Las
fantasías infantiles nos persiguen toda nuestra vida pues crecemos
creyendo en cuentos de hadas y en príncipes y princesas encantados.
Sin
embargo, dentro de cada uno, tenemos algunas certezas que, sin
entender bien por qué, sentimos como reales, aunque a veces nos
parezcan imaginaciones que rompen con el paradigma de nuestra mente.
Siempre
me he preguntado si eso del alma gemela es real o es una mera
ilusión, un deseo profundo de encontrar a una persona que encaje con
uno de forma exacta, algo así como los sueños de la niñez donde
todo parece perfecto y no existen los problemas.
Lo
cierto es que la vida me llevó a cuestionarme esto a causa de algo
que me sucedió y a lo que no lograba darle un sentido racional, y
una intensa e inagotable fuente de amor en mi interior me conducía,
aun sin aceptarlo, a una conexión energética, infinita, profunda,
con algo que no sabía definir.
Enseguida
mi mente empezó a elucubrar sobre amores eternos y hermosos, uniones
de amor en pareja que eran como en las mejores películas de amor
romántico, amores que se tenían que pelear, que tenían siempre que
enfrentarse al mundo para estar juntos. La interpretación de esa
conexión tan especial y diferente se decantaba por la relación de
pareja enfocada más hacia lo humano y lo establecido en una forma de
pensamiento que realmente no nos había llevado nunca a una verdadera
unión con esa llamada alma gemela única, unida a nosotros.
La
verdad es que esas uniones tan del alma no son fáciles, pero las
únicas tormentas a las que se enfrentan provienen de sus propias
limitaciones, de sus ideas sobre el amor preestablecidas, de su
convicción inflexible de cómo tiene que ser una pareja y de cómo
se tiene que amar.
No
hay peor enemigo que uno mismo, pues la mente, cuanto más cerrada
esté a cambiar y a adaptarse a nuevas formas de pensamiento, más
interferencias crea frente al verdadero amor, sea con esa hermosa
conexión o no.
Otra
cosa que fui descubriendo es que, en nuestro afán de esa fusión que
buscamos con esa otra alma, nos vamos tropezando con intentos y más
intentos de ello, a través de relaciones en las que depositamos toda
la esperanza de que esa persona sea ella o él, tratando de ver en su
mirada a esa alma, atravesándola y convenciéndonos de que por fin
la hemos hallado.
Y
es que los que sabemos de ese anhelo de nuestra alma conocemos muy
bien la sensación tan fuerte que se experimenta, esa especie de
fuerza de gravedad que nos empuja irremediablemente hacia la energía
que alberga esa persona, esa energía que es su ser, su alma, y
aunque no sepamos ni siquiera dónde se encuentra, sentimos su
llamada desconsolada, a veces desesperada cuando las emociones entran
en juego, y su tácito deseo de que le reconozcas, de que le halles.
Entonces
aún sientes más dolor, porque es como escuchar a un niño llorar
perdido en un bosque y no lograr saber dónde está, por más que le
busques, el llanto se oye por todas partes y no logras localizarlo en
un punto exacto.
Tal
vez la clave en que se dé ese encuentro tan esperado es que ambos
dejen de sufrir por su ausencia y se enfoquen en sus energías, en
sentir que están entrelazados, unidos, aun en la distancia, porque
esas almas están siempre en unión, aunque sus cuerpos estén
separados, incluso estando en distintas dimensiones, planos
existenciales o incluso diferentes lugares en el tiempo.
Es
cierto que todos somos uno, que procedemos de la misma fuente, es
más, somos esa fuente experimentando, así como lo haría un sol
extendiendo sus rayos hacia este planeta, pero también existen esas
conexiones únicas que nos descolocan, algunas veces con almas con
las que hemos tenido experiencias en otras vidas, o bien con almas
que llegan a nosotros para acompañarnos en nuestro despertar y
elevación de conciencia, enfrentándonos a nuestras creencias
limitadoras, a nuestros conceptos obsoletos sobre el amor y la
relación de pareja...
Sería
interesante que aprendiéramos a diferenciar esas conexiones, porque,
a pesar de ser muy fuertes y potentes, sólo existe una que es con tu
propia alma, y con tu propio ser, y a su vez con aquel o aquella que
lleve tu misma energía dentro de sí mismo, es decir, tu pareja
energética, tu rayo gemelo o lo que algunos llaman alma gemela.
En
realidad los nombres son lo de menos, lo que hay que comprender es el
concepto, dos energías que son el mismo rayo en dos cuerpos
distintos que se atraen con toda la fuerza del universo, pero que
llevan consigo el verdadero amor tratando de emerger a través de la
conciencia mental, depurándola, limpiándola de aquello que
interfiere en el reconocimiento de uno mismo como ser y a su vez reconociéndose también en en otro ser humano que es energéticamente su otra
parte.
Muchos
nos hemos equivocado al pensar que la habíamos encontrado, muchos
siguen errados y empeñados en que prosiga una relación con esa
persona, o comience, o permanezca, cuando realmente esa persona no es
su alma gemela, sino una pieza clave para conseguir alcanzar la
plenitud con su ser y así acercarse más a esa verdadera unión que
nace de una consciencia más elevada. Para que se dé la unión con
el alma gemela ambos tienen que estar en esa misma frecuencia y
vibración mental, pues las almas ya son la misma energía.
Si
no es tu alma gemela y la relación no funciona, es mejor soltar y
dar las gracias por lo aportado, si lo es y no está preparada
consciencialmente, es mejor soltar y darle la oportunidad de elevar
su consciencia, pero sea el caso que sea, lo mejor es darse un tiempo
para reconocer nuestra propia energía, nuestra verdad, nuestra
esencia verdadera, limpiar nuestra mente, y tratar de percibir la
energía de tu otra parte para seguir su rastro, amándola
incondicionalmente, sin tratar de que evolucione rápido para estar
contigo, sin buscar que termine una relación de pareja porque
quieres que esté contigo, sin perder tu autoestima y tu respeto
mendigándole amor. Llénate de ti, de tu amor hacia ti y tu pareja
estelar, tu verdadera pareja, será atraída con más fuerza, el
universo confabulará a vuestro favor y os unirá.
Cuando
hay pactos de amor entre almas gemelas, pactos que implican el
encuentro en este plano, uno lo puede sentir en su corazón como una
certeza que la mente trata de desmenuzar y desacreditar, sin embargo,
si cada uno hace la parte que le corresponde, depura su mente y se
reencuentra con su verdadero ser en su interior, ese pacto sagrado se
llevará a cabo y nada podrá detener el encuentro entre ambos, la
unión y el amor que experimentarán será inimaginable.
Esos amores no se sienten sólo en lo emocional, o en lo mental, se sienten en lo energético, recorren tu cuerpo como ráfagas de amor intenso que conectan los chacras de ambos, se siente como si un huracán de sensaciones te sobrepasara e incluso puede asustar notar que su energía se apodera de ti y te atrae hacia esa persona sin saber por qué exactamente. Son relaciones en las que sientes cómo está el otro aunque no te lo diga, notas su estado de ánimo dentro de ti, su amor lo notas dentro de tu alma, y sabes con total certeza que te ama, haga lo que haga, no necesitas que te lo demuestre porque su amor te invade energéticamente. Sabes que puedes confiar totalmente en él o ella, la complicidad es increíble y sientes que estás en casa cuando le miras a los ojos, cuando le abrazas... Esas y otras experiencias indescriptibles son las que nos ayudan también a darnos cuenta de que estamos ante nuestra amada alma gemela, pero sobre todo, jamás nos hace sufrir, porque nuestro sufrimiento lo siente dentro como suyo y nuestra felicidad también.
Ni
la fantasía más sublime se acerca a lo que son ese tipo de
relaciones energéticas en este plano terrenal y quien tiene la
fortuna de experimentarlo está viviendo un amor de otro mundo, un
amor que debe expandirse para que todos recuperemos lo que somos y
dejemos de sufrir.
Arael
Elama.
Hola Arael!! Soy Malena, me parece precioso lo que escribe, me identifico mucho por mi propia situación con mi llama gemela, le encuentro solo en el astral y me pregunto si me encontrare con él en lo físico. Lo que usted describe es una historia preciosa, llena de amor verdadero y de una belleza indescriptible. Gracias por todo. Un Alma abrazo!!
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