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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

viernes, 6 de febrero de 2015

AMOR ENTRE DOS MUNDOS

Enamorarse en este mundo donde capas y capas de yoes y personajes se van desperezando para irnos descubriendo nuestra deidad interior, es algo complejo si se mira desde una perspectiva mental y analítica, pero enamorarse en realidad es permanecer en un estado de paz y felicidad, es algo así como estar meditando y en conexión con tu propio ser. Por tanto, cuando alcanzas ese clímax de amor en ti, en tu interior y tu conexión con tu luz, nada es como era antes, desaparece aquello que creías que era enamoramiento, y aparece un estado de amor incondicional que puedes manifestar a través de tu relación contigo mismo, con los demás o con aquello que existe y ves.
  • Entonces, ¿esto es un adiós?, ¿por qué?
  • Porque no puedo alcanzarte, porque tú no estás aquí, estás en otro mundo, un mundo en el que el amor no es lo que es para mí, un mundo donde aún tienes mucho que vivir, mucho que compartir, y donde yo no tengo cabida.
  • Pero no comprendo por qué crees eso, por qué dices que no entiendo el amor como tú, el amor es amor, nada más.
  • Voy a tratar de explicártelo, así podrás comprender este adiós, aunque sé que en realidad no te importa que me esté despidiendo, porque no no soy importante en tu presente.

En un mundo donde existía una manera de vivir muy específica, donde las personas se movían dentro de ciertos parámetros, había cierto número de seres que se adaptaban fácil, o difícilmente, a las normas preestablecidas, y se comportaban como cabía esperar de ellos en mayor o menor medida. Ese mundo se dividía en grupos catalogados por su función a la comunidad global, carpinteros, obreros, artistas, profesores... Cada uno se sentía identificado con un grupo en concreto desde su infancia, pues cada familia de alguna forma orientaba a sus hijos hacia un camino, ya fuera por carencia, ya fuera por herencia, y los niños crecían según lo dictaminado, programados para ser lo que sus padres no pudieron ser, o para tener lo que no lograron tener, o para repetir y convertirse en médico como cada miembro honorable de su linaje.

En ese mundo, el amor se vivía y experimentaba en función de cada clase o grupo social, no soliéndose mezclar demasiado, ya que eso conducía problemas culturales o sociales que dificultaban a veces incluso gravemente la relación de pareja. Así que se fijaron ciertos cánones de belleza e interés, algunos de cierta índole privilegiada, otros menos notables, pero había aspectos que eran muy loables en una persona y que la hacían muy interesante y atractiva para los ojos de quien la mirara. Esas personas que cumplían los requisitos del arquetipo más codiciado se movían en círculos de alto prestigio, las otras en diferentes niveles inferiores, en una escala imperceptible que se presentaba de forma descendiente.

Amar era coincidir en gustos, en afinidades, en profesiones o aficiones. Amar era sentir atracción por el cuerpo de esa persona, amar era enamorarse por tener ganas de hacerlo, para evitar sentir soledad, impulsados desde las
carencias emocionales, amar era darle al otro lo que necesitaba y que el otro diera lo que precisaba a cambio, pero de una forma inconsciente y subyacente. Amar, en definitiva, estaba sujeto a la codependencia del uno con el otro, ya fuera de forma material y superficial, ya fuera emocional y sentimental.

Y aprendieron a quererse, a poseerse, a celarse, a protegerse, a cuidarse, a acompañarse, con mucho amor, un amor real, mas creado para satisfacerse desde el paradigma del inconsciente, para no transitar por el mundo solos, un mundo donde la vida en pareja era lo normal, un mundo donde no tener un compañero o compañera era algo casi considerado una patología, o un motivo de cierta y sutil exclusión social.

Pero siempre han existido aquellos considerados "raros" y con el tiempo, fueron naciendo más personas que sentían  diferente, personas sensibles en extremo, que no entendían el mundo de esa manera, que nadaban contra corriente, pero que habían sido educadas de la misma manera, bajo los mismos preceptos, mismas normas, y mismos pensamientos, mismas carencias afectivas, mismos retos, y que aun así, su esencia era cristalina.

Esas personas al principio sufrieron mucho por la inadaptación a ese mundo que consideraban absurdo, sus almas gritaban la palabra “libertad” deseaban crear, ser arte, ser auténticos, pero no para ser famosos, o para destacar por encima de los demás, sino porque ese era su estado natural, amar, enamorarse de todo y sentir la inspiración para poder crear, ser y sentir. Muchos de ellos eran artistas, pero artistas que comenzaban a preguntarse “¿quién soy?” “¿por qué me siento así?” y entre los médicos, entre los profesores, y entre todas las otras profesiones, sectores diversos de ese mundo, había también cierto número de seres que se realizaban esas preguntas y que comenzaban a sentir que, ese enorme vacío que habían sentido dentro de ellos, se pronunciaba con más fuerza, deseando impulsarse hacia algo que no sabían qué era.

Algunos lo llamaron “despertar” pues era como comenzar a darse cuenta de que ese mundo donde habían nacido era un sueño, una ilusión, y que ellos habían estado dormidos, interpretando un papel que, en realidad, nunca escogieron desde su alma, un papel al que se vieron forzados a acceder, pero había llegado ya el momento de ser quienes habían venido a ser.

Entonces un velo cayó ante sus ojos y los colores cambiaron, de pronto el mundo era tan diferente, nada era lo que parecía, nada.

Y el amor cobró otro significado, ya no era lo que antes creían, era muy distinto, el amor nacía del alma, no de las necesidades de la mente, no de la belleza externa, no de lo superficial, no de las programaciones sutiles que había en sus inconscientes, no de la atracción sexual, no de la conveniencia o de la comodidad. Y se dieron cuenta de que todo estaba mal colocado, parejas que no se amaban porque el amor, naciendo desde esos programas, ya se había transformado en amistad, en otro tipo de amor, y vieron que nadie estaba con quien debía estar, con quien su alma amaba desde antes de nacer.

Esas personas comenzaron entonces un camino de comprensión hacia sí mismos, hacia su interior, aprendiendo de sus propias ideas, de sus pensamientos, de sus emociones, y llamaron a su personalidad “ego” para diferenciarla de lo que realmente sentían que eran, un Ser, una conciencia que iba más allá de lo les definía por su comportamiento, o por su rol, pues éste estaba inducido por los aprendizajes que provenían de su familia, de la sociedad, de todo aquello inventado para crear un mundo donde todo debía guardar un orden basado en ciertas normas de conducta aceptables. Así pues, su vida aquí parecía un teatro y ellos personajes que representaban su papel desde una personalidad inventada.

El sistema de creencias global servía de forma manipulativa para los que alcanzaban la cima y gobernaban desde esos parámetros, desde el paradigma de algo obsoleto y repetitivo.

Pero esas personas sensibles deseaban ser libres de verdad, sin violencia, de manera silenciosa, y comenzaron a soltar lastre, a sanar aquello que estaba aún doliendo en su alma, a liberarse de las cadenas de las creencias inculcadas o heredadas que les limitaban, a llenarse de sí mismos, de su propia energía, de su vitalidad, de su amor hacia su existir, de su conciencia de ser algo más que materia, mente, alma, ser algo que alcanzaba ya ideas cuánticas.

Sus corazones se expandían, sentían que el amor se abría paso desde lo más profundo de ellos mismos, y se creaba una especie de campo energético a su alrededor, algo que algunos llamaban campo cuántico de amor.

Desde ese momento, el amor cobró tal significado que su perspectiva de la vida se transformó por completo y entendieron lo que significaba que sólo se podría cambiar el mundo comenzando una metamorfosis individual, algo que se comenzó a llamar "ascensión".

Así que de pronto todo lo que antes era Verdad, ya no lo era.

No existía otra cosa que aprendizaje y experiencia, amor o miedo, y todo lo horrible del ser humano, esa sombra que todos tenemos dentro de nosotros, se manifestaba físicamente a través de las acciones de aquellos que escogían por libre albedrío ser la representación de la oscuridad de la humanidad.
Y vieron su responsabilidad en cada acto, y supieron que nada está fuera de uno mismo, todo está dentro, y que la proyección de nuestros miedos se alza ante nosotros, y que el dolor que vemos en el otro es el nuestro propio ahí reflejado, y que el horror que vemos en la sociedad es el reflejo del horror de muchos.

Esas personas, amigo mío, dejaron de amar desde ese personaje que habían estado siendo, aprendieron a amar profunda y desinteresadamente, tal vez debería decir mejor que recordaron lo que es amar de verdad.

Por eso, tú y yo no podemos amarnos como tú quisieras, no podemos amarnos como yo desearía, porque yo soy una de esas extrañas y extravagantes personas, una de esas mujeres que son alma y ser, una de esas gentes que otros no comprenden, una de esas “iluminadas” a quienes nos tachan de sectarias, o de soñadoras, y nos critican colocándonos en el recinto de las utopías, de las fantasías, de las enfermedades o transtornos emocionales o psicológicos, una de esas personas que otros no saben cómo tratar.


Por eso, amigo mío, me equivoqué al creer que el amor puede vencerlo todo, pues no se trata de vencer nada, no hay lucha, yo te amo, sí, y lo haré desde lo que soy, no desde lo que se inventó de mí, pero por esa misma razón, no espero nada de ti. Amar no significa poseer, amar no significa querer cambiar a quien amas, amar es sólo eso, amar. Tu punto de vista sobre el amor es muy distinto, querido amigo, y yo no amo a quien tú crees ser, sino a quien eres de verdad.




De alguna forma puedo afirmar que yo no soy de este mundo, sólo he venido de visita, estoy de paso, pero me enamoré de la belleza del lugar, de las personas, de tu alma, esa que está escondida ahí adentro. No desprecio al personaje, pero no es mi intención relacionarme con él de la forma en que lo haría con un hombre libre, un hombre que se sintiera completo, un hombre que amara de la misma forma que yo, sin miedo, sin la torpeza de lo que aún está aprendiendo.

  • Muy bella historia, pero ya sabes que yo no busco nada contigo, nada más allá de una amistad.
  • Lo sé, amigo mío, pero crees que yo sí, y eso no es cierto, mi mundo y el tuyo son distintos, tú estás en una dimensión y yo en otra, y sé que no me logras entender, que no puedes saber qué pasa por mi cabeza, y que intentas desglosar mis pensamientos porque te parecen interesantes, pero si ahondas en mí, corres un gran riesgo.
  • ¿Riesgo de qué?
  • Riesgo de querer transformarte, y riesgo de tener tanto miedo de hacerlo que nunca más quieras volver a verme o tratarme.
  • ¿Por eso me dices adiós?
  • No.
  • ¿Entonces por qué lo haces?
  • Por amor.
  • ¿Amor?
  • Sí, amigo mío, porque ni tú ni yo nos necesitamos, sólo nos amamos, cada uno de la manera en la que se siente cómodo con ese amor y ese amor nos hace libres.
  • No te comprendo.
  • Yo no necesito aprender nada más contigo, tú no necesitas nada de mí, y eso es muy bueno, pues no dependemos el uno del otro, nuestra amistad es libre, yo te observo, pero no te poseo ni lo deseo, tú me miras, pero no soy una obsesión para ti, nuestras mentes no han generado un lazo de unión dependiente basado en la carencia, pero nuestras almas, amigo mío, se aman sin esfuerzos, sin contradicciones, sin impulsos primitivos entre hombre y mujer... Sólo amor, amor puro, transparente y libre.
  • Entiendo, quieres decir que las relaciones suelen estar basadas en la necesidad del ser humano de cubrir carencias afectivas, ¿verdad?
  • Sí, algo así.
  • ¿Y te irás?
  • Sí.
  • ¿Y si te digo que no quiero que te vayas?
  • Entonces, pronto, muy pronto, volveremos a vernos para hablar sobre ello...
     
Enamorarse en este mundo donde capas y capas de yoes y personajes se van desperezando para irnos descubriendo nuestra deidad interior, es algo complejo si se mira desde una perspectiva mental y analítica, pero enamorarse en realidad es permanecer en un estado de paz y felicidad, es algo así como estar meditando y en conexión con tu propio ser. Por tanto, cuando alcanzas ese clímax de amor en ti, en tu interior y tu conexión con tu luz, nada es como era antes, desaparece aquello que creías que era enamoramiento, y aparece un estado de amor incondicional que puedes manifestar a través de tu relación contigo mismo, con los demás o con aquello que existe y ves.
A nivel de pareja entonces todo cambia, y no todo el mundo puede afrontar un tipo de relación de esa índole, lo que algunos llaman “relación divina” "relación libre"...
En muchos casos podemos hallarnos frente a quien deseamos amar o amamos y darnos cuenta de que no es viable la manifestación de nuestro amor en la expresión de la pareja, pues mientras uno vive pisando nubes, el otro todavía pisa la tierra, o mientras uno es capaz transitar el mundo caminando sobre las aguas, el otro todavia necesita nadarlas... Todo es cuestión de perspectiva, si yo vivo en un mundo azul y tú en un mundo verde, tal vez nunca logremos ver la vida juntos como para alcanzarnos, tal vez ni siquiera se trate de vivir en polos opuestos, sino en mundos diferentes...

Eva Bailón.

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