En
ese punto de su vida nada parecía tener sentido, todo era confuso,
tantos años buscando, esperando, intentando comprender algo que
parecía incomprensible, tratando de conciliar dos mundos tan
diferentes que coexistían dentro de ella, sin lograrlo apenas, sin
conseguir que su vida se equilibrara sin renunciar a alguno de esos
dos mundos. Deseaba tanto hallar esa serenidad, esa calma, esa
quietud interior y mantenerse en ese estado de amor y completitud,
que en su esfuerzo se había olvidado de vivir, de disfrutar, se
había perdido a sí misma tratando de encontrarse.
Las
respuestas qu anhelaba ya no llegaban con la rapidez en la que tiempo
atrás lo hacían, y su incerteza era un peso demasiado grande como
para seguir cargando con él, necesitaba inmediatamente que alguien
la ayudara, que alguien la abrazara, que alguien la impulsara de
nuevo a brillar, a volar, a sentirse de nuevo feliz.
Aquella
noche de nuevo lloraba, preguntándose por qué las cosas no eran
como ella había deseado, como se le había prometido que serían,
por qué si ella había dado tanto no recibía lo mismo. Ya sabía
que no debía esperar amor de quien no sabe amar, y que no debía dar
amor esperando que se le devolviera, y había aprendido a amar sin
recibir, pero estaba demasiado agotada para seguir dando, tal vez
habia dejado de amarse a sí misma, había comenzado a juzgarse, y a
desvalorizar sus esfuerzos basándose en los resultados que estaba
viendo. Estar siempre ahí para otros era algo que la había dejado
exhausta, pues cuanto más se daba, más la abosorvían, y se había
dado cuenta de que en realidad no se estaba dando a ella lo que
necesitaba y anhelaba, y aún peor, se reprochaba su error y se
castigaba.
Entonces
sintió sus brazos rodearla, su ternura, su amor infinito, y su
corazón empezó a latir, como si fuera la primera vez en su vida que
lo hacía, pues así era como se sentía cada vez que él la
abrazaba, como si le devolviera la vida.
Sintió
su dulce beso en la frente y sus bellas y sabias palabras comenzaron
a sonar como un susurro.
- Tranquila, mi amor, tanquila, estoy aquí, todo irá bien, te lo prometo, no estás sola – Le dijo mientras acariciaba su pelo con extremada delicadeza.
- Y dime, ¿cómo puedo continuar mi camino sin sufrir? ¿Qué puedo hacer?- le preguntó ella esperando su consuelo.
- Vive, mi amor, vive, pero vive tu presente, y vívelo con amor, amándolo con todo tu ser, porque sólo así podrás proyectar el futuro que deseas. Si no aceptas tu presente, si lo rechazas, seguirás sufriendo, y entonces ese futuro que esperaas seguirá siendo doloroso.
Ella trataba de no
llorar, le escuchaba con el alma abierta, notando cómo sus palabras
entraban y la calmaban, como siempre hacían.
- Tienes razón, creo que rechazo lo que estoy viviendo, ¿cómo puedo amar lo que no deseo en mi vida? No sé cómo hacerlo, ayúdame a comprenderlo.- Le dijo casi en una súplica mientras él la miraba con la ternura de un ángel.
- Mi vida, sólo debes apartar lo que no deseas en tu vida desde la elección, simplemente escoge. No es necesario sentir rechazo por algo, sólo debes no escoger vivirlo, nada más, tú eliges. Verás en tu camino opciones diversas, tú sólo tienes que elegir las que en tu ser resuenen, las que desees experimentar, sin resistencias, sin miedo, amando cada una de las opciones y agradeciendo que éstas existan y se presenten en tu camino, para que así puedas escoger las que más se ajusten a ti en cada momento.
- O sea que el dolor, el sufrimiento es una opción en realidad.
- Si, mi amor, es algo que los humanos solemos hacer, sufrimos por la inconsciencia, por no saber que tenemos elección.
- Te necesito, ayúdame a sobrellevar todo esto, por favor, mi amor, tus palabras siempre me guían, tu amor me eleva.
- Ya sabes que yo siempre estoy contigo, Eva, pero te aseguro que estaré presente, con fuerza, con todo lo que soy, porque estás en mi alma, porque eres lo que más me importa.
- ¿Por qué dices que soy lo que más te importa? Creo que no debo ser lo más importante para ti.
- Eva, sólo tú eres real para mí, todo lo demás es sólo un escenario de aprendizaje, o situaciones y vivencias que nos ayudan a crecer, pero tú, tú eres todo, porque existes en mí, porque estás en mi vida, en mi alma, en mi ser, y te amo con todo lo que soy, con mi verdadera esencia, desde la única verdad que soy.
Ella se aferró a
él con toda su fuerza, con el alma al desnudo, emanando tanto amor
que ni tres planetas como la Tierra hubieran podido albergar, tanto
que podía regar a toda una galaxia con lo que estaba irradiando.
- Te amo, Rafa.- le dijo.- Te amo como nunca he amado, ni siquiera sé cómo puedo sentir esto, incluso me he preguntado si esto no es amor, si es algo enfermizo, porque cuando siento esto es tan grande que me diluyo en ello, todo deja de existir, todo deja de importar, y sólo estamos nosotros dos, como suspendidos en la nada, o en el todo, como si estuviera en lo más divino y sagrado, como si desapareciera mi vida y sólo fuera un Ser amando a otro Ser, sin adornos, sin mentiras, sólo amando. Todo se vuelve amor, el tiempo se para, deja de ser, y mi llanto ya no es doloroso, sino que se transforma en puro amor regalado. ¿Estoy distorsionando la realidad?
- No, mi pequeña,- le dijo con una sonrisa que encendió su alma todavía más – estás sintiendo amor, la energía pura del amor es eso, y sólo así amamos de verdad, con plenitud. La distorsión llega cuando sufres, cariño, no cuando amas.
- Nunca he amado así, me asusta.
- No tengas miedo, y no te preocupes por si antes has amado así o no, eso no tiene importancia, céntrate en el presente y vívelo, sin temor. Acepta lo que llegue a tu vida y escoge lo que desees experimentar y pon tú los límites de forma consciente, elige siempre desde tu sabiduría interior y camina sola, que yo siempre estaré a tu lado, porque soy tu compañero, y siempre iré de tu mano.
- ¿Y el futuro?
- El futuro ya llegará, pero no lo busques en tu “ahora”, sólo deja que se acerque, que te sorprenda, que te abrace cuando llegue el momento adecuado.
- ¿Y tú estarás conmigo?
- Siempre, mi pequeña, siempre.
Ella se fue
quedando dormida, recordando sus palabras, una a una, grabándolas en
su mente, porque en su corazón ya habían anidado, pero necesitaba
acordarse de ellas, amarlas, sentir su caricia al despertarse por la
mañana y guardarlas en su piel, como parte de ella misma.
Un encuentro así
con su compañero tenía un efecto sanador tan enorme que sabía que
sería un gran impulso para continuar su senda, ya con menos peso,
más sosegada y más tranquila...
Que hermoso! Gracias, llega a mi alma
ResponderEliminarsólo puedo agradecer, estas palabras, estos sentimientos, gracias por compartir...
ResponderEliminarLa belleza del Amor Incondicional plasmado en un "espejo" donde poder reflejar-nos y así poder encontrar un sentido a nuestra propia Historia...
ResponderEliminarGracias... Gracias... Infinitas gracias por compartir-nos la magia de tu bello Ser... _/\_ Namasté ♥ ...