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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

jueves, 12 de mayo de 2016

ALMA CRISTALINA - CAPÍTULO 2 - SENSACIONES



Dos semanas después, Marcela todavía estaba conmocionada por aquel encuentro tan cercano con Jan, a pesar de que no comprendía el carácter de aquellas sensaciones extrañas que todavía recorrían su cuerpo.

Justo al día siguiente de haber mantenido aquella corta conversación con él, una ráfaga de sentimientos comenzó a apoderarse de ella sin que pudiera ejercer control alguno sobre éstos. Lo cierto es que, ni siquiera durante la noche, era capaz de dejar de pensar en él, y las horas iban transcurriendo lentamente en el reloj, mientras ella recordaba todo lo acontecido durante el evento de presentación de su nuevo trabajo. Sabía que era probable que le volviese a ver, puesto que aquello había sido tan sólo el inicio de una programación de pequeñas veladas para dar publicidad al apuesto compositor y, por supuesto, a su acompañante, la cual se encargaba personalmente de dirigir toda una campaña de marketing que lanzase definitivamente a la fama a su prometido.

Vanessa Montalbán había estudiado la carrera de turismo, pero estaba formándose también como directora de marketing y gestión comercial en Barcelona, y con el soporte financiero de su padre había comenzado a desarrollar su primer proyecto en su último año de carrera. Pretendía, con toda la fuerza de su carácter y toda su seguridad profesional, que su pareja alcanzara los objetivos que siempre había deseado, siendo así partícipe de sus sueños, algo que ella deseaba con toda su alma, para poder permanecer en su mundo definitivamente. Su intención era muy loable, sin embargo, revestía cierto riesgo para Jan, quien tendría que asumir que la deuda y el agradecimiento hacia su novia serían una robusta cadena que les uniría por mucho tiempo, tal vez más del que su amor pudiera durar. Sin embargo, Vanessa sabía muy bien que esa arma era muy poderosa y que él, no sólo no la abandonaría porque la amaba, sino que se quedaría junto a ella por ser su socia, su compañera, y por haberle ayudado tanto a cumplir su gran sueño.


Mientras tanto, Marcela trabajaba arduamente como camarera cuatro días por semana, además de escribir poemas por encargo para celebraciones a través de una página web que había creado. Así lograba, con mucho esfuerzo, pagarse la carrera de periodismo, la cual acabaría en un año. Siempre había sido una mujer indecisa, tal vez por su excesiva sensibilidad, amante de la poesía, de la danza, del arte, con un ardiente deseo de escribir todo aquello que se escondía en su alma bohemia, pero su timidez, sus temores, su poca confianza en sí misma, la habían llevado a dejar pasar algunos años antes de decidirse definitivamente a estudiar algo que realmente le permitiera expandirse y abrirse paso escribiendo. A menudo soñaba despierta con aquella gran obra de teatro que escribiría y que dirigiría para, así, poder sentir que finalmente había alcanzado su sueño.

No buscaba fama, pero sí deseaba dedicarse a lo que amaba, a aquello que nacía de su Ser.

Tal vez por ese motivo conectaba tanto con la música, pues ella era su gran inspiración, su musa, y, a menudo buscaba en internet nuevos compositores que la ayudaran a conectar con su inmenso mundo interior, ése que le proporcionaba una visión magnífica de lugares increíbles, sensaciones sin definir, palabras llenas de sonido, de melodías por inventar...


Jan había sido uno de sus descubrimientos, aunque cuando ella dio con su música en youtube, él aún era un hombre solitario y profundo, conectado con su alma y entregado a sus anhelos, luchando por ellos desde la inocencia de su ser. Sin embargo, ahora parecía moverse más por el impulso de ser conocido y apreciado por una élite selecta y refinada, quizás porque su amada pertenecía a ese mundo que a él tanto le fascinaba y le atraía. Aún así, Jan no encajaba muy bien con los refinamientos de sus nuevas amistades, pues solía incomodarle la falta de honestidad con la que se encontraba.

Todavía dependía del sueldo que le proporcionaba su empleo como profesor en el conservatorio de Lyon, el cual le había permitido hasta ahora permanecer en el mundo de la música, aunque desde el ámbito de la docencia, y compaginarlo con su trabajo como compositor independiente.


Marcela amaba su música con toda su alma, y desde el primer momento en que escuchó aquella sintonía que entró directa en su corazón, se enamoró perdidamente de todo lo que componía Jan. Seguía cada publicación en su página web, cada pieza nueva que exponía, cada nota, cada ritmo, sin embargo, nunca se había fijado en aquel hombre más allá de su admiración por su trabajo, hasta aquella noche en la que se encontró frente a él y vio en sus ojos el reflejo de su propia esencia, como si él albergara dentro de sí mismo el alma de ella. Todo eso era muy extraño, ¿cómo podía ser que ella se hubiera reconocido a sí misma dentro del cuerpo de otra persona? ¿Cómo podía ser que en su mirada hubiera visto todo un universo en el que ella se sentía viva, perteneciente y amada?

Una insólita emoción muy profunda se apoderaba de ella, como si fuera una ráfaga energética que nacía en su interior y se propagaba por todo su cuerpo, sintiendo de nuevo aquel temblor, aquel desvanecimiento, como un suave pero intenso cosquilleo que la llevaba a tener que estirarse y respirar calmadamente, cada vez que le venía a la mente su imagen.

Sentía cómo si al recordarle, alguna mágica conexión se activara entre ambos, y en ese justo momento comenzaba a verle en lugares diversos, en lo que parecía su casa, en la calle, en su trabajo, cenando con su prometida..., como si se trasladara hasta el lugar donde él se encontrase.

Aquellas noches en las que dormir se convertía en un reto difícil de alcanzar porque en su imaginación aparecía sin darle tregua, sin que lograra hacerle desaparecer, y después, agotada, cuando ya conseguía cerrar los ojos y dormirse, le sentía, como si estuviera ahí, a su lado, abrazándola; aquellas mañanas en las que su nombre era lo primero que su mente le mostraba en cuanto abría los ojos tras una noche confusa notando su presencia, aquellos sueños en los que se le presentaba, y que llevaban mensajes sobre él que, luego, días más tarde, corroboraba a través de alguna noticia colgada en su página web... Todo aquello fue como estar en una pesadilla y en un una burbuja de amor a la vez. En su mente no comprendía nada, en su corazón estaba totalmente enamorada, pero como nunca lo había estado, desde lo más profundo de su alma, y sin explicación coherente, pues apenas conocía a aquel hombre al que tanto admiraba.



Dentro de aquella locura interior que estaba viviendo sin que nadie lo supiera, se hallaba una pequeñísima esperanza de que él también estuviera sintiendo algo, aunque fuera cierto sentimiento de familiaridad, aunque fuera una pequeña chispa de amor, un ápice de cariño.


Sin embargo, nunca había tenido suerte en el amor, y esta vez había vuelto a fijarse en quien no debía, había vuelto a caer en lo mismo de siempre, y el miedo al rechazo era más poderoso que todas aquellas sensaciones, así que todo el tiempo trataba de olvidarle, de no pensar en él, de no escuchar ni siquiera su música, apartándole totalmente de su vida, para poder regresar a su normalidad, a su rutina.

No era tan difícil, teniendo en cuenta que él solía estar en Lyon y ella en Barcelona, así que, la distancia y el hecho de que ella sólo era una desconocida para él, la ayudarían a tratar de borrarle de su corazón y de su cabeza más rápido.


Parecía que ya estaba olvidando el encuentro, y que todo estaba en orden dentro de ella, incluso estaba escuchando nuevas composiciones de otros autores que la llenaban y la inspiraban mucho, hasta el punto de comenzar a escribir esa novela que siempre dejaba a medias y volvía a empezar, como si fuera algo interminable.

En su trabajo todo estaba tranquilo, ya no leía las noticias sobre Jan que él mismo publicaba en las redes sociales, ni se deleitaba con sus melodías, sencillamente disfrutaba con lo que hacía y se centraba en su vida, en ser feliz, en conocer a otros hombres.

Aquella mañana no fue a la universidad, se había quedado en la cama con fiebre, y trataba de descansar y dormir porque tenía que trabajar al día siguiente por la noche.

Lara, su compañera de piso, se estaba arreglando para irse mientras ella se disponía a tomarse un analgésico, cuando de repente el silencio se vio interrumpido por el sonido del teléfono. El sonido era estridente, porque Lara lo había escogido así, pues decía que si no sonaba bien alto nunca lograba escucharlo, pero aquella vez parecía estar retumbando con la fuerza de un cañón por toda la casa, o tal vez eso le había parecido a Marcela debido a su terrible dolor de cabeza.


  • !Lara, por favor, contesta al teléfono, por dios, que me va a estallar la cabeza! -gritó Marcela desde su habitación.
  • Tranquila, mujer, tenía que acabar de pintarme las uñas, ya voy- contestó.

Lara era una mujer de pelo negro y largo, lacio, brillante, muy atractiva y joven, pero era decidida y sabía muy bien lo que quería en la vida. Su carrera de actriz era lo más importante para ella. Trabajaba por las tardes en un bar del centro, pero por las mañanas acudía a la universidad donde estudiaba artes escénicas. Su novio la venía a visitar de vez en cuando, era un técnico de audiovisuales que trataba de abrirse camino, pero no sin el esfuerzo de ganarse un sueldo ayudando a su padre en su empresa todas las tardes y algunos sábados.


  • Marcela, te llaman de “Eventual” para avisarte de que este sábado hay un extra -dijo Lara justo después de abrir estrepitosamente la puerta de la habitación de Marcela- ¿les digo que estás disponible, o no?
  • ¡Lara! ¿no tienes una manera más suave de entrar en mi cuarto? -gritó poniéndose las manos en la cabeza.
  • ¿Qué les digo? ¡Les tengo al teléfono!
  • Sí, sí, vale, diles que sí, diles que sí.

Necesitas ese dinero, Marcela, así que no te queda otra que anular la cita con Javier


Días atrás había quedado con un chico que había conocido en la fiesta organizada por Lara para celebrar su vigésimo cuarto cumpleaños. A Lara le encantaba eso de ser el centro de atención, algo que Marcela detestaba, si alguien la miraba, se ocultaba rápidamente para huir de lo que para ella era embarzoso, así que nunca iba vestida de un modo que la hiciera sentir demasiado llamativa, eso le daba una vergüenza terrible, aunque al mismo tiempo admiraba la sensualidad y el desparpajo de su amiga y compañera de piso.


El evento había estropeado sus planes, pero al mismo tiempo era una buena manera de enfrentarse de nuevo a un acto que le recordaría sin lugar a dudas el encuentro con Jan, así que se pondría a prueba acudiendo a trabajar a un “extra”, un servicio de categoría para clientes de alto nivel.

E. Vera Vitae (Arael Elämä Araham)
El Romántico Obsoleto - 
Capítulos de la novela "Alma cristalina"
Derechos reservados

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