En
el olvido de lo más callado, fui aprendiz de lo divino, a través de
tus manos, de tus gestos, de tus ojos, de lo que no se puede
describir, de lo que no se puede comprender si no alcanzas el cielo
volando en un estado en el que muchos enloquecen y no regresan para
poder explicarlo.
Yo
regresé, sí, mas deseaba no hacerlo, deseaba quedarme entre los
versos de un lugar soñado, anhelado, para descubrir después que mi
divinidad me estaba buscando y yo la lloraba, apesadumbrada entre los
restos de un estilo de vida que se me escapaba.
Y
en los secretos de un amor nunca expresado me sumergí para aprender
más sobre los misterios de ser un ser humano, porque me faltaba
experiencia, carecía de la capacidad de ser como los otros, y sin
embargo, lo era, así debía ser, así me convencía mil veces para
no perecer en las diferencias que mi mente hallaba en las gentes
sombrías y las mezquinas, en las gentes egoístas y las que sólo
trataban de sobrevivir en un enjambre de hipocresías disfrazadas de
amor y de osadía.
Como
aprendiz caí en el juego de la tortura, en el abismo de la falta de
humildad, en la esperanza por una humanidad basada en un principio
que no parecía que fuera ya real.
Amé
con fuerza, con ímpetu a quien no lo merecía, ¿o sí? Tal vez no
exista nadie que no merezca ser amado, mas mi alma comprendió que no
debía amar de aquella forma, sino de otra, a quien no era fiel a su corazón y se
vestía de fiera de hierro para alcanzar su destino.
Y
me desterré en un encierro oscuro para no perderme más, para no
ceder a los caprichos de mi ego, esos que me llevaban hacia una noche
oscura para obligarme a creer que nada tenía sentido, que
desilusionarme por los actos de los seres que amo no es más que una
mentira de mi mente, otro espejismo, un laberinto de pensamientos
hirientes que me desviaban de la verdad de mi esencia.
Esperar
de los demás el amor se convirtió en una quimera, un deseo que no
podía aguardar una reacción elevada y digna de un ser divino.
Así
que la solución era no poner expectativas en nada, ni en nadie,
respirar en mi ahora, disfrutar del presente y navegar por mis mares
en solitario, acompañada de mis ángeles, de mis sueños y de mis
anhelos, para escribirlos en mi propio ser etéreo y trasladarlo a mi
más amado universo.
Fui
y soy una aprendiz que nada y bucea entre ideas que se deslizan en mi
mente, tratando de no luchar más, de no ir contracorriente, de
permitirme ser, sin más, dentro de lo sencillo, para que mi mente
deje de complicar lo evidente.
Ya
no se trata de ser merecedor de ser amado, ni de amar, se trata de
existir en la esencia divina de lo que somos, para entender sin más
que el amor es la naturaleza intrínseca a mi ser, y que sólo ello
es y está, sin más...
Mi
soledad será mi sustento, mi amor por mí será mi fortaleza, mi
comprensión de lo que son los otros mi sabiduría, mi integración
del todo, será la unidad que somos en realidad.
No
existe nada más, tan sólo existo yo, tan sólo existes tú, un yo,
un tú en millones de cuerpos, en millones de vidas materializadas,
en el viento, en el agua, en la tierra y en el fuego, en todo lo que
es, en el éter, en el universo...
Por
tanto, la aprendiz saluda con respeto a la vida y la venera...
- Vida,
en este preciso momento me entrego a ti, para ser vivida por ti, para
ser amada por ti, para amarte y para vivirte, para dejar de querer
entenderte, para permitirte ser en mí...
Y
en este punto mi cuerpo se desintegra en la realidad de mi ser, para
unirme a la única verdad que es...
No
hay bien, no hay mal, hay acciones y reacciones, mentes inmaduras y
mentes maduras, corazones bañados de nubes que ocultan su luz, y
corazones puros que brillan sin tener que demostrar nada, almas de
primer curso y almas que se graduan, energías que se anclaron a la
materia hace eones y energías que vinieron de visita y que sólo
desean regresar a su lugar de origen tras acabar su cometido, pero
todas y cada una de las presencias son consciencia, parte de un gran
ser que las sueña y las piensa, una unidad que en lo más alto es
sólo esencia...
Y
aquí, en esta tierra, sólo experimentan...y duele, sí, duele el
dolor de otros, porque en la materia existe el miedo, existe la
dualidad, existe el sufrimiento, emociones que nos despiertan
sensaciones que antes de ser humana no entendía, y ahora sólo
desearía mitigar tanto llanto, tanta incomprensión, mas no está en
mi mano deshacer lo que se tejió para ser deshilachado desde dentro
del hilo, desde cada ser humano...
No
es una falacia que para que aparezca y se produzca el cambio, una
transformación hermosa y dura se debe manifestar desde dentro de
cada persona, de cada hombre, de cada mujer, siendo conscientes por
fin de que cada uno cuenta, todos somos importantes, todos contamos,
todos somos responsables...
Y
el teatro que hemos creado debe ya desmantelarse, no importa el
triunfo si detrás de él sólo hay un vacío que no se llena con la
materia, con un amor falso que se basa tan sólo en lo que creen que
vales superficialmente, de nada vale lo que haces si no lo haces con
amor, entregando todo lo que eres en cada instante, viviendo el
momento como el único y compartiéndote con todo para estar en la
divinidad que expandes...
Yo
sólo soy una aprendiz, una viajera errante, sólo siento y existo, y
mis pensamientos no son importantes, ni mis palabras, mas soy y
existo, eso es lo que me lleva a mostrarme, a desnudarme lentamente
de lo que pesa y evita que me encuentre y me desarme de la amargura
de la mendacidad que me atrapa y me envuelve en la misma obra teatral
que a todos nos atañe, y a partir de hoy me permito desabrocharme de
la falsedad de la existencia que ya no me satisface, esa que espera y
que pierde la esperanza cuando lo hace...
Hoy
me dejo vivir por la vida y cierro mis ojos para despertarme...
Arael
Elämä..
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