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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

sábado, 28 de julio de 2018

MUNDO LABERÍNTICO


Es extrañamente habitual, en cierto modo, que me sorprenda a mí misma atrapada en una espiral casi laberíntica y claustrofóbica de pensamientos que, a menudo, no sirven para casi nada.
Hace relativamente poco me preguntaba, por ejemplo, qué pensamientos son realmente míos, es decir, cuáles han nacido de mi propia creación tras una larga o breve, según se mire, introspección que suele conducirme a conclusiones acerca de diversos temas o hechos.
La verdad es que podría asegurar que la mayoría de esos pensamientos y deducciones son el resultado de la combinación de multitud de creencias que he ido guardando en mi inconsciente sin ni siquiera tener conocimiento de ello, lo cual es bastante frustrante, e incluso aterrador si tenemos en cuenta que eso significaría que realmente nada de lo que pienso es genuino, más bien es como una especie de implante que determina no sólo mi forma de pensar, sino mi forma de actuar y como consecuencia, mi forma de vivir.
¿Realmente lo que pensamos es producto de lo que somos? O preguntado de otra forma ¿lo que somos es lo que pensamos?.
No creo mucho en el uso de la palabra “normal”, más que nada porque me pregunto qué definimos por “normal”, seguramente aquello que en nuestro inconsciente se aferra a lo que llamaría “el programa base”, así que no voy a decir si nuestros pensamientos son normales o no lo son, más bien voy a dirigirme a éstos como ínfimas formas de vida que, si bien parecen bastante inofensivas, existen en nuestra mente y forman parte de una inmensa herramienta creadora, teniendo una gran capacidad de guiarnos peligrosamente, tal vez, hacia actitudes que determinan drásticamente la forma en la que experimentamos la vida, la manera en que creamos nuestro mundo personal y a su vez colectivo.
Entonces, todo aquello que yo pueda opinar acerca de cualquier cosa, incluso acerca del otro, puede ser una mentira, algo ilusorio, basado en cómo yo percibo e interpreto lo que veo.
Pero, ¿lo que percibo es producto de mis pensamientos, o lo que pienso es producto de lo que interpreto al observar el mundo?
En ese laberíntico camino de mi mente, me doy cuenta de que hay algo más allá de mis pensamientos, hay una sabiduría cuya procedencia pareciera provenir de algo “superior” a mí misma, o tal vez simplemente es lo que yo soy en realidad lo que se manifiesta cuando me cuestiono todos esos pensamientos absurdos que viajan en mi mente.
Y esa sabiduría me advierte de que no me deje llevar por las apariencias, y sobre todo, de que no me crea nada de lo que pienso.
Lo que existe en mi inconsciente es algo así como un conjunto de filtros de colores diversos que se posicionan y alternan según el momento, el tema, y la resolución final que mi programa base tiene predeterminada para mí.
Así pues, nada de lo que observo es nítido y puro, siempre lo traduzco a través de dichos filtros. Si algo es de color amarillo y mi programa pone un rojo para verlo, todo para mí tendrá un significado naranja.
A su vez, lo que yo contemplo, de color naranja según el ejemplo, lo recibo e interpreto de nuevo desde la idea de que es de ese color, y no de otro, y puedo criticarlo, juzgarlo, amarlo, odiarlo, en fin, vivirlo desde mi propio prisma.
Es evidente que, además de tener un sistema laberíntico de pensamientos entrelazados entre sí como ramas que parten del tronco de un súper sistema de creencias, tan enorme y variado como un bosque de árboles de diversas especies y diferentes tamaños, también existen las raíces de estas creencias, intecomunicadas entres sí y que me llevan al mundo emocional.
Cada grupo de creencias tiene sus propias reacciones emocionales asignadas.
Realmente, cuando me imagino cómo funcionaría un robot humanoide inteligente, no dejo de asombrarme al pensar que parecemos justamente eso, robots inteligentes que funcionan con programas y sistemas de subprogramas que determinan nuestra personalidad y nuestra funcionalidad.
¿Pero quíén soy entonces? ¿Un programa que sugiere que sea de una forma o de otra mi carácter?
Si no soy eso, ¿quién soy?
Entonces vuelvo a recordar esa parte que me hace estar por encima de mis pensamientos y darme cuenta de que no soy eso, esa parte de mí que me lleva a preguntarme quién soy.
La consciencia de existir es el primer paso, después llegan otros estadios en los cuáles vas reconociéndote, poco a poco, a través de diferentes fases, procesos, ciclos.
Lo cierto es que la Verdad no es lo que mi mente me dicta, y por tanto no puedo y no quiero vivir según sus obsoletos parámetros, sino según mi realidad interior, mi auténtico ser.
Y entonces llegan otras preguntas ¿quién está escribiendo esto?, ¿es mi personaje, o es mi ser auténtico usando la herramienta de mi mente como transmisora de mensajes, a través de la palabra escrita?
Lo cierto es que sólo puedo decir que por lo menos me siento en un peldaño o varios más arriba de lo que en el ayer estaba, y que sé que todavía puedo caer en la trampa del ego, en el laberinto mental que todo lo transforma a su antojo para hacernos creer que hemos trascendido y atravesado sus muros.
Escapar de ese laberinto es haber emergido de un paradigma antiguo y haber renacido en otro nuevo, más libre, más genuino, más afín a la esencia del ser que somos.
Y no es lo mismo pensar y crear desde ese paradigma nuevo, fuera de las barreras del enredo que nos limita, porque en el siguiente nivel todo es más real.
Si dejamos de creernos todo lo que nos fue impuesto, aunque de forma inconsciente, y comenzamos a crear


nuestro mundo desde la autenticidad de lo que somos, sin buscar comparaciones, sin competir con nadie, simplemente siendo fieles a nuestra verdad más pura, seremos capaces de manifestar todo aquello que esté en resonancia con nosotros a través del instrumento mental, un mecanismo que nos permite materializar todo aquello que nos imaginemos, siempre y cuando, el sistema de creencias que tenemos implantado se derrumbe por completo, o se transforme.
Nuestro gran potencial es muy desconocido para nosotros. Vivimos creyéndonos limitados en muchos aspectos donde realmente somos capaces de crear maravillas, sin embargo, no sólo se trata de crear, sino de hacerlo desde la consciencia del ser, que conlleva la inteligencia del amor incondicional, la sabiduría que nos aporta la diversidad y la interconexión, la unicidad de todas las individualidades, el respeto hacia el otro y hacia uno mismo y la comprensión de que lo que afecta a un sólo ser, afecta a todos, lo que afecta a un sólo planeta, afecta a todo un sistema solar, etc.
Hemos vivido desde la más absoluta ignorancia, creyéndonos el ombligo del mundo, ya toca madurar y generar una realidad más consciente y amorosa, saliendo por fin del laberinto tramposo que nos ha estado dominando durante tanto tiempo.

Arael Elama.


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