Serpenteante
como ondas de fulgor azul marino, que se deslizan entrelazadas con el
viento, con la brisa blanca de la mañana, amanecida entre la niebla
dorada de la luz que te acompaña, te danzas, para elevar hasta el
cielo en cada gesto sutil que se te escapa, natural, bello, todo
aquello que derramas con tus manos, entre tus dedos, gotas de
esencia, lanzadas desde el amor que reluce en el centro de tu
pecho...
Diosa
de odas, de palabras sentidas y no expresadas, de oscilantes
movimientos que se desnudan entre la bruma, tras el espejismo de un
mundo desconcertante, palpitante y sugestivo balanceo, lloras tu voz
para bailarla, meces tu pena y la conviertes en contento, en el
influjo más puro y sereno de tu destino incierto...
Enredada
en infortunios, te derrites ante la muerte de los complejos, para
alzarte y erigirte de nuevo, para otorgarte el deleite de la
valentía, de la fuerza y de un triunfo oportuno. Besas tu alma
cuando la herida quema, amas tu gracia cuando el equívoco te frena,
pules tus miedos pues bajo éstos se oculta el diamante que
anhelas...
Vestigio
de poemas, de loas, del verbo impoluto de tu corazón embebido en un
camino de recelos, lánguido pesar que se apodera de tu cuerpo, mas
en la danza se pierde el fantasma del esperpento, mal consejero que
atesora tan sólo momentos austeros, de los que te deshaces para
ascender y volar libre sobre ti misma, sobre tus peores desvelos...
Dánzate,
niña de cabello negro, sincera y cauta, flameante y completa,
viajante de tiempos, guerrera dulce de lálpiceros inquietos,
cuadernos de mil versos compuestos, alma de paso firme e imperfecto,
de sombras de luz, de ojos que observan al mundo para darse por
entero...
Dánzate
así, como tú sientes que debes hacerlo, fluctuante, sonrisa que se
dibuja en las marcas de tu piel cuando comprendes que todo está en
su esplendor, que todo es perfecto...
Orilla
de los desalientos, brilla para guiar la ofuscación de quien no ve
cuando se regala al dudoso sendero, vereda de piedras y enredos,
oscuros parajes que, siendo falacia, parecen acierto...
Sinuosa
llama que enciendes tu danza mientras nadie te mira, sonríe cierta,
ama en la libertad de quien por amar se contenta, sé la realidad que
en tu interior se manifiesta...
Arael Líntley
Arael Líntley
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