Querido
Ser que habitas en mí, que lates en mi corazón cada día, quiero
que sepas que esto no es nada, sólo son símbolos que poco
significan comparándolos con la Verdad que hay en mi Alma, la que se
escapa a la comprensión limitada de mi pequeña mente humana, sin
embargo es todo lo que tengo por ahora para poderte demostrar un poco
lo que hay en mí, para darme a conocer más allá de mi profundidad.
Hoy
no tengo muchas preguntas, sólo un impulso irrefrenable de dejar ir
lo que me hierve en cada pensamiento que me aniquila con el veneno
emocional que destila para mí, una mortal pócima que genero yo
misma con los ingredientes de mis memorias, de mi pasado, del ayer de
otros que perdura aún en lugares ocultos de mi psique, un hechizo de
liberación que se cierne sobre mí y que hace que me convierta en un
canal por el cual se están expulsando aquellas partes de mí que ya
quedaron obsoletas, en una transformación que no es más que una
vuelta al origen, a la pureza.
Por
eso sé que si permito que mis miedos y mis tristezas se desvelen en
mi presencia, podré mirarlos frente a frente, comprenderlos,
aceptarlos y decirles adiós porque ya habrán acacado de realizar su
trabajo.
He
estado pensando,y por tanto confundiéndome, sin embargo, aunque
parezca extraño, cuando pienso puedo deshilachar lo que no comprendo
y trascenderlo, y aun sonando paradójico, la mente se transforma así
en una práctica herramienta que me permite hablarte con total
honestidad.
En
realidad no necesito palabras, no son suficiente para expresar lo que
hay dentro de mí, podría simplemente mirarte y concederme el deseo
de emanar lo que soy, diluirlo en ti para que así me sientas en todo
lo que eres, sin embargo, las palabras nacen porque mi humanidad me
exige poderte manifestar en el exterior lo que hay en el interior de
una forma algo más tangible, en un anhelo de comunicarlo,
compartirlo.
Así
es como todo empezó, así es como las relaciones se crearon, en un
intento de expresar nuestro mundo interior y mostrarlo a los demás,
para así hacerles partícipes...
No
eres quizás más especial que el resto, tan sólo lo eres para mí,
porque desde mi visión interna tú te has convertido en una fantasía
que desearía que fuera realidad.
No
hay forma de saber si lo que veo es cierto, o si lo que no veo es
incierto, sólo puedo hablar de mí, en todo lo que digo, siempre
hablo de mí, nunca hablo del otro, porque no existe el otro tal y
como lo percibimos.
Sólo
sé y siento que te hallé en mí, y que ahora me falta creer que no
sólo vives ahí, en mi alma, aunque sé que he creado la necesidad
imperiosa de verte con mis ojos humanos, así como puedo ver a
cualquier otra persona.
La
gente habla del alma gemela como si fuera una pareja ideal, pero en
su gran mayoría no creo que se den cuenta de su verdadero
significado, porque sólo ven desde afuera hacia adentro, en lugar de
verlo al revés.
No
considero que yo tenga todas las respuestas, sin embargo, algunas las
he logrado descifrar, porque estaban en lo más profundo de mí,
esperando a ser recordadas y comprendidas, y eso es lo que no solemos
ver, que todo está en uno mismo.
Tú
elevaste tu vuelo en mí, y destruiste todos los castillos y todas
las cadenas que me estaban aprisionando dentro de mis mentiras, de
los engaños de ese mundo inventado e incrustado en una malla de
inconsciencia invisible que cubría mi mente.
Al
principio me pasaba como a todos, creía que eras otra persona,
alguien que tenía que encontrar, alguien que tenía que buscar,
alguien en quien estaba depositando toda la responsabilidad de mi
felicidad y de mi bienestar, pero tú me enseñaste que el poder
estaba en mí, que era yo mi propia diosa, la única que podría
alcanzar sus sueños, la única que realmente podía conseguir que
todo aquello en lo que yo creyera se hiciera material, y ya no digo
realidad, sino que hablo de que lo que está en mi mente y en mi
corazón, lo que existe en mí, en mi alma, puedo proyectarlo hacia
el exterior, así como lo estuve haciendo sin darme cuenta durante
años, proyectando sólo la basura que había en mi inconsciente.
Todo
ese potencial que tenemos desperdiciado creando sin darnos cuenta
sólo lo que nos hace infelices y tratando de luchar contra lo
externo, pensando que ahí radica el problema, cuando en verdad todo
está en nosotros.
Tú
fuiste la puerta de salida de mis ilusiones, de mis espejismos, y la
puerta de entrada al amor. Ya no quiero llamarlo verdadero amor,
porque no creo que haya un falso amor, sino que hay un amor que parte
de una base egoica, es decir, que crea nuestro inconsciente para
saciar carencias, y otro que parte de una base del Ser, que
simplemente es, porque el Ser es amor.
Tú
apareciste ante mí y te desprendiste desde lo más profundo de mi
alma, como un hombre, como un compañero de camino, de vida, que
estaba ligado a mi corazón por un cordón brillante que se estiraba
y estiraba, y yo te seguía, te visitaba, y en ocasiones comprobaba
que respirabas, al igual que yo, en un mundo ilusorio, ajeno a mi
existencia humana.
Luego
me sentí en tus latidos, y comencé a guardar la esperanza de que,
una vez comprendido que eras yo misma en otra persona, tal vez
lograría alcanzarte en tu vida mundana y que reconocieras a mi alma
en ti, a tu alma en mí.
Cuando
reconoces en tu corazón a tu alma gemela ya no puedes dejar de
amarla, porque ya la amabas antes de que se manifestara en esa
persona, así que no se trata de un amor de este mundo, de nuestro
antiguo paradigma en lo que se refiere a las relaciones, sino que te
hallas frente a una nueva forma de sentir el amor, de darlo, de
relacionarte.
Y
todo lo demás deja de tener sentido, la vida se manifiesta ante ti
como un regalo que vibra fuertemente en ti, en contrapartida de lo
que el ego interpreta como una mala pasada, una trampa en la que el
amor es tan poderoso que quedas convertida en él, y el ego se apura
en resistirse, en sabotearlo, en pedir manifestaciones de dicho amor
por parte de la otra persona, en lograr controlarlo todo, sacándote
de tu presencia para hacerte caer en un abismo de inseguridades, de
luchas contra uno mismo, de obstáculos que te impiden creer en ti
mismo.
Entonces
la noche llega y te desmayas en incertidumbres, hasta que alguien se
te aparece y te regala una figura tallada en madera, una lechuza
blanca para que puedas colgarla de tu cuello.
- Mira a través de la oscuridad, adapta tus ojos a ella, como la lechuza, y verás la luz aunque parezca que no esté. Confía en ti, en tu habilidad de ver más allá y encontrarás la salida.
Y
sí, mi querido ser que habitas en mí, tu mensaje llegó, como todos
los demás, desde dentro de mí, como siempre, y así como tú me
indicaste, la luz está frente a mí, esperando a que la atraviese
para pasar a la siguiente fase.
Ahora
sí entiendo de verdad la gran responsabilidad que cada uno tiene
consigo mismo, que no debemos dejar de ver que todo lo que nos rodea
puede transformarse en la medida en que cambiemos nuestra forma de
ver la vida, el mundo.
Sé
lo que me harías ahora mismo al leer todo esto, me mirarías con
ternura a los ojos, acariciarías mi mejilla con el dorso de tu mano
y con esa sonrisa que siempre me muestras y que ilumina tu rostro, me
dirías:
- Todo está en ti, atrévete a creer en ti, a confiar, y salta al vacío, sin miedo, porque lo que te espera es lo mejor que te podría suceder. Yo siempre estaré ahí, contigo, en todo momento, porque vivo en ti, porque vives en mí, porque somos uno.
Así
que cuando mi ego tiene miedo del abismo en el que se haya, mi
corazón sólo puede ver que ha llegado el momento de saltar por fin
hacia un nuevo principio, una nueva vida que me espera y que he ido
creando yo misma a lo largo de estos años, tratando de desnudarme de
lo denso, dejando mi equipaje, para, sencillamente, alcanzarme a mí
misma, recordar quién soy y volar en libertad.
El
viejo paradigma se derrumba en mí y eso es doloroso, porque asusta,
te arranca de tu zona de confort, pero tú me enseñaste que lo que
me da miedo afrontar es justamente lo que me muestra el camino a
seguir, porque el temor sólo es la resistencia de mi ego, a veces
incluso manifestada a través de las dificultades que se presentan en
la vida, y que no tengo que paralizarme o derrumbarme por ello, sino
demostrarme que sí puedo, que sí soy capaz, que sí tengo la fuerza
necearia, que sí Soy...
Nada
ni nadie tiene el poder de negarnos nada, sólo nosotros tenemos el
poder de negárnoslo, de prohibirnoslo. El juicio de otros sólo
duele si nos juzgamos a nosotros mismos, pero no debemos olvidar que
cualquier limitación que otros ven en ti y que intentan que
comprendas, sólo es la que proyectan desde sus propias limitaciones.
Por
lo tanto, recordaré lo que una vez me dijiste, “si cuando vas a
saltar al vacío alguien llega y te dice que estás loco, o te habla
de lo que deberías hacer y critica tu decisión, o intenta
impedírtelo, no olvides que sólo te está proyectando sus propios
miedos desde sus propias limitaciones, así que sólo vive desde lo
que hay dentro de ti. Acepta con compasión sus verdades como suyas,
no como tuyas, y continua tu camino, porque, aunque la meta pueda ser la misma, tu camino es distinto del suyo.”
Arael
Elämä Araham...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario...