escuchar?
  • Lo que tenías que escuchar no lo tenían que percibir tus oídos.

Aquella mujer era realmente extraña, pero él tenía que seguir caminando y no podía entretenerse más.

Mientras se alejaba con su abultada mochila, se quedó pensativo, miró hacia atrás para volver a observarla alejarse en dirección contraria y al hacerlo algo mágico ocurrió. La mujer le miraba triste y cabizbaja, y una extraña luz la envolvía a su paso, como arropando su melancolía.

Pero no podía quedarse...

De pronto, tras un par de kilómetros andados, un profundo deseo de abrir su mochila se apoderó de él con una fuerza indescriptible.
Se sentó en una roca, en la orilla de la playa y comenzó a sacar libros y libros donde se explicaba su historia, una historia guardada para no olvidarla, guardada para recordarla, guardada para ser el hombre que había forjado esa misma historia...

Y leyó y recordó su dolor, y afloró mucho más lo que había vivido, y al releerse a sí mismo, comenzó a sanar la fatiga de lo acontecido, comprendiendo qué era lo que había aprendido de cada historia, de cada lugar, de cada herida, de cada sufrimiento... de cada amor, de todo, todo, todo su camino...

Y al comprenderlo, de repente, sintió que no necesitaba llevar más aquellos libros a sus espaldas, y se liberó de la pesada mochila.

  • Dime alma mía, ¿qué hago ahora? Me siento perdido, ¿qué rumbo debo tomar?

  • ¿Qué has aprendido de tus experiencias?

  • Que da igual adónde vaya, mi historia viene conmigo, no puedo huir de ella, pero sí puedo aceptarla, perdonarme por mis errores, y perdonar a los que me hicieron daño, pues fueron experiencias que me ayudaron a aprender y a crecer, y ya no deben pesar más en mí.

  • ¿Y ahora te conoces más? ¿Has hallado la estrella que buscabas?

  • Sí me conozco más, pero aún quiero hacerlo mejor y más profundamente, y la estrella que buscaba brillaba en mí desde el principio.

  • Me parece que ya estás en el verdadero camino, hombre andante.

  • Sólo me queda hallar a alguien que desee caminar conmigo.

  • Ahora busca tu luz, la que ves brillar dentro de ti, y cuando la halles en otro ser humano, ahí seguro que tendrás un compañero amigo, y si la hallas en una mujer, tal vez habrás hallado ese amor que buscamos juntos desde que iniciaste este tránsito en el que sólo veías el exterior, las piedras, las dunas, las caídas, las heridas de tu cuerpo, el amor en la belleza física y superflua, y te escudabas y protegías con el peso de tus recuerdos... Ahora, sin ese peso, ahora sí puedes llevar entre tus manos el amor sagrado que anhelas en tu corazón, pero debes ver con mis ojos de alma, no con los del exterior. Ahora debes estar muy atento, pues en cualquier momento puedes estar ante ese otro yo que te anhela, no permitas que lo irreal, lo superfluo vuelva a nublarnos y a alejarnos de lo que amamos, porque sabes que lo que buscamos es lo que siempre hemos amado, lo que yo, como alma, amo.

  • ¿Y cómo puedo saber si estoy ante esa persona, ante esa compañera de alma de la que tú me hablas?

  • Por las sensaciones que te transmitiré, yo te ayudaré...

Y el hombre sin mochila, se sentó ante la playa, cerró los ojos, y esperó...esperó para saber qué paso iba a ser el siguiente que debía dar, esperó para estar seguro de no equivocarse de nuevo, esperó para que, en esa espera, pudiera agradecer su propia existencia, amarse, curarse, reponerse de su propio olvido y castigo, y recordar quién era en realidad para poder reconocerse y reconocer la luz que tanto había deseado encontrar...

Pero...¿y si ya había estado frente a él?...¿y si había pasado de largo porque él no la supo ver?

El alma sabe muy bien el camino que debe emprender, sabe que si hay que sufrir antes de entender algo, ese es el camino, sabe que si hay que confundirse antes de fundirse con tu otra mitad, es lo que hay que hacer, conoce los atajos, los vuelos, las maneras de proceder...

Aquel que se deja llevar por su alma en realidad nunca se equivoca, sólo vive las experiencias que necesita para alcanzar sus objetivos, sean duras o livianas, sean tristes o felices, las almas sabias y elevadas tienen pruebas difíciles, los grandes maestros superan grandes pruebas...

Eva Bailón

sábado, 28 de diciembre de 2013

UN ENCUENTRO PECULIAR

Cada vez que tengo ocasión voy de visita a mi ciudad natal para saciar la añoranza que siento de pasear por sus calles, ver el mar, sentir esa especial energía que contiene en sí misma, y sentir la mágica y extraña cercanía de la presencia humana de mi llama gemela, como si al ir allí la sintiera más, con más fuerza. Siempre creí que estaba en algún lugar de mi ciudad, o que venía de visita con frecuencia, por eso le busqué durante un tiempo hace ya muchos años, basándome en su aspecto físico, ya que en sueños lo había podido ver con bastante claridad, pero nunca tuve éxito, y con apenas veinte años ya había sufrido demasiado su ausencia. Tomé la decisión de olvidar mis anhelos, de desconectar de mi esperanza de hallarle, y me convencí de que era todo una fantasía, abandonando mi conexión onírica y etérica con él, para poder experimentar el amor en el plano físico, con una persona que pudiera hacerme sentir la maravillosa sensación de estar enamorada de alguien “real”.
 
Lo cierto es que Barcelona es un lugar que contiene en sí mismo algo que no se puede explicar, es una personalidad propia que me encandila y me maravilla, aunque no es la unica ciudad que lo hace, sin embargo es la que me vio nacer y eso la hace ya más especial.

Ayer estuve de nuevo allí con dos buenas amigas con las que me reuno en un punto intermedio entre donde yo vivo y donde ellas viven, y así nos ahorramos tener que viajar más de tres horas para vernos.
Aun así, para vernos, las tres tenemos que ir en tren hasta el centro de Barcelona.
A veces, en estos viajes, pueden ocurrirnos hechos insólitos, tal vez muy simples para algunas personas, pero para mí son significativos, quizás porque soy "complicada", como algunos dicen, y pienso o analizo demasiado las cosas, o porque mi alma las ve de una manera diferente.
UN ENCUENTRO PECULIAR


Salgo de casa y tomo un autobús para llegar a la estación del pueblo donde vivo ahora.
El viaje en tren es para mí muy placentero, me siento libre, es la sensacion real que comporta el dejarse llevar, mientras observas el precioso paisaje que envuelve la mágica montaña de Montserrat. Por la ventana me quedo embelesada mirando el cielo, cubierto de nubes que parecen haber sido pintadas en una magestuosa obra de arte, y contemplando los árboles, que contienen en sí mismos la esencia de la vida perfecta, su conexión con el cielo y la tierra los hace increíbles, están dotados de la fuerza de la naturaleza y de la capacidad de darnos la vida que ellos mismos desprenden al estar en simbiosis con las energías de la madre Tierra y del Universo.

El sol me deslumbra y me llena de vida y de entusiasmo, cierro los ojos y me transporto, es como si me uniera con todo lo que veo y con todo lo que me fascina, y me entregara a su belleza en un intento de experimentar lo que es estar ahí fuera, siendo árbol, siendo bosque, siendo montaña, siendo cielo, siendo luz...
Nadie me está observando, estoy sola en esa parte del vagón del tren. Al abrir mis ojos, de pronto los árboles se manifiestan ante mí como si de alguna manera todo su color tomara vida, y me asombro al ver la luz que desprenden, una luz que antes no había sido capaz de captar.

Prosigo mi viaje, escuchando a mis músicos preferidos, piano, violín, y alguna melodía cantada por algunos cantantes italianos que me conquistan con su profundidad y su romanticismo.
Ya casi llegando a mi estación, un hombre de apenas treinta años, se acerca a los viajeros depositando a su lado un paquete de pañuelos de papel con una nota donde explica que está al cuidado de sus hijos y se gana la vida así.
No soy una persona con capacidad económica suficiente como para donar el poco dinero que llevo, al contrario, podría ser yo misma quien se viera obligada a hacer algo semejante, sin embargo, no puedo permanecer inamovible ante la necesidad de otros, por poco que pueda, algo tengo que dejarle y al fin y al cabo, los pañuelos son útiles siempre.
Así que abro mi bolso negro con dibujos dorados, busco mi pequeño monedero, y encuentro unas monedas en él, quisiera darle algo más, deseo poder dar más, pero no puedo, así que sencillamente le deseo lo mejor, como si en esa pequeña moneda pudiera dejar impregnada una bendición para que las cosas en su vida tomen otro rumbo.
Ni siquiera me planteo ya si miente o no miente, si nos engaña a todos con su aparente tristeza, no me importa, al fin y al cabo, para mi alma es un acto despreocupado, el dinero no es lo primordial, aunque en este mundo lo hayamos creado como algo necesario para subsistir.
Al cabo de unos minutos, el chico se acerca y yo le doy las monedas, recoge algo más de otras personas y, para mi sorpresa, se sienta frente a mí mirándome de una manera intensa.



Me fijo en sus ojos penetrantes y claros, aunque de un color que no sé definir, diría que son verde ocre, mirada limpia, si bien refleja la sutileza de una astucia aprendida a través de la miseria de una vida difícil, su rostro es bello, muy bello, de piel morena, pelo negro, labios gruesos y bien definidos, aspecto agradable.

  • ¿Cómo te llamas? -me pregunta con cierto acento extrangero que no acabo de indentificar debido al ruido del tren.
Mi mente empieza a cavilar intentando defenderse de lo que no comprende. No sé si darle mi verdadero nombre o inventarme uno, al fin y al cabo es un desconocido que se ha sentado delante de mí sin venir a cuento, sin embargo al final se lo digo con total tranquilidad, aún sorprendida por la situación creada.

  • Yo me llamo Marius, - me dice tomando mi mano derecha y besándola- tengo dos hijos, mi mujer murió hace dos años en un accidente de coche y me he visto obligado a trabajar haciendo esto. ¿A qué te dedicas tú?
  • Pues no tengo un trabajo muy convencional, a parte de escribir, suelo ayudar a otros a ayudarse y a encontrarse consigo mismos, saber quiénes son y guiarles en su reencuentro con su alma y consiguiente reconocimiento.

  • Es interesante- me dice con un gesto de incomprensión en su hermoso rostro. ¿Y tu marido trabaja?.

Comprendo entonces la naturaleza de la verdadera intención de su pregunta, aunque no deseo juzgarle, así que no me importa, le contesto con la verdad.
No oculto lo que soy y cómo soy, aunque ante un extraño se me hace raro estar hablando abiertamente sobre mi vida personal y también escuchar la suya. Sé que quiere continuar la conversación más allá de ese encuentro en el tren, lo siento en él, puedo leerlo en su mirada.
  • Así que estás sola y tienes dificultades como yo. 

  • Es lo que tengo que experimentar, lo acepto, pero sé que yo soy la única que tiene el poder de cambiarlo, todos podemos cambiar nuestro futuro, sólo hay que dejar el miedo a un lado.
  • Y ¿cómo se hace eso? 
  • Alguien me dijo una vez que el miedo es la respuesta de nuestro ego ante las situaciones que no podemos controlar.
  • ¿Y cómo controlarlas? Creo que para dejar de tener miedo tenemos que poderlas controlar, ¿no?

  • Ese alguien, me dijo que no se trata de buscar la manera de controlarlas, sino de soltarlas, de dejarte llevar y aceptar que no es posible hacerlo, convencer al ego de que no es su responsabilidad hacerlo.
  • ¿Y eso cómo se hace?
  • Fluyendo con la vida, como el río fluye por su cauce.
  • No entiendo muy bien eso.
  • De ti depende actuar o no, esconderte o enfrentarte, aprender o estancarte, crear un futuro diferente o quedarte en el pasado, hablarte con la verdad o mentirte, avanzar o retroceder, quedarte inmóvil o moverte... Cuando te dejas llevar por lo que tu espíritu le dicta a tu alma y te dejas llevar por ella, estás fluyendo con la vida, y cuando fluyes, todo es posible, y de pronto actúas cuando debes actuar, te enfrentas a lo que te debas enfrentar, aprendes de tu pasado y creces, creas un nuevo futuro diferente del que creías que tendrías, te mueves avanzando hacia tu vida, hacia tu elevación personal y espiritual.
  • Vale, creo que quieres decir que para que mi situación cambie tengo que cambiar yo, ¿no es así?
  • Sí, aunque así lo has simplificado mucho, pero es un comienzo.
  • Comprendo, me has hecho pensar en algo que nunca había pensado, aunque no veo el modo en que pueda cambiar como tú dices.
  • Me alegro mucho, me gusta haberte hecho pensar.
  • Perdóname – me ruega uniendo sus manos en ademán de pedir disculpas- perdóname por hacerte esta pregunta, ¿quieres tener una relación de amistad conmigo? ¿Me das tu número?
Entiendo la motivación de su pregunta, y entiendo que no hay mala intención en ella, pero no sé qué puedo ofrecerle, no sé cómo puedo ser su amiga, no sé cómo puedo unir mi mundo al suyo, en realidad, este encuentro ha sido algo así como el tropiezo fortuito de dos seres que viven en dos realidades muy diferentes, pero mi alma sabe perfectamente que las casualidades no existen, que nadie aparece en tu vida sin motivo alguno, que este cruce de miradas y palabras ha sido importante de alguna manera en nuestros caminos. Sin embargo, estoy descolocada, no sé qué decirle, por un momento dudo si darle mi número o no dárselo, pero me siento incómoda, mi alma me dice que no es necesario, que lo que teníamos que comunicarnos ya lo hemos hecho, así que, sencillamente se lo manifiesto así.
  • No es necesario, pero te agradezco tu interés.

En ese momento ya llegamos a la estación donde tengo que bajar del tren, él baja conmigo.

  • Encantado de conocerte -me dice con sinceridad.
  • Encantada también -le digo después de que me dé los típicos dos besos en las mejillas- espero que todo te vaya bien en la vida, Marius.
  • Gracias, de verdad, gracias por estar conmigo hablando.
  • De nada, ha sido un placer, gracias a ti.

Continuo mi camino hacia el exterior del túnel, todavía sorprendida por lo que me ha ocurrido con ese hombre, a veces estos sucesos me asaltan cuando menos lo espero, no es esta la primera vez que me ocurre algo así, de hecho, ya me ha pasado antes, y aun así no dejo de desconcertarme. Pero no ando buscando el amor, ni tampoco busco amigos, porque pienso que tanto una cosa como la otra llegan de manera espontánea, y reconozco muy fácilmente cuándo mi alma siente amor y amistad, cuándo hay algo más que una conexión temporal entre dos personas que se han cruzado en la senda que transitan. Hay hombres y mujeres que llegan a nuestros mundos para quedarse, otros sólo lo hacen durante un tiempo medio, y otros están sólo unos minutos o segundos ante ti, pero el alma es sabia y siempre te da las respuestas que necesitas. Ella, mi alma siente el amor fraternal con suma facilidad, pero el amor romántico o el de amistad es otra cosa, no lo siento por cualquiera, no conecto con cualquiera.
Por eso siempre escucho a mi alma, incluso en ese tren y en esa extraña situación.

Salgo ya al exterior, ya me he puesto mi gorro turquesa de lana, mi abrigo negro, y puedo contemplar ante mí la magnífica imagen de mi ciudad. Un tumulto de gente cruza la calle y se dirige hacia mí, yo camino ensimismada, engalanada con la esencia que respiro y que proviene del alma de Barcelona. Camino feliz, conectada con mi ser, asombrada por todo lo que veo, la fuente, los adornos, la grandiosidad de lo que me rodea. La gente se mueve con rapidez y yo me siento como si fuera un personaje que ha llegado a una película a la que no pertenece, como si me hubiera colado en ella para observarlo todo, cada detalle, cada partícula de lo que está ahí, a mi alrededor. Mis pasos son lentos, seguros, firmes, estoy contenta, feliz...me siento plena, pero esta vez me cuesta notar la energía de mi llama gemela, tal vez por la multitud de gente, me entristece un poco, a pesar del tiempo transcurrido aún debo descubrir cómo hacer para no sufrir su ausencia física, para acostumbrarme a ella, pero desde que resurgió en mí la esperanza de hallarle volvió con fuerza el anhelo, así que, me esfuerzo por ser fuerte y seguir adelante sin él, con el impetuoso clamor de mi alma por avanzar y elevarme más y más. Aprenderé a vivir como un ángel con una sola ala, y volaré de todas formas...

Allí las veo, son mis amigas, están esperándome, me acerco a ellas, las abrazo con todo el amor que mi alma desprende en ese momento, ya estamos juntas, ¡que empiece el espectáculo!...

Continuará...

Arael..

martes, 24 de diciembre de 2013

EMPATÍA DE ALMAS



Esa temprana mañana ella se despertó de madrugada con una terrible angustia en su corazón, un sentimiento de ahogo emocional que no entendía, pero que la sumergía en una profunda tristeza. Se preguntaba qué le estaba pasando, por qué aquella pena la estaba invadiendo, pues no le ocurría nada tan grave como para desmayarse ante tal dolor exagerado...
Recordó que, a veces, su desolación no era sólo suya, sino que era capaz de conectar con la aflicción de otras personas, en especial con la de las más allegadas.
En ocasiones sabía quién era la persona que estaba padeciendo y directamente la llamaba para preguntarle. Efectivamente esa persona estaba mal.
Aún se impresionaba por su capacidad de sentir a los demás, de conectar con sus emociones, de adivinar su estado de ánimo, de adentrarse en sus almas como en una danza de sensaciones que, de alguna manera, ella sentía para poder ser más empática y ofrecer consuelo a quien lo necesitaba...
A menudo se preguntaba por qué poseía tal capacidad, pues cuando la emoción llegaba de su alma gemela desconocida el dolor era tan profundo que no podía dejar de llorar durante horas...

  • ¿Cómo puedo ayudarle si no sé quién es? ¿Cómo puedo darle mi amor si no sabe quién soy?


Esa eterna pregunta repetida sin remedio en su mente la atormentaba cada vez que sabía perfectamente que el sufrimiento le llegaba directamente de él...

Pero ella nunca estaba sola, su alma, una parte de ésta más elevada, siempre la acompañaba y orientaba...

  • Quisiera regalarte la melodía más hermosa que hayas escuchado jamás, la imagen más maravillosa que nunca hayas podido observar, el amor más intenso e increíble, la flor más dulce y delicada, tan tierna como lo es tu corazón de mujer humana, para que dejes de llorar por el dolor de otros, para que dejes de sufrir por lo que llamas tu alma gemela, pues sus experiencias forman parte de su crecimiento y sin ellas no lograría encontrarse a sí mismo, saber quién es en realidad.

  • Pero la amargura de los que amo llega a mí sin que lo pueda evitar, no sé cómo desconectarme, ni siquiera con tus palabras logro dejar de sentir esto que siento. La impotencia por no lograr consolar a quien sufre me corroe, sobre todo si siento que el pesar llega de mi otro yo.

  • Sabes muy bien cómo gestionar eso, y también conoces la manera en la que puedes llegar a ellos y calmar ese dolor, aunque no puedas resolver sus conflictos.

  • Sí, pero mis amigos me escuchan, se calman con mis consejos o mis reflexiones, sé que puedo guiarles, igual que ellos me guían cuando yo no estoy bien, pero ¿cómo prestar mi ayuda a quien no puedo llamar por teléfono, a quien no puedo hallar?

  • También sabes la respuesta, querida humana, percibes muy bien el mundo de las energías, has profundizado lo suficiente como para viajar hasta quien te necesite, como para enviar amor y luz a quien lo precise, y no es un secreto para ti que la unión entre las almas, sobre todo la unión con tu rayo gemelo, va mucho más allá de lo físico, vuestra conexión es inherente a vuestra propia existencia y no hay impedimentos físicos para alcanzaros, no existe la separación, es una ilusión.
    Desde tu corazón puedes llegar a quien lo desees y saciar un poco la ansiedad o la añoranza de quien así lo requiera...

  • Entiendo, y ¿por qué hoy estoy tan triste?

  • Busca dentro de ti, tu también estás transformándote, como muchos seres humanos, sufren esos cambios en una lucha de sus egos, batallas que suelen comenzar con la pérdida de lo que les hacía estar en su zona de confort. Cuando una persona pierde aquello que más ama, sea material o sea personal, cuando, por circunstancias de la vida, no casuales hay que decir, se ha visto despojado de lo que más le importaba o le hacía sentir confortable, se encuentra sola consigo misma y es en ese momento tan complicado y duro cuando puede alcanzarse de verdad, verse, conocerse, pues sólo le queda eso, sólo se tiene a sí misma. A partir de ahí es cuando comienza la verdadera búsqueda, un camino interior, hacia su verdadero ser, la verdadera elevación del alma y el verdadero reencuentro. Los seres humanos no son sólo este cuerpo físico, ni esta experiencia que viven, ni el ego o los pensamientos que hay en ellos, son algo mucho más grande, algo que no se puede comprender desde la mente, pero se percibe desde el corazón. Cuando empiezan a conectar con el corazón es cuando empiezan a despertar, es cuando la consciencia comienza a expandirse y todo un mundo maravilloso y nuevo, que antes no eran capaces de sentir y ver, se alza ante ellos haciéndoles descubrir la verdad de todo lo que les rodea, poco a poco, como si hubieran vuelto a nacer, desde la inocencia de un niño. Respecto a ti, hace ya tiempo que estás viviendo esto, ya conoces este camino, no dudes más, fluye y suelta, deja de intentar controlarlo todo desde tu mente, sé tú misma, sigue siendo quien eres, continua con tus proyectos, conseguirás tus propósitos si la intención sigue ahí intacta, no permitas que el ego te nuble de nuevo y te haga caer. 
     
  • Ya sabes, querida alma, que cuando me adentro en el mundo que viven algunas personas cercanas a mí, seres que no me comprenden, o no comparten mi visión de la vida, me planteo dudas, me siento fuera de lugar, puedo charlar de cualquier cosa, pero a veces me parece todo tan vacío, tan diferente de mí, y de repente es como si estuviera en un lugar que desconozco, sola, rodeada de personas que ya no pertencen a mi mundo, pero que están ahí, mirándome, hablándome, y las amo, y me aman, pero me siento lejos de ellas de alguna manera, unida y a la vez lejana, es tan extraño.

  • Ay, ay, la eterna lucha del ego, su resistencia por no dejar de controlarlo todo... ya sabes de qué va todo esto, querida humana, el miedo se apodera de ti cuando ves sus zonas de confort y recuerdas la que era tuya, esa zona de la que decidiste salir para poder reencontrarte, ¿recuerdas?, y como muchos otros, perdiste todo lo que te hacía sentir segura, todo lo que te aportaba tranquilidad, pero lo hiciste porque estabas segura de que había algo más, algo más grande, algo que te esperaba en tu futuro y que estaría a la altura de lo que tu alma precisa, pues se trataba de que te hallaras a ti misma, de que comenzaras a Ser tú misma, de que alzaras tus alas y volaras por encima de todo lo material para observar el mundo desde una perspectiva más elevada y sabia, más verdadera. ¡¡Y así aprendiste tanto!! Sigue tu camino sin dudar, sin temores, tus pasos te llevarán hacia tu parte más divina y no te arrepentirás de nada, a pesar de haberlo pasado tan mal durante estos últimos años de tu vida. Tu familia, tus amigos, no dejan de ser almas a las que estás conectada, lo único que hay de diferente es el nivel de conexión con ellos mismos, siguen desconectados, dormidos, y tu consciencia despertó hace un tiempo, pero la unión sigue intacta, debes aprender a moverte por sus mundos, de nada te servirá aislarte, tu mundo va allá donde tú vayas, pues tu mundo eres tú misma.

Ella calmó entonces su llanto descontrolado, secó sus lágrimas, puso su mano en su corazón y se concentró en sus latidos. Así como latía su corazón sentía latir el de aquellos con los que conectaba, esta vez el de su llama gemela. Cerró sus ojos, visualizó ese rostro que tantas veces había visto en sueños, sabiendo que así sería más fácil enviarle su amor, y sintió cómo se expandía una enorme energía desde su pecho, que crecía y crecía, como una fuente de luz que emenaba incesantemente un amor puro e infinito, naciendo desde su propia alma. Entonces pudo ver, percibir, cómo un rayo de luces ondeantes y entrelazadas entre sí, doradas, rosadas, plateadas, formaban un ancho cordón que surgía desde el centro de su cuarto chakra, y a través de él se iba trasladando su sentimiento de amor incondicional, un amor que sólo su alma podía transmitir, un amor que llegaría, mediante aquel conducto de luz, hasta el chakra corazón de su amada llama gemela. Estuvo casi una hora ofreciendo esa luz de amor eterno a aquel desconocido humano que albergaba el alma de su pareja espiritual dentro de él. Tras aquel acto de amor tan sublime, se comenzó a sentir feliz, sin saber bien por qué, su corazón rebosaba alegría y amor. Y así se quedó dormida de nuevo, agotada por el profundo llanto anterior. 
 
Y ya entre sueños, abrazada a la almohada con la que siempre dormía, la figura de un hombre envuelto en luz, vestido con su habitual camiseta blanca de lino, con aquellos pantalones finos de color ocre con los que frecuentemente se le aparecía, pies descalzos, como siempre, y su sonrisa bella acompañada por su hermosa mirada profunda y delicada, se presentó ante ella, regalándole un campo de girasoles que parecían contemplarla colmados de un amor sobrenatural, una energía mágica e intensa, tan sagrada como la energía que él desprendía, y una sensación suprema la invadió al descubrir aquel paisaje rodeándola junto a la visita inesperada de su llama gemela.



  • Gracias -le dijo con una dulzura inmensa -Eres el sol que alumbra mi camino, por eso los girasoles te seguirán y te contemplarán amorosos allá por donde vayas.

Supo entonces que todo estaba bien, supo que todo era real, supo que la vida le estaba ofreciendo muchos regalos, obsequios no palpables que eran mucho mas importantes y valiosos que cualquier objeto material.

Arael...



sábado, 21 de diciembre de 2013

FELICITACIÓN NAVIDEÑA


La verdad es que desde niña me ha fascinado cómo las personas de repente cambian su estado de ánimo y se convierten en algo que, o no son en realidad, o han sido siempre y lo han querido ocultar deliberadamente. 

No me voy a poner a juzgar, ni a criticar sus actitudes, todo lo contrario, las acepto como algo positivo, como un pequeño atisbo de humanidad que, por algún extraño sentimiento colectivo, se despierta en estas fechas que, por otro lado, han dejado de tener el sentido que tenían.

No soy debota de ninguna religión, yo creo mi propio credo, mis creencias son las que creo en mi interior, desde mi alma, así que, respeto cualquier otra creencia distinta de la mía, pero vivo en función de lo que yo siento en mí, sin permitir que la opinión de otros lo contamine, sea o no sea mayoritaria.

La Navidad es en realidad el mejor momento para que los comerciantes ganen dinero, es el propicio negocio de muchos y la farsa de otros tantos que fingen amar a quienes no aman, o fingen ser simpáticos y amables cuando en realidad detestan serlo, pero todo eso no me afecta en absoluto, ni tampoco estoy escribiendo aquí para profundizar en todo esto.

Mi intención es sólo explicar cómo vivo yo estas fiestas tan entrañables. 

Hace ya un tiempo que dejé de creer en la generosidad puntual de los seres humanos, aquellos que son bondadosos lo son durante toda su vida, y cuando digo bondadosos no me refiero que siempre estén sonrientes y dándolo todo de sí mismos como si ellos no importaran, hay que entender la bondad como actos de altruísmo que las personas realizan en determinadas ocasiones impulsadas desde lo más profundo de su alma, sin confundirlo con el sacrificio personal y el olvido de las propias necesidades, no hay que ser mártir para ser bueno. Además, la bondad es algo que está inherente en el alma, no hay que esforzarse para ser bondadoso, o lo eres, o no lo eres, y no es un factor que nos pueda hacer mejores, ni peores que otros, sino que más bien es un rasgo de la personalidad de algunas personas. Hay otros que creen que ser generoso es algo que les hace quedar bien ante la sociedad y después de serlo en algún acto benéfico, necesitan jactarse de ello para que, en su círculo de amistades, sean reales o ficticias, se les reconozca ese gran corazón que tienen.
Sea como sea, esto sólo es un análisis superficial y parcial del conjunto de la sociedad donde escogí nacer.

Lejos de desear hacer una crítica de las Navidades, lo que estaba queriendo plasmar es la bella sensación que a mí me provoca vivir en este lugar cuando se crea este teatro, dentro del gran teatro que es la vida, claro. Sencillamente me uno al escenario siendo yo misma, no me hace falta representar ningún papel, hace tiempo que dejé de hacerlo, pero de vez en cuando lo visito, y eso me divierte mucho.

Mi niña interior, la cual está muy presente en mí de manera casi permanente, se maravilla cuando puede caminar bajo las luces de colores que adornan las calles, se deleita escuchando a personas cantar por las calles del barrio gótico de Barcelona, se estremece especialmente cuando, a través de sus voces o de su música, puede ver ese duende mágico que habita dentro de ellas...

Merece la pena todo este montaje si al pasear por mi ciudad puedo vibrar feliz al percibir que realmente hay algo de magia en el ambiente, tal vez es mi propia magia que fluye por mi extraña felicidad interior, unida a la de otras personas que también sienten lo mismo. 
La verdad es que ver las calles abarrotadas de gente me asusta bastante cuando voy de visita a Barcelona, y siempre acabo huyendo del tumulto y metiéndome por las callejuelas estrechas para bordear lugares como el Portal del Angel o las Ramblas. Sin embargo, cuando tengo ocasión, me adentro por las calles mencionadas, para vivir las sensaciones que me producen, no olvido los años que he vivido allí y siento añoranza.

Barcelona tiene algo que no sé exactamente por qué me atrapa y me encandila, y en estas fechas me sorprende siempre, tanto en lo negativo, pues la gente se acumula como hormigas en un hormiguero y no parece que se pueda transitar entre tanta cantidad de cuerpos casi inmóviles cuyas miradas están fijas en los escaparates de tiendas de moda y de tecnología, como en lo positivo, porque siempre están sus calles misteriosas, y esas personas artistas que las convierten en pura inspiración, o resaltan su arte... me encanta ese aire bohemio que tiene mi ciudad...

Y mi mar, mi bello mar...

Estas Navidades voy a volver a visitarlo, hay un lugar muy concreto donde me gusta ir a contemplar las olas, una playa cercana al puerto viejo. Hace años me fascinaba algo tan simple como tomar uno de esos barcos llamados "golondrinas" para llegar al rompeolas del puerto, y luego contemplar precisamente eso, cómo rompían las olas en las enormes rocas donde me sentaba feliz por la cercanía del mar. Eso es realmente indescriptible... Todavía me complace la idea de volver al rompeolas...

Os deseo felicidad eterna, la que hay ya en vuestra alma, la que sólo tenéis que permitir que emerja...Os deseo un reencuentro con vuestro amor interno, ese amor que desde adentro se manifestará hacia todo lo demás, ese amor que regresará desde otros, ese amor que también llegará a través de esa persona especial con la que deseáis compartir vuestra vida, fluyendo en amor y pasión, en devoción y delirio, y siendo quienes sois de verdad... ALMAS puras y hermosas...

Buenas fiestas para todos, creyentes o no creyentes, religiosos o no, buena vida para todos...

Que seáis siempre felices y abundantes...

Arael...




miércoles, 18 de diciembre de 2013

SIN PALABRAS

Sin palabras...esta noche me he quedado sin palabras...se las ha llevado la música que me enamora, que me distrae y me sumerge en los mares de la belleza más intensa, la más desconocida por la vida humana, mis pobres y humildes frases se las ha llevado para convertirlas en mariposas que vuelan a su hermoso compás de danzas de luz y de burbujas de estrellas que centellean, resplandecen y llamean en giros y giros creados con el amor más puro, el más grande, amor de ese que no se encuentra con facilidad en este mundo tan raro...

Sin palabras...sin versos...sin escritos...sólo yo ante la transparencia de mi alma desnuda frente a la cálida explosión de mi corazón solitario, que se expande como el universo, cada vez más y más, envolviendo todo a mi alrededor en ese flujo de energía que soy yo, energía que emano desde mi pequeña alma que se emociona con una gota de rocío sobre el pétalo de una rosa roja ensimismada...

Sin palabras, desarmada, me arrodillo ante la magnificencia de la luz que me presenta la verdadera esencia de lo que hay más allá de nuestras mentes obsoletas, soy la sierva del amor sagrado que a su vez me empapa de sí mismo y me transforma en él...admiro su bondad, la perpetua y sacra existencia de lo que somos en realidad, lo que soy, soy a pesar de este disfraz de humana imperfecta... Y así, completa en mí, así puedo amar más allá de lo que la mente me enseñó, más allá de lo que el ego cree y cataloga como amor, más allá de lo que como humana creí que era amar...

Sigo siendo una persona, con mil defectos, extraña, pero conectada a lo que hay dentro de mí, en simbiosis con el ser que habita este receptáculo que me sirvió para ser materia aquí...

Sin palabras...pero hay lenguajes que no las necesitan para nada... 

 

Leerme, entenderme, tal vez algo inútil para muchos, soy un idioma incomprensible, insólito, que pocos pueden traducir, sólo aquellos cuya alma vibra en el amor verdadero, ese amor que no es mental, pues es alma pura, ni siquiera nace del alma, pues es el alma en sí misma...

Sin palabras...mi alma canta la melodía cuyas notas se entrelazan con las tuyas, mientras tu alma canta con la mía y danzan juntas siento composición perfecta y armonía...

Es por eso que cuando me lees tu mente no entiende mis vocablos, mas tu corazón se exalta feliz y emocionado...

Dancemos con la música de nuestras almas en el silencio callado....

Sin palabras, esta noche me he quedado sin palabras, se me han dormido entre las manos, esas manos que sujetan mi voz para mostrarla, para que hable con las notas de mi Ser que se expresa con el poema dulce que marca mi camino hasta mi sentir profundo y divino...
Sin palabras...voy a dormirlas para que sigan calladas, voy a mecer mis pensamientos para que el llanto que provocan se escape volando hacia el horizonte de nuevos espacios que ya no sean míos...ni de nadie...
Voy a ser alma, más alma... un alma encerrada en una mujer humana...escondida para no ser descubierta por quien no sepa amarla... mas visible para hallar a quien si sepa valorarla...

Arael....

MENTE COLAPSADA - REFLEXIÓN

Me encuentro en ocasiones en momentos de saturación, en los que mi mente se colapsa por los pensamientos sobre algunos temas que me preocupan, que vienen y van sin parar, sobrecargándome y paralizándome por completo.

En esas situaciones hallo la maravillosa oportunidad de poner en pausa mi vida por un instante y detenerme a analizar qué me está ocurriendo.

Normalmente me enfrento a capas y capas de pensamientos que debo ir comprendiendo, asimilando y, a veces integrando, otras desechándolos al descubrir que son sólo desperdicios que crea mi ego para torturame y castigarme por algo que en realidad no es mi responsabilidad, o que no puedo controlar de ninguna manera.

Es entonces cuando, ante mi incapacidad de hacer ese trabajo sola en ese momento, por mi alto nivel de inestabilidad, busco la manera de distraer la mente para que me permita relajarme antes de encararme conmigo misma.
Lo primero es la información, un tipo de información que me permita reconectar con mi esencia, con mi sabiduría interior, para alejarme de lo externo, lo que me distrae de quién soy yo en relaidad. Muchas veces ese es el problema básico, caminar por este sendero me contamina con su superficialidad y banalidad, me atrapa en su juego, y cuando siento sus tentáculos rodeando mi cuerpo, me asfixio, y necesito salvaguardarme de esos efectos nocivos que siento en mí, efectos que me aprisionan.

No se trata de que me sienta diferente de lo que soy, la sensación sería más parecida a entrar en un lugar lleno de humo donde no puedo respirar, y cuando llevo un tiempo transitando a través de ese humo, necesito depurarme de él...

Así que me pongo manos a la obra, a leer, o ver vídeos que me ayuden a conectar con mi ser, documentales donde hablan del alma, de la fuente de donde procedemos, de nuestra conexión con lo que somos, de la capacidad que poseemos de cambiar nuestra realidad y ponerla a nuestro favor, de cómo podemos sanar nuestras emociones, recuperarnos a nosotros mismos, amarnos, trascender lo humano para ser mejores...

Cuando me he nutrido de esto, mi mente ya ha dejado de hablar sin parar, se tranquiliza, y por fin me escucha, se deja guiar por mi corazón, el motor de mi sabiduría ancestral.



Es en ese momento en el que me siento sobre un cojín en el suelo con mis pies descalzos, cierro los ojos, me concentro en mi respiración, sintiendo lo maravilloso que es estar viva, notando cada latido de mi corazón bajo mi pecho, a un ritmo precioso, el ritmo de mi alma, y comienzo a desaparecer dentro de mí.

Ahí todo cambia, no hay dolor, no hay pensamientos confusos, sólo estoy yo...

  • Querido Ser, ¿qué me está pasando? ¿Por qué me siento tan desolada? -pregunto a mi alma.
  • Quizás porque dedicas demasiado tiempo a pensar y a analizar tu vida desde un punto de vista demasiado mental, quizás porque no me escuchas cuando te hablo y te digo que todo ocurre en el momento más adecuado y que sólo tienes que caminar, caminar disfrutando del camino, sin pretender llegar más allá de donde estás, sin recordar constantemente el pasado, pues éste debe servirte sólo como aprendizaje que te ha forjado para que seas la mujer que eres ahora. El futuro es algo que aún no ha llegado, no debes vivir pensando en él, vive tu presente, disfruta de todo lo que sientes, de lo que ves, de lo que tus sentidos te ayudan a experimentar, inspírate, siente tu propia magia relucir desde tu corazón, vibra alto, feliz, contenta, porque lo tienes todo, no debes partir de tus carencias, sean las que sean, debes creer y tener la certeza de que lo tienes todo, ese amor que deseas, esa estabilidad en tu vida, esa misión que sientes tan marcada en ti para ayudar a otros, todo ello, existe, es, está en ti, abunda en tu interior, así que no careces de nada. Todo lo que deseas y anhelas ya está contigo, y si partes de esa base, todo se pondrá de tu parte.
  • Pero Ser, no todo depende de mí, lo sabes, depende de otros, y yo no puedo modificar lo que otros son, o lo que otros sienten.
  • Por supuesto, pero no se trata de modificar nada, se trata de saber que aquellas situaciones que ahora ves desfavorables ya están cambiando para ser favorables, se trata de saber que la persona que esperas en tu vida ya está yendo hacia ti, se trata de saber que aquellas personas que te encuentres y que te hagan daño, en realidad, pueden ser diferentes, sólo si irradias lo que hay en ti todo y todos a tu alrededor cambiarán...Sólo has de mantener la intención...

Mi Ser me habla a menudo con palabras semejantes a las anteriores, me muestra la verdad de mi alma, la luz que hay en mí y en cada ser humano, en cada ser vivo, en cada partícula que existe. Me hace conectar con cada elemento de la naturaleza, experimentando la sensación de estar en cada árbol, en cada nube, en cada gota de lluvia o de mar, en cada persona, en cada ráfaga de viento...
Y así, he ido aprendiendo a ser quien soy, feliz desde dentro, buscando sólo que mis pasos no se pierdan en este lugar tan confuso, para seguir adelante sin miedo, o enfrentándome a él, y así ser la persona que soy en realidad, dejando de ser cada vez más la persona que la sociedad desea que sea.
Y así, he ido apendiendo a no juzgar, aunque mi ego a veces me sorprende con pequeños jucios que mi corazón replica, y he ido aprendiendo a amarme mejor, respetarme, cuidarme, dejar de torturarme por mis errores, y así, he ido aprendiendo a respetar a los demás, a amar mejor a los demás, a no juzgar sus errores...

Una vez que mi mente se ha calmado, una vez que mi corazón ha hablado, siendo el portavoz de mi Ser, ya sólo me queda abrir los ojos, a menudo llorosos por la emoción de sentir a mi alma, y sonrío y lloro y doy las gracias por tener la oportunidad de conectar conmigo misma...

Ahora, sólo queda integrar lo que mi Ser me ha enseñado y recordado...

Arael Elämä Araham
Reflexión



jueves, 12 de diciembre de 2013

HIMNO AL SER AMADO

Con tus alas blancas has alcanzado mi alma triste y soñadora, has conseguido borrar las desoladas lágrimas de mi voz callada, que canta cuando tú cantas, ríe cuando tú ríes, pierde cuando tu pierdes, gana cuando tú ganas...

Aquí, escondida en mi escenario de ficción, te observo silenciosa cada vez que te asomas, descubriendo tu luz frente a mí, mientras despliegas tu hermosa esencia que con tu amor me subleva, me transporta hacia mi propia divinidad, que, fundiéndose contigo se enamora cada día más de cada gota de tu ser.

No existe nada como tú, nada me hace vibrar como lo hace tu eterna fragancia de magnificencia álmica, oculta tras tu máscara de piedra, que te protege en este mundo turbio, hiriente...



Si te miro, se extienden mis alas para abrazarte y diluirme completa en tu aroma de ángel, para perderme por siempre entre el límite del amor humano y el amor celestial. Si te esquivo, la sombra se cierne en mis pasos confusos, que se extravían sin la luz que tú emanas cuando estás cerca.
Y aunque estés desolado o vencido, embriagado por el dolor de tu vida humana, sigues siendo el faro que guía siempre mi camino, mas cuando brillas como un lucero en el espacio lejano, y reluces resplandeciente en mi horizonte, emergen miles de estrellas para verte y se ilumina con fuerza tu alma sublime para que no me desespere, para que continue mi trayecto sabiendo que estás ahí, que existes, que sigues siendo el regalo más extraordinario que el cielo me ha podido entregar.

Mi alma lleva tu nombre grabado con la llama del amor sagrado, un nombre que es inherente en mi vida entera, la vida de lo que yo soy, y es que tú eres el gran amor de todas mis vidas...

Vago por este paraje sola, pero con tu mano en la distancia acompañando mi paso mientras avanzo, y si la gratitud es demasiado pobre para expresarte cuánto hay en mí para darte, si el amor que sentimos siendo humanos es demasiado escaso para manifestarte y definirte lo que en mi interior se escribe, entonces deberé sencillamente gritar fuertemente, explotar en mil chispas de amor y pasión, algo que sólo conocen los seres más elevados, seres de luz que desde otros lugares nos indican cuál es nuestro plan divino, nuestro pacto de amantes que se buscan en un lugar donde han olvidado quiénes son, cuánto se aman, y qué han venido a hacer, a parte de interpretar el papel otorgado.




Así pues, gritaré, cantaré, estallaré derramando amor por aquellos sitios que tú frecuentes, irradiaré luz para que sigas haciendo tu camino, para que superes los obstáculos que te encuentres, seré tu luna llena en la noche más oscura, el sol que brille más dulcemente para que tus veranos sean tu descanso en mi orilla, seré tu mar, tu océano, seré un abrazo, el de una amiga, el abrazo de tu alma misma... Porque eres mi canción más bonita, mejor escrita, mi poema más profundo, mi reflexión más querida, porque eres el fuego que despierta mi alma y con tu calidez me abrigas.

El himno de mi alma tiene tu nombre grabado con la dorada luz de tu amor bendito, tiene tu ser atado con lazos de seda que acarician mi esencia que, dormida, se mece entre tus besos, besos que descansan en lo más profundo de mi existencia, en mí, tan en mí que yo misma soy el beso que me das que a su vez regresa a tus labios de miel para fundirse para siempre en tu alma...

El himno de mi corazón tiene tu rostro dibujado con tus manos suaves y firmes, y tus ojos, me enseñan lo que has experimentado, lo que más te ha dañado, lo que te ha devuelto la sonrisa, lo que te la volvió a arrebatar..., tu historia está escrita en mí, tan en mí, que yo misma soy tu vida entera, que a su vez es el reflejo de la mía, pues ambas se complementan...

El himno de mi ser eres tú... gracias por haber venido a este mundo conmigo, gracias por haber nacido...

Arael...

sábado, 7 de diciembre de 2013

ABRAZO

Ella estaba dormida, como cada vez que le veía, los sueños eran el lugar donde podían encontrarse, superando los obstáculos que la vida terrenal les imponía, distancias, barreras, situaciones, todo eso quedaba atrás cuando se reunían en el plano astral, y ella sabía que allí ambos eran sólo dos almas sin ataduras de ningún tipo.
Aquella noche el escenario era algo diferente de lo habitual en aquel lugar onírico, en el que normalmente todo parecía idílico. El estaba sentado en un banco, bajo los árboles, frente a un gran lago de aguas cristalinas que reflejaban la luna llena.
Su rostro mostraba tristeza, desolación, su mirada ausente parecía estar perdida en algún pensamiento al que ella no lograba llegar.
Se sentó junto a él, le tomó la mano, sintiendo su piel suave y pálida, y suavemente le preguntó:

  • ¿Qué es lo que te tiene tan apagado y preocupado, amor mío?
  • En realidad no sabría explicarlo- contestó divagando.-No comprendo cómo funciona el ser humano, no comprendo esta vida.
  • Mírame a los ojos, por favor.-Pidió ella con un amor infinito.
Él, con cierta apatía, asomó su mirada de ojos claros hacia la profundidad de los de la mujer que le hablaba, y en ese justo momento ella, al descubrir su mirada, cayó precipitadamente en su alma, descubriendo todo su dolor, su tormento, su desesperación. Tantas dudas, tanto sufrimiento, tantos desengaños, tanta amargura, tanta búsqueda... Sintió en su corazón la dureza de su desconsuelo y lloró con su llanto.

  • Tu vida ha sido realmente difícil, has experimentado tanto, has padecido tanto, has estado en la cima, has tenido que luchar mucho, has caído en lo más hondo del dolor, has resurgido... hay tanta confusión en ti...

Sus ojos se llenaron de lágrimas al escucharla decir todo aquello, sentía que ella le conocía de verdad, le comprendía, había llegado a lo más recóndito de su alma, y había sentido su amor, ese amor tan grande que tanto necesitaba...

  • Yo siempre he estado contigo, te he estado observando y acompañando, porque nunca me separé de ti -afirmó ella con toda su dulzura- Jamás te abandoné, pero tú nunca te diste cuenta de que yo estaba aquí, junto a ti. Sé cuánto te ha defraudado el ser humano, y cuánto has sufrido, te has sentido despreciado, utilizado, te has sentido desamparado, olvidado, pero yo no te olvido, nunca lo hice...
    Ahora, que te siento tan hundido en esta lucha interior que siempre has vivido en este mundo, puedo decirte que te estoy cuidando, que mi abrazo está aquí para ti.


La mujer le acarició el rostro suavemente con los dedos de su mano, desde sus lágrimas que se deslizaban hasta sus mejillas. Luego, con suma delicadeza, besó cada gota de aflicción que derramaba su tierna mirada, hasta besar su alma a través de sus labios deseosos de amar.
Después, le abrazó fuertemente, uniendo su corazón al de él, enviándole así tanto, tanto amor, que un gran destello de luz rosada les envolvió por completo.

  • Siénteme, mi cielo, no voy a dejarte solo, sigo aquí. -Le susurró ella mientras le escuchaba llorar como un niño. -Sé que vivir en este lugar no es fácil, sé que te preguntas qué haces aquí, sé que no entiendes muchas cosas, sé que desearías estar en un mundo diferente, sé de tus anhelos, sé de tu alma bella y pura, elevada, hermosa, amorosa, sé que te sientes confuso ahora mismo, pero yo te estoy cuidando, créeme.
  • ¿Quién eres tú, que me haces sentir esta sensación tan extraña, esta complicidad? -preguntó él entre sollozos- ¿Quién eres tú que me haces sentir como si estuviera en casa?¿Por qué quieres ayudarme?

La mujer, de nuevo susurrándole al oído, casi besando de nuevo su alma, pronunció unas palabras que acariciaron y acunaron su corazón.

  • Yo soy quien te ama. Tú ya sabes quién soy, sólo tienes que acordarte.

Dejó de abrazarle un segundo para volver a mirarle a los ojos, ya más calmados y vivaces, y besando de nuevo sus labios colmados de anhelo, se despidió repitiéndole de nuevo...


  • Yo soy quien te ama, no lo dudes, te estoy abrazando, te estoy cuidando...

Y se alejó poco a poco, sintiendo que su presencia había sido un gran consuelo para el alma de aquel hombre, aquel ser al que tanto amaba y extrañaba...

Despertó aquella mañana feliz, porque supo que esta vez había sido ella quien había podido ayudar y rescatar a su querido amado, ese misterioso hombre que veía de vez en cuando en el mundo onírico... Tal vez, imaginando, tal vez soñando, tal vez sintiendo con fuerza en su alma que él no estaba bien, que estaba atormentado por sus viejos fantasmas... Tal vez incomprensible, pero real en otros niveles de consciencia...

Arael