Juntos,
tomando un café, hablando de cosas profundas, a pesar de que no era
el momento adecuado para dejarse llevar por el sentir de sus
corazones, el amor brotaba mágicamente, pero ella conocía muy bien
su presente y el que él estaba atravesando, y sus mundos aún no
estaban preparados para amarse y unirse.
-
¿Y cómo ves tú el amor? - le preguntó él mientras trataba de
adivinar su respuesta en su mirada.
-
¿El amor?, imagino que te refieres a la manifestación del amor en
la pareja, ¿verdad?.
-
Sí, claro, hablo de ese tipo de amor.
-
Ese tipo de amor... El amor es amor, no creo que existan tipos
diferentes, pero sí distintas formas de expresarlo. El amor de
pareja puede ser un amor sagrado, pero sólo lo es si no se vuelve
egoísta, si no se aparta del mundo para ser sólo amor entre los
amantes, es amor real y verdadero si aquellos que lo sienten se abren
para sentirlo sin temor, para recibirlo y para expandir su efecto
luminoso hacia los demás. Ese amor debe ser recibido por completo y
dado por completo también, sin reservas, ese amor no se basa en
apariencias, ni en la pasión del cuerpo, aunque conlleve la pasión
más pura de todas, no se basa en la pertenencia, sino en compartirse
el uno al otro permitiendo que cada uno sea único, al mismo tiempo
que ambos puedas unirse siendo un sólo ser. Ese amor no busca
separación, sino unión, no busca huir del mundo, sino que el mundo
se una a ellos en la misma vibración de amor, no busca poseer, sino
impulsar, no busca atrapar, sino liberar...
Ese
amor es liberación, y por lo tanto no genera dependencia, ni dolor,
ni amargura. Si lo encuentras y sufres probablemente es que lo
contaminaste con tu ego, por eso sólo aquellos puros de corazón,
aquellos cuya mente se haya rendido a su alma, a su ser, podrán
entregarse con todo lo que son a ese "tipo de amor". ¿A
ese te referías?
El
muchacho se quedó atónito, sin saber qué responder. Él siempre
había creído en el amor de las películas, sensual, apasionado,
intenso, pero ella hablaba de otra cosa, algo desconocido para él.
Su alma anhelaba ese amor que ella había descrito, pero algo dentro
de él le había llevado a la aventura, al placer, a la conquista de
mujeres hermosas, tratando de encontrar así el verdadero amor, sin
embargo, jamás había conseguido hallarlo. Tal vez ella tenía razón
y tenía que empezar a cambiar su visión limitada del amor, tal vez
tenía que comenzar a mirar con los ojos del alma, sin enamorarse de
cuerpos, de sonrisas, de miradas sensuales, para enamorarse realmente
de almas, sin importar su atuendo físico.
-
Entonces ¿crees en el amor que describes? - Inquirió tras unos
segundos en los que su mente divagó entre sus recuerdos amorosos.
-
No, no creo en él, sé que existe.
-
¿Lo has experimentado?
-
Lo llevo dentro...
Arael
Elama
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