Sí,
empecé un camino hacia la comprensión de quién soy y a qué vine a
este planeta, como muchos otros.
Hay
mucha gente que está transitándolo, pero creo que en tendemos a confundir mucho las cosas, a interpretarlas y adornarlas según lo que necesitamos en cada momento.
En este proceso interior en el cual nos estamos reconociendo, me
he dado cuenta de que muchas personas niegan sus emociones, huyen de
la tristeza, de la rabia, del dolor, tratando de sentirse siempre con
la vibración elevada, fuera del alcance de su cuerpo emocional, sin
embargo yo descubrí en mí misma que hacer esto no era exactamente
elevar la vibración, y puedo decir que lo hice gracias a esas
personas, pues reflejándome en ellas veía discordancias y comencé
a preguntarme por qué.
La
teoría es que si estás en una emoción de rabia estás emanando
negatividad y eso no es propio de un ser espiritual, así que
inmediatamente vas a tratar de eliminar la sensación, ya sea
meditando, pensando cosas positivas, etc.
No
estoy diciendo que meditar no ayude, sino que todo depende de la
intención que le pongamos a cada cosa que hacemos, no es lo mismo
meditar para elevar nuestra consciencia y hallar respuestas, sentir
la emoción y trascenderla desde el amor, que tratar de huir de ella
a través de la meditación y una falsa sensación de haber dejado atrás dicha sensación, cuando en realidad sólo la hemos vuelto a mandar al inconsciente.
Si
bien es cierto que puedes estar en un estado poco beneficioso para ti
y para otros, pues a nivel energético estás desprendiendo lo que
sientes y piensas, lo único que realmente puede ayudarte a elevar la
vibración es el amor, el amor a tus emociones, la aceptación de la
rabia, del dolor, de la tristeza, de aquello que sientas, sin ponerle
juicio, pues si emerge en ti es para mostrarte algo, no para que lo
trates de esconder de nuevo en tu inconsciente. Esa es la manera en
la que puedes limpiar los pensamientos que te hacen despreciar las
emociones a las que llamamos densas, que resulta que no lo son en
realidad, sólo son emociones, sin más, pero nuestras ideas acerca
de ellas las convierten en lo que creamos, puesto que es lo creemos.
Si
hacemos esto lo único que conseguimos es poner en la sombra todo
aquello que sentimos que no nos agrada, para que vuelva a salir al
consciente con más fuerza en otro momento, frente a otra situación
que lo hace detonar.
Sinceramente
opino que avanzar hacia lo que somos no consiste en negar lo que
somos, o lo que sentimos, eso es sólo disfrazarnos de espirituales
con palabras bonitas, con proclamaciones falsas, con un autoengaño
que acaba por mostrarnos la verdad tarde o temprano.
No
tiene nada de malo, ni de bueno, estar en un ciclo en el cual no
queremos sentir miedo, o ira, por ejemplo, pero la vida misma nos va
poniendo frente aquello a lo que nos da miedo enfrentarnos y siempre es por un bien mayor.
Tenemos
miedo de sentir algo que no sea bonito, miedo del miedo, miedo de no
vibrar alto, miedo de no ser especiales, espirituales, maravillosos
seres angelicales que sólo sienten amor y felicidad, pero es que ése
no es el objetivo de este camino, es más, ni siquiera es un camino,
es un reconocimiento de nuestro potencial, de nuestra verdad, y somos
humanos evolucionando, humanos que están madurando espiritualmente,
humanos que están comprendiendo y aceptando su cuerpo mental,
emocional, físico etc., humanos que están aprendiendo a amarse
incondicionalmente, amarse no sólo cuando están alegres, sino también
cuando están llenos de ira, llenos de dolor, o de miedo.
No
entiendo muy bien por qué tanta necesidad de estar en ese punto de
exclusión de las emociones, ahora pareciera que es vergonzoso estar
enfadados, o iracundos, pareciera que si no estamos todo el día en
la vibración del amor estamos fracasando en nuestra espiritualidad,
y sin embargo, lo que veo es que se ha creado una nueva faceta egoica
que lo único que hace es rechazar de nuevo, rechazar y separar, en
lugar de integrar.
Por
mi parte reconozco que a veces siento rabia, o miedo, o tristeza, y
que eso también forma parte de mi comprensión de quién soy como ser humano,
y amándome, teniendo paciencia conmigo, entendiendo para qué me
siento así, sigo creciendo espiritualmente, pero he visto que no sirve de mucho negarme a sentir lo que no me gusta, así que ya no me engañaré, pero sí me observaré, me
permitiré expresar lo que siento, sea lo que sea, siempre que no
dañe a nadie, ni siquiera a mí misma, pues es mejor que las emociones
naden en mí hasta desaparecer por sí mismas, por amor hacia mí,
por amor hacia mi niña interior, por amor hacia lo que soy, hacia lo
que somos.
Hasta
que no integremos todo eso no dejaremos la dualidad...
Estoy
un poco cansada de ver cómo algunas personas se torturan por estar
sufriendo, que ya es demasiado en sí mismo, sufrir por no querer sufrir, por no aceptar que en ese momento el dolor se ha convertido en sufrimiento. Si
bien es cierto que el sufrimiento es una elección, no es una
elección sencilla, es decir, hay personas que no quieren sufrir y te
lo dicen conscientemente, pero no logran salir de un bucle de
sufrimiento. Y es que recordemos que todos llevamos a cuestas algún
que otro patrón, algún programa del inconsciente que nos controla,
y no es fácil para todo el mundo elegir no sufrir sin aún están
siendo llevados por dichos patrones.
De
hecho, a veces nuestro ser ha elegido realizar nuestra transformación
a través de una ardua limpieza de esos patrones y por supuesto no es
nada fácil, pues toda transformación suele ser dolorosa.
Cada
cual tiene su propio proceso consciencial, así que no podemos pedir
que todos reaccionen igual ante el dolor, pues dependerá de su
madurez interior.
Sólo
desearía que los que sufren o están estancados en algún drama,
alguna situación que les atasca, no se sientan poco espirituales,
pues todos somos seres espirituales, creo que los procesos que
experimentamos son tan complejos como nuestra mente, rebuscados en
ocasiones, sí, pero cada uno vive lo que necesita vivir para ir
dando pasos, y es totalmente respetable.
No
es mejor aquel que dice estar muy elevado, o que se siente así, ni
es peor aquel que siente miedo por alguna razón, todos somos lo
mismo, y todos hemos venido con misiones individuales que juntas
forman una misión colectiva como humanidad.
Algunas
misiones son de un tipo y otras de otro, pero no son mejores unas que
otras, y aquellos que se empeñan en negar su parte emocional mirando
a otro lugar, mirando hacia las emociones que creen más dignas y
espirituales, tarde o temprano se encontrarán con aquello que se
están negando, pues todo forma parte de su proceso.
No
hemos venido a dejar de sentir emociones, sino a aprender a
integrarlas y a amarlas, hemos venido a aprender a ser otro tipo de
humanos, comprensivos, amorosos, capaces de trascender sus emociones,
no eliminarlas o negarlas. Negar lo que sentimos no nos hace mejores
y retrasa nuestra evolución.
Esto
es lo que he ido aprendiendo, así que si hoy me siento enfadada, me
siento enfadada, y no pienso mentirme, estoy enfadada y observo el
enfado, porque me está hablando, algo me muestra, y si no pongo el
foco en lo que me está diciendo ese enfado no saldré nunca de esa
emoción, sólo la encapsularé en un lugar recóndito de mi
inconsciencia, para que vuela a surgir cuando menos me lo espere y
con mucha más contundencia.
No
se trata de re-accionar por esa emoción, sino de escucharla,
sentirla, dejarla ser, la re-acción es parte del juego del ego y eso
no nos interesa.
Podemos
meditar para ver ese enfado, podemos respirar profundamente, para que
no nos controle, podemos elevar la vibración para trascender la
emoción, mirándola de frente, como si hablásemos con ella, podemos
pedir ayuda a nuestro ser superior, recordemos que somos seres
multidimensionales, podemos integrar lo que nos quiere mostrar la
emoción, y luego podemos soltar.
No
creo en los trabajos energéticos en los que no hacemos nada, es
decir, sólo creo en aquello que nos va ayudando a crecer
espiritualmente, y aquello que realiza esa función, nos enfrentará
a lo que tenemos que limpiar, a lo que somos completamente, si no lo
hace, si lo que hace es hacernos huir, tapar y esconder, no está
ayudándonos a crecer, y nos estamos engañando, creyendo que estamos
evolucionando, cuando en realidad sólo estamos jugando a ser
espirituales. Nuestro ego sigue estando ahí, muchas veces sólo
cambia de disfraz.
Tal
vez por eso algunas amistades me hablan de personas que dicen ser muy
espirituales, o que publican muchos escritos acerca de terapias, etc,
pero luego muestran una cara muy egoísta y mezquina, en cuanto
hallan la oportunidad.
“Todavía
muchos seres humanos sólo son unos niños jugando a ser adultos en
lo que a la espiritualidad se refiere”
Observémonos...amémonos...integremos...
Arael
Elama
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario...