SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

viernes, 25 de agosto de 2017

EMOCIONES Y ESPIRITUALIDAD


Sí, empecé un camino hacia la comprensión de quién soy y a qué vine a este planeta, como muchos otros.
Hay mucha gente que está transitándolo, pero creo que en tendemos a confundir mucho las cosas, a interpretarlas y adornarlas según lo que necesitamos en cada momento.
En este proceso interior en el cual nos estamos reconociendo, me he dado cuenta de que muchas personas niegan sus emociones, huyen de la tristeza, de la rabia, del dolor, tratando de sentirse siempre con la vibración elevada, fuera del alcance de su cuerpo emocional, sin embargo yo descubrí en mí misma que hacer esto no era exactamente elevar la vibración, y puedo decir que lo hice gracias a esas personas, pues reflejándome en ellas veía discordancias y comencé a preguntarme por qué.

La teoría es que si estás en una emoción de rabia estás emanando negatividad y eso no es propio de un ser espiritual, así que inmediatamente vas a tratar de eliminar la sensación, ya sea meditando, pensando cosas positivas, etc.
No estoy diciendo que meditar no ayude, sino que todo depende de la intención que le pongamos a cada cosa que hacemos, no es lo mismo meditar para elevar nuestra consciencia y hallar respuestas, sentir la emoción y trascenderla desde el amor, que tratar de huir de ella a través de la meditación y una falsa sensación de haber dejado atrás dicha sensación, cuando en realidad sólo la hemos vuelto a mandar al inconsciente.
Si bien es cierto que puedes estar en un estado poco beneficioso para ti y para otros, pues a nivel energético estás desprendiendo lo que sientes y piensas, lo único que realmente puede ayudarte a elevar la vibración es el amor, el amor a tus emociones, la aceptación de la rabia, del dolor, de la tristeza, de aquello que sientas, sin ponerle juicio, pues si emerge en ti es para mostrarte algo, no para que lo trates de esconder de nuevo en tu inconsciente. Esa es la manera en la que puedes limpiar los pensamientos que te hacen despreciar las emociones a las que llamamos densas, que resulta que no lo son en realidad, sólo son emociones, sin más, pero nuestras ideas acerca de ellas las convierten en lo que creamos, puesto que es lo creemos.

Si hacemos esto lo único que conseguimos es poner en la sombra todo aquello que sentimos que no nos agrada, para que vuelva a salir al consciente con más fuerza en otro momento, frente a otra situación que lo hace detonar.

Sinceramente opino que avanzar hacia lo que somos no consiste en negar lo que somos, o lo que sentimos, eso es sólo disfrazarnos de espirituales con palabras bonitas, con proclamaciones falsas, con un autoengaño que acaba por mostrarnos la verdad tarde o temprano.



No tiene nada de malo, ni de bueno, estar en un ciclo en el cual no queremos sentir miedo, o ira, por ejemplo, pero la vida misma nos va poniendo frente aquello a lo que nos da miedo enfrentarnos y siempre es por un bien mayor.

Tenemos miedo de sentir algo que no sea bonito, miedo del miedo, miedo de no vibrar alto, miedo de no ser especiales, espirituales, maravillosos seres angelicales que sólo sienten amor y felicidad, pero es que ése no es el objetivo de este camino, es más, ni siquiera es un camino, es un reconocimiento de nuestro potencial, de nuestra verdad, y somos humanos evolucionando, humanos que están madurando espiritualmente, humanos que están comprendiendo y aceptando su cuerpo mental, emocional, físico etc., humanos que están aprendiendo a amarse incondicionalmente, amarse no sólo cuando están alegres, sino también cuando están llenos de ira, llenos de dolor, o de miedo.

No entiendo muy bien por qué tanta necesidad de estar en ese punto de exclusión de las emociones, ahora pareciera que es vergonzoso estar enfadados, o iracundos, pareciera que si no estamos todo el día en la vibración del amor estamos fracasando en nuestra espiritualidad, y sin embargo, lo que veo es que se ha creado una nueva faceta egoica que lo único que hace es rechazar de nuevo, rechazar y separar, en lugar de integrar.



Por mi parte reconozco que a veces siento rabia, o miedo, o tristeza, y que eso también forma parte de mi comprensión de quién soy como ser humano, y amándome, teniendo paciencia conmigo, entendiendo para qué me siento así, sigo creciendo espiritualmente, pero he visto que no sirve de mucho negarme a sentir lo que no me gusta, así que ya no me engañaré, pero sí me observaré, me permitiré expresar lo que siento, sea lo que sea, siempre que no dañe a nadie, ni siquiera a mí misma, pues es mejor que las emociones naden en mí hasta desaparecer por sí mismas, por amor hacia mí, por amor hacia mi niña interior, por amor hacia lo que soy, hacia lo que somos.

Hasta que no integremos todo eso no dejaremos la dualidad...

Estoy un poco cansada de ver cómo algunas personas se torturan por estar sufriendo, que ya es demasiado en sí mismo, sufrir por no querer sufrir, por no aceptar que en ese momento el dolor se ha convertido en sufrimiento. Si bien es cierto que el sufrimiento es una elección, no es una elección sencilla, es decir, hay personas que no quieren sufrir y te lo dicen conscientemente, pero no logran salir de un bucle de sufrimiento. Y es que recordemos que todos llevamos a cuestas algún que otro patrón, algún programa del inconsciente que nos controla, y no es fácil para todo el mundo elegir no sufrir sin aún están siendo llevados por dichos patrones.
De hecho, a veces nuestro ser ha elegido realizar nuestra transformación a través de una ardua limpieza de esos patrones y por supuesto no es nada fácil, pues toda transformación suele ser dolorosa.

Cada cual tiene su propio proceso consciencial, así que no podemos pedir que todos reaccionen igual ante el dolor, pues dependerá de su madurez interior.
Sólo desearía que los que sufren o están estancados en algún drama, alguna situación que les atasca, no se sientan poco espirituales, pues todos somos seres espirituales, creo que los procesos que experimentamos son tan complejos como nuestra mente, rebuscados en ocasiones, sí, pero cada uno vive lo que necesita vivir para ir dando pasos, y es totalmente respetable.

No es mejor aquel que dice estar muy elevado, o que se siente así, ni es peor aquel que siente miedo por alguna razón, todos somos lo mismo, y todos hemos venido con misiones individuales que juntas forman una misión colectiva como humanidad.

Algunas misiones son de un tipo y otras de otro, pero no son mejores unas que otras, y aquellos que se empeñan en negar su parte emocional mirando a otro lugar, mirando hacia las emociones que creen más dignas y espirituales, tarde o temprano se encontrarán con aquello que se están negando, pues todo forma parte de su proceso.

No hemos venido a dejar de sentir emociones, sino a aprender a integrarlas y a amarlas, hemos venido a aprender a ser otro tipo de humanos, comprensivos, amorosos, capaces de trascender sus emociones, no eliminarlas o negarlas. Negar lo que sentimos no nos hace mejores y retrasa nuestra evolución.

Esto es lo que he ido aprendiendo, así que si hoy me siento enfadada, me siento enfadada, y no pienso mentirme, estoy enfadada y observo el enfado, porque me está hablando, algo me muestra, y si no pongo el foco en lo que me está diciendo ese enfado no saldré nunca de esa emoción, sólo la encapsularé en un lugar recóndito de mi inconsciencia, para que vuela a surgir cuando menos me lo espere y con mucha más contundencia.

No se trata de re-accionar por esa emoción, sino de escucharla, sentirla, dejarla ser, la re-acción es parte del juego del ego y eso no nos interesa.
Podemos meditar para ver ese enfado, podemos respirar profundamente, para que no nos controle, podemos elevar la vibración para trascender la emoción, mirándola de frente, como si hablásemos con ella, podemos pedir ayuda a nuestro ser superior, recordemos que somos seres multidimensionales, podemos integrar lo que nos quiere mostrar la emoción, y luego podemos soltar.

No creo en los trabajos energéticos en los que no hacemos nada, es decir, sólo creo en aquello que nos va ayudando a crecer espiritualmente, y aquello que realiza esa función, nos enfrentará a lo que tenemos que limpiar, a lo que somos completamente, si no lo hace, si lo que hace es hacernos huir, tapar y esconder, no está ayudándonos a crecer, y nos estamos engañando, creyendo que estamos evolucionando, cuando en realidad sólo estamos jugando a ser espirituales. Nuestro ego sigue estando ahí, muchas veces sólo cambia de disfraz.

Tal vez por eso algunas amistades me hablan de personas que dicen ser muy espirituales, o que publican muchos escritos acerca de terapias, etc, pero luego muestran una cara muy egoísta y mezquina, en cuanto hallan la oportunidad.

Todavía muchos seres humanos sólo son unos niños jugando a ser adultos en lo que a la espiritualidad se refiere”

Observémonos...amémonos...integremos...

Arael Elama

domingo, 6 de agosto de 2017

LA EXPERIENCIA - REFLEXIÓN




La vida nos proporciona la experiencia y a través de ella vamos atravesándola, sintiéndola, saboreándola.
El alma se entrega a esa experiencia, mientras que la mente se rebela y juzga cada suceso que la vida nos presenta para que podamos atravesarlo, sentirlo, vivirlo.
Tal vez no estamos danzando con la vida, sino peleándonos con ella constantemente, rechazando cada momento presente, escapando hacia el pasado, o hacia el futuro, sufriendo por lo que no podemos tener, en lugar de disfrutar por lo que ya somos y lo que nos aporta el ahora.
Es difícil aceptar el dolor, nadie dice que tengamos que aceptarlo así sin más, pero tal vez podemos dejarlo ser, sentirlo como parte de lo que estamos experimentando, sin resistencias, sin querer escapar de él, permitiendo que sea y que nos muestre una faceta de lo que somos como seres humanos.
El ser humano siente emociones, y precisamente esa es la experiencia que hemos venido a vivir, la de las emociones, pues como seres etéreos tal vez esas emociones no existan así, no sean como son siendo humanos.
Puede no gustarnos sentir rabia, ira, envidia, tristeza, pero si huimos de ello y lo escondemos, si lo juzgamos y nos sentimos indignos o poco iluminados por estar sintiendo esto, estaremos negándonos una verdad y no seremos honestos con nosotros mismos.
Si sientes tristeza es porque en este momento es lo que tienes que sentir, si huyes de ella y la ocultas se convertirá en tu sombra, y crecerá hasta asaltarte en el momento en el que estés más vulnerable.
La experiencia de ser humanos no nos exime de las emociones, pero podemos decidir qué pensamos acerca de dichas emociones, cambiar la actitud ante ellas, los pensamientos acerca de ellas, tal vez nos dé la clave para dejar de fustigarnos por sentir.
No todas las emociones nos gustan, pero todas están ahí para que las sintamos, sin críticas, sin maltratarnos...
Amarnos a nosotros mismos incondicionalmente significa aceptarnos cuando estamos alegres y cuando estamos tristes, cuando estamos enfadados y cuando no, etc.

Cuando dejemos de ponerle etiquetas a todo, de quererlo controlar todo, de intentar ser más iluminados y más elevados, o dejemos de competir para sentirnos más aceptados y reconocidos, tal vez nos demos cuenta de que somos maravillosos como somos y que nuestros pensamientos acerca de lo que sentimos o acerca de cómo somos, definen nuestro amor hacia nosotros o nuestro desamor, nuestra aprobación o desaprobación, nuestro propio auto-reconocimiento o nuestro desconocimiento de nosotros mismos.
Creo que todos somos luz y siempre hemos estado iluminados, pero cuando podemos reconocer esa luz propia como un todo, no como una parte, es decir, cuando reconocemos nuestra luz con todo lo que uno es, no sólo con esa parte que nos parece bonita, es cuando podemos realmente brillar.


Para mí la consciencia es el reconocimiento de eso que somos, como una parte de un todo y como un todo, sin dualidad, pues esa dualidad es la creación de una mente que sólo puede ver la realidad desde una perspectiva limitada.
Arael Elama