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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

sábado, 15 de marzo de 2014

UNA HISTORIA MÁS


Mi querido amigo, mi querida amiga, alma compañera de un camino solitario, quería hoy explicarte un cuento, un relato que me parecía que tenía que compartir contigo...
La historia no es mía, es una de tantas que aparecen y se cruzan entre otras historias, pero se trata de una vivencia de un personaje que roza mi alma, tal vez porque me importa, aunque todas esas experiencias que me explican son especiales para mí, porque todas llegan hasta mi puerta por algún motivo, y todas me enseñan algo nuevo, algo que seguramente necesitaba aprender en ese momento.
Por esa razón, de antemano, agradezco a todos los que confían en mí y me cuentan sus inquietudes, sus miedos, sus anhelos y sus sueños... Y ahora doy paso a la historia de alguien que me escribió en su momento su experiencia, el inicio de su camino hacia su Ser, un camino que comenzó en el momento en el que alguien apareció en su vida para ayudarle, para guiarle, sin esperarlo, alguien que al final resultó ser mucho más que un alguien.

Esta historia comienza con un hombre, sí un hombre cualquiera, que se mueve en este juego de la vida, como todos, y se disfraza con el atuendo de las fieras para defenderse de las demás, para sobrevivir. Ese hombre era un ser sensible, pero poco a poco, este duro juego, este lugar tan hostil, le enseñó que transitar por la selva de piedra era peligroso, y un buen día, mirándose al espejo se dio cuenta de que se le había endurecido el corazón, se dio cuenta de que había olvidado amar, amarse, aunque lo intentaba con ahínco, y deberas lo deseaba con tesón, pero cada vez que creía que tal vez había algún ser humano capaz de amar puramente, de verdad, con total entrega, cada vez que él se adentraba en sí mismo y luchaba por sentir ese amor que tanto anhelaba, se percataba de que no lo lograba del todo, y eso le defraudaba.

Muchas veces solía pensar que los demás tenían buena parte de la culpa, porque no se entregaban como él, porque no eran como él, y volcaba su rabia y su dolor hacia otros, creyendo que no le comprendían, o que no le amaban como merecía, o que no arriesgaban tanto como él. Así que, poco a poco, fue l levantando un muro grueso e inquebrantable, una muralla que nadie lograría atravesar, ni para bien, ni para mal.

Pero esto fue una decisión demasiado drástica. Su sensibilidad, esa flor hermosa que estaba sepultada por sus miedos, por su dolor, e incluso por esa gran búsqueda de su alma por hallarse a sí misma y a su otra mitad, no lograba expresarse, no emergía nunca hacia el exterior, porque él mismo obstaculizaba a su verdadera esencia, la atrapaba, la encarcelaba, la sometía. Y así, sometido por sí mismo, se dividió en dos hombres diferentes. Uno de ellos, fuerte, seductor, de corazón frío, analítico y controlador, seguro de sí mismo, un gran personaje de novela, con un magnetismo especial que no provenía de él, sino del otro yo que había oculto, deseando liberarse y amar y amar y amar...
El otro, un niño aprendiendo a conocerse, a saberse, guiado por su alma, por su intución, por su verdadera capacidad de amar y de sentir, escondido tras un telón, tras la sublime interpretación de su coraza.

Y entre estos dos hombres tan opuestos y en continua lucha, su alma se quedó atrapada en un laberinto creado por su mente, un lugar sombrío donde todo se transformó en un bucle de experiencias repetitivas, donde todo era siempre lo mismo, donde lo que parecía una salida de repente era una puerta que le conducía a otra puerta más, que le conducía a otra puerta más...

Y ambos hombres buscaban lo mismo, ambos hombres se aventuraron en el viaje de la vida, en una búsqueda de algo que parecía tan solo una utopía, y en ese intento de hallar ese tesoro que le devolviera la libertad a su alma, ese intento de que ambos hombres pudieran volver a ser uno, o aún mejor, ese deseo profundo de poder ser sólo ese niño que crece en amor y en libertad total, un colapso le paralizó y le hizo descansar, pensar, sentirse, y comenzar a replantearse su vida y su destino.

Si algo tenía que cambiar en su camino, si de veras deseaba que todo fuera diferente, debía olvidar por fin el laberinto, la muralla, el miedo, y buscar su verdad dentro de él...

Así que ¿qué debía hacer?... Ya nada parecía tener sentido, todo parecía absurdo, todos los caminos le habían llevado al mismo punto, al mismo lugar, y siempre habían sido decepcionantes.

Aquella mañana, ese hombre cualquiera, ese hombre de costumbres que era cuando se enfrentaba al mundo, e imprevisible y voraz cuando buscaba satisfacer su ansia de sentir lo que hacía tanto tiempo no sentía tras encerrar a su alma en el laberinto de dudas, fue a tomar ese primer café matutino a ese bar donde siempre iba. Como siempre, pidió su café solo, bien caliente, y se sentó en una mesa a hojear el diario. Le gustaba quedarse diez minutos allí, disfrutar de ese momento que para él era lo más parecido a un hecho entrañable dentro de su ocupada vida, antes de comenzar su jornada laboral.

La camarera, una joven que siempre le observaba cautivada por su verdadera esencia, se acercó a él ese día movida por algún extraño sentimiento de su alma. La verdad es que aquel hombre, aun en su disfraz de hombre de negocios triunfador, e interpretando el personaje que le ayudaba a moverse en la sociedad que tanto detestaba, vestido de la misma falsedad que tanto despreciaba en los demás, siempre desprendía parte de esa luz que había en su interior, una luz que traspasaba los muros que él había contruido conquistando a quienes le conocían, por poco que fuera, seduciendo a las mujeres que deseaba, amando sin amar, buscando sin buscar, viviendo sin vivir.

  • Hola-le dijo ella con su sonrisa habitual- ¿qué tal el café de hoy?
  • Muy bien, bueno, como siempre -contestó amablemente.
  • ¿Sabes? Cada día que vienes te observo y me doy cuenta de que pides tu café, buscas la misma mesa de siempre, te sientas y lees el diario, estás aquí unos minutos, y luego te vas...
  • Sí, así es la vida, rutina- contestó él a punto de marcharse.
  • ¿Puedo decirte una cosa?- preguntó ella con gran afán de que él contestará que sí.
  • Por supuesto, dime.
  • Verás, creo que no eres feliz, creo que sufres, creo que te ocultas bajo una apariencia hermosa y fríbola, pero creo que debes tomar una decisión en tu vida. Sé que te parecerá muy extraño que te diga esto, pero siento que debo hacerlo. Creo que si no quieres que la vida sea siempre como esta rutina que repites cada día, si deseas hallar algo diferente, si deseas que la vida te sorprenda, debes dejar de tomar café y de leer las noticias cada día a la misma hora, dejar de ir a buscar siempre lo mismo, darle la vuelta a tu vida totalmente. Cambia todo lo que te rodea, tus amistades, tu trabajo, tu enfoque de la vida, todo...
    Sólo así llegarán situaciones nuevas a tu vida, personas diferentes, relaciones distintas. Pero además, tal vez deberías dejar de ser el personaje que interpretas y ser tú, porque desde mi barra del bar puedo ver el alma que escondes ahí dentro, un alma que grita fuerte que desea salir al exterior, amar, amar de verdad, y dejar de jugar a amar...
  • ¡Vaya! Vas al grano ¿eh? ¿Cómo sabes todo eso de mí si no me conoces? ¿Por qué crees que soy así?
  • Porque no eres la primera alma que percibo sufriendo por estar encerrada y oculta. Tuve un novio hace un tiempo, era como tú, por dentro un bohemio, por fuera un hombre austero, que fingía que era feliz trabajando para su padre en su despacho de abogados. Dentro de él existían el artista y el letrado, y luchaban ferozmente por controlar su vida, mientras su alma lloraba ahogada en una guerra que sólo le hacía daño a él. Yo fui una víctima más en su historia, un intento del bohemio por emerger.
  • Y ¿qué pasó con esa relación?
  • Ay amigo, él era pintor, un buen pintor, yo era su mejor modelo, no por mi cuerpo, o mi rostro, sino porque me amaba, de alguna forma, era su musa, a su manera me amaba, y le apasionaba verme desnuda en sus cuadros, verdaderas obras de arte que yo adoraba, al igual que a él. Pero su lucha interna le destruía y me arrastraba a mí con él.
  • ¿Le abandonaste?
  • Sí, cientos de veces, y él a mí otras cien más, pero siempre nos unía algo más allá de nuestra comprensión. Con el tiempo me di cuenta de que, hasta que él no liberase por completo a su alma y se conectara con su Ser, no lograría trascender todo su dolor. Así que me aparté para que pudiera crecer y avanzar, entendí que yo no era su gran amor, que era un escalón más para que él pudiera encontrarse a sí mismo, y entendí que tampoco le amaba, pero sí le deseaba, le deseaba con tanta fuerza que no reconocía que me perdía en él, y no lograba salir de su vida. Quedé atrapada en el encanto de su alma pura que tanta ayuda necesitaba.
  • ¿Y qué fue de él?



    Ella comenzó a reirse con ese aire juvenil y fresco que la caracterizaba, se acercó más a su rostro con una mirada interesante, y con su voz dulce y suave le contestó su pregunta.

  • Pues, la verdad, logró lo que deseaba, dejó de trabajar para su padre, buscó la manera de vivir de su arte, y montó una academia para enseñar a pintar a niños y adultos. No cobraba tanto dinero, ni su vida era tan ostentosa, pero era feliz. Conoció a una mujer, otra alma como la suya, bohemia, pero libre, había sido maestra, fue ella quien le impulsó a crear juntos la academia, y ella le ayudó con su amor a conectar con su Ser verdadero, permitiendo así liberar a su alma de su prisión, mostrándole otra forma de amar, algo diferente.
  • ¿Y tú no te sientes mal por no haber podido ser tú quien le ayudara?
  • No, mi querido amigo, no, porque yo fui imprescindible en su vida para que él hallara a su alma gemela.
  • ¿Alma gemela? ¿De veras crees en esas historias para niños?
  • Sí, así es, porque soy una niña, un ser puro, aunque me veas vestida de camarera yo sé que estoy interpretando mi papel cada día, sirviendo café, sin embargo, en cada alma perdida que encuentro en este pequeño bar, intento poner la semilla del amor, para poder liberar tantas almas puras como pueda, para llenar el mundo de luz, de amor, de arte, de flores, de fragancias de espíritus libres en cuerpos libres, conscientes de quienes son, sin dolor, sin tortura...
  • Eres...extraña.
  • Lo sé, puedo parecerlo, pero recuerda una cosa, las apariencias engañan, mírate, así, a simple vista, cualquiera pensaría que eres un hombre banal, superficial, frío, y sin embargo, en tu interior se esconde otro bohemio que lucha contra el empresario serio y responsable que maneja tu vida.
  • Aquel hombre, el pintor, saltó al vacío y su vida se transformó en algo que él estaba buscando, pero yo ya estoy muy cansado para hacer eso.
  • Nunca es tarde, ves a casa, quítate esa ropa seria, tu traje caro, tu corbata, tu camisa, y ponte la ropa que realmente te gusta, esa que guardas para tus momentos contigo mismo, esa que te ayuda a conectar con tu verdadera esencia. Luego, mírate en el espejo y hazte el firme propósito de ser ese hombre que ves, el hombre que tu alma desea que seas, y luego, te vuelves a poner la ropa de hombre superficial, pero sólo la ropa.
  • ¿Qué quieres decir? ¡qué tontería!
  • No me has entendido, desnúdate de ese hombre que no eres, vístete de ti, sé tú en todas partes y deja de atraer a tu vida lo que no deseas...
    ¿Qué deseas en tu vida?
  • En realidad, desearía que también existiera un alma gemela para mí, alguien que me amara de verdad y que despertara en mí el amor de verdad.
  • Y ¿por qué no pides y emanas eso mismo que anhelas en lugar de atraer sólo la banalidad?
  • Tengo miedo de equivocarme.
  • Sólo te equivocarás si no cambias, si no dejas de ser incoherente contigo mismo. Deseas amor, pero no lo das, no te permites amar, deseas que te amen, pero sólo buscas pasión para no comprometerte, ¿he acertado?
  • No, no es así, yo estoy abierto a amar.
  • No, amigo mío, no es cierto, tu alma está abierta a amar, pero tu alma está atrapada en tus miedos, el bohemio desea amar pero no desea el compromiso y el empresario sólo desea el éxito, incluso con las mujeres. Tu alma ama, ya ama, por eso está abierta a amar, pero ama incondicionalmente, ama y no le importa comprometerse, ama y no tiene miedo de no ser correspondida, ama y arriesga de verdad, no busca el amor en lo sencillo, ni en lo complicado, ni le pone nombre, ni lo sentencia, sólo ama, se deja llevar y cuando siente que se ha enamorado de verdad, cuando reconoce algo especial en otra alma, cuando ama profundamente a esa otra alma, se entrega sin reservas, se entrega sin importarle nada, no hay barreras, ni obstáculos, ni nada que demostrar, sólo hay amor, nada más, y te diré algo más, ni siquiera le importa el sexo a tu alma, porque ella sólo desea la fusión, el contacto con la otra mitad en una compenetración sublime, delicada, que trasciende el deseo carnal.
  • ¿Quieres decir que puedo enamorarme de una mujer que no me atraiga sexualmente? Eso sería raro.
  • No, no es eso, quiero decir que no te importará eso, quiero decir que cuando aparezca tu alma gemela, no desearás estar con ella para seducirla, para llevarla a la cama, para tener una vida en pareja, o para tener una relación de encuentros fortuitos, sino que desearás darle todo de ti, desnudar tu corazón, tu alma, todo tú serás entrega total y no te importará de qué manera hacerlo, tal vez lo harás con una palabra, con una flor, con un beso, porque una sola caricia de tu alma gemela te llenará tanto que no buscarás satisfacer tus impulsos, tus instintos más primitivos desaparecerán y renacerás como un nuevo ser humano.
  • Amiga, creo que eso que explicas no existe en este mundo.
  • De ti depende que sí exista, créeme, sé muy bien lo que te digo.
  • ¿Tú has encontrado a tu alma gemela?
  • No exactamente.
  • ¿Qué quieres decir con eso?
  • Esa es una historia que otro día te contaré, cuando pueda hablar con tu verdadero yo, cuando tu atuendo seas tú mismo, cuando tu alma quede liberada, hasta entonces no podrás entender mi historia, no la podrás sentir en tu corazón y no la podrás creer.
  • A estas alturas ya nada me sorprendería.
  • Tal vez, pero no es mi intención sorprenderte, para nada, sólo deseo ayudarte a ser libre, mi historia no tiene ninguna importancia ahora mismo.
  • Pero en tu mirada veo tristeza, tampoco eres feliz, ¿verdad?
  • Hagamos un trato, te contaré mi historia, te lo prometo, pero lo haré si comienzas a hacerte caso, a escucharte de verdad.
  • No puedo comprometerme a eso.
  • Está bien, es lógico. Entonces, vuelve a este bar cada día, tómate tu café, yo haré como si nunca hubiéramos hablado y te atenderé con la misma amabilidad de siempre. Cuando te sientas preparado, aquí estaré para ver nacer a tu yo más puro y verdadero, sólo entonces, si aún lo deseas, te explicaré mi historia.
  • Me parece bien, ha sido interesante hablar contigo, gracias por todo, hoy empiezo el día diferente, y ¿sabes una cosa?, me gusta.

Esta historia, mi querido amigo, mi querida amiga, nos describe a todos, sí, a todos. Todos y cada uno de nosotros somos ese hombre, todos somos como él, todos disfrazamos nuestra verdadera esencia con el traje que la sociedad, junto con la educación y la cultura heredadas, confecciona expresamente para que encajemos, para que seamos el producto que hace que el motor que nos ha estado moviendo durante todos estos años continue funcionando. Su dictadura inconsciente nos entierra en personajes vestidos de personajes, actores que olvidan que han venido a vivir y se entregan a una mentira, cada cual a la suya propia, a su historia inventada, a su vida no vivida. El amor no es un momento de pasión y de placer, el amor es el motor que mueve nuestras almas, almas que sufren porque no pueden volar libres y quedan atrapadas en cuerpos robotizados, esclavizados, que no hallan el amor verdadero porque éste ha sido bautizado como irreal y utópico, el amor es lo que nos une a todos, a todos... Y el amor en pareja es la máxima expresión de la divinidad manifestada a través de los dos opuestos que se complementan energéticamente, es la unión del ying y el yang, de la luz y la sombra, del bien y del mal, de la dualidad que nos doblega y nos confunde...

Pero antes de alcanzar la cumbre, hay que ascenderla, y no es fácil, se necesita mucho corage para adentrarse en el camino interior, permitir que tu alma seas tú manifestado en un humano, y amar desnudo ante este mundo de fieras que tienen tanto miedo al amor, a pesar de todo, de tus propios miedos por caerte, continuas, llores o rías, continuas, te amen o no, continuas, amando, siempre dando, hasta alcanzar el cielo con tus manos...

Arael...


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