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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

domingo, 15 de abril de 2018

EL AMOR DEL ALMA


Es inútil convencer a la mente de que se imagina todo dolor que experimenta, siempre buscará la manera de encontrar un motivo externo, algo o alguien a lo que culpar, dando vueltas en un círculo vicioso en el que jamás trata de comprenderse a sí misma y liberarse de la carga de sentirse dependiente de lo que hay fuera de ella. Lo cierto es que la mente parece ir casi siempre en contra de lo que es el Alma. El alma explora los mundos y se enamora de todo cuanto halla en ellos, mientras la mente despotrica acerca de todo aquello que no se ajusta a su ínfima interpretación de lo que está observando y conociendo.
Tal vez por esa razón el amor es tan difícil de entender, tan complicado, y tan absurdo para los parámetros mentales en los que nos empeñamos que se ajuste.
Cuando amas de veras a alguien, fuera del paradigma que impone el criterio mental, todo se vuelve caótico para la personalidad mental, y mágico para la existencia en sí misma. Si digo mágico es porque conlleva una serie de experiencias sincrónicas que te impulsan y te acercan a una realidad diferente, más acorde con lo que somos en otros niveles de consciencia más elevados, y eso, para una mente ignorante de dicha realidad, entra en el mundo de lo desconocido, y por tanto, de la magia o la fantasía.
Ahí, en ese punto en el que la vida se muestra al desnudo y poco a poco vas sintiendo que nada es como parecía que era, es cuando te encuentras con la contradicción.
Al principio crees que tienes que escoger entre alma o mente, pero después comienzas a ver que el alma está en ti, en todo lo que eres, incluyendo tu ego, tu mente, tu personalidad, y que por esa razón, sólo tienes que dejarte inundar por ti mismo, por tu verdad, por tu amor, porque el amor en realidad eres tú, estás creado desde el amor.
Tu cuerpo físico es un vehículo para experimentar en una forma de vida humana, tu cuerpo mental es una herramienta para captar lo externo, tu cuerpo emocional te lleva a un mundo interno donde puedes explorarte como ser humano, conocerte, amarte, y asimismo, ver a los demás desde ti, como si fueran otros, mas siendo tú en la experiencia del otro.
Eso es sentir el amor, verte en el otro, en otra forma de pensar, en otra personalidad, en otro cuerpo físico, y si consigues reconocerte en la mirada del otro y enamorarte, estás amando desde el alma y además también desde la mente.
Creo que podría definir lo que yo considero el personaje, o la personalidad, como aquello creado en nuestra mente para relacionarnos con lo externo. Ahí también se halla el ego, y además, dicho personaje está controlado por un sistema de creencias y algunos programas que hay en el inconsciente. Sin embargo, yo no pienso que el personaje o el ego deban morir para experimentar desde el Alma,  sino que siento que éste se va identificando cada vez más con el Alma, dejando de estar dominado por los programas y los patrones, siendo más auténtico. El Alma acaba usando el personaje para ser, pero más liberada, más ella, a través de una personalidad sutilizada y entregada al Ser divino.
Dicen que algunos de nosotros, como personajes, somos hiperempáticos y sentimos el mundo de una forma profunda, empatizando con todo. Eso, en muchas ocasiones, nos lleva a sentir tan intensamente las emociones, los pensamientos, la vida en sí misma, que nos desbordamos de amor, aunque también podemos desbordarnos de miedo, de dolor, de angustia y de desolación.
Somos extremadamente sensibles y muchas veces no somos comprendidos por el resto. Nos preguntamos quiénes somos, por qué estamos aquí, y exploramos nuestro mundo interior para hallar las respuestas, aunque también nos escondemos en él y nos apartamos del exterior para protegernos de posibles críticas y juicios de otros personajes aún sometidos al viejo paradigma del inconsciente, y no saben reconocerse, ni amarse a sí mismos, y por tanto, son icapaces de hacerlo con los demás.
Los hiperempáticos son así por elección de su Alma, y eso les permite en su mayoría despertar del sueño de este mundo ilusorio.
Durante mucho tiempo, como personaje, desprecié mi forma de sentir el mundo, porque me asustaba ser lastimada, pero un día toqué fondo y me vi, pude sentirme, y fue un reencuentro con algo que no alcanzo a describir. Decidí ser quien era en lo más puro, expandirme, amar, en lugar de comprimirme, ocultarme y negarme.
Entonces todo tomó una dimensión muy distinta, todo en mí como personalidad y todo a mi alrededor, se empezó a transformar.

Entendí que el amor del alma es un amor en el que se incluye todo, nada se excluye, y si excluímos es que aún no estamos vibrando en ese amor real y consciente que proviene del alma, del espíritu, y que vive a través de nosotros.
Y ahí, dentro de mí, fluía una energía muy dulce a la que identifiqué como una parte de mí que no sólo existía ahí. Siempre había sabido de su existencia, pero no la había localizado en mi interior, sino fuera de mí, en alguna parte, y la buscaba incesantemente, anhelante.
En mi camino para tratar de entender de una forma racional esa sensación, pude conocer a otras personas que también compartían esa misma sensación que yo vivía en mí, y me compartieron sus experiencias.
Encontrar a alguien cuya personalidad está aún en la búsqueda y la comprensión de la vida que es, alguien que todavía no puede verte como parte de sí mismo, es lo más habitual, pero a menudo ocurre que te reconoces en esa persona, en su alma, y la amas irremediablemente, porque es imposible no hacerlo. Entonces, el otro, temoroso, huye de ti, o te rechaza, o tal vez elige y ama a otra persona ,o se compromete con otros aspectos de sí mismo que tiene que reconocer dentro de él, siendo incapaz de responder al deseo de la personalidad de hacer físico el amor que lleva dentro.
Entonces llega la contradicción de la mente y el alma. La primera te lleva a sufrir, siente dolor porque no soporta el rechazo, que por otro lado es falso, es sólo la interpretación personal y subjetiva de un suceso. El Alma entiende que el amor siempre está, pero que cada uno elige con quién manifestarlo cuando se trata de la relación de pareja o de amistad. Así, nos cruzamos con personas que realmente nos despiertan el amor que somos, que estaba adormecido, de una forma tan abrupta que la mente se pierde, el personaje siente dolor, y la incomprensión y la rabia se abren camino.
Eso es una crisis del personaje, una crisis que permite que nos demos cuenta de que amar es sólo amar, no es poseer al otro, y después de un proceso más o menos largo, acabas por darte cuenta de que lo amas todo.



Pero ese tipo de amor, ese que es real y eterno, se queda instalado en el personaje, en la mente, sin poder expulsarlo, y esa persona queda en ti, latiendo en tu alma para siempre, pese a que no parece que puedas manifestárselo jamás, a no ser que el otro pueda reconocerse también en ti. Y es que, te habías topado con la energía que sentías en ti depositada en otra forma de vida, así que no es que se instale en ti, sino que ya lo estaba antes de saber que esa persona era la portadora de tu misma energía de Ser.
Me pregunto si en este mundo humano tan superficial, donde todo es sueño y casi todos duermen bajo los efectos del paradigma mental, y la manipulación, se podría expresar tal amor, con la inconmensurabilidad que ello supondría. ¿Podrían nuestros cuerpos físicos albergar tal cantidad de amor? ¿Podrían nuestras personalidades entregarse hasta el punto de la disolución de ellas mismas para ser tan solo amor?
Algunos llaman a este amor “Llama gemela”, yo también lo hice durante mucho tiempo, pero cuanto más me reconozco, más siento mi ignorancia, más me despojo de los conceptos que trato de transmitir, puesto que, por mucho que quiero que describan y definan lo que vivo en mi interior, quedan sumamente alejados de lo que siento y de lo que soy.
Amar desde el Alma no es sentir pasión o deseo, ni es enamorarte de un cuerpo físico, ni siquiera de una personalidad, ni ver el alma del otro, sino que es amar sin saber por qué amas, es amar sin buscar coincidencias, es amar aunque la manera de vivir de esa persona sea incompatible con la tuya, es amarla sin importarte su aspecto, reconociéndola en cualquier mirada en la que se refugiara, es amarla aunque detestes su personalidad, es amar incluso sabiendo que esa persona, ese ser humano, está muy lejos de verte, muy lejos de hallarse en tu mirada, muy lejos de amarte de forma consciente, es reconocerte en ella completamente, contemplarle y verte de una forma tan sumamente intensa que te asusta, te enloquece, te transporta, te conecta con tu esencia divina, es caerte en su interior y darte cuenta de que estás ahí dentro desde siempre.
Sin embargo, a pesar de que haya muchos casos en los que parece imposible experimentar ese amor en la Tierra, a veces el universo juega a nuestro favor y nos obsequia con un encuentro inesperado, algo que nos eleva hacia lo más alto, después de haberlo dejado todo atrás, de habernos enfrentado a los fantasmas que nuestra mente inconsciente nos presenta, después de haber superado la confusión.

Mi Alma me muestra cada día su grandeza, la de todas las almas, y en ella hay una palabra muy bella que siempre resuena en mi interior: Confianza.

Confianza en la vida, puesto que la vida eres tú, y nadie mejor que tu Alma, tu Esencia divina, sabe lo que es mejor para ti.

Arael Elama.