Ahora que estás aquí, sosteniéndome entre tus brazos y descubriendo en tu rostro justamente esa estrella que tú ves en mi pecho brillar cuando tus ojos se prestan a esa mirada sólo tuya, intencionada y amorosa, que traspasa mi piel y ve más allá de lo que nadie vio jamás, ahora que me siento protegida y tranquila, hago un pequeño
paréntesis para contarte algo que me ocurre cuando suelto el
sufrimiento por estar en este mundo que no comprendo y que me hiere
al creer que soy poco para él, poco para ti, poco para todo...
Y es que estas notas que suenan en este momento, envolvíendonos a ambos al igual que estas sábanas lo hacen, y que emergen del piano, de una melodía desconocida, hermosa,
que me embriaga, también me ayudan a desconectar de mi insolencia, de ese
insulto a la verdad, de esa oculta sensación de soledad y de
tristeza, por haber nacido en un lugar donde no comprendo algunos actos, demasiados...
Aunque sé que a veces el
silencio también es una música que nos devuelve a lo que somos, por
eso me sumerjo en su historia, esa que no es historia, que
simplemente es un latido, un ritmo, una pulsación lumínica que se
contrae, y que luego se impulsa emanándose a través de mí.
Así que me escucho y me reinvento a través de mi propio aroma, surcando mis sueños, esos que no sé de dónde llegan, ni hacia dónde van, versos de amor que se diluyen en mi alma y me convierten en poema, en el poema que se viste de palabras de mi pequeña mente, torpe, aprendiz de lo imposible de aprender para mi corazón que sólo vibra en libertad, sin la condición de lo correcto o de lo incorrecto.
Silencios y sueños
con sonido de piano...
Y cuando me quedo
absorta y enamorada por ese maravilloso piano, que me emociona y me arranca siempre alguna lágrima, me acuerdo de tantas
cosas.
El silencio de mi
alma se pierde siempre en las sensaciones de mi cuerpo, de mi mente,
en los pensamientos, que no son más que recuerdos, ayer, en las
sensaciones que me invaden gracias a mi condición humana.
Es curioso cómo
puedo viajar hacia el pasado, o hacia el futuro, y perder totalmente
mi presente en cada gesto que hago lamentándome de lo que no fue, o
de lo que no será, y sin percatarme de lo que está siendo o
sucediendo en este instante perfecto.
En ese laberinto de
ideas, siempre apareces tú, indefinido, pero muy concreto, difuso,
aunque con una apariencia exclusiva, única, y una fragancia de alma
sabia, de corazón valiente, de mirada difuminada con la mía, porque
eres ese tú que sólo puede ser yo, ese yo que sólo puedes ser tú,
esa otra parte de mi historia que sólo puede escribirse con tu
nombre, el nombre de tu presencia, esté donde esté en este mismo
instante.
Y en los sueños
eres el viajero del tiempo, el amante experto en saber cuánto amor
nos une, y qué poco nos separa lo que creemos que nos desata de
nuestro amor infinito.No hay distancias, o eso me dices cuando no puedo sujetar las lágrimas, ni esconderlas en mi rutina diaria.
Y en los silencios
eres parte de mi música, de mi melodía esencial, parte de mi todo,
o de mi nada, de mi vigilia, de mis mundos, de mis realidades, de mis
mentiras, de mis inventos, de mis consuelos y mis descontentos, de mi
poesía eterna, desnuda si no te siento al escribirla, vacía si no
te nombra en cada letra, en cada coma, en cada punto, en cada suspiro
que empuja a mi mano para plasmarla con ese pedacito de mí que se
queda, que se dibuja en las estrofas, en las pausas, en los silencios
que no entienden muchas personas, o en lo que no se lee si no lo
observas desde lo más profundo de tu alma inquieta y eterna.
¿Sabes?
La gente sueña, no creo que haya alguien que no lo haya hecho nunca,
sin embargo, de vez en cuando llega un personaje al que le robaron
los sueños, que intenta hacer lo mismo con los tuyos, y cuando
escucha tus aspiraciones se apresura en desalentarte, en recordarte
que esta realidad no se ajusta a lo que tú sueñas, y te arroja
directamente al abismo de sus propios miedos.
Siempre
me ha ocurrido esto, siempre he caído en sus precipicios, pero ahora
ya no quiero volver a perder la confianza en mí, porque descubrí
que yo soy mi mejor guía, y cuando alguien intenta robarme a mi
“musa”, lo aparto de mi vida definitivamente, y sin mirar atrás
continuo mi camino.
Eso
no significa que desprecie, o que odie a esos personajes a los que
defino como “robasueños”, sino que me amo y me permito liberarme
de su asedio, de sus fustigaciones, otorgándome el poder a mí misma
para decidir y para equivocarme, si es que no conseguir lo que sueño
puede significar errar.
No
pienso en absoluto que caerme cuando quiero alcanzar la cima de mis
aspiraciones, sea perder o fracasar, no creo en el fracaso, tal vez
pueda sentir que mis fuerzas flaquean, pero sé a ciencia cierta que
jamás podría rendirme ante la posibilidad de alcanzar algo que
forma parte de mí, aunque la mejor definición de esto sería
conseguir ser lo que soy en cada cosa que hago, porque soñar
significa plasmar lo que uno es en la vida, en Tu Vida, y soltarte de
las cadenas que te obligan a no ser lo que en realidad eres en tu
interior.
Tengo la certeza de que soñar
es Ser, y materializar tus sueños es expandirte, es ser en todo lo
que vives y haces...
Por
eso, en mis silencios, soy, pero soy en mi interior, y cuando grito
lo que soy, cuando el silencio de mi alma se abre camino como una
canción, como un sonido que me caracteriza, puedo empezar a sentir
que todo lo que me rodea se impregna de mi aroma, cristalino como un
corazón puro, transparente, líquido y brillante, vaporoso y
luminoso, un ser que vibra en música, que se eleva más allá de mi
personaje humano y que me demuestra cada día que fluir en mí, como
el agua, me lleva a ver el mundo desde otra perspectiva más
completa...
Eso
es lo que aprendí de ti, que me estás leyendo, de ti que eres puro,
de ti que eres un creador de sueños, un transmutador de fantasías,
un mago que sabe que el amor es el gran poder que nos impulsa y nos
eleva hasta lo mejor de nosotros mismos, porque el amor nos apasiona,
nos enamora, nos conecta con lo más sagrado de lo que somos, y si es ese amor verdadero e incondicional, limpia
y arrasa el egoísmo, y difumina lo que no merecemos, lo que pesa en
nosotros, lo que está enganchado en nuestra espalda, devolviéndonos
a la única verdad, ésa que sólo uno puede descubrir .
El
gran secreto de nuestra existencia, ése que nos recuerda que somos
magos, magos creadores cuya magia es el amor más sublime que jamás
hayamos imaginado...
No sé si todo esto es un sueño, esta realidad, si algo o alguien nos está soñando, pero sí que tengo clara una cosa, cuando despierte, allí donde me halle, te elegiré de nuevo, porque sólo el amor es real, y en cualquier mundo, en cualquier realidad, al abrir los ojos sé que podré reconocer esa mirada tuya, y tú en mí verás esa estrella que siempre besas al mirarme...
Si de algo estoy segura es de que el amor nos une más allá de lo que la mente inventa...
Arael
Elämä Araham...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario...