SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

martes, 24 de junio de 2014

EN MI VERANO



Mar, olas, espuma, versos, sal, brisa, viento, arena...
Sol que me arrulla en el alba y mece mi alma con su luz naciente...beso salado de mi mar amado en mi cuerpo, en mis manos, en mis labios... suave caricia en mis pies sobre las dunas de mi solitario paseo, bajo azules destellos, nubes ausentes para destapar la belleza del cielo...

Calma en mi pecho tierno, huracán de amor en mi alma que grita su pasión mientras vuelo, vuelo, vuelo en el agua, nado en el silencio de mi enamoramiento sincero... Amar lo que veo, amar lo que siento, amar lo que soy, sencillamente siendo...amar lo que eres, tal como eres, porque así como te observo por dentro, sin cambiarte nada, eres tan bello...



Ondean los rizos de mi cabello, como banderas de mi ser y de mi esencia, de mi espíritu aventurero, mientras mi danza se envuelve de luceros, de rayos de fulgor eterno, y mi vestido blanco reluce y me eleva en una esfera de magia donde te sostengo... Abrazo a tu alma, compañero extrangero, ser que no te hallas y que no comprendes que no hay distancias, no hay misterios, no hay verano si no comprendes que la vida es tan sólo un sendero, un camino, un juego.

Y la música de lo etéreo, del susurro de mi océano, del sosiego, me estremece y me adormece mientras transformo lo que queda de mi ego... Escucho, escucho atenta el murmullo de la melodía de mi cuerpo, me entrego a mi fuego mientras soy fuerza, incendio; me arraigo en la tierra para ser árbol, selva y sendero; llueve, cae el agua en cascada y se desliza por mi ser entero, me conmueve, y del aire que respiro soy adepta y lo venero, me protege...

Ya completa y reunida con mi luz, abrazo con respeto a mi mayor miedo, lo abrazo y lo suelto, converso con mis sombras y las comprendo, me desnudo de temores, dudas, iras y tormentos, y despido lo que ya no sirve con reberencia y cortesía, dando gracias por lo aprendido y lo aportado durante toda mi travesía...

Y sin la vestidura de mi humana, que era ciega por el miedo, voy a tu encuentro a cumplir la promesa que hicimos en el cielo...

Arael Líntley

miércoles, 18 de junio de 2014

PERSIGUIENDO A TU CORAZÓN



Levanté la mirada y tu alma se abrió paso a través de mi esencia, iluminando todo mi ser, deshojando el árbol del dolor y del apego, convirtiendo en oro el castigo de mi ego, la renucia de mi espada sagrada que luchaba por la supervivencia de mi sensible diosa, que apenas a mostrarse osaba.

El cuchillo que rasgaba mi deseo de encontrarte arañaba mis temores, mis anhelos, y tus besos, suspiros de viento dibujados en mis labios mientras perecían todos mis miedos, coronaron con flores, rosas blancas, jazmines y pétalos de amor sincero, a mi frágil y desnudo cuerpo, mientras un te amo se escapaba desde lo más profundo de mi pecho.

Y tus ojos, vívidos luceros de fulgor que viajaban sumergidos en mi océano, se clavaron para siempre en todo lo que soy, en todo lo que fui, en todo lo que seré, en todo lo que siento...

Tu mano sobre mi mano, unidas en un amor eterno, crearon el infinito, el universo, dando a luz una explosión de matemáticas y versos, en la pulcritud de lo sagrado, de lo inmenso, saltando las normas de lo denso, desenvolviendo las capas de lo confuso, de lo incierto, para colmar nuestras almas de la sublime presencia divina del gran amor puro e intenso, ese que es vibración, luz, fuego, llama sacra de lo que somos en nuestra esencia más verdadera y nuestro origen más etéreo.

Y ahora, refulgente y cautiva en este ser humano torpe e inconsciente, busco la llave que abra la puerta de tus muros, para calmar la sed que se cierne sobre tu alma, presa en el hombre que eres, alma amante de la fusión de nuestros seres, mientras tu corazón herido se refugia en la fresca sombra del temor, de la incertidumbre, del pesar de la experiencia humana que elegiste...
Persigo a tu corazón, lo busco para que me mire, aguardo paciente que la noche termine, y que el sol con su verdad se levante en la alborada y te ilumine. 


 
Y allí estaré yo, de nuevo, mas esta vez consciente y firme, esta vez alma a alma, ser a ser, hombre y mujer, mujer y hombre, en la respresentación de las luces que danzan convertidas en fuego y calma, en olas del mar que se desatan y que en la orilla se despliegan para limpiar cualquier marca que todavía nos separa.

Era fácil amarte y de mi cuerpo despojarme cuando en el cielo te encontraba...
Y tras tu gesto y tu permiso para que derribe las murallas, la Diosa se alza, abre sus alas, y persiguiendo a tu corazón te reclama, con ternura, devoción, paciencia y extremo amor en su alma...

Vuela, vuela conmigo para que brillemos en nuestra llama...

Arael Líntley

jueves, 12 de junio de 2014

EL HOMBRE QUE HALLÓ A SU LLAMA GEMELA

 DEDICADO A MI GRAN AMIGO


Llevaba sólo unos meses preguntándose si realmente existía esa persona especial para él, eso que algunos están llamando llama gemela, otros alma gemela, otra mitad, complemento en polaridad cuando el universo conspiró a su favor y le puso delante a esa mujer. Su desconcierto era enorme, sus sensaciones indescriptibles, su confusión, su miedo y a la vez su alegría de haberla hallado se mezclaban en su pecho como una gran bola energética a punto de estallar.

Todo empezó cuando nos conocimos, bueno, en realidad no es cierto, todo empezó cuando él, Pedro, decidió nacer, encarnarse en esta Tierra, sin embargo algo se activó en él aquel día que comenzamos a hablar.

Aquella tarde de agosto, hablaba con Alba, mientras permanecíamos sentadas en un banco de madera, bajo la sombra del único árbol que continuaba a salvo de las manos humanas que habían destruido todo lo que había existido allí, justo antes de edificar el nuevo barrio donde vivíamos desde hacía seis años. La conversación era profunda y emotiva, ella me explicaba cuánto echaba de menos a su querido amigo Miguel, el cual había fallecido el año anterior y yo sentía su presencia como si estuviera vivo, allí a mi lado.
Tras una media hora, a lo lejos, vi cómo se aproximaba Pedro, con su habitual aire de hombre fuerte, robusto y varonil, de aspecto de falsa arrogancia y presunción, un disfraz que algunos detectaban como real produciendo en ellos el rechazo hacia esa faceta de su personalidad, un hombre cuya verdad interior era más parecida al desdén hacia sí mismo, desdeñado por sus propias creencias ocultas que se cernían sobre él como grandes fantasmas dispuestos a destrozar su estabilidad y su felicidad.

Nos conocimos inmersos en una convesación profunda, sobre la vida, el amor, la capacidad de ver más allá, de percibir energías y señales en nuestro camino que nos ayudan a alcanzar nuestros sueños sólo si sabemos estar atentos...

A partir de aquel día iniciamos una gran amistad, basada en el descubrimiento del alma, en la conexión interior que todos deberíamos poder disfrutar para ser felices, para aprender a amarnos incondicionalmente a nosotros mismos y así poder amar de la misma manera a los demás.

Él llegó a conocer mi historia, mi búsqueda y mi anhelo incansable, mi dolor punzante por no poder encontrar en el plano físico a mi llama gemela, un sufrimiento que yo arrastraba desde hacía muchos años y que me alejaba de mi propia luz cuando emergía, pues me inundaba de desesperanza, desilusión y desaliento. Me escuchaba con interés, suscitando en él su propia añoranza de amar así, de hallar a alguien a quien poder mostrar tanto amor y que le amara de la manera en que yo amaba a mi otra mitad sin ni siquiera saber quién era, sin conocerle.

Nuestras charlas eran largas, acompañadas a veces de paseos, de algún té en algún bar cerca de la estación de tren, o del supermercado antes de ir a comprar con Alba, de confesiones mutuas, de expresión del idioma de nuestros corazones, de nuestros miedos ocultos, de nuestras almas deseosas de cumplir con su misión. Tal vez es hoy en día una de las personas que más comprende lo que mi corazón manifiesta en su lenguaje particular, algo que otros nunca han llegado a oír, ni tampoco han sabido comprender.

Pedro siempre fue un hombre muy luchador, muy guerrero. Su vida no fue fácil, su niñez estuvo marcada por el desamor y la incomprensión, maltrato emocional por parte de sus padres. Su instinto más notable era la protección hacia sus seres queridos, el arduo deseo de sacrificarse por aquellos a los que amaba y sentía indefensos, darlo todo por ellos, incluso su vida si ello era necesario, en su gran afán de que la justicia prevaleciera por encima de todo.

Pero yo veía sólo a un niño desvalido que estaba despertando hacia su propio mundo, hacia sí mismo, hacia su sabiduría, hacia su amor hacia su ser, hacia la aceptación de su vida y de todo lo que había acontecido en ella.

Su creatividad le había llevado, desde años atrás, a realizar un buen trabajo, un programa informático de gran utilidad que ya estaba siendo una herramienta propicia para una empresa importante de Girona.
Sin embargo, su programa corría peligro de ser plagiado y utilizado ilegalmente si no lo registraba como obra suya.
Así que se propuso hacerlo.

  • Arael, podrías venir conmigo y así registras tu libro, ambos podemos ir a Barcelona en mi coche, así no tendrás que ir en tren.
  • Gracias Pedro, pero es que aún no lo tengo acabado, por lo pronto voy registrando mis reflexiones y poemas en internet, así que tengo derechos de autor, no me preocupo por eso. Espero que te vaya bien.

Su propósito fue cumplido, su obra registrada, todo parecía ir bien hasta que un mes más tarde recibió una carta donde el registrador le denegaba su derecho a registrar su obra con alegaciones equívocas.
Pedro siempre ha sido justo, contundente, temperamental, así que no cedió ante aquel obstáculo y decidió prodecer a una poner una demanda, solicitando un abogado de oficio.

Recuerdo su rostro desencajado, su desmedida pasión defendiendo sus ideas, su enérgica actitud mientras me leía y exponía sus argumentos para defenderse de tal agravio, mientras Alba y yo intentábamos que se calmara, que intentara ver las cosas de un modo elevado para no actuar desde su enfado, sino desde la tranquilidad de su sabiduría interior.

  • No estoy enfadado -nos dijo conciso y contundente. - Sólo defiendo mis derechos, estoy harto de que se me nieguen, esto no es justo y voy a demostrárselo.
  • Perfecto, Pedro -le contesté- pero si quieres que todo salga bien debes conectar con tu corazón, porque sólo desde la calma podrás hallar respuestas y soluciones, sólo desde tu ser podrás tomar decisiones acertadas. Sé que eres muy pasional con tus ideas, pero desde esa pasión que sientes sólo hallarás una energía que proviene más de tu ego que de tu alma.
  • Proviene de mi intelecto, sé que ese hombre se equivoca, lo sé.
  • Sí, tu intelecto es importante, pero no es más que ignorancia si no eres capaz de manerjarlo desde tu sabiduría más profunda, desde tu corazón, ya sabes lo que siempre te digo, el conocimiento sin amor es estupidez, tu verdadera sabiduría siempre proviene desde el amor y la esencia de tu alma.
  • Tienes razón...Trataré de estar más sereno, mi corazón me dice que tengo que actuar, pero que debo estar más tranquilo para poder escuchar lo que me tiene que decir.

Tras una semana y media todo empezó a ponerse en su lugar, por fin tenía un abogado para defenderle, una mujer.

  • ¿Qué te dice tu corazón ahora, Pedro?
  • Que aunque haya hablado una sóla vez por teléfono con esa mujer, aunque no la conozca de nada, es alguien especial, me ha hecho sentir algo extraño, como una conexión que no comprendo.
  • El lunes podrás comprobar qué es eso especial que sientes, cuando la veas, cuando la tengas frente a ti, sentirás su energía, y si ella es tu otra mitad energética, lo sabrás, lo sentirás en tu pecho, ya lo verás.
  • Arael, hace sólo unos meses que deseé realmente hallar a mi llama gemela y ahora me encuentro con la posibilidad de que ella pueda serlo, no sé qué me está pasando, tengo muchas ganas de conocerla y no sé por qué.
  • Déjate llevar, Pedro, fluye como el agua de un río, y ya me contarás.



Ese fin de semana fue para mí muy bello, tenía preparada una salida con una buena amiga, desconectando de mis rutinas, en un hotel de Calafell, al lado de la playa. Olvidé por completo la historia de mi amigo, aunque no la mía propia, así que me sumergí en mis anhelos, viviéndolos desde el amor y la ilusión, disfrutando del sol, el agua del mar, el paseo marítimo por el cual caminé junto a Elsa, una de mis compañeras de fatiga, recordando emociones, amores, sensaciones, gozando de la brisa nocturna, de una cena al lado del mar, del vino, de las risas, de lo guapas que nos habíamos puesto para sentirnos especiales, bellas, y superar complejos y limitaciones que estaban implantadas en nuestras mentes, impuestas por creencias colectivas, bajo el prisma de una sociedad materialista y superficial.
Cada uno tiene su propio trabajo interior, un esfuerzo más grande o más pequeño por ser uno mismo, libre de contradicciones causadas por el afán de ser como la sociedad dicta para no ser rechazado, para ser aceptado.
Cuando un gran amor se presenta ante tu vida lo primero que sientes es un terror inusual de no ser aceptado, y todos los defectos que ves en ti parecen magnificarse, en ocasiones hasta el punto de no saber si huir o tener el valor de amar y ser amado, de dar la oportunidad a tu alma de sentir el verdadero amor. Todo lo que ves en el otro parece estar por encima de ti, como si de pronto todo aquello que siempre has anhelado te asustara, haciéndote temblar de emoción y de miedo, y creer que no estarás a la altura de la situación, a la altura de él o ella.
Elsa y yo conversamos mucho sobre ello, sobre ser una mujer atractiva o no, sobre los defectos físicos que nos hacen sentirnos inseguras, sobre la edad de nuestros cuerpos, nuestra piel envejecida, o nuestras manías, cosas muy terrenales que no deberían preocuparme en absoluto, y realmente a mí no me afectaban, sin embargo, me preguntaba si cuando encontrara a mi llama gemela podría rechazarme por no ser su tipo, por no sentirse atraído por mi aspecto, o por pensar que es demasiado joven, o demasiado mayor, o por no estar lo suficientemente despierto hacia sí mismo como para saber reconocerme.
Son muchos los casos que he visto en los que dos mitades energéticas se encuentran y uno de ellos reconoce al otro, pero el otro no acepta a su alma gemela por ser físicamente muy diferente de lo que está acostumbrado a tener como pareja, o por un miedo aterrador de sufrir, o por tener una pareja a la que ya no ama pero a la que está acostumbrado, negándose a sí mismo y a su amada mitad la posibilidad de ser uno, de amar de una manera profunda e intensa, maravillosa.

Mi experiencia fue muy gratificante, reí, lloré de emoción, me bañé en el mar, compartí...

Llegó el esperado lunes para Pedro. Su encuentro fue increíble para él, un hallazgo inusual, insólito, una conexión más allá de lo humano, más cerca del cielo que de la tierra.

  • Arael, ha sido hermoso, sentía cosquillas en mi pecho, mi corazón ardía en una efusión de amor extraordinaria, mi alma vibraba.- me explicaba emocionado.
  • Me alegro mucho, Pedro.
  • Nunca creí que yo conociera antes a mi llama gemela que tú.-me dijo con algo de tristeza por mí.
  • Eso no importa, Pedro, esto ocurre siempre en el momento adecuado.
  • Tu momento llegará, lo sé.-Afirmó preocupado.
  • Sí, yo también lo sé, lo siento en mi corazón, tengo la certeza de que está muy cerca de mí, pero como te he dicho antes, todo sucede en su justo momento, cuando ambos estemos preparados para ello.
  • ¿Significa eso que nosotros lo estábamos?
  • Significa que cada pareja de llamas gemelas se conoce y encuentra en el preciso momento en que pactaron hacerlo, viven lo que decidieron vivir para crecer, experimentar y aprender lo que es amar, para sanar todo aquello que pueda impedirles su fusión, su unión, su comprensión mutua. Si una pareja se encuentra sin haber sanado, su encuentro puede ser sólo temporal, y después haber un distanciamiento hasta que sus almas estén listas para retomar su amor en lo físico, para materializarlo, para experimentar el cielo en la tierra siendo uno.
  • ¿Y qué pasa si nosotros no estamos preparados para comprendernos? -me preguntó con mucha preocupación.
  • Nada, Pedro, sólo que tendréis que aprender a hacerlo conjuntamente, o por separado, eso dependerá de lo que decidáis vosotros.
  • Arael, tengo miedo de que no quiera saber nada más de mí. Cuando estaba junto a ella no pude evitar hablarle desde mi alma, le dije cosas muy profundas y creo que puede haberse asustado.
  • Tranquilo, Pedro, no empieces a escuchar a tu ego, el miedo sólo te traerá sufrimiento y retrasará todo el proceso.
  • Pero estaba intranquilo y le escribí un mail para disculparme por ser demasiado intenso en nuestra conversación. Nos tomamos un té y estuvimos más de una hora hablando, de nuestras vidas, de nosotros, de cosas muy personales. El tiempo pasó muy rápido y a la vez era como si se hubiera parado. Cuando la miraba veía estrellas que brillaban fuertemente, y una de ellas lo hacía con más fuerza, centelleando como si me quisiera decir algo.
  • Pedro, has hallado a un alma importante para ti, eso es lo que significa haber visto esas estrellas, haber sentido todo lo que dices.
  • Pero no me contesta el mail. -dijo cabizbajo y triste.
  • Dale tiempo, ten paciencia.
  • Pero sé que lo ha leído, lo sé, y estoy nervioso e impaciente, quiero llamarla, necesito hablar con ella, ¿y si no vuelvo a verla más?
  • No lo hagas. Ella necesita integrar lo que ha sentido, necesita asimilarlo, piensa que ella también ha sentido cosas que no entiende, tienes que respetar sus tiempos, aceptar que ella no puede ahora contestarte, o que no quiere hacerlo, es su decisión y tú tienes que estar por encima de eso. No puedes dejarte arrastrar por tus dudas y miedos.
  • Esto es demasiado lento para mí, quiero que vaya más rápido... tiene que haber otra manera que no sea esta espera incesante, esta espera desgarradora. ¿Ves, Arael? Acabo de conocerla y ya me siento así, esto no es normal.
  • Sí, es normal, cuando conoces a tu otra mitad no puedes dejar de pensar en ella, no puedes dejar de sentir su presencia. Puedes sentir sus emociones, su confusión, su malestar, su alegría. Conozco a personas que sienten incluso sensaciones físicas, si su otra mitad se enferma, ella también, si tiene insomnio, ella también, si tiene un accidente, lo sabe, es tan fuerte la unión y la conexión que aunque estén a kilómetros de distancia pueden percibirse. Es como si te hubieran implantado su esencia y en tu mente no puedes dejar de ver su imagen, además de sentirle dentro de ti, viviendo en ti.
  • Parece que lo hayas vivido tú.
  • Sí, lo he vivido, Pedro, y lo vivo, sólo que no sé dónde ir a buscarle, sólo sé que está cerca, lo cual es bastante desesperante cuando conecto con mi parte más humana y emocional, por eso hay que mantenerse elevado, por eso es importante tener paciencia, comprender, trascender, brillar, porque tu luz la ayudará a reconocerte, y si estás triste, enfadado o nervioso, impaciente e inquieto, tu luz quedará ensombrecida y ella no podrá verte con claridad.
  • Me parecía inteligente no esperar, buscar un atajo para que todo ocurriera más pronto, llamarla y zanjar esto rápido, porque no puedo seguir con esta incertidumbre.
  • No, Pedro, eso no es inteligente. Te has pasado el tiempo deseando atajar por el camino más corto para llegar antes a lo que tú deseas alcanzar, pero eso te ha llevado a no trabajar tu impaciencia, te ha llevado a ser un hombre que no sabe cómo abordar la espera de un acontecimiento importante con paciencia y respeto. Ahora no te quedará más remedio que aceptar que tienes que saber aguardar a que ella esté preparada para despertar ante ti y verte como lo que eres, su llama gemela.
  • Sí, supongo que me he hecho trampas a mí mismo.
  • Jajaja, sí, Pedro, pero aún estás a tiempo de aprender, sólo siente desde tu alma, ella te hablará y te guiará por el camino correcto.
  • Supongo que no tengo más remedio que esperar, Arael, así que esperaré... pero ¿y si no es ella mi llama gemela?
  • Sea como sea, Pedro, ella es importante para tu alma, porque el reconocimiento ha sido muy fuerte, si no es tu llama podría ser un alma gemela que te ayudará a crecer, aprender y a valorar el amor incondicional para que ello te ayude a unirte a ella más adelante.
  • Me aterra sufrir, te he visto a ti padecer por su ausencia tanto, no sé si encontrar a tu llama gemela es una bendición o es un tormento.
  • Es una gran y maravillosa bendición, no te preocupes, yo he sufrido por su ausencia física, porque me sentí abandonada por él, porque mi parte humana me atormentaba con pensamientos negativos, creyendo que prefería estar con otras mujeres antes que conmigo, faltando así a su promesa de estar juntos, de amarnos, esa promesa en la que él tenía que cuidar de mí, protegerme, guiarme... Me sentía olvidada por él... pero aprendí, Pedro, que el amor no es eso, que es mi ego quien me hace sufrir y que solo yo tengo el poder de permitir o no que eso ocurra, y he decidido no sufrir más. Amar no es desear estar con la persona amada, amar es amar, incondicionalmente, aprendí la lección soportando un gran dolor, pero por fin lo supe, amo a mi otra mitad sea quien sea, sea como sea, esté donde esté, se dedique a lo que se dedique, tenga la edad que tenga, sea serio, simpático, maniático, loco, alto, bajo, flaco, guapo, feo, rubio, pelirrojo o moreno, me da igual todo eso, sólo deseo que sea feliz...allá donde esté...y desde aquí, le enviaré mi amor siempre, siempre, y mi luz también, porque eso es amar, Pedro, es darlo todo, es dar sin pedir nada a cambio...
  • Pero aún hay tristeza en tu mirada, Arael...
  • Sí, mi anhelo, mi añoranza de su abrazo, de su mirada, de su cercanía, es algo que no sé disimular, soy un alma nostálgica y romántica, y mi melancolía me ayuda a escribir relatos y poemas, supongo que eso va conmigo porque es parte de mí...
  • Si no hago nada, si no la llamo, será como si me rindiera, como si dejara pasar la oportunidad de concocerla mejor.
  • No, Pedro, en este caso, no hacer nada es amarla, respetar que ella pueda responder después de entender y asimilar lo que está sintiendo. Cuando tú sientas en tu corazón que debes llamarla, hazlo, pero sólo cuando sea tu alma quien te lo diga, no tus miedos. Yo no dejo de luchar, Pedro, no dejaré nunca de esperar que algún día él aparezca, y cuando lo haga, mi amor estará ahí para él, intacto, íntegro, puro, fuerte, recio, sin condiciones...

Pedro ha encontrado a su llama gemela...
Eso es un verdadero milagro, un milagro en el que yo he sido testigo, un milagro que adoro...

Desde aquí te deseo lo mejor, amigo mío...Gracias por todo lo compartido y por todo lo que compartiremos en el futuro...

Arael Líntley.







jueves, 5 de junio de 2014

DEVOCIÓN



DEVOCIÓN

Dedicado a mi Llama Gemela

Oler las flores, sentir la brisa primaveral en mi piel, el viento acariciando mi cuerpo, desmayar mis latidos tras el murmullo de las olas del mar como un poema que se filtra en mi alma para hacerme soñar y soñar…

Pintar un cuadro, con los colores que mis ojos admiran… Cantar mientras sonrío, escribir relatos y poesías que nacen de mi corazón sediento de esta belleza que percibo en la vida, en la verdadera esencia de existir…

Conocer el maravilloso y misterioso mundo de cada persona que aparece en mi vida, ya conocida o no, pero que descubro cada día como un nuevo amanecer ante mí…

Conversar, reír, pensar, sentir, amar…

-¿Qué es esta devoción que siento en mí?

Es el gran amor que experimento en mi alma, es este recorrido que mis lágrimas hacen al derramarse al sentir la magia de lo que soy capaz de amar… El mayor regalo del mundo no es ser amado, es poder experimentar el amor dentro de uno mismo… Lo demás llega solo…

Devoción, sí, siento devoción por el mar, las montañas, el cielo azul, las estrellas, la luna, el sol, mi hogar actual, este planeta…
Devoción por esos seres que respiran y viven, por cada partícula de lo que me rodea…

Así es mi verdadero ser, así ama, así siente, así se manifiesta a través de esta humilde persona que soy yo…

No soy mucho más que una mujer sencilla que no posee nada, sin ostentar absolutamente nada salvo sentir esta dicha, este amor, esta increíble devoción, una mujer serena, que camina descalza por la senda de las flores que tanto adora, margaritas, rosas, tulipanes y girasoles me acompañan, porque no necesito más que la fragancia de sus voces, voces aterciopeladas que me guían hacia el saber de mi espíritu, de mi alma…

Si un día te cruzas en mi camino, te amaré, porque soy amor, te miraré al alma, te rozaré el corazón, saludaré a tu esencia y besaré tu existencia completa con el beso de todo lo que soy…
Porque eso soy, soy devoción, soy el viento que acuna tus pesares, sólo cuando lo permites al escuchar mi voz que te llama, porque decidí desnudarme de lo que no soy, para no llorar más por estar atrapada en el olvido de mi mente, a veces absurda y castigada, a veces inteligente y conocedora de mi inmensidad callada, pero no vine sola, tú me acompañabas…

No puedo explicar cómo sé que tu mano y la mía están ligadas, mas  lo sabrás cuando alcances mi mirada y la bebas como agua que tu boca espera desde tu alborada…

No soy sólo el opuesto que se une a ti y te reclama, soy tu más grande reflejo, lo que más temes de ti y lo que más amas, un desafío, un reto, un amor que no es como ninguno de los que tus vivencias traen a tus recuerdos como grandes pasiones, enamoramientos o dramas, no soy como ellas, no soy nadie, sólo soy porque tú eres, soy porque sin conocerme me sientes, soy porque sin haberme amado me amas desde tu corazón, tu alma y tu mente, en el anhelo de lo que a veces crees inexistente, en el ensueño de lo que hay en cada deseo de ser amado, de amar, de vivir, de alcanzar ver el sentido de todo lo que has sufrido, de lo que has creído, de lo que has buscado perdido…

Y yo… hoy soy devoción, anclada en el infinito, surcando tu alma sin que me veas, nadando en tus labios aunque no creas, aunque a veces el miedo y la desesperanza te venzan, soy el aroma extraviado de mi dulce aliento de luz, de estrella, de mi suspiro de alma eternamente enamorada…

 Te alcancé hace ya tiempo, pues como el sol ilumina mis días, tú resplandeces en mi esencia cada mañana, tarde, noche y alba, y yo, soy la luna que te observa en cada instante de tu jornada, en cada momento, en cada segundo en que eres, existes y andas…

Andas en mi camino, colmado de las flores que desprende mi destino, forjando el encuentro del abrazo que nos unirá también en este lugar que nos separa en la estructura de lo denso, porque en lo etéreo somos una sola llama…

Y sigo escalando la cima de este sendero que me eleva hacia lo más alto de la montaña, sola, pero sintiendo tu presencia, oyendo el latir de tu esperanza, y cada vez más liviana, vaciando mi mochila de los hechos que pesan en mi espalda…

Soy devoción, devoción por la vida, el amor, la fuerza y el coraje de continuar en esta danza, danza de luz ahora, aunque antes hubiera pena, dolor y añoranza…
Devoción… Devoción por ti, devoción por ambos, devoción desde mí hacia el todo de lo que comparto en esta existencia amada...

Arael Líntley


lunes, 2 de junio de 2014

COMUNICARNOS

¿Cómo me siento cuando miro a mi alrededor? ¿Cómo percibo el mundo, cómo interpreto lo que veo?... ¿Cómo enfoco la vida, cómo la siento en mí? ¿Quién soy?

Son preguntas que me hago a mí misma cuando comienzo a sentir esa inquietud en mí, esas sensaciones que, como un torbellino, se apoderan de mí sin que pueda traducirlas con las palabras adecuadas.

Esta mañana he tenido una conversación muy interesante con una buena amiga. Le explicaba cómo en ocasiones me cuesta mucho trabajo poner nombre a algunas sensaciones, poner frases a lo que hay dentro de mí para poderlo comunicar a otros. En ese momento me he dado cuenta de lo difícil que resulta transmitir lo que uno quiere expresar. Los seres humanos hablamos de una forma automática, nos comunicamos de mente a mente, utilizando un lenguaje verbal y abstracto que se creó en nuestro intelecto para trasladar aquello que pensamos al otro y así poder establecer contacto desde nuestro exterior a su exterior, desde nuestra mente a la suya.

Sin embargo hay un lenguaje oculto, no solamente a nivel psicológico, es decir, conozco también ese lenguaje corporal que puede estar diciendo cosas contrarias a lo que deseamos expresar verbalmente, sino que me refiero a un idioma universal, un idioma que nace en nuestra alma, y que siente y expresa el corazón.

He comprobado que soy capaz de entender lo que otros corazones me transmiten, lo que le dicen a mi corazón. Es como si, sin ser percibidas, mientras nuestro intelecto se comunica, las almas hablan en su propia lengua, se expresan y fluyen sin que nos demos cuenta.
Desde el primer momento en que comencé a ser consciente de ese lenguaje especial y trascendente, supe que eso es lo que realmente importa en una conversación. El otro puede decirme muchas cosas, puede exponer sus argumentos, muchas veces basados en procesos mentales muy alejados de lo que su alma manifiesta con su pureza característica, pero yo puedo leer su corazón, diga lo que su voz me diga.



Así me hallé en un conflicto extraño para mi mente, la cual intentaba comprender lo que el alma sabía, aunque no es siempre fácil. Tras un proceso de asimilación mental, integración de conocimientos que proceden de algún recuerdo insólito de mi Ser, comprendí que la mente muchas veces nos engaña incluso a nosotros mismos y que, mientras hablamos, si estamos desconectados de nuestra verdadera esencia, sólo habla una parte de lo que somos, una parte que no siempre está en lo cierto, no siempre exterioriza lo que deseamos mostrar, sino más bien algo muy alejado de lo que somos en realidad.

Cuando algunas personas me hablaban me percataba de que mentían, de que sólo mostraban el personaje que interpretaban y que se comunicaban desde ese personaje, no desde lo que eran como seres. Cuando intentaba transmitir lo que mi alma hablaba con las palabras del intelecto, no me comprendían, interpretaban desde su personaje lo que les quería explicar, y mi ego se enfurecía en el intento de ser comprendido. ¡Qué contradicción! Mi ego se enfada porque otra persona no entiende lo que le dice mi corazón. Me di cuenta de que mi ego y mi corazón habían hecho las paces hacía mucho tiempo y que jugaban en el mismo equipo, cada uno expresándose desde su propia naturaleza, ego=emociones, corazón=amor.

Pero me pregunto cuándo llegará ese momento en el que desde el silencio pueda entender a otra persona, sin que las palabras, huecas y vacías, se interpongan, donde sencillamente hablen nuestros corazones y sepamos interpretarlos a través de nuestras miradas.
O tal vez, hallar ese punto en el que lo que diga mi voz, mi palabra, sea siempre la traducción de lo que mi alma expresa y que el otro me comprenda desde su alma, sin que el filtro mental interprete algo totalmente diferente de lo que he deseado declarar.

Malentendidos...

Cuando las almas hablan, la mente calla, el corazón se expresa, el mundo permanece en silencio, las palabras son el regalo para el intelecto enamorado de su esencia... Cuando dentro de nosotros exista esa comunicación amorosa entre mente y alma, tal vez logremos sobrepasar los equívocos y los malentendidos y sepamos reconocernos y reconocer a las otras almas, con respeto, con admiración, con amor.

Quisiera dejar de sentirme como si estuviera fuera de lugar, fluyendo desde mi alma en un lugar donde todavía siento demasiadas interpretaciones mentales, demasiadas barreras, demasiado dolor incrustado en los corazones de demasiadas almas...

Quisiera tener la magia suficiente en mis manos para esparcir la cura a esos corazones que tanto han llorado, para extender el amor a las almas que se sienten solas, para conseguir que las mentes se abran y se conecten con sus respectivas esencias y así crear entre todos un mundo donde todos nos comuniquemos sin contradicciones, desde lo que somos, caminando hacia un futuro de conexión mental y álmica donde fluyamos desde el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás...

Añoro realmente llegar a ese nivel de comunicación con los otros, por esa razón comencé desde mí misma, y aún continuo aprendiendo a hacerlo, saltando mis propias barreras, liberándome de mis propias cadenas, siendo cada día más yo, pero un yo mejorado poco a poco...

Sé que hay personas que sienten la vida como yo, que la viven desde el alma, y que intentan despojarse de programas mentales y paradimas obsoletos para ser su mejor versión...y doy gracias por ello...

¿Que quién soy? Soy un yo soy, uno más, un alma unida a otras almas, un alma que procede de un espíritu que procede de la fuente de amor más pura y hermosa que existe, aunque, una vez más, no consigo transmitir lo que soy con meras palabras...
Yo soy igual que tú....ni más, ni menos... Soy un Ser que es y que ama... soy un ser que por ahora existe como humana, pero que existe más allá de lo que soy como persona humana, soy un océano profundo de aguas azules cuya vida en su interior es rica y variada, soy un ser infinito, soy, sencillamente, soy...

Eso somos todos, pero lo descubrimos cuando salimos de nuestro viejo y antiguo paradigma mental y nos sumergimos en nuestro mar interno...

Y ahí dentro, dentro de ti, hallarás lo más bello y puro, aquello que estás buscando, aquello que tanto añoras, aquello que amas... Una vez te reencuentras con tu ser, te reencuentras con todo...

Arael Líntley...