SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

jueves, 3 de julio de 2014

MI MUNDO INTERIOR

REFLEXIÓN

MI MUNDO INTERIOR

Nunca imaginé que la complejidad de mi persona pudiera llevarme por este laberinto de luces y sombras, de miedos y dudas, de verdades a medias o mentiras que parecían ser ciertas.
El ser humano se empeña en complicarlo todo, tal vez ese es el nombre propio de nuestra mente, que necesita resolver problemas, ecuaciones y entresijos varios para poder ser útil.

El corazón no es igual que la mente, no precisa de soluciones, no ve problemas ante él, sólo ve aprendizajes y experiencias, sólo hay amor en él, pero no es ese amor que los hombres conocen, sino el amor que no conocen, el que se convirtió en una quimera, en un cuento inalcanzable, en un horizonte que nunca logras rozar.

Mi naturaleza es, como la de todos los seres humanos, una mezcla entre esa complejidad de la mente y esa sencillez del corazón.

Mi camino, trazado desde antes de nacer en este lugar, consiste en lograr alcanzar esa sencillez, pues esa es la naturaleza del alma, lo demás es filosofía, pensamiento, un entretenimiento para el Ser, pero debe dejar de estar por encima de la pureza que hay en cada uno de nosotros, oculta bajo las capas de la razón.

En ocasiones me encuentro a mí misma divagando entre mis dudas y, en un segundo, extraviada en un mar de ideas que me emocionan, que me ayudan a encontrar un sentido a mi existencia, sin embargo suelen ser pensamientos que actuan como una droga que me eleva, partiendo desde el intelecto hacia el razonamiento, hacia el conocimiento, pero aun siendo tan locuaces y certeras, en realidad no puedo responder a mis preguntas a través de la mente, eso sólo me genera más y más interrogantes y muy pocas respuestas fiables, sólo cavilaciones.
Eso no quiere decir que el intelecto no sea capaz de llevarme hasta algunas soluciones, lo hace, pero sólo cuando se trata de problemas que provienen del mismo plano intelectual, con el plano emocional no funciona igual.

Hace un tiempo descubrí gracias a otros pensadores del corazón, que la razón sin el amor es como un círculo sin acabar, o una ecuación sin incógnita, o un universo sin estrellas y planetas.

De nada sirve la inteligencia si nuestra alma está desconectada de ella, si ésta no puede hacerla servir para actuar desde el amor universal e incondicional. El amor es un motor que puede guiarnos hacia la verdadera sabiduría, hacia ese universo colmado de luces, estrellas, planetas, galaxias...

He comprobado que cuando pienso desconectada de mi ser, acabo en un mar de confusiones, pues mis emociones se disparan y enturbian a mi mente, la cual no está para nada exenta de dichas emociones, ya que éstas provienen de ella.
Algunos creen que el amor nace de la mente, que es una emoción o un sentimiento, pero puedo afirmar desde mi propia experiencia, si bien no de una manera científica, tal como necesita le mente, que el amor es mucho más que eso, aunque no me refiero en absoluto al amor que los seres humanos creamos para sostenernos en este mundo sin volvernos locos ante la amargura de una vida en la soledad del alma.
El amor es un estado vibracional, nace de nuestra alma porque pertenece al alma, al ser, al espíritu, de hecho, somos amor en estado puro.
Eso significa que el amor del alma está muy por encima de la imitación insignificante que hemos inventado en este mundo. Los seres humanos siempre hemos estado demasiado distraídos intentando sobrevivir, no ser asesinados o no quedarnos sin alimento porque otros se lo pudieran llevar antes, preocupados por no morir mañana, en una primera fase de la humanidad, y más tarde, desesperados por no perder nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra vida tal como la hemos construído, o incluso, algunos con más “suerte”, luchando por no dejar de disfrutar de ciertas comodidades, aunque eso signifique el sacrificio de otros.
Nos hemos inventado a nosotros mismos como los grandes egoístas que sólo quieren tenerlo todo a su alcance, olvidando que hay otros humanos sufriendo para que esos otros puedan tenerlo todo.

Libre albedrío que nos ha llevado a realizar pactos para saldar karmas, por una mala gestión de nuestro proceso de vida y experiencia en este lugar, alejándonos cada vez más de nuestra naturaleza verdadera, creyendo así que estamos todos separados, que lo que le sucede a uno, no le afecta al otro... Nada más lejos de la realidad, la naturaleza es una simbiosis perfecta, cuando un árbol es talado, todo el bosque se ve afectado, cuando un ser humano es asesinado, todo un mundo energético se ve comprometido...

Eso que creemos que es amor y que nos da derecho a poseer y desear poseer al ser amado, controlar lo que hace, o nos hace pensar que tenemos derecho sobre sus decisiones, eso, no es amor...

Amar es comprender, respetar la vida del otro, sus decisiones, no juzgar ni para bien, ni para mal, compartir y no competir, no desear estar por encima de nadie, dar sin esperar nada a cambio...



El amor del alma es capaz de ser amor siempre, sin importar nada, pero el amor del ser humano tiene muchas condiciones.

Me enfrenté a todos mis temores para alcanzar ese estado dentro de mí y expandirlo por todo lo que soy como humana. Como yo, otros también lo hicieron, y comenzamos así un proceso de reconocimiento de lo que somos en realidad que ha sido y es toda una gran aventura.

Ahí he descubierto que los conocimientos que hay en mi memoria mental se han ido uniendo a una sabiduría especial que nacía de lo más profundo de mí, era como si de pronto supiera más de lo que sabía, como si una fuerza interior me proporcionara más conocimiento. Yo lo empecé a llamar sabiduría ancestral, aunque también supe que era mi alma quien me acercaba hasta ese saber.
Resultó ser increíble descubrirme dentro de mí, ver mi potencial, y comprender que no me amaba, ni me respetaba tampoco a mí misma, que nadie sabe amarse y que ese es el origen del problema que tenemos como seres humanos, no sabemos amarnos y, como consecuencia, no sabemos amar a los demás, y eso quiere decir que estamos desconectados de nuestra alma y de nuestra fuente de origen, así como de las almas de los demás. Es como si las neuronas de nuestro cerebro decidieran ir cada una a lo suyo y no se comunicaran entre ellas, eso sería un caos para nuestro organismo, y así es como ha sido en nuestro mundo, un caos por la desconexión entre nosotros que estamos viviendo.
Somos algo así como células que han dejado de saber lo que son y han comenzado a atacar a su propio organismo. Como células individuales tenemos que volver a estar unidas, pero primero debemos recordar cuál es nuestra función o misión, amarnos, hallarnos a nosotras mismas, liberarnos de lo que nos enturbia y reconectar con el gran organismo que nos envuelve, en simbiosis, uniéndonos todas para que todo esté en orden y en perfecto equilibrio y armonía. Si fallamos, falla todo lo demás.

Así como supe que estamos desconectados de lo que somos, supe que había vivido hacia el exterior, pero ahora estoy viviendo hacia mi interior.
Algunos piensan que solo con comenzar a hacer este ejercicio de mirar dentro de sí mismos es ya suficiente, pero no es así, esto es como pensar que lanzarte al mar a nadar significa que puedes ya adentrarte en lo más profundo del mismo. Es muy distinto comenzar a nadar en tu océano interior, sentir esa superficie de tu interior, a andentrarte buceando cada vez más profundamente en tu alma. El alma es como un iceberg, puedes estar en contacto con lo que se ve con más facilidad, como siempre hice yo antes de bucear dentro de mí, siendo capaz de verla y sentirla, incluso era guiada por ella, pero no de la misma manera, ni con la misma intensidad que cuando la descubrí más allá de lo que mi vaga percepción me permitía en un principio.

Me he dado cuenta también de que algunas personas necesitan una detallada explicación de lo que es el alma, de lo que es el espíritu y la mente, pero para mí todo eso sólo son conceptos mentales, necesarios sólo para los que no saben conectar con su propia sabiduría interior, pues el alma te da las respuestas que la mente no sabe darte.
Me he encontrado en mi camino, llamémosle “espiritual”, aunque no lo considero un término adecuado, con personas que precisan hacerse notar con sus explicaciones sobre la ascensión, el futuro de la humanidad, el alma, el ego, pero todo eso no son más que términos conceptuales que necesita el propio ego para comprender qué está pasando en su interior y en consecuencia en el exterior.

En meditación he aprendido a desconectar de lo que hay ahí afuera, y ese estado de silencio me otorga la fuerza inconmensurable de mi alma, sin necesitar saber qué es el alma, sólo sintiendo lo que es, y así funciono yo, sintiendo, no es para mí importante ponerle nombre y apellido a las cosas que tienen que ver con mi ser o con mi alma, el lenguaje humano es demasiado burdo y obsoleto para definir con total veracidad y certeza lo que hay dentro de nosotros mismos... de nada sirven las explicaciones intelectuales y cultas de todo esto, a mí, me sobran.
Así también descubrí que mi gran sabiduría no reside en las palabras que utilizo para comunicarme, sino en los silencios que se ocultan dentro de mí.
Ahora, lo que más deseo, es poder comunicar esos silencios a través del corazón, desde mi alma hacia otras almas, sin necesidad de palabras...
Tal vez ese sea el paso siguiente, podernos comunicar sin verbalizar lo que hay en nosotros, ser capaces de mirarnos a los ojos y saber, a través de las sensaciones, lo que el otro nos quiere decir... Un paso posterior a nuestra reconexión con nuestro ser.

De hecho, es así como canalizo al etérico de mi alma gemela, me habla con sensaciones que yo recibo en mi corazón, y realmente hay demasiados mensajes en ellas, tantos que no se pueden decir con palabras. Lo curioso es que la sensación está colmada de amor, un amor que inunda todo mi cuerpo, mi ser completo, y su traducción en nuestro lenguaje sería muy larga, aunque sólo tarde un par de segundos en comunicarse conmigo, lo que me transmite podría ocupar más de cuarenta páginas como esta.

Para describir lo que se siente podría compararlo con las sensaciones que la música despierta en mí. Una bella melodía puede desencadenar en nosotros cientos de sensaciones y emociones, puede convertirse en la inspiración que nos lleve a escribir un poema, o puede hacernos recordar momentos maravillosos de nuestra vida. También podemos experimentar sensaciones cuando comemos una fruta fresca que nos encanta, o cuando alguien a quien amamos nos mira directamente a los ojos, transmitiendo todo su amor en su mirada. No es un secreto, ni un misterio, que las sensaciones no son fáciles de describir, pues están cargadas de información. Así es como nos podremos llegar a comunicar algún día.

Respecto a los términos más intelectuales, yo también podría usarlos, de hecho, dentro de mí hay mucha información que no sé como describir de una forma sencilla, pues tiene que ver con conceptos muy complejos sobre el universo, sobre la vida, sobre el ser humano y su despertar, pero están dentro de esos silencios, los cuales son grandes universos dentro de mí.
Sin embargo, no los uso si no es por un bien que no tenga que ver con mi ego personal, pues mi alma no necesita presumir de vocabulario, ni de sabiduría, ni de tener conocimientos y definiciones puntillosas y detalladas sobre los temas que tienen que ver con la espiritualidad, o con otros temas... no he venido a realizar ese trabajo, y los que me conocen de verdad saben que sólo lo comparto en privado, y sólo si es necesario o divertido hablar sobre ello.

Tal vez mi ego se enfada, se entristece y se indigna cuando ve que, incluso en un camino de reencuentro con uno mismo y su propia verdad, todavía seguimos compitiendo y buscando las diferencias que marquen quién sabe más, quién es más elevado, quién es un iluminado, quién se convierte en el más popular... quién tiene más conocimientos...

Cuando vi eso recordé que, antes de adentrarme tanto en mi alma, el mundo que me rodeaba y en el que vivía, no era muy diferente de esto que estoy viendo ahora... y eso decepcionó a mi parte más humana.
Nada ha cambiado a mi alrededor, el ser humano continua siendo igual que siempre, salvo en algunos casos en los que las almas han comenzado a resurgir y a ganarle terreno al ego. Supongo que todo es proceso y que tarde o temprano todos seremos más alma que ego, y supongo que debo aceptar lo que soy y lo que son los demás, al fin y al cabo, la decepción es responsabilidad del que ha sido decepcionado, pues somos nosotros los que ponemos espectativas, los que esperamos que una persona sea de una manera, los que idealizamos al otro, los que interpretamos lo que nos conviene, los que nos enamoramos y nos fijamos sólo en lo que esperamos que la otra persona sea. Tal vez, el otro también intenta aparentar algo que no es y por eso luego, tras el engaño, la decepción es doble. Ni mostramos lo que somos, ni queremos ver la realidad del otro, sino lo que deseamos ver para sentirnos complacidos.
Y es que realmente nada es lo que parece...por eso es importante aceptarnos y amarnos para mostrarnos como somos, sin querer aparentar otra cosa para agradar al otro, y para que seamos capaces de amar y aceptar al otro por lo que es, no por lo que desearíamos que fuera...

Sólo así surge el verdadero amor, sin referirme al amor de pareja, sino al amor en general, el amor hacia la verdad que hay en ti y hacia la verdad que hay en el otro.

Y sólo así, cuando hallas a tu compañero de camino puedes reconocerle desde tu verdad a la suya.

Arduo camino para dejar de ser ciegos...para dejar de vivir en un mundo de ilusiones y espejismos...

Por ahora, me conformo con saber mi verdad, con vivir en mi templo, con aprenderme a amar cada día más... Tal vez, con un poco de ayuda del universo, pueda reencontrarme con mi compañero energético, aunque para eso, él tendrá que hallar su propia verdad...arduo camino...mientras el ego se desespera en la espera y en el desasosiego de ver cómo caen los velos y se descubre la realidad, el alma se regocija por ese descubrimiento y por saber que ya queda menos en este camino...

A pesar de la tristeza de mi ego, la cual debo sanar con el amor de mi alma, comprendo que todo está bien, todo es como tiene que ser, todo está perfecto según el plan divino, pero añoro a mi compañero, añoro mi hogar, añoro poder respirar el amor que desprenden las almas despiertas a través de sus cuerpos...

Arael Líntley

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario...