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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

domingo, 30 de abril de 2017

YO QUE TE AMO SÓLO A TI

Ahí, junto a la chimenea, el calor del fuego nos envolvía y me mirabas con esos ojos que hablan de tu océano interior, de tu amor, de lo que somos el uno para el otro. No osábamos romper el silencio, tan sólo nos dejábamos llevar por la música.
Y una canción nos emborrachaba, sí, de esa pasión extraña que nace desde lo más profundo de nuestro ser, ¿recuerdas?, nos invadía con tanta fuerza en aquel momento que podíamos sentir la energía de nuestros cuerpos, acariciándonos antes de pensar en cualquier intento de hacerlo físicamente.
Era lenta, suave, con ese ritmo de brasil tan sensual y tan intenso, tanto como lo era tu mirada, que me elevaba hasta mundos que quisiera poder traer a este lugar donde nacimos.
Y llevábamos dentro las almas de dos seres de otras realidades, donde nos habíamos amado libremente, entrelazándonos como ráfagas de viento que se encuentran y juguetean, se hacen uno, se dispersan, se entretienen tejiendo sonidos vestidos de grandes tornados, huracanes y, en ocasiones, pequeñas brisas.
Yo que te amo sólo a ti”, eso decía la canción, mientras mi corazón latía como si fuera el final de los tiempos, como si nuestro contacto pudiera transportarnos a nuestro lugar secreto, nuestra burbuja de amor, tal vez bajo el mar, cerca de alguna ciudad de cristal, dentro de otra dimensión, un sitio al que otros podrían llamar fantasía.





Y es que nuestro amor era y es así, sobrenatural.
Nada de lo que otros cuentan se parece a lo que vivimos, nada de esos amores apasionados se acerca a lo que nosotros sentimos, nada de lo que otros nos explican se asemeja a lo que nosotros experimentamos, nada de lo que leemos en las novelas románticas puede describir lo que nos ha sucedido.
A menudo trato de comprender lo que somos, lo que nos ocurre, lo que nos une, pero a estas alturas ya no quiero más preguntas, ni más dudas, ni más miedos, ahora sólo quiero dejar que siga este camino que hemos emprendido juntos, sin prejuicios, permitiendo que el amor sea el que nos conduzca, el que nos guíe, el que nos siga enamorando.
Y la canción que nos embriagaba nos desnudó por completo, nos vistió de besos, de abrazos, de piel y de alma.
Tu aroma era mío, el mío dibujaba tu cuerpo, nuestro deseo era entregarnos al otro, dejar de ser dos para convertirnos en uno, derramarnos por completo en la presencia del otro, el ser amado que ya habita en uno mismo y que vemos al contemplarnos.
Y es que al mirarte mi alma hacía el amor con la tuya, sin palabras, sin pensamientos, sin nada más que amor.
Una rosa azul se me durmió en el pecho, azul como tus ojos, azul como nuestros sueños, como las olas del mar donde nos prometimos reencontrarnos.
Aquel día no fue un espejismo, fue nuestro ayer, nuestro presente y nuestro futuro, un momento eterno, infinito, que vive en los dos, que se manifiesta en cada vida que tenemos, allá donde nazcamos, allá donde existamos, que se convierte en el símbolo de nuestra naturaleza verdadera, la de dos amantes que ya se amaban cuando eran planetas, galaxias y universos y que cuando se reconocen se necesitan unificar, darse e inevitablemente siempre acaban por ser uno, porque siempre lo han sido, porque siempre lo serán, porque se buscan para experimentar la entrega total en un millón de formas de vida.
Ahí, junto a la chimenea, el fuego se había consumido, y tú me acariciabas el cabello, con la ternura de un ángel enamorado, apasionado con la misma intensidad de su amor, rozando tus labios con los míos, bebiendo mi vida entera en cada beso, en cada caricia, mientras yo trataba de contener la explosión de mil estrellas dentro de mí, estrellas y galaxias, universos y realidades, todo mi mundo rendido en tus pupilas, donde navegaba y me perdía una vez más.
Y otra canción nos acompañaba, para danzarla con el silencio y la luz de nuestros corazones.
Jamás hubiera imaginado que podríamos realmente manifestar tan inmenso amor a través de estos simples cuerpos humanos sin que se consumieran en las enormes llamas que lo caracterizan.
Un gran amor de niveles cósmicos, que entraña mil realidades, mil dimensiones, mil historias de mil experiencias de otros lugares lejanos, amor celestial llevado a la dimensión humana.
Por eso ya no creo en nosotros, sino que tengo la certeza de que somos el amor del universo, de dios, personificado en dos almas, en dos personas, el verdadero amor que no muere en la distancia, ni en la inconsciencia, el verdadero amor que despierta siempre y que siempre nos encuentra.

Arael Elama