Hoy
te he echado de menos, te he extrañado, he deseado que estuvieras
conmigo.
El
día ha sido hermoso, bello. El sol resplandecía y el mar estaba
increíble, la arena blanca, suave, el cielo azul y despejado, tal
vez demasiada calor para ser primavera, pero eso ha facilitado que
pudiera bañarme y disfrutar más todavía de mi visita a esa playa
que tanto me ha recordado hoy a ti.
Mis
amigos y yo habíamos quedado para ir a pasar un día en el mar.
Primero patinaríamos, luego comeríamos en la playa y quizás
incluso nos bañaríamos.
Mientras
patinaba por el paseo marítimo, mis pensamientos estaban ajenos a
todo lo que he estado viviendo, ajenos al dolor, ajenos a la añoranza
que tanto tiempo me estuvo sometiendo al sufrimiento de mi mente, de
mi cuerpo, aunque ya hace un tiempo que eso se ha ido transformando.
El
viento rozaba la piel de mi cara, mi pelo danzaba con él, y yo
respiraba sumida en una gran felicidad, sintiendo que era libre, que
podía hacer cualquier cosa, que era capaz de ser fuerte, aunque tú
no estuvieras conmigo.
Y
el caso es que sé perfectamente que tú siempre estás a mi lado,
porque eres parte de mí, estés donde estés, seas quien seas en
este mundo tan grande donde parece a veces imposible que logre
hallarte, aunque tal vez seas tú quien debas encontrarme.
Patinar
me ayuda a volar, me devuelve la vida, me hace creer que, mientras
vuelo cada vez más rápido, puedo tocar las nubes, puedo ser algo
más parecido a lo que realmente siento que soy, un alma en libertad.
Sin
embargo, una ráfaga de nostalgia ha entrado en mi pecho mientras
tomaba el sol descansando sobre mi toalla.
De
pronto te he visto, estabas allí conmigo, sonreías y me abrazabas,
y yo bromeaba mientras me escapaba de ti y bailaba al compás de la
música que nos regalaba un grupo latino que tocaba en el bar de la
playa, intentando que tú siguieras mis pasos. Finalmente me volvías
a abrazar al ritmo de mis movimientos, imitando torpemente mi
contoneo de caderas, el suave gesto de la danza que mi cuerpo lleva
consigo, danza de amor, danza de fuego, danza de verso.
En
ocasiones me ocurre esto, puedo verte, como si ya te hubiera
encontrado, como si nos hubiéramos conocido, y siento tu esencia, tu
energía, lo que tú eres, sin saber bien cómo es día a día en
este ahora, sin saber tu nombre, sólo sintiéndote, sabiéndote,
notando en mi alma que eres tú tan sólo porque estás ahí frente a
mí... Podría reconocerte incluso a catorce mil kilómetros de
distancia, no me hace falta que estés tan cerca, podría amarte
incluso sabiendo que tú no me amas, porque amas a otra persona,
podría apartarme de ti sólo para que te sintieras feliz con tu
vida, aunque fuera bajo el sueño profundo en el que todos hemos
estado inmsersos en esta mátrix, podría seguir adelante con mi vida
sin tu presencia física a mi lado, si supiera que eso supusiera para
ti la felicidad absoluta, pero no consigo matar el deseo de que algún
día el destino nos dé la oportunidad de cruzarnos en el camino para
comprobar, para saber si tú también deseas estar conmigo...
Anhelo
esa casualidad que nos ponga frente a frente, porque antes de que el
tiempo que hemos inventado nos separe en lo físico, quisiera que
ambos tuviéramos la oportunidad de reconocernos, de tocarnos, y
después de decidir si deseamos luchar para amarnos.
Pero
soy ave libre, y como tal comprendo que lo más importante para ser
feliz es gozar de la libertad del alma, así que, respeto la
libertad de tu alma, la admiro y la amo, y desde mi gran amor, desde
mi humilde SER, sólo sigo mi senda, echándote de menos, pero
dispuesta a ser mi propia luz, la luz que guíe mis avances, mis
procesos, mi viaje...
Patinar
cautiva mi alma, deslizarme por el suelo ligera, sutil, aprendiendo a
ser más yo, más osada, más valiente, más independiente...
Voy
pintando mi presente con los colores de todo aquello que no me atreví
a hacer, aquello que mi corazón me pide es aquello que descubro
feliz, aquello que pongo en práctica, aquello que se convierte en
mí...
Te
echo de menos, mientras te pienso, te amo con ímpetu, con un amor
recio, verdadero y noble, mientras te siento...
Por
eso sigo siendo corazón, la mente está siempre bajo el influjo
mágico de mi alma, ella decide, el pensamiento planifica lo que ella
decide, mi cuerpo actúa en consecuencia y en coherencia con ambos...
Ha
sido un día largo, agotador, me has faltado tú, pero has estado en
mí, mientras patinaba, mientras sentía el sol en mi piel que se
bronceaba, mientras me bañaba en el mar calmado que me abrazaba con
su agua fría, helada...
Arael...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario...