HUMILDAD
(Reflexión/observación)
Como siempre, voy observando a los demás y con ello lo que consigo es observarme a mí misma a través de lo que veo en los otros, por esa razón me he dado cuenta de que si critico a alguien, me estoy criticando a mí misma de alguna manera, ya que en realidad, el otro no existe, todo lo que veo es mi propia interpretación de la realidad, filtrada a través de mi sistema de creencias y traducida a mi propio nivel consciencial para ser comprendida.
Como siempre, voy observando a los demás y con ello lo que consigo es observarme a mí misma a través de lo que veo en los otros, por esa razón me he dado cuenta de que si critico a alguien, me estoy criticando a mí misma de alguna manera, ya que en realidad, el otro no existe, todo lo que veo es mi propia interpretación de la realidad, filtrada a través de mi sistema de creencias y traducida a mi propio nivel consciencial para ser comprendida.
Sin
embargo, ya que esta realidad la percibimos desde la separación y
vemos múltiples formas de vida, personas, animales, plantas, la
experiencia se nos presenta en una amplia diversidad que, si bien son
un reflejo de la vida en sí misma, para nuestra mente es muy difícil
comprender que en realidad todo forma parte de una sola esencia.
Así
que obervo, contemplo lo que hay a mi alrededor, como una extensión
de lo que soy, y mi mente analítica intenta entender y plasmar lo
que va asimilando en este escrito, mientras que mi mente creativa me
hace sentir parte de un gran milagro y se ilusiona al poderlo
transcribir en forma de palabras.
En mi
juego particular de aprendizaje a través de la observación, he
querido integrar bien qué es para mí la humildad y para ello
primero he tenido que darme cuenta de qué no lo es.
He
visto cómo algunas personas se jactan de ser humildes, y sin
embargo, lejos de serlo, tratan de ser visibles bajo esa virtud,
aunque lo que hacen sin darse cuenta es despreciarse a sí mismos,
apartarse a un lado, e intentar creerse que no quieren resaltar sobre
nadie, como jugando al escondite, porque quieren ser vistos, pero sin
llamar la atención, aun consiguiendo el efecto contrario. Ellos no
son capaces de reconocer su propio valor, lo anulan buscando que sean
otros quiénes les valoren, y repiten una y otra vez que son muy
humildes, para que quede claro que no quieren destacar, cuando en
realidad lo están deseando. Eso no es ser humilde, eso es
desvalorizarse y menospreciarse. La cuestión es que la falsa
humildad conlleva un comportamiento basado en lo siguiente:
"como no sé cómo valorarme, necesito que los demás lo hagan,
como no reconozco mi valía, necesito que otros la
reconozcan".
Entonces ves cómo esas personas comienzan a entregar su poder a la opinión y a los actos de los amigos, conocidos, familiares, dependiendo de ellos para sentirse bien. Si alguien no muestra interés por lo que hacen, se sienten heridos y ofendidos, si alguien no les presta la atención que necesitan, se molestan y se sienten enfadados con el mundo, creando una reacción de desprecios hacia sí mismos oculta en un intento de llamada de atención basada de nuevo en una falsa humildad y generosidad, que no es más un grito de socorro, un deseo de ser amado y valorado. Es algo bastante incoherente, una actitud polarizada dentro de uno mismo, “no me gusto, pero quiero gustar a los demás, si les gusto a ellos, me gustaré, pero no quiero destacar, así que gritaré bien fuerte que no quiero destacar, que soy humilde, a ver si así se dan cuenta de que existo”.
El comportamiento humano (ego) me parece muy interesante. No explico esto como una crítica, sino como una observación, y me pregunto cuántas veces habré hecho yo lo mismo, porque si soy capaz de ver eso es porque lo estoy reconociendo en mí. Partiendo de la base de que el otro no existe, que la iconsciencia colectiva nos une a todos a través de sistema de creencias generalizado, y de una serie programaciones mentales que todos cargamos a cuestas, cualquier observación que hagamos sobre el otro supone de una forma intrínseca la contemplación de uno mismo.
Así
que he comprendido que la humildad es el propio reconocimiento de uno
mismo, de nuestro valor, pero también es el reconocimiento del valor
de los demás, sabiendo que podemos aportar mucho y que nos pueden
aportar mucho también, sabiendo que no importa cuánto hayas
aprendido, cuánto sepas, o cuantos conocimientos creas tener sobre
la vida, siempre hay alguien que puede aportarte algo nuevo, algo que
puedes estar necesitando, porque todos nos necesitamos, porque en
realidad tú eres yo.
También
veo que la vida, o el destino, o el universo, nos va aportando
justamente aquellas experiencias que precisamos en cada momento para
avanzar, para ir desarrollando nuestra consciencia y madurando
emocionalmente, y para ello, se vale de las personas adecuadas, es
decir, nadie llega a tu vida por casualidad y todos aquellos que vas
conociendo son importantes, aunque no te des cuenta, aunque no sepas
muy bien lo que han venido a mostrarte de ti mismo.
Aquel
que llega para amarte, es una parte de ti mismo que se manifiesta con
amor hacia ti mismo, aquel que llega para dañarte... en fin, cuánto
rencor podemos albergar hacia nosotros mismos...¿sabemos amarnos y
perdonarnos?
Estos
razonamientos tan profundos y filosóficos me alejan de la realidad
que comprende la mente racional, así pues intentaré volver a lo que
es más cómodo para mí,y para ti, pensar que aquel que me ame es
otro diferente de mí, de ti, pues aunque sea una manifestación de
mí misma, de ti mismo, lo es encarnada en otro ser humano, y por
tanto, puedo experimentar el amor y la dulzura, la pasión y la vida
en sí misma, con otro yo, diferente de mí.
Podemos
elegir lo que creemos, lo que pensamos, lo que experimentamos, desde
la humildad, sabiendo que todo es importante, todos lo somos, y las
experiencias que vivimos deberían servirnos para crecer, no para
victimizarnos y menospreciarnos, ni para comparar verdades y querer
imponer la nuestra. Amar la vida es amarnos, amar al otro es amarnos,
amarnos a nosotros nos ayuda a saber amar la vida y a los demás, por
eso, sólo cuando nos reconocemos en nosotros mismos podemos comenzar
a ver esa parte de lo que somos en los amigos, conocidos, vecinos,
enemigos, amantes, bosques, árboles, animales, viento, mar, ríos...
Y ahí, esa conexión con el todo, te permite experimentar la
humildad y el amor, y la felicidad que se expande desde tu interior
te regala una nueva manera de vivir, una nueva conciencia de todo lo
que es.
Ser conscientes significa abrir los ojos y vernos, saber quiénes somos, cuánto nos queda por aprender, y permitirnos recibir el amor y la felicidad que siempre hemos estado buscando, porque siempre estuvieron dentro de nosotros.
Cuando
comprendes esto, ya no haces responsable a nadie de tu bienestar,
nadie tiene que hacerte feliz, tú ya lo eres y sólo deseas
compartir ese amor que hay en ti, esa dicha, con los demás.
Tal
vez no hemos sabido ver que tenemos que irnos reconociendo, siendo
conscientes de lo que somos como humanos y de lo que somos como
Seres, desde esa humildad y ese amor, esa compasión hacia quien no
puede comprendernos y nos critica. Y cuando vemos que no aprueban lo
que hacemos, o cómo nos comportamos, cuando nos critican por no
hacer lo que suponen que deberiamos hacer, no tendríamos que
caer en el mismo juego del ego, pues cuando nos enfadamos y
criticamos nos alejamos de nosotros mismos, y también también de
los otros. De todas formas, cuando una crítica nos duele, es
interesante observar lo que ocurre dentro de uno mismo, dejar que la
emoción que se agita en nosotros fluya, sin reprimirla, pero sin
proyectarla en nadie, ni siquiera sobre uno mismo. Ser observador de
nuestras emociones y de nuestros pensamientos es una de las maneras
más enriquecedoras en que podemos ir desarrollando nuestra
consciencia.
Arael Elämä
Arael Elämä
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