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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

domingo, 18 de enero de 2015

EL VUELO DEL ÁNGEL MARIPOSA

 EL VUELO DEL ÁNGEL MARIPOSA...

En ese punto en el que todo es neutro, en ese punto en que todo es amor, en ese punto en el que no hay nada más que paz, la vida puede observarse desde el cielo de un prisma en el que todo tiene un sentido más elevado de lo que como humanos podemos entender...
Estar en ese centro de ti, en el corazón, es como volar, extendiendo las alas y sintiendo el viento acariciando tu rostro, es como atravesar la vida desde la belleza...
La belleza, el sol interior que lo ilumina todo, la verdad absoluta de lo que somos, la estrella que brilla de noche y de día, pues ella está ahí siempre...
Atravesar las barreras que hay en nosotros mismos suele ser bastante duro y difícil, suele ser un proceso de autoconocimiento y de liberación emocional bastante arduo, algo así como mirarse en un espejo y ver aquello que no deseamos ver de nosotros mismos, para así amarlo y aceptarlo, para integrarlo como algo bello y no como algo desagradable. Conseguir ser ecuánime con uno mismo resulta ensordecedor para un ego que todo lo mide a través de las verdades calculadas y redactadas en un inconsciente colectivo que maneja todo comportamiento humano, con ciertas variables, pero que suele ser rígido y difícil de trascender.
Ese proceso de purificación interior va acompañado de tantos cambios en tu nivel de conciencia que resulta sorprendente darte cuenta de que, al volver a ver tu reflejo, ya no es como era antes, pues tus propios conceptos de belleza, tus juicios, tu manera de enfocar la vida, se han transformado tanto que ya nada es como antes era, incluso todo aquello que está fuera de ti ya no lo interpretas de la misma forma.
¿Qué puede haber cambiado tanto en ti como para ver hermoso aquello que antes te parecía atroz?
Es tan fácil la respuesta que parece alcanzable tan sólo con su simple mención, pero es justamente porque la palabra “amor” no se entiende desde la perspectiva adecuada, sino bajo ese mismo prisma mental instaurado a través de dogmas, normas, creencias antiguas...
Amar incondicionalmente no tiene nada que ver con lo que la mayoría siempre conocimos como amor, y cuando lo vas descubriendo, de pronto, nada es lo que parece, todo es tan diferente, incluso el amor romántico que tanto mueve al ser humano en su búsqueda incesante de ese ser ideal que cubra su carencia afectiva, o su necesidad de ser amado y de amar, resulta tan ínfimo comparado con lo que realmente somos capaces de sentir.
De pronto, el amor se apodera de ti, te envuelve, se convierte en algo que no sabías que existía, te transforma, te demuestra tu propia divinidad, y a través de ese amor comienzas a entender que jamás diste lo que deseabas dar, que jamás recibiste lo que deseabas recibir, que amar sin condiciones es el regalo más maravilloso que podías experimentar, pues sólo con amar te sientes pleno.
Así que amar ya es recibir amor...
Curioso para quien comienza a descubrir algo así. No tienes que esforzarte por ser amado, ya eres amado, pero aún no te has dado cuenta.
Y entonces te preguntas qué vas a hacer a partir de ahora, pues ya no necesitas buscar a nadie que vuele contigo en este proyecto de vida, y siempre habías buscado a un compañero, alguien que te comprenda, que te cuide y proteja, alguien que sea ese ideal, esa alma gemela.
Si no necesitas estar con nadie, cómo afrontar ahora un camino en soledad, se hace extraño no sentirse solo, se hace extraño no precisar de una pareja, se hace extraño ser independiente, completo totalmente.
Y dentro de ti sabes que volarás alto, muy alto, y que no todos podrán alcanzarte, y que esa persona que te alcance lo hará por amor, no por necesitad de compañía en su vuelo, y te alegras, te sientes feliz, porque sabes que alguien llegará, pero que no te usará inconscientemente para satisfacer su vacío, no te acompañará para cubrir sus carencias, no estará junto a ti por tu apariencia física, o porque te admire y quiera imitar tu vuelo, sino que vendrá para ser tu fiel compañero, aquel que volará contigo para apoyarte, para amarte, desde su plenitud, desde su sabiduría, desde la misma perspectiva de amor incondicional que es capaz de sentir.
Una relación así no es una relación convencional, una relación así no se basa en exigencias, no se basa en inseguridades, no se basa en la necesidad de tener al otro, de poseerlo para que no se escape, no existe en ella la desconfianza, no existe en ella el dolor, no existen celos, ni rencor, en definitiva no existe miedo...
Puede que escuches a esa voz temerosa que aún se preocupa por ti preguntándote ahora, que vuelas y transitas tu universo en soledad:





- Esa fue tu elección, crecer, elevarte, desnudarte de los harapos que se entretejían en tu alma y la aprisionaban, pero eso te ha llevado a ser de otro mundo en este mundo ¿Y quién te acompaña, alma mía?
- Me acompañan mis sueños, me acompañan las nubes, me acompaña el azul del cielo, la luna, el sol, las estrellas, me acompaña el universo, me acompaña la fuerza de la creación, me acompaña la fuente divina que hay en mí...¿Quieres acompañarme tú también?
- ¡¡¡Si!!!
- Pues vuela conmigo, sin miedo, vuela y siente tu propio vuelo, siente tu propio Ser, siente tus alas hermosas danzando con el viento, siente la belleza de tu interior, siente que eres un dios amoroso que se ama y que derrama su amor por todas partes, expándete, muestra tu gracia, sé ese ser divino que hay en ti...
- ¿Y si no sé volar como tú?
- ¿Acaso no has visto esas alas relucientes que se despliegan en ti cuando piensas en la posibilidad de volar? Esas alas te hablan, te están susurrando algo, escúchalas...
- Sí, me dicen que confíe en mí, que tengo un gran potencial, que me lance y que tenga fe en lo que soy.
- Cierra los ojos, mira hacia adentro, descúbrete, suelta todo aquello que pesa en ti, sálvate de tus miedos, desnúdate del ropaje de tu pasado y vuela...
Para volar hay que ser ligero, para volar hay que dejar atrás el miedo, para volar hay que amarse a uno mismo y confiar en que el vuelo se dará... Y si te caes, amigo mío, si te caes sólo tendrás que levantarte y volver a volar... Nada más...
Y cuando el miedo se desvanece del todo, sólo quedas Tú y la maravillosa imagen de lo que eres comienza a emanarse con fuerza y a florecer.
- Pero yo tengo miedo porque no sé si lo que tú me dices es real.
- Pues entonces, regresa de nuevo a tu mundo, amigo mío, y cuando hayas descubierto la realidad que deseas vivir, si quieres encontrarme, yo seguiré en mi vuelo, seguiré aquí.

Nada podemos hacer si nuestros amigos o seres amados no comprenden lo que vemos desde nuestra propia cima interior, sólo ellos pueden descubrirse a sí mismos, sólo ellos pueden aprenderse a amar y a mirar hacia dentro, sólo ellos pueden recorrer su propia senda hacia su propia cima, sólo ellos pueden cambiar el mundo en el que viven.
Mientras tanto, el ángel mariposa vuela alto envuelto en el cuerpo de un ser humano, vuela en su universo, maravillado, amando, riendo, soñando, sin esperar, sin buscar, sin sufrir...

Eva Bailón B.

viernes, 16 de enero de 2015

ARAEL LÍNTLEY

Para aquellos que me leéis...

A veces, sólo a veces, la vida nos muestra las adversidades más duras, aquellas que están en nuestro interior, aquellas que creamos nosotros mismos para crecer, dando lugar a pequeñas y grandes transformaciones que debemos ir encajando lentamente.

Esas metamorfosis no son ni más ni menos que el recuerdo incesante de lo que somos tratando de hacerse un sitio, intentando nacer tras la muerte de los miedos, tras la superación del ego, tras la caída más terrible que puedes experimentar, pues sólo muriendo puedes nacer de nuevo.

Así pues, la muerte no es más que el inicio de otra vida, y hay que tomarla como lo que es, tanto literalmente, como simbólicamente.

En realidad os quiero anunciar que Arael Líntley desaparece, pero no sus escritos, no sus poemas, sólo su nombre.

Esto irá sucediendo paulatinamente, no será repentino, aquellos que la conocen y la leen, sólo sabrán que su camino se abre, que su camino se enciende con la luz más pura e intensa, y que su sueño se expande.

Os presentaré su nuevo nombre, el nombre que la define, el nombre que la lleva hacia su verdad, hacia su Ser y con el cual se dirigirá hacia aquellos que resuenen con ella, y a aquellos que no lo hagan.


ARAEL LÍNTLEY

 Dentro del cofre de la vida,
se halla el secreto sagrado
de la estrella que me ilumina,
del diamante que, depurado,
fluye líquido en mis versos
para alumbrarme en cada paso 
para no sentirme perdida...

Y no encontraba la llave...

Salí a la oscuridad nocturna
tras buscarme en el fulgor
de la llama de mi alma confusa,
y me hallé herida de amor,
mas del amor no existe herida,
y la falacia de mi dolor
me mostró la pureza divina...

Y aún ansiaba la llave...

Lloré sin verme, sin saberme,
y una lágrima cristalina
se posó en mis manos clementes,
y en mi presencia tranquila,
se me mostró plácidamente
como la llave que quería,
como el regalo de lo ausente...

Y supe que yo era la llave...

Reí amante de la mentira,
pues me mostró el camino
que en mi interior se ungía,
para morir en este cuerpo,
para nacer siendo la vida,
el cielo, el sol, siendo
el ángel que me cautiva...

Arael Líntley
(Eva Bailón)

 

Todos los derechos reservados.

sábado, 10 de enero de 2015

LA DULCE ENAMORADA

Ella vivía enamorada del amor, en todas sus formas, pero confundida por los conceptos románticos de una de sus manifestaciones. Ella creía que enamorarse de otra persona era difuminarse en sus ojos, volar en su universo, sumergirse en su océano de colores, de sabores, de inquietudes, de ilusiones, de sueños por cumplir... Ella sentía en su interior el ávido deseo de alcanzar amar a alguien con la valentía de adentrarse en sus misterios, en el dios que habita en su alma. Y en el camino firme hacia sus propios sueños, aprendió lentamente que debía amarse primero a sí misma y aprenderse, aceptarse, superando sus temores, sus inseguridades, y sobre todo, su gran anhelo incesante de sentirse siempre enamorada, en esa elevación maravillosa que la trasladaba a otras dimensiones.

Buscó que ese amor que habitaba en su interior fuera compartido, desde su plenitud, desde su armonía. Sin embargo, había demasiado dolor en ella.
Amaba mucho, amaba sin límites, amaba tanto que sus lágrimas eran cristalinas, creadas con dulzura, con la ternura de la inocencia de un ángel, pero también con la ignorancia de quien no sabe ser humano.

Y descubrió que el enamoramiento no existe, porque su estado natural ya era estar siempre enamorada.

  • ¿Qué voy a hacer ahora? Quiero compartir este amor con otra persona, alguien que entienda que también soy ego, y me ame a pesar de ello, alguien que sepa estar siempre enamorado, alguien que brille en el amor de su propio Ser, alguien que sepa reconocer su divinidad para poder observar la mía, y la de los demás. Quiero compartir este amor sólo con aquella persona con la que mi alma sienta que sale de mi cuerpo para abrazar a la suya, sólo con aquella persona que no me juzgue ni siquiera cuando sepa que me estoy equivocando, que me apoye incluso cuando tropiece y mi ego sí que me esté juzgando, alguien que no se conforme con mi cuerpo, con mi personalidad, con el juego de la vida, alguien que me acepte por completo, en cuerpo, mente y alma, y que ame desde su Espíritu a mi Espíritu, alguien que tropiece como yo pero que se ame y me deje amarle y apoyarle, sin juzgarle, alguien que me permita crecer junto a él, que desee crecer junto a mí, alguien que no tenga miedo de amarme y que si lo tiene, lo atraviese con valor, alguien que no huya, y que cuando me abrace sienta que abraza lo más sagrado, porque así lo sentiría yo... Alguien que me haga saber con certeza que nuestros mundos son el mismo. Alguien que junto a mí se haga poesía. Alguien que desnude el alma con su mirada, alguien a quien yo desnude su alma con la mía, alguien que me admire y que vea la belleza de mi esencia por encima de lo físico, porque así le miraría yo... Pero...he aprendido que enamorarse no es más que una falacia, un engaño de la mente, una idea romántica y pretenciosa que no alcanza ni un ínfimo sentido de lo que yo siento en mi alma. Y ahora que amo todo lo que existe, no puedo lograr lo que anhelaba, porque en mí existe un amor que todo lo llena, y nadie puede llenar nada porque estoy completa. ¿De qué manera puedo ahora pensar en una relación con otra persona, una de esas románticas?

Ella sentía mucho amor en su Ser, pero deseaba experimentarlo en diversas formas y sobre todo, deseaba hallar a esa persona que fuera como ella, para poder saber cómo un ser humano puede sentir, amar, estando en conexión con su Ser divino.

  • Amar desde lo más profundo de uno mismo, sintiéndose pleno, completo, debe ser algo increíble, sagrado, casi mágico, debe ser tan distinto de lo que siempre se ha experimentado. Si he venido a aquí, a este mundo, debo lograr saber cuánto se puede amar a otro ser humano, a un hijo, a un hermano, a un amigo, a un amante..., para llevarme conmigo el maravilloso regalo de haberlo compartido y sentido en la traducción física de todas sus manifestaciones.


En su convesación interior sabía que hallaba siempre las respuestas, pero también se conocía lo suficientemente bien como para comprender que sus creencias inconscientes, las más ocultas, podían conducirla a un nuevo equívoco, a una decepción. Pero siempre, Su Ser emergía y respondía...

  • No existe el error, no hay decepción. Todo ocurre por alguna razón que no siempre conoces. Debes saber que lo que demandas, lo que anhelas, es lo que experimentas en ti misma y que puedes nutrirte de ello. Aunque sé muy bien lo que estás pidiendo, lo que sueñas, y lo hallarás en el momento justo y adecuado. No existen las casualidades, todo lo que has vivido, sentido y experimentado, todo lo que has expresado y compartido, lo has hecho por amor, con amor, desde el amor, incluso cuando te enfadas, tras el enfado hay amor, y deseo de amar y ser amada. Todos los seres humanos desean ser amados, desean amar, pero no siempre son conscientes de ello. Has dejado de sentir ese deseo de amar como una necesidad para vivir, porque ahora has logrado llenarte de amor, irradiarlo desde dentro hacia afuera, y eso te ha otorgado la capacidad de ser feliz. ¿Viste lo simple que era? Sólo tenías que amarte de verdad. Y ahora, como siempre, mi dulce humana, verás cómo hallarás el reflejo de lo que emanas en otra persona. Si emanas amor, si te amas y aceptas plenamente, si crees en ti y confías y valoras lo que eres, sólo hallarás personas en las mismas condiciones, y aquellas que no vibren en esa realidad, desaparecerán lentamente de tu mundo. Lo que irradias es lo que regresa luego a ti. Si deseas amar a alguien como te estás amando a ti y ser correspondida de la misma manera, sólo deja que suceda, pues ahí, a la vuelta de la esquina, está esa persona que al mirarla te verás a ti misma, esa que al mirarte se verá a sí mismo, y no tendréis ninguno de los dos duda alguna de estar frente a quien deseáis estar.

Ella sonrió, lloró de la emoción de sentir en su pecho la certeza de aquellas palabras y se repitió a sí misma una frase hasta quedarse dormida. La fusión con su Ser estaba siendo la experiencia más magnificente de toda su vida.

  • Cuando llegues a mí, te veré, me verás, y no habrá dudas, no habrá más dolor, ni confusión, porque después de atravesar el profundo bosque del miedo, sólo el amor puede unirnos.

    Arael Líntley

lunes, 5 de enero de 2015

EN EL TEMPLO DIVINO

Después de un largo caminar, donde las piedras han sido el suelo, donde mis pies han estado heridos, donde mis manos temblaban ante las adversidades, donde mis preguntas eran cada vez más profundas, me hallo en pie frente a un templo de cristal de cuarzo blanco. Reluce como el sol, y su vibración me hace llorar de emoción. En este ahora no existe ya nada que me esté dañando, a pesar de que sé que todavía hay mucho por sanar y liberar, limpiar y depurar. Me pregunto por qué no siento dolor, pues lo que siento es como si se hubiera acabado ya una ruda etapa donde mis pasos eran torpes y sufridos.
De dentro del templo aparece un hombre, vestido de blanco, me mira con sus ojos intensos. Ya los había visto antes. Su sonrisa es dulce, como la primera vez que le vi, hace ya tanto tiempo, y su gesto amable y amoroso me indica que debo entrar con él.
Voy junto a él. Nos fundimos en un largo abrazo, siento que mi corazón y el suyo se fusionan, y el amor que me envuelve me eleva como nunca antes lo había hecho. Vibramos como si fuéramos pura luz, tal vez lo somos de verdad ahora mismo.
Tengo muchas preguntas, no comprendo algunas cosas que estoy experimentando y estoy dispuesta a escuchar sus respuestas, él siempre me ayuda tanto.
Nos sentamos en el suelo, sobre unos cojines semi etéricos, y entonces me doy cuenta de que mis manos también son transparentes. No soy tan densa, ni él tampoco. Debemos estar en otra dimensión. 
 
  • Gracias por recibirme, mi querido Araham. Tengo que pedirte una vez más que me ayudes, que me guíes.
  • Mi amada Elämä, ya sabes que siempre estoy cuando requieres de mi presencia, tú eres mi otro yo y lo que te ocurre a ti, me ocurre a mí, cuéntame qué es lo que te preocupa, aunque ya conozco tus inquietudes sé que necesitas manifestarlas en palabras.
  • Últimamente me siento muy descolocada, perdida, como en otro mundo, como si estuviera flotando en la nada. Además, sé que estoy liberando mucho dolor pero no lo siento, es como si pasara frente a mí como una nube que luego se aleja. ¿Por qué me siento así? Tengo una sensación de estar encerrando muchísimas emociones que no comprendo en una bolsa hermética, cerrada y sellada. Las veo, las observo, las puedo sentir de alguna manera, pero en realidad noto sólo una especie de indiferencia, como si estuviera anestesiada para sentir...Así que es como si hubiera perdido la capacidad de sentir, y al mismo tiempo siento amor, es muy raro...
  • Te lo voy a explicar mandándote las sensaciones, verás cómo sí puedes sentirlas.
Como siempre, Araham consigue que en mi interior sienta todo aquello que me quiere transmitir, a través de imágenes, palabras que no se pronuncian, explicaciones que no se hacen frase, amor convertido en comprensión. Veo que estoy en un prado de flores muy diversas, las estoy sintiendo como parte de mí. Su aroma penetra en mi esencia y comprendo cada olor. Mi cuerpo físico reacciona ante algunas fragancias, a veces con mucho desagrado, otras con simpatía, otras con sumo agrado, comprendo que eso son emociones que vienen del exterior, que entran en mí y que yo asocio a lo que conozco.

  • Oh, tienes razón, lo estoy sintiendo y viendo muy claro.
  • ¿Lo entiendes ahora? El ejemplo que te he puesto y que has podido sentir es muy claro. Estás en un campo de flores variadas, estirada, sientiendo su fragancia. Antes podías oler la esencia de todas las flores, incluso diferenciar algunas de otras porque ya las habías olido antes y las has reconocido. Las fragancias son el símil de las emociones. Tú reaccionabas ante ellas, unas te gustaban mucho, otras te hacían reaccionar incluso en lo físico dándote alergia y estornudabas,- se ríe, como siempre cuando intenta que entienda las cosas que me explica con tanto amor- otras te hacían sentir dolor de cabeza. Sin embargo, estás desarrollando una habilidad. Ahora eres capaz de observar las fragancias. Las hueles, las percibes, pero no te afectan físicamente. Ahora bien, aún no sabes cómo aislarlas una por una, sólo sientes el conjunto, es por eso que te da la sensación de tener todas tus emociones guardadas en una bolsa cerrada. Ahí están todas las flores emanando su aroma, y tú las percibes a todas a la vez, pero sin que ello signifique que tu cuerpo físico reaccione. Esa habilidad es la de ser observadora de tus emociones teniendo tú el control sobre ellas, y no al revés. Estás aprendiendo a hacerlo.
  • Yo creía que estaba huyendo de lo que sentía, que me aislaba del dolor que algunas emociones podrían ocasionarme, y eso no me gusta nada, pero no lograba sentirlas, sólo noto que están.
  • Eso es porque tú ya no te sientes identificada con el pensamiento que generó el dolor, sabes que tú no eres el pensamiento, ni eres esa emoción, sabes que tú eres la conductora de tu vehículo y que tú lo manejas. Hasta ahora, el dolor te controlaba a ti, hasta ahora, las emociones marcaban tu estado físico y mental. De hecho, son las ideas y los pensamientos quienes generan las emociones. Algunos pensamientos o ideas están en tu inconsciente y las emociones parecen llegar solas, pero siempre están unidas al campo mental. Estás aprendiendo a ser quien eres, a comprender tu cuerpo mental desde tu Ser, y por consiguiente, algunas emociones ya no serán la reacción incontrolada de tu ego, sino que las verás ahí, como una observadora, una espectadora de tus ideas, pensamientos y emociones.
  • Suena bien, pero bastante complejo.
  • Es más difícil explicar su funcionamiento que sencillamente vivirlo. Tú ya lo estás experimentando, no hace falta que entiendas cómo funciona, porque tú ya lo estás sientiendo en ti. El engranaje de todo lo que está en marcha en cada uno de nosotros tiene una explicación más “técnica”, sin embargo, no es necesario que sepamos cómo funciona todo.
  • Estoy realmente conmocionada, y sin embargo, aquellas emociones que deberían estar aflorando, no lo hacen, están calladas en mi corazón, como si sólo fueran frases que otro ha dicho, como si fueran experiencias dolorosas de otra persona. Yo miro ese sufrimiento con compasión pero no lo padezco, es tan extraño.
  • Todo lo que has ido aprendiendo a través del camino hacia ti misma está dando sus frutos, es así de simple.
  • Quisiera hacerte tantas preguntas, tantas, y cuando te tengo frente a mí no me acuerdo de aquellas dudas que me sorprenden cuando no soy capaz de preguntarte.
  • Estoy aquí, dime qué quieres saber.
  • ¿Por qué cuando nos adentramos en el camino hacia el interior sufrimos tanto?
  • Porque para liberar las cadenas que están en tu inconsciente, en tus memorias más recónditas, debes arrancar el dolor que está incrustado, sanar las heridas, deshacerte de aquello que te hace esclava del miedo, y después, llenarte de ti misma, de tu Ser, del amor que eres.
  • ¿Y podré algún día ser verdaderamente y permanentemente amor?
  • Así será, así es, no temas, no dudes, todo va bien, todo es como tiene que ser.
  • Siempre me dices eso, mi querido maestro, pero yo caigo una y otra vez, caigo en el llanto, en el desasosiego, sin entender nada en absoluto. Un día pareciera que alcanzo el cielo y al otro pareciera que la muerte de este cuerpo que me acoje sería la solución para acabar con este dolor tan insoportable.



  • Sanar una herida infectada puede ser muy doloroso, pero cuando está curada, la sonrisa regresa a tu rostro, así como la de un niño cuando al caer se lastima, llora y sufre, y cuando su herida es curada por una mano amorosa, su felicidad vuelve a fluir en él.
  • ¿Y me quedará mucho por sanar?
  • No mires hacia el dolor, mi querida Elämä, mira hacia el amor que eres y acógelo todo, abrázalo todo, crece, siente el aire, la brisa, la vida que eres, y emana tu verdadera esencia. Un niño juega sin pensar si puede volver a caerse y dañarse, vive y no pienses en el sufrimiento, sé lo que eres, ama, ríe, sé la niña que hay en ti.
  • ¿Y qué hago con todo lo que sé? ¿Qué hago ahora que he visto quién soy? Todo me parece tan complicado.
  • Ámate y sigue viviendo. Ser lo que eres es una bendición y conocerte a ti misma otra bendición. Ahora sólo bebe el milagro de estar encontrándote, bebe la alegría de estar en ti, bebe la felicidad de ser esa fuente de amor que brota desde tu corazón y olvida los porqués.
  • ¿Y cuando aflore de nuevo el miedo?
  • Entonces bendice la oportunidad de atravesarlo, con fuerza, con coraje, como siempre has hecho, y valora tu valentía.
  • ¿Por qué siempre consigues que todo sea tan sencillo?
  • Porque te amo, y el amor es la fuerza más absoluta, el amor es lo que realmente nos hace ser lo que somos, porque el amor es lo que somos. Eres amor, mi amada Elämä, y yo también lo soy, y juntos somos más amor todavía. En este camino tenemos que recordar eso para luego poder serlo en este viaje que escogimos siendo humanos. Y el amor es la sencillez, la pureza, la alegría y la felididad, la paz, la unidad.
Consigue que llore de nuevo, consigue que mi alma se eleve todavía más, consigue que sepa que aún puedo sentir más amor, consigue que la creencia de la pareja romántica se destruya por completo, para dar paso a la unión divina, la única que perdura porque siempre ha sido y existido. Eso me hace recordar que quiero hacerle otra pregunta.


  • ¿Es cierto todo lo que se dice de las llamas gemelas?
  • Mi amada Elämä, dime ¿qué sientes en tu alma?
  • Amor, muchísimo amor.
  • Eso es cierto en ti, y en todos. Las llamas gemelas son el reflejo de ese amor, pero aún hay mucho más. La mente trata de comprender algo que no es comprensible en una conciencia encarnada, sin embargo, lo más cercano sería que te dijera que el verdadero amor va bastante más allá de lo que hayas escuchado o entendido respecto a esas uniones de llamas gemelas o flamas divinas. En este lugar donde habitas como humana, todavía hay algunos misterios por descubrir, y poco a poco los irás conociendo.
  • ¿Eres mi flama divina?
  • No, soy parte de ti, parte de tu conciencia más cercana al Uno. Pertenecemos al mismo origen tras el origen, somos compañeros, rayos de luz que comparten el mismo foco, somos una experiencia unida.

Se acerca a mí, besa mis labios y sonríe. Sabe que eso es algo que hacemos los seres humanos para mostrar amor y afecto, pero él no necesita hacerlo para mostrarme lo que siente. Lo que siente, algo tan inconmensurable que me desmayo en mí misma y en él, en la exquisitez de sus rayos de amor que atraviesan cualquier realidad falsa, cualquier resquicio de dolor, cualquier cosa que no sea yo, para fundirse con mi verdadero yo, con mi esencia, con mi presencia completa.

Una experiencia más, un encuentro más, unas palabras sin palabras que me devuelven después a mi mundo, a lo mundano, a lo que vine a vivir y experimentar como humana.
Soy Ser, alma y persona, hoy, cuando camine sobre el suelo físico de este planeta, sabré quien soy, y miraré a todos los demás sabiendo que son algo tan grande que no alcanzaría nunca a comprenderlo desde mi mente pequeña, pero que amaré desde la grandeza del verdadero Ser que Yo Soy...


Eva Bailón

viernes, 2 de enero de 2015

EL MAESTRO INTERIOR

    En un camino solitario, iluminado por una luz dorada y rodeado de árboles, dos amigos se reúnen de vez en cuando para caminar un rato y comentar sus pensamientos más profundos. Ambos sólo se encuentran cuando afloran los miedos y las dudas, la confusión, pues las preguntas a menudo deben ser contestadas para trascender los temores que acechan al ser humano. Uno es un hombre joven, de aspecto frágil, tez blanquecina y mirada dulce y clara, el otro es un hombre maduro, de aspecto oriental, cabello largo y fino, barba blanca lacia y vestido con una túnica de color azul claro.
    El más joven se dirige al otro con solemnidad y sumo respeto. Se siente descondertado y decepcionado de sí mismo, y también de lo que le acontece y de algunas personas que ha hallado en su vida.

  • Maestro, perdóname por ofender a la divinidad al ofenderme a mí mismo, perdona mi torpeza al castigarme y sentir la culpa clavada en mi alma, disculpa mi ignorancia al repudiar lo que soy cuando no alcanzo a comprenderlo. La decepción se cierne sobre mí, no sólo por los actos ajenos, algunos incluso contra mí mismo, sino por la decepción de mí mismo, de la reacción de mi propio ego ante tales circunstancias.

  • Mi querido amigo, ya sabes que no me gusta que me llames así, soy sólo un aprendiz, como tú. No sufras por eso, no debo yo perdonarte, sino que eres tú mismo quien ha de hacerlo. Sin embargo, no se trata de un perdón como tú lo concibes, sino una comprensión de que no eres culpable, un entendimiento de que eres un ser hermoso y de que eres inocente. No repudies tu belleza, ámala, no rechaces tu naturaleza, respétala, y no castigues tus errores, aprende de cada situación que vives, porque nada es casual, y el equívoco, amigo mío, no es real, no existe, es sólo una ilusión de tu mente. Respecto a las personas que te decepcionaron, sólo te mostraron lo que debías ver en ti, y sus actos sólo reflejaron sus propios miedos proyectados hacia ti.

  • Te llamo maestro porque contigo he aprendido muchas cosas, porque me ayudas a verme por dentro, porque me has estado guiando durante mucho tiempo y siempre has logrado que conecte con mi sabiduría interior, y porque cuando no entiendo lo que me ocurre, tú siempre me acompañas hasta mis propias respuestas, hacia mi interior.

  • Entonces yo tendré que llamarte a ti también maestro, porque también yo he aprendido muchas cosas junto a ti, y porque también me has acompañado en mi camino hacia mi interior, porque lo que tú me muestras es a menudo lo que hay también en mí, y cuando te explico y te hablo, también me hablo y me dirijo a mí.

  • Está bien, entonces, ¿cómo prefieres que te llame?

  • Llámame Amor.

     


  • ¿Amor? ¿por qué has escogido esa palabra?

  • Porque es lo que hay en cada uno de nosotros, porque es lo que hay en ti, y porque su vibración en sí misma nos conecta con lo más puro y lo más divino que hay en nosotros. Cada vez que menciones esa palabra, resonará en tu interior, y cada vez que yo la oiga, me ocurrirá lo mismo.

  • Es un nombre hermoso, Amor, me alegro de que lo hayas elegido.

  • Gracias, querido amigo.

  • Mi nombre es Alma, me gustaría que así me llamaras.

  • Muy bien, Alma, así será entonces.

  • Verás, Amor, hoy necesito desahogarme y explicarte cómo me siento.Yo siempre he creído tantas cosas, siempre he vivido en base a lo que yo creía que era correcto, bajo las normas morales y éticas que me habían inculcado desde niño, siempre creí que el amor era algo que ahora veo que no es, y me he ido dando cuenta de tantas falacias que tenía en mi mente creadas, que ahora no sé qué es real y qué no lo es. Primero comencé a pensar que yo era el culpable de todo, y creía que mi responsabilidad era ayudar a otros a no sentir culpabilidad, creí que debía ayudar a otras personas a no hacer lo mismo que yo había hecho, a no herirse, a sentir su fuerza interior, a sentir sólo amor, pero el ego es un laberinto enrevesado y se las sabe todas, puede engañarnos, hacernos pensar que eso es lo que tenemos que hacer, pero nos vuelve a llevar de nuevo a su trampa, ocultándonos lo que hay bajo ella. Descubrí mientras caminaba, que no existía un camino, que mientras yo daba un paso, se creaba, y que en realidad yo decidía si el suelo era de tierra o asfalto, si a mi alrededor había árboles o edificios, si mis pies eran delicados o fuertes, si mis manos daban amor o si emanaban dolor y tristeza, si mis ojos veían a través de mi Ser o a través de mis falsas creencias.
    Pero las creencias eran fuertes, ¿sabes, Amor?, y me aferraba a ellas pensando que si las perdía lo perdería todo, y en cierto modo, así ha sido. Creer en algo falso a veces puede ser tan doloroso como perderse a uno mismo, por eso no se nos revela la verdad hasta que no estamos preparados para verla. Tú, mi querido amigo, me enseñaste que amar no es enamorarse a través de la creencia colectiva de lo que es eso, sino que amar es estar siempre enamorado de todo cuanto existe, incluso de mí mismo, porque formo parte del todo. Y entonces, comencé a pensar que si nada es real, si todo es producto de infinitas creencias de nuestra mente proyectadas en la materia, entonces debía buscar la verdadera realidad, aquella que fuera más allá de todo lo que está inventado. Supe que si no creemos, no creamos, y supe que creer en algo falso lo convierte en cierto, porque sólo creyendo creamos. Entonces me confundí aún más y me pregunté por qué pensaba que todo eran creencias falsas si al creer en ellas las convertíamos en realidad. Ahí me di cuenta de que no era un concepto muy acertado y decidí diferenciar las creencias entre limitantes y no limitantes.
    Pero de todas formas, me quedé sin verdades, porque cada ser humano tenía una verdad inventada a su propia convenciencia, y me derrumbé.
    Mis creencias limitantes se deshicieron, pero no en su totalidad, y fui consciente de que en algún lugar de mi inconsciente aún quedaba mucho que desatar, mucho que sanar, mucho que depurar, mucho que limpiar. Mi camino hacia mí mismo era interminable... Ahí mi querido amigo Amor, me quedé bloqueado. ¿Qué me puedes decir al respecto?

  • Amigo mío, mi querida Alma, te diré que conocer todo lo que hay en tu inconsciente no es lo más importante, eso sería como intentar conocer el universo entero, detalle por detalle, así que lo verdaderamente importante es que seas consciente de cada limitación que hay en ti, pero sin obsesionarte, permitiendo que en cada paso se te muestre aquel paraje que tu alma te muestre. Tu Ser es sabio y te irá enseñando lo que debes aprender, poco a poco. Lo más importante es que seas tu Ser manifestado en este humano que eres, cada día con más fuerza, y permitiendo que tu ego se manifieste para mostrarte aquello que aún se debe liberar. No te niegues tu propio poder, tu divinidad, ámate, sé libre, y despliega tu amor sin miedo a vivir.

  • Pero precisamente estoy asustado, porque el mundo, sin mis creencias es un mundo extraño, siento que es la primera vez que lo veo, soy una hoja en blanco porque todo lo que aprendí se ha ido borrando al comprobar que todo estaba equivocado.

  • No, no estaba equivocado, era lo correcto en aquel momento, pero ahora ya no te toca esa lección, ahora te corresponde a ti crear tu camino, tu vida, y escribir las palabras que nazcan de tu corazón. De ahora en adelante sólo tú decidirás tu destino. El miedo no es algo nuevo para ti, ni para nadie, y está basado en la creencia de que el mundo es hostil y peligroso, algo que está muy arraigado en el ser humano. De hecho, es algo muy primitivo impreso en nuestro inconsciente colectivo. Ahora crees que tienes que temer al mundo porque lo ves con más claridad.

  • ¿Y si me equivoco? Ya no sé qué es real y no sé relacionarme con los demás, sólo veo ideas, creencias, egos, me cuesta mucho poder hablar con alguien de alma a alma, de corazón a corazón.

  • Mi querido amigo, cuando estás con alguien frente a ti manteniendo una charla contigo, las almas de ambos conversan, mientras los egos también lo hacen, siempre funcionó así, la diferencia ahora es que tú escuchas ambos lenguajes de manera consciente. Quédate con ambos, así conocerás a la persona que tienes delante, tanto por sus personajes inventados para subsistir aquí como humanos, como por su alma encarnada en ese cuerpo, vehículo para experimentar el amor en la materia.

  • Dices que hemos venido a experimentar el amor, pero no comprendo de qué manera se puede hacer tal cosa si estamos tan inmersos en nuestras propias mentiras, ocultos y enterrados bajo capas y capas de creencias limitantes, falsas verdades que nos enfrentan a unos contra otros.

  • Pues rompiendo la estructura mental antigua para dar paso a un nuevo futuro, a una nueva manera de vivir desde el Yo Soy, desde la divinidad que llevamos dentro, desde la verdadera esencia de lo que somos, y dejando ya de mentirnos para ser honestos con nosotros mismos y con los demás, permitiendo así resurgir nuestra alma aprisionada, liberándola, y comprendiendo que amar es respetar, aceptar, y comprender, tanto a nuestro ego, como al ego de los demás, o lo que es lo mismo, trascendiendo el miedo a vivir, a ser lo que realmente somos, teniendo la certeza de que todo está bien y de que nuestro Ser nos va a proporcionar todo lo que necesitemos, pues no hemos venido aquí a sufrir, mi querida Alma, sino a a amar, y ya es hora de que hagamos lo que vinimos a hacer sin más demora.

  • Gracias, mi querido Amor, por todo lo compartido, espero poder volver a tener otra charla contigo muy pronto, hoy me quedo más tranquilo, aunque aún me quedan muchas dudas y mucho por liberar. 
     
  • Gracias a ti, Alma, por ser el reflejo de mis miedos y mostrarme mi propia sabiduría.

El joven muchacho llamado Alma, se aleja satisfecho por la conversación, dirigiéndose a su hogar, a su rutina, sabe que cada vez que necesite a su maestro “Amor” podrá hallarlo tan sólo regresando a aquel lugar que ha hallado en el camino hacia su interior.

Arael Líntley