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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

domingo, 26 de enero de 2014

LA NIÑA Y EL PIANO

Siempre he sido una enamorada de la música romántica italiana, sobre todo de la que sonaba en los años setenta, cuando yo era una niña que no contaba más de cinco años.
Por alguna razón, algunas músicas que sonaban cuando yo sólo tenía esa corta edad, anidaron en mi corazón y se quedaron grabadas como una hermosa marca musical...

Sonaban en la emisora de radio que mi madre escuchaba mientras hacía sus tareas, entretanto, yo, probablemente jugaba distraída, pero mi corazón percibía esas melodías.

La música siempre fue para mí como parte de mi alma, parte de mí, adoraba el piano y tenía la capacidad de dejar fluir la música de mi esencia a través de mis manos, ni siquiera eso se puede decir que sea componer, era sólo dejar que las notas circularan a través de mí. Nunca aprendí solfeo, ni piano, pero cuando el alma se empeña en ser canción, lo es.



Una de las músicas que probablemente retuve en mi memoria y que surgía de mis manos cuando tenía un teclado a mi alcance, era la que a continuación he colgado, "Amore Grande, Amore Libero", supongo que me transmitía justamente lo que yo sentía y siento en mi corazón, un amor grande y libre, puro...


Recuerdo que, cada año en Navidad, el día de reyes, solíamos ir a visitar a mis tíos. Allí nos reuníamos todos los primos, también mi abuela, toda la famila paterna. En aquella ocasión alguien había recibido un regalo que fue para mí muy especial, no era para mí, pero me fascinó. Era un teclado, no muy grande, pero yo no tenía ninguno y mi alma estaba ansiosa por experimentar con aquel mini piano. Así que, en cuanto lo vi libre, comencé a dejarme llevar.
Pasado un rato, mi tía entró en la sala donde yo estaba tocando, atraída por la melodía que sonaba. Me miró sorprendida y emocionada y me preguntó:

  • ¿Cómo puede ser que tú sepas tocar esa canción?, ¿dónde la has oído? Debías ser muy pequeña cuando sonaba en la radio.

  • No lo sé- le dije- la siento dentro de mí. ¿Cómo se llama?

  • Es del “Guardiano del faro” y se llama “Amore grande, amore libero”. A mí me gustaba mucho, la escuchaba cuando era muy jovencita, pero tú debías tener unos tres o cuatro años.

  • Puede que me haya quedado grabada en la memoria, siempre la he escuchado en mi interior.

Aquella niña era ya una apasionada de la música y ésta evocaba en ella la poesía de su alma.

Ser introvertida y reservada no me había ayudado a manifestar mi deseo de aprender a tocar el piano, nunca mencionaba lo que mi alma hablaba, nunca expresaba mis sensaciones, me limitaba a observarlo todo minuciosamente, sin manifestaciones efusivas, sin muestras de afecto exteriorizado, mi mundo estaba dentro de mí, un gran océano, inmenso, pero inalcanzable para los demás. Era una niña extraña, que vivía en su interior, sin saber cómo mostrar quién era, y al mismo tiempo deseaba ser como todos los demás y que los demás la amaran, la descubrieran y la aceptaran como era.

A escondidas, cuando mi hermano menor recibió de regalo un teclado muy pequeñito, me encerraba en mi habitación y me ponía a tocar música, pequeñas melodías que surgían solas, como de una manera mágica. Experimentaba con las que ya conocía, buscaba otras más complicadas, las trabajaba y pulía, y ni siquiera sabía qué tecla marcaba el Do, o el Mi, tocaba por intuición.

A menudo encontró la niña la manera de ser música y hacerla sonar a través de algún intstrumento musical, en casa de su prima, donde percibió las notas de una melodía a la que llamó “Despedida”, y otra a la que llamó “Alma triste”, en su habitación, con el teclado de su hermano, o el de su hermana pequeña.
Más tarde tuvo la oportunidad de tocar un piano de verdad en casa de una amiga.
Realmente sus melodías reflejaban la tristeza que ella albergaba en su interior, extrañaba su verdadero hogar, aunque no supiera cuál era, extrañaba a otra alma que recordaba vagamente, siempre, desde muy pequeña.

Aquella niña, amante del piano, nunca creció, siempre quedó en mí deseando y soñando tener su piano de cola blanco en un salón de su futura casa, aprender a tocarlo con la caricia de su esencia, para evadirse a su mundo melodioso y amoroso, ese mundo que nunca acabó de mostrar del todo.

Así que, un día de finales de octubre, el día que cumplió los veinte años, recibió por fin su tan anhelado regalo, un teclado enorme, maravilloso, especial, donde la música fluiría mágica entre sus manos, sus dedos, su alma, su ser...

Y allí manifestó durante años más música, más esencia, más alma...

La niña y el piano viven dentro de mí, y todavía, en ocasiones, la puedo sentir tocando aquel teclado que aún conservo, después de veinte años.

Soy música, mi alma canta, ¿escuchas la melodía de tu alma?...Yo escucho la mía, yo soy esa melodía, soy la niña del piano de cola blanco.

Arael...

IL GUARDIANO DEL FARO


2 comentarios:

  1. Buenas noches. Buscando algo para mi escrito tropecé contigo. Hermosa forma de narrar tus historias. Me encantaron todas. Un fuerte abrazo por que conseguí alguien que puede entender mi manera de sentir o pensar. Hasta pronto. Seguiré leyéndote.

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    1. Muchas gracias,preciosa, yo también me alegro de que te hayas tropezado conmigo porque así hay otra persona que siente como yo cerquita... cerquita a través de este océano que es internet...
      Abrazos y gracias por leerme.
      Arael

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