A
veces, en esta vida, cuando abres los ojos y empiezan a caer los
velos, no te queda más remedio que decidir de qué lado quieres
estar, y no me refiero a los típicos bandos del bien y del mal que
hay integrados en nuestra psique y que hemos heredado como si se
tratara de un patrón inamovible que genera una distorsión en
nuestra interpretación del mundo, sino que la elección es entre
seguir viviendo una realidad de alguna manera impuesta en nuestro
inconsciente y que permite que se nos manipule con cierta facilidad,
o decidir salirte del camino preestablecido y que se había gravado
de alguna forma en tu subconsciente como el apropiado para ti.
En
el momento en que te decantas por exiliarte de lo que empiezas a ver
como una gran mentira, todo parece volverse complicado, vas contra la
corriente, luchando para no ser apartado y abandonado a tu suerte por
desvincularte del sistema, o de lo que algunos llaman la matrix. Las
personas que te conocen y que amas no se dan cuenta de lo que
realmente está ocurriendo a su alrededor y actuan como individuos
sometidos a sus pensamientos programados, a ideales que no son más
que patrones y más patrones que no les permiten ser ellos mismos, y
eso te ayuda a verte mejor a ti, porque ves en ellos el reflejo de
tus propios conflictos, de tus propias carencias, en definitiva, de
tus propios programas inconscientes y de cómo te comportabas tú
también antes de realizar el despertar a otro nivel de consciencia.
Comienzas
a darte cuenta de que ya no puedes seguir los mismos pasos que antes
seguías, porque ya no pertences al mundo al que creías pertenecer,
nunca lo hiciste, siempre fuiste una inadaptada, y entonces comienzas
a crear tu propio camino, paso a paso, poniendo un pie sobre el vacío
para construir el suelo que vas a ir transitando.
Algunos
te pueden llamar valiente, otros loca, ingenua, puedes ganar muchos
amigos, pero también enemigos, (todo desde un punto de vista polarizado y mental) incluso puede acercarse a ti gente
que no te comprende y que te exige que cumplas con sus expectativas,
gente manipuladora que se cree con el derecho, tal vez oculto, de chantagearte
emocionalmente, porque sabe que no quieres herir a nadie, porque cree
conocerte bien y trata de que seas como a ellos les va bien que seas,
porque les pareces moldeable, porque si no lo eres les estás mostrando su propia cárcel y eso no
lo pueden consentir, gente que no tolera que seas libre y expreses lo
que sientes y que te cierra su corazón cuando les dices las cosas
claras, o cuando actuas sin miedo y sin remordimientos, y gente que
no acepta lo que transmites y que trata de desvirtualizarlo, de
ponerte en tela de juicio y que te acusa de ser oscura.
En
realidad, no creo en la oscuridad tal y com la conciben muchas
personas, pues para mí sólo existe la luz, sin embargo la dualidad
que hemos creado nosotros, ha convertido un posible edén en un campo
de batalla entre una falsa oscuridad basada en nuestras propias
sombras, emociones densas que se manifiestan en el exterior en forma
de violencia y crueldad, y una falsa luz que se manifiesta como una
hipocresía que no es más que más ego, y más ego. Yo prefiero
apartarme de esa guerra absurda que se mueve en el exterior y mirar
dentro de mí para que mi propia guerra se acabe, para lograr moverme
en lo no dual en algún momento de mi existencia. Aquellas personas
que hablan mucho de oscuridad, que la ven por todas partes, son las
que continuan dándole poder, y las que de alguna manera siguen
jugando a la manipulación a través del dominio que genera el miedo
a nuestras propias sombras. Aunque esto es sólo mi propia valoración
personal. Todo acto horrendo corresponde a las sombras que hay en
nosotros como humanos, y no lograremos que desaparezcan dichos actos
si no comprendemos que en cada uno de nosotros reside la oportunidad
de iluminar nuestra oscuridad, amándonos y valorándonos, pero esto
no se comprende leyendo textos como este, sino practicando,
transitando ese camino, viviéndolo, sufriéndolo en tus propias
carnes.
Cuando
me encuentro con esas personas que antes he mencionado, recuerdo que
no son ellos los que me rechazan, me hieren o me critican, recuerdo
que no son ellos los que se decepcionan de que yo no sea como
esperaban, recuerdo que ellos son víctimas de sus propias ideas y
pensamientos, de sus creencias, de sus programas que proyectan sobre
mí y sobre otros, e inmediatamente me ocupo sólo de lo que me
corresponde a mí ocuparme, porque cada quien es responsable de sí
mismo, de sus propios pensamientos, sentimientos y actos, y no de
los de los demás, y cada uno debe saberse ver, debe saberse
comprender y amar, pero no desde el egoísmo, sino desde el ser...
“Desde
el Ser”, realmente no sé si eso lo he expresado bien, a veces me
resulta muy difícil hacerme entender, porque trato de llegar al
corazón, pero los egos (incluído el mío también) interpretan lo
que decimos de mil maneras diferentes, y me he dado cuenta de que los
filtros que ponemos me hacen imposible la comunicación con muchas
personas. Cuando eso sucede, miro a mi ego y simplemente trato de
que comprenda que no se le puede hablar de ecuaciones o de logaritmos
a un niño de cinco años, es bastante complejo que pueda llegar a
asimilar los conceptos, y esa comparación me ayuda a dejar ir la
intención de mantener una conversación profunda, o alejada de los
parámetros sociales y considerados “normales”, y por descontado,
no trato de convencer a nadie, eso es obligar a alguien a cambiar su
manera de pensar, es invadir su espacio, sólo deseo transmitir y que
cada quien se quede con lo que le resuene.
Un
ejemplo de programa que muchos llevamos a cuestas es el de
sometimiento.
En
mi caso, mi rebeldía siempre ha sido bloqueada por una parte muy
poderosa de mi personalidad pacifista y conciliadora, que me llevaba
al otro extremo, al sometimiento y al sacrificio para evitar el
enfrentamiento y el daño al otro, pero en mí siempre ha existido
una enérgica intención de no doblegarme, de no permitir que nadie
me diga cómo pensar, cómo actuar, cómo ser una buena amiga,
persona, madre, etc., y cuando el patrón se disipa, ves que había
miedo, miedo a sufrir, a perder a quien amas, por ser tú misma, por
ser sincera y honesta.
Cuando
gana la rebeldía, cuando sueltas las cadenas que te sometían,
cuando te das cuenta de que tienes que romper con todo lo que te
estaba reteniendo en tu vuelo, entonces la sensación de liberación
se apodera de ti como un huracán, y te sientes realmente bien
contigo mismo, sabiendo que todo está bien y que estás haciendo lo
que es correcto para ti, aunque para otros pueda parecer incorrecto.
Si
sigues con el patrón del miedo a hacer sufrir al otro, poniéndolo
siempre por delante de lo que estás sintiendo tú, o si cedes a sus
desesos por miedo a quedarte solo en tu camino, o a ser criticado,
rechazado, abandonado, y por ello te sometes a lo que dictan las
exigencias que residen en las estructuras de su inconsciente, y a los
temores que hay en el tuyo, entonces estás perdido, porque ya dejas
de nuevo de ser tú para ser el personaje que desean otros que seas.
Bienvenido entonces a su realidad, donde eres bueno si haces lo que
consideran correcto y malo si te riges por tu propio varemo de lo que
es correcto para ti.
No
quiero ser lo que no soy, así que no lo seré, ni siquiera para una
pareja, aquellos que me amen, deberán hacerlo libremente y sin
pretender cambiarme a semejanza de sus ideales arquetípicos.
Discrepo
de casi todo lo que se dice, y por eso investigo y comparo, porque
sólo acepto lo que resuena en mí, en mi corazón, y sólo eso está
libre de discrepancias porque sólo mi corazón sabe discernir la
realidad, aunque sea la mía propia, al fin y al cabo, vivo conmigo y
nadie puede vivir mi vida por mí, así que decido yo cómo la vivo y
qué me apetece hacer y qué no, y a quién quiero escuchar, y a
quién no, y con quien quiero estar y con quien no, y soy yo quien se
da cuenta de quien suma en mi vida y de quien resta.
Y
asimismo, acepto las mismas condiciones en los demás, pues habrá
quien no me quiera en su vida, quien crea que soy egoísta por
amarme, o que resto en sus vidas, incluso habrá quien piense que
para él o ella soy una persona tóxica. Si en su realidad eso es lo
que necesitan sentir, que así sea.
Arael Elämä
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