¿Cómo
me siento cuando miro a mi alrededor? ¿Cómo percibo el mundo, cómo
interpreto lo que veo?... ¿Cómo enfoco la vida, cómo la siento en
mí? ¿Quién soy?
Son
preguntas que me hago a mí misma cuando comienzo a sentir esa
inquietud en mí, esas sensaciones que, como un torbellino, se
apoderan de mí sin que pueda traducirlas con las palabras adecuadas.
Esta
mañana he tenido una conversación muy interesante con una buena
amiga. Le explicaba cómo en ocasiones me cuesta mucho trabajo poner
nombre a algunas sensaciones, poner frases a lo que hay dentro de mí
para poderlo comunicar a otros. En ese momento me he dado cuenta de
lo difícil que resulta transmitir lo que uno quiere expresar. Los
seres humanos hablamos de una forma automática, nos comunicamos de
mente a mente, utilizando un lenguaje verbal y abstracto que se creó
en nuestro intelecto para trasladar aquello que pensamos al otro y
así poder establecer contacto desde nuestro exterior a su exterior,
desde nuestra mente a la suya.
Sin
embargo hay un lenguaje oculto, no solamente a nivel psicológico, es
decir, conozco también ese lenguaje corporal que puede estar
diciendo cosas contrarias a lo que deseamos expresar verbalmente,
sino que me refiero a un idioma universal, un idioma que nace en
nuestra alma, y que siente y expresa el corazón.
He
comprobado que soy capaz de entender lo que otros corazones me
transmiten, lo que le dicen a mi corazón. Es como si, sin ser
percibidas, mientras nuestro intelecto se comunica, las almas hablan
en su propia lengua, se expresan y fluyen sin que nos demos cuenta.
Desde
el primer momento en que comencé a ser consciente de ese lenguaje
especial y trascendente, supe que eso es lo que realmente importa en
una conversación. El otro puede decirme muchas cosas, puede exponer
sus argumentos, muchas veces basados en procesos mentales muy
alejados de lo que su alma manifiesta con su pureza característica,
pero yo puedo leer su corazón, diga lo que su voz me diga.
Así
me hallé en un conflicto extraño para mi mente, la cual intentaba
comprender lo que el alma sabía, aunque no es siempre fácil. Tras
un proceso de asimilación mental, integración de conocimientos que
proceden de algún recuerdo insólito de mi Ser, comprendí que la
mente muchas veces nos engaña incluso a nosotros mismos y que,
mientras hablamos, si estamos desconectados de nuestra verdadera
esencia, sólo habla una parte de lo que somos, una parte que no
siempre está en lo cierto, no siempre exterioriza lo que deseamos
mostrar, sino más bien algo muy alejado de lo que somos en realidad.
Cuando
algunas personas me hablaban me percataba de que mentían, de que
sólo mostraban el personaje que interpretaban y que se comunicaban
desde ese personaje, no desde lo que eran como seres. Cuando
intentaba transmitir lo que mi alma hablaba con las palabras del
intelecto, no me comprendían, interpretaban desde su personaje lo
que les quería explicar, y mi ego se enfurecía en el intento de ser
comprendido. ¡Qué contradicción! Mi ego se enfada porque otra
persona no entiende lo que le dice mi corazón. Me di cuenta de que
mi ego y mi corazón habían hecho las paces hacía mucho tiempo y
que jugaban en el mismo equipo, cada uno expresándose desde su
propia naturaleza, ego=emociones, corazón=amor.
Pero
me pregunto cuándo llegará ese momento en el que desde el silencio
pueda entender a otra persona, sin que las palabras, huecas y vacías,
se interpongan, donde sencillamente hablen nuestros corazones y
sepamos interpretarlos a través de nuestras miradas.
O
tal vez, hallar ese punto en el que lo que diga mi voz, mi palabra,
sea siempre la traducción de lo que mi alma expresa y que el otro me
comprenda desde su alma, sin que el filtro mental interprete algo
totalmente diferente de lo que he deseado declarar.
Malentendidos...
Cuando
las almas hablan, la mente calla, el corazón se expresa, el mundo
permanece en silencio, las palabras son el regalo para el intelecto
enamorado de su esencia... Cuando dentro de nosotros exista esa
comunicación amorosa entre mente y alma, tal vez logremos sobrepasar
los equívocos y los malentendidos y sepamos reconocernos y reconocer
a las otras almas, con respeto, con admiración, con amor.
Quisiera
dejar de sentirme como si estuviera fuera de lugar, fluyendo desde mi
alma en un lugar donde todavía siento demasiadas interpretaciones
mentales, demasiadas barreras, demasiado dolor incrustado en los
corazones de demasiadas almas...
Quisiera
tener la magia suficiente en mis manos para esparcir la cura a esos
corazones que tanto han llorado, para extender el amor a las almas
que se sienten solas, para conseguir que las mentes se abran y se
conecten con sus respectivas esencias y así crear entre todos un
mundo donde todos nos comuniquemos sin contradicciones, desde lo que
somos, caminando hacia un futuro de conexión mental y álmica donde
fluyamos desde el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás...
Añoro
realmente llegar a ese nivel de comunicación con los otros, por esa
razón comencé desde mí misma, y aún continuo aprendiendo a
hacerlo, saltando mis propias barreras, liberándome de mis propias
cadenas, siendo cada día más yo, pero un yo mejorado poco a poco...
Sé
que hay personas que sienten la vida como yo, que la viven desde el
alma, y que intentan despojarse de programas mentales y paradimas
obsoletos para ser su mejor versión...y doy gracias por ello...
¿Que
quién soy? Soy un yo soy, uno más, un alma unida a otras almas, un
alma que procede de un espíritu que procede de la fuente de amor más
pura y hermosa que existe, aunque, una vez más, no consigo
transmitir lo que soy con meras palabras...
Yo
soy igual que tú....ni más, ni menos... Soy un Ser que es y que
ama... soy un ser que por ahora existe como humana, pero que existe
más allá de lo que soy como persona humana, soy un océano profundo
de aguas azules cuya vida en su interior es rica y variada, soy un
ser infinito, soy, sencillamente, soy...
Eso
somos todos, pero lo descubrimos cuando salimos de nuestro viejo y
antiguo paradigma mental y nos sumergimos en nuestro mar interno...
Y
ahí dentro, dentro de ti, hallarás lo más bello y puro, aquello
que estás buscando, aquello que tanto añoras, aquello que amas...
Una vez te reencuentras con tu ser, te reencuentras con todo...
Arael Líntley...
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