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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

jueves, 12 de mayo de 2016

EL ROMÁNTICO OBSOLETO - LOCA

Me llamo Lola y estoy aquí porque dicen que estoy loca. Hace ya mucho tiempo que dejé de preguntarme si ellos tienen razón o no, porque verdaderamente ya no controlo lo que sucede en mi mente, ella ha tomado las riendas de mi vida, sepultándome hasta lo más hondo y oscuro de mí, atrapada entre pensamientos obsesivos y dolorosos por alguien a quien amé desesperadamente.
Los doctores que me atienden desde hace años dicen que tengo un trastorno obsesivo severo, pero me ocultan algo más, lo sé, porque la medicación que tomo no es suficiente para mantener a raya lo que estoy sintiendo y las voces que escucho no paran de discutir entre ellas, una dice que es mi mente, la otra mi corazón, pero mi mente tiene muchas voces distintas, mientras que mi corazón siempre usa la misma. 
 
Aquí no se está mal, no tengo que preocuparme por las facturas, no tengo que salir a la calle, donde la gente me parece cada día más hostil e incomprensiva, ni tengo que ir a trabajar, de hecho, esto se ha convertido para mí en un refugio del cual no deseo salir, aunque a veces me pregunto cómo sería regresar ahí afuera y volver a tener una vida normal. Normal, sí, eso que está bajo el paradigma de las normas establecidas, eso que yo no aceptaba y rechazaba con uñas y dientes. 
 
Siempre fui una inconformista, todo me parecía poco, nada era suficiente, pero carecía del valor para luchar por lo que quería y siempre me acababa dando por vencida, así que después me sentía frustrada y me torturaba por haber desistido en mi empeño por cambiar las cosas.
Toda mi vida ha sido siempre una contradicción emocional, un deseo que se oponía a otro deseo subyacente, y que intentaba emerger para ser observado y tomado en cuenta. 
 
Los llamados “sanos”, no entendieron nunca mi mundo, y mi familia siempre me trató como si fuera un caso aparte, ya sabes, la oveja negra, la que nadie escuchaba porque no tenía nada importante que decir, o nada que a ellos les interesara, y es que hablar de amor y de buenas intenciones siempre resultó aburrido a la alta élite de los Dublanch, mi apreciada y selecta casta.
Por eso y por algunos cientos de razones más, acabé en este lugar, sola, bueno, con la compañía de otras personas locas que, al igual que yo, no pudieron soportar el peso de pertenecer a este mundo, a esta especie llamada “humana”.
Siempre pensé que el ser humano debía ser sensible y responsable, inteligente pero con alma, con corazón, y sin embargo siempre vi en mi especie todo lo contrario. Renegué tantas veces de pertenecer a ella, me odié por ser un ser humano, por haber nacido, por no hacer nada para que algo, por poco que fuera, se transformara de alguna manera...
Todo se complicó más cuando le conocí a él, un hombre atractivo, lleno de conocimientos insulsos, alguien tan diferente de mí. El primer día en que le vi supe que le amaría para siempre, que era mi sueño hecho realidad, sin embargo él era frío y distante conmigo. Siempre estaba rodeado de mujeres que le halagaban y le perseguían y él no dudaba en aprovechar su carisma para irse con aquella que más le interesara a la cama. Yo trabajaba para él, era ya su tercera secretaria, un trabajo que detestaba, pero en aquella época tenía que sobrevivir por mi cuenta, ya que mis padres habían decidido que tenía que aprender a vivir, en fin, mis tres hermanos disfrutaban de puestos de trabajo en la empresa de papá, mientras yo tenía que demostrar mi valía ejerciendo de secretaria de uno de los tantos socios de mi padre.
Había estudiado Bellas Artes, y la verdad, no se me daban nada bien las tareas administrativas, así que, cada dos por tres recibía alguna reprimenda del señor Rojas, aquel hombre que tanto me gustaba.
Uno de esos días en los que hubiera sido mejor que no me levantara, Leandro Rojas tuvo la genial idea de invitarme a cenar y yo fui tan estúpida que me ilusioné como una niña pequeña, así que accedí a ir con él.
La cena fue para mí algo maravilloso, sin embargo no me daba cuenta de lo superficial y materialista que era aquel hombre del que me había enamorado perdidamente.
Era tan sumamente atractivo que perdía la razón y el entendimiento, y no lograba hacer otra cosa que mirarle y sonreír como una absurda mujer desprovista de inteligencia. Así que me convertí en lo que él deseaba, una chica fácil, tan sólo por el hecho de amarle, tal vez inmerecidamente, puesto que él jamás sintió lo mismo por mí y se aprovechó de mis sentimientos para usarme y después despreciarme.
A partir de ese día mi obsesión se encendió como una cerilla eterna, y caí en un profundo abismo de desolación. Mi gran amor me había tratado como a una prostituta, había conseguido lo que quería de mí, haciendo uso de su habilidad seductora y beneficiándose de mi ingenuidad.
Mi inocencia quedó destruída para siempre, mi fe en el amor, mi deseo de amar, mi confianza en los hombres, todo eso se destruyó. La única esperanza que me mantenía en este mundo cuerdo era que existía el amor, el romance, y creía de veras que viviría una historia de amor de esas tan hermosas, de cuento, de película, y en lugar de eso descubrí la parte más sórdida de los hombres.
Pero no me bastó con arrastrarme y perseguirle suplicándole más amor, más migajas, más limosna afectiva, sino que además soporté su maltrato psicológico y sus desprecios durante dos largos años, en los cuales me utilizaba cuando le apetecía y luego volvía a gritarme que le repugnaba, que no quería estar conmigo y que había cedido sólo por la necesidad de echar un polvo, porque no habia nadie más disponible.
Obsesión.
Sólo deseaba que me amaran, pero en este mundo de hipocresía y cuerdos que sólo disfrutan de la parte superficial de la vida, haciendo daño para satisfacer sus necesidades, sus caprichos, y mantenerse al margen del amor, me tocó comprobar que no existe nadie como yo, salvo mis amigos, los locos, con los que hablo cada día de lo mal que va el mundo. Qué irónico, los de ahí afuera parecen estar más locos que nosotros.
Todos los días veo cómo se están destruyendo poco a poco, cómo el amor se va apagando lentamente, cómo vamos siendo cada vez más los que estamos aquí...
A veces estoy segura de que ellos son los locos, porque en este lugar hay muchas mentes perdidas, pero hay mucho más amor que allí afuera.
Otras veces me doy cuenta de que esto es sólo un sueño que aguien, una mente gigantesca tal vez, está soñando, y que sólo soy parte de ese sueño. Tal vez si yo despierto pueda escapar de esto, y hallar una realidad alternativa en la que por fin encuentre mi felicidad interior y, con un poco de suerte, ese famoso y escurridizo amor verdadero...
Por lo pronto, y por hoy, ya no voy a explicarte más sobre mí y sobre mis desgraciadas aventuras por la vida, ya son sesenta años de golpes y heridas, y desde que estoy aquí finalmente ya me siento segura.
Así que, querido corazón, que sepas que seguiremos hablando, te seguiré dando mis razones para sufrir y para desconectar de eso que llaman realidad, porque estoy agotada de tanta incoherencia y de que tú me intentes convencer de que el amor existe, de que sólo debo mantener la fe y la calma, ya me cansé de esperar, y de buscar, por eso, aquí estoy a salvo, a salvo de volver a caer en la trampa de enamorarme, o en la de depositar mi alma y mi amor en el ser humano, se acabó.
Me llamo Lola y estoy aquí porque dicen que estoy loca...
Arael Elämä Araham (E. Vera Vitae.)
El Romántico Obsoleto

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