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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

sábado, 7 de febrero de 2015

GUERRERA


Ella nunca creyó en sí misma, nunca pensó que era una guerrera, nunca se sintió fuerte, ni capaz de conseguir alcanzar las metas propuestas. Cuando se miraba en el espejo, su reflejo mostraba a una frágil mujer, sujeta a sus propios miedos, al yugo de la esclavitud de sus temores, sometida al sistema que la envolvía. 

Ella nunca imaginó que tendría que luchar, porque no consentía que la guerra se librara más allá de sus confusos pensamientos sobre sí misma, pero se dio cuenta de que el ser humano libra sus batallas en el campo de lo externo. Atenta, observó el fuego ardiendo en las ciudades, contempló el dolor convertido en el llanto de los más débiles, vio cómo el cielo se teñía de negro, se hundió en las heridas y las llagas que sangraban en la Tierra, y pereció en el sufrimiento del planeta...


La muerte de la vanidad de la raza humana era inminente, pronto todos los volcanes responderían con más fuerza, pronto el mar embravecido se arremolinaría hacia el cielo y se uniría con el viento para librar la guerra más cruel de la historia... Aire, fuego, viento y tierra unidos en la lucha para defender la vida...


Pero eso no era defender ninguna vida, era aniquilarla...


Ella nunca creyó en sí misma, y sin embargo, debía hacerlo, debía alzar sus brazos al cielo y decir ¡Basta!...



Nunca pensó que era una guerrera, y no era lo que se considera un guerrero, no, era algo distinto, algo que debía descubrir.
En sus manos había poder, la energía sanadora emergía de sus chakras, su corazón desprendía una luz deslumbrante, su aura se asemejaba a una gran llamarada de luz dorada que se erigía a su alrededor...


La guerrera se había despertado...





Nunca se sintió fuerte, pero lo era, había vencido a todos sus fantasmas, sus terrores, sus dolores, sus fantasías, nunca se sintió capaz de alcanzar sus metas, pero ya las había alcanzado hacía tiempo, sin darse cuenta. Cuando se miraba en el espejo, su resplandor la dignificaba, pero aún no reconocía que se había transformado, porque aún creía que era una frágil mujer, siendo en realidad una diosa encarnada, una deidad que poseía el don de la vida...
Y salió a luchar...


Y su lucha silenciosa fue la que calmó las entrañas de la rabia, fue la que embriagó de amor los corazones vivientes y latientes, y al levantar su mirada, comprobó cuántos dioses se habían alzado para expandir su fuerza con furia, la furia de un amor cuyo poder era mayor que el de cualquier odio...
Guerreros luminosos que se habían colocado en círculo enseñaban su alma y su espíritu hacia el mundo para transformarlo...


Y de ellos amaneció una cúpula dorada que se extendió por gran parte del planeta. Miles de dioses y diosas de aspecto humilde se habían establecido en diferentes puntos de Gaia, para generar un vórtice energético suficientemente potente como para crear una ventana interdimensional.

Ella sentía su cuerpo desvaneciéndose, sus manos parecían más etéreas, su sensación era de gracilidad, sus dedos parecían más alargados, su tono de piel se había palidecido hasta convertirse en un color tenue casi dorado, su larga melena, que ondeaba por el viento, era ahora blanco brillante, sus ojos eran también diferentes, como cristal fulgurante, toda ella era otra siendo la misma, la metamorfosis de la que tanto hablaban había culminado.





Todos a su alrededor presentaban aspectos muy distintos entre sí, algunos de piel azulada, otros parecidos a su anterior forma humana, otros con extrañas alas, sin cabello, sin nariz, otros esbeltos, delgados... Cada uno de ellos parecía provenir de un planeta distinto, por fin sus disfraces habían desaparecido.

Los guerreros tenían algo en común, una gran energía que nacía del centro de su pecho, creando un campo de luz que los envolvía y se desprendía hacia arriba, uniéndose a un halo de energético que surgía de su cabeza hacia el cielo, perdiéndose en la inmensidad. Estaban conectados entre sí por la cúpula dorada que habían creado.

Ella, invadida por un amor tan fuerte que parecía disolverse en él, se dio cuenta de que ese gran poder que les había unido, era justamente el amor que estaba sintiendo.

De pronto, el cielo tembló, pero ella no tenía miedo, sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, cerró los ojos, y se dejó llevar.

Todos estaban haciendo exactamente lo mismo, el espectáculo era increíblemente bello, y algunos humanos que lo estaban observando no daban crédito y, al mismo tiempo que admiraban lo que ocurría, tenían tanto miedo que salían corriendo de aquel lugar.

Una gran explosión de luz iluminó con fuerza todo el planeta, como si un gran sol fuera capaz de cubrir toda su superficie, y una inmensa paz silenciosa se apoderó de cada uno de los seres que estaban presenciando lo que acontecía.

Pareció durar una eternidad, pareció durar un segundo, cuando todo se despejó por completo.

Las luces cesaron en su trabajo, las manos de los dioses se desconectaron de la energía, sus ojos se abrieron de nuevo.

Ella, lloraba de felicidad...

Campos de un verde luminoso se dibujaban ante ella, árboles de hojas azules, un cielo claro y púrpura les cubría, el sonido de un riachuelo cercano era lo único que podía captar con sus oídos.

- ¿Dónde estamos, hermanos? - preguntó uno de aquellos seres.
- En la Nueva Tierra - contestó alguien que se acercaba. - Bienvenidos, os estábamos esperando.

Los dioses y diosas, conmovidos, supieron que, por fin, su misión había concluído...

- ¿Dónde están los humanos ascendidos? - se escuchó preguntar a alguien que parecía estar muy lejos. 

Ella se había percatado de que no necesitaban pronunciar palabras para escucharse, se había dado cuenta de que el amor que sentía no había disminuido en absoluto, y sabía que si pensaba en algo, se manifestaría de inmediato ante ella. Sin embargo, ya no existía el miedo, sólo podría crear amor...


Una pequeña ciudad de tonos claros, en su mayoría blancos, de redondeadas formas, les estaba esperando. Los humanos ya estaban allí. 

Misión cumplida...

Ella no quería ser una guerrera, pero tuvo que serlo, una guerrera amorosa, una guerrera de la luz y del amor, una diosa al servicio de una humanidad, al servicio de la fuente creadora de donde provenimos todos...

Eva Bailón

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