Caminaban
a menudo entre caminos de tierra, rodeados de naturaleza, con el
cielo azul como testigo, los campos cultivados como compañía, y la
brisa suave y primaveral como cautivadora amiga de sus largas y
profundas conversaciones.
Eran
momentos para compartir, para experimentar la sabiduría del alma,
instantes que ella hubiera deseado vivir con su compañero, pues de
alguna manera, aún le añoraba.
La
vida la había puesto en situaciones en las que ella debía asumir un
papel de guía, orientadora para otros, aunque sabía perfectamente
la importancia de permitirse aprender de los demás y de sus propias
reacciones, de sus sensaciones, emociones, sentimientos...
Una
inquietud que muchos de sus amigos y conocidos compartían era la
búsqueda de un amor de pareja, un amor que fuera especial, más allá
de lo que habían conocido, un amor, a menudo idealizado, al que
solían llamar “alma gemela”. Ese afán de búsqueda del amor
verdadero era algo que ella no había experimentado de la misma forma
en que muchos a su alrededor sentían, pues en su caso, ese amor
había llegado a ella de un modo insólito y desconcertante.
Ella
conocía esa sensación, conocía a esa persona que la hacía vibrar
alto, que la elevaba hasta los confines del universo con sólo sentir
su presencia, un amor no manifestado en el plano físico, un amor que
representó su fuerza, su empuje, la conquista de sus objetivos más
profundos. Había aprendido que amar no era idealizar, sino aceptar
al otro tal y como es, sin esperar que fuera como a ella le gustaría,
y eso había sido un arduo trabajo, pues las creencias que ella
llevaba grabadas en su inconsciente habían sido verdaderos
obstáculos que atravesar.
La
barrera más grande, la más difícil, era la del miedo, miedo a no
hallar lo que su alma le indicaba, y miedo a hallarlo. ¿Estaría
preparada para vivir un amor tan grande? Esa pregunta acabó por
disiparse cuando comprendió que debía aceptar todas las
posibilidades, la de hallarle y experientar algo tan divino, la de no
hallarle nunca, la de hallar a otra persona y no a ese ser que ella
había conocido en otros planos.
Absorta
en su pensamiento, su compañero de camino la miró y rompió el
silencio con una de sus preguntas.
- ¿Y qué se siente cuando encuentras a esa persona que sabes que es y ha sido y será siempre tu pareja energética? -Preguntó ansioso de saber la respuesta.
- Todo está sujeto a ti mismo, a tu capacidad para sentirte a ti mismo. Depende de lo que recuerdes de ti, de tu conexión con tu ser, con lo que tú eres más allá de lo que pretendes ser bajo la influencia del paradigma en el que nos movemos. Si tú sabes quién eres en realidad y te amas y aceptas, ya no necesitas vivir relaciones de pareja para sentirte vivo, ni necesitas aprender de dichas relaciones para crecer, y tener una persona a tu lado se convierte en una maravillosa experiencia que escoges conscientemente, sabiendo que sí, que aprenderás, claro que sí, pero que no lo harás porque lo necesitas, sino porque así lo decides.
- Entonces, si aún no estás preparado para escoger y sigues guiándote por lo que necesitas, ¿no puedes reconocer a esa persona que es en realidad lo que tanto estás anhelando?
- No exactamente. Puedes reconocerla en tu alma, eso siempre ocurre, pero no puedes alcanzarla porque tu inconsciente aún te pide otras cosas, otras experiencias que aún necesitas para hallarte a ti mismo o para liberarte de ciertas ataduras, creencias, dogmas, en fin, es algo complejo, un proceso que se inicia en el momento en el que te empiezas a dar cuenta de que la vida que has llevado no es lo que en realidad deseabas y te inicias hacia un camino que te va llevando poco a poco hacia tu interior. Entonces todo va cambiando en ti y a tu alrededor, parece que, aunque te sientas feliz con lo que vives, siempre hay algo que no se llena, algo que no sabes qué es, y buscas cada vez con más fuerza.
- ¿Es ahí donde la gente acude a lo espiritual?
- Sí, normalmente sí, porque las preguntas que nos hacemos comienzan a ser cada vez más profundas y hay ciertas filosofías espirituales que las responden en cierta manera, no completamente, claro está, pero sí que te dan pautas y pistas para hallar lo que estás buscando, incluso frases que son en sí mismas la respuesta. Sin embargo, la mente no está preparada para entender tales respuestas, y sigue buscando.
- Pero aún no me has contestado ¿qué siente una persona que ya ha conectado con su ser y que ha hallado a lo que llaman Llama gemela?
- Pues verás, mi querido amigo, tal vez no sea yo la persona más indicada para decírtelo, pues no creo haber alcanzado tal sabiduría, sin embargo te diré lo que sí puedo sentir yo. El Amor hacia tu pareja espiritual es sencillo, no ostenta nada, sólo ser. Cuando amas a esa persona, lo haces en todo tu esplendor, la admiras, la respetas, la sientes dentro de ti y la sientes en todas partes. La observas y nada de lo que ves es rechazado por ti, todo lo contrario, amas todo lo que es y la aceptas con todo lo que es y hace. No te importa si te ama conscientemente o no, sientes su amor, ese que nace de su alma y que no es reconocido por su personalidad, no te importa si está encarnado o no, si es mujer o es hombre, si tiene tu edad, o es un niño, o un anciano, no te preocupa en absoluto si vive en tu ciudad, o si está a mil kilómetros de ti, ni siquiera es importante que sepa de tu existencia, pues lo único que importa es que la amas...
- ¡Pero somo humanos y deseamos vivir la materia!
- Por supuesto, también hay sentimientos más humanos hacia la llama gemela, los cuales te pueden llevar a la añoranza, al deseo incontrolable de abrazarle para mostrar ese amor tan grande, pues de veras es tan inconmensurable, que desde tu corazón vuela y vuela esa energía de amor y encuentra a su contraparte, sin necesidad de que tú hagas nada. A veces es tan fuerte ese amor que el otro lo puede sentir en forma de sueños, o sensaciones extrañas que no puede identificar.
- Yo siento miedo de no poder alcanzar nunca a esa persona, ¿sabes? Porque quiero experimentar una relación de pareja con ella, creo que lo merecemos, hemos venido también a eso ¿no?
- Sí, pero tal vez lo experimentes con otra persona, pues en realidad no tiene la menor importancia si esa conexión se da con tu llama gemela o no, eso sí, primero debemos conseguir la unión con nuestro propio ser, dentro de nosotros. No todas las parejas espirituales han encarnado para unirse, y algunas permanecen en estado etérico, mientras su contraparte está encarnada, así que no todo el mundo ha venido para vivir eso y para realizar la famosa misión de las llamas gemelas. Eso sí, todo el mundo tiene la oportunidad de unirse a un alma gemela y establecer esa fusión, esa conexión divina.
- Entiendo. ¿Crees que tú sí podrás unirte a tu mitad energética?, yo desearía que así fuera.
- No lo sé. Como verás no lo sé todo, mi querido amigo, si lo supiera todo ¿qué sentido tendría que estuviera aquí? Aún no he recordado todo lo que desearía recordar de mí misma, así que, como todo ser humano, sufro, me atasco en mis aprendizajes, crezco, me reconozco poco a poco y aprendo. No soy una maestra, sólo soy una humilde aprendiz.
- Pero tú me estás ayudando mucho.- Afirmó poniendo su mano en su corazón con agradecimiento.
- Sí, lo sé, y tú también a mí, mi querido amigo. Verás, yo he caminado más tiempo que tú por este camino, y ya me lo conozco, por eso puedo guiarte, y porque tengo unos amigos muy especiales que me guían y me enseñan, sin embargo, lo que tú aportas a mi vida, también es importante.
- Lo sé, siempre me lo recuerdas. ¿Esos amigos especiales son tus maestros y guías?
- Sí, mis hermanos mayores, así prefieren que les llame.
- Supongo que iré comprendiendo cada día más y más sobre todo esto, pero es tan confuso, hay tantas informaciones al respecto, que me siento perdido.
- Mi querido amigo, busca en tu interior tu propia maestría, siéntela, déjate guiar por ella. Tus maestros también te ayudarán, pero es muy importante que creas en ti, y que te conectes a tu sabiduría. No es necesario leer tantas informaciones, ni caer en el dogma, no, el alma es libre, no existe un plan divino que nos ate, sino un plan divino que nos libera.
- Sí, siento que tienes toda la razón, pero parece que hay una fiebre por hallar a la llama gemela que ha distorsionado todo.
- Así es, los seres humanos necesitamos amar y ser amados, y buscamos como cubrir esa necesidad. Lo que ocurre es que nunca miramos hacia dentro, siempre buscamos cubrir nuestras carencias en lo externo. Primero con lo material, queremos tener la casa más grande, el empleo más prestigioso, el coche más llamativo y caro, luego en lo sentimental, buscamos la pareja más atractiva, la más joven y hermosa, o la más cercana a nuestro arquetipo de belleza, y estatus social, o la que nos haga sentir más pasión y deseo, en fin, el éxito más visible, el más material, pues así se demuestran a sí mismos y a los demás su gran valía en este juego de la vida, en esta sociedad. Sin embargo, mi querido amigo, se olvidan de sus almas, de lo que el alma anhela, confunden el deseo del alma con el deseo de experiementar emociones fuertes, tapando sus huecos con lo superficial, con viajes, con fiestas, con espejismos que cuando desaparecen después demuestran que siguen sintiendo soledad, a pesar de todo el éxito alcanzado, a pesar de todo lo vivido.
- Es cierto, yo mismo he experimentado ese éxito y el gran vacío que ha supuesto para mí. He estado con muchas mujeres, he tenido mucho dinero, pero nunca me sentí tan pleno como ahora.
- Sí, lo sé, pero es importante también entender que, el anhelo del alma tampoco es exactamente hallar a tu alma gemela, sino hallarte a ti mismo, llenarte de ti, amarte profunda e incondicionalmente, y el ser humano sigue volcando ese anhelo en el amor romántico.
- ¿Por eso dicen que tenemos que enamorarnos primero de nuestra alma para saber amar después a otra persona inoncicionalmente?
- Sí, así es, sí, amarte a ti para poder dar ese amor a otros, y permitirte ser feliz en soledad para amar y aceptar a otro, sólo así darás la oportunidad a tu llama gemela de aparecer en otra persona, sólo cuando esa llama se encienda en ti y te llene, cuando reconozcas que la llama gemela está en ti. La añoranza hacia tu alma o llama gemela no es más que el deseo de fusión con tu otra parte energética, el anhelo de unirte a tu otro yo, pero primero debes unirte al yo que eres tú.
- Alcanzarte para alcanzarle...
- Verás, después de sufrir, pensar, esperar, y no comprender nada desde mi mente analítica, comprendí que puedo ver el mundo desde varias perspectivas, varios niveles, y yo soy quien decide de qué manera deseo enfocarme en la vida. Cuando me centro en el amor puedo sentir en todo lo que me rodea una energía sublime, que me abraza, y puedo sentirla en mí, por tanto, esa energía hermosa y sagrada también existe dentro de mí. Entendí que soy amor, que todo lo es, y que lo que importa en realidad es vivir.
- Sí, es cierto, para mí vivir es sentir.
- Cierto, amigo mío, pero puedes decidir lo que quieres sentir ¿sabes?. Yo decidí sentir dicha y ver la dicha en todas partes. Por esa razón, dejé de esperar a mi llama gemela, solté esa necesidad de tenerle a mi lado, de amarle, de ser su pareja. Eso no es lo mismo que renunciar a él, ni quiere decir que me niegue a estar con él, al contrario, sólo significa que me liberé del miedo, solté mi apego para ser libre del miedo de no poder abrazarle un día y decirle lo que siento, pues aunque no es necesario demostrar el amor, cuando está en ti, se manifiesta espontáneamente de maneras maravillosas. Decidí ser dicha, ser amor, y amar libremente, amarle a él esté donde esté y permitir que el universo nos una, si eso ha de ocurrir, en el momento adecuado. Por eso, siendo dicha, ya no le necesito para ser feliz, sólo le deseo para compartir mi felicididad con la suya.
La
tarde estaba cayendo, el sol era cada vez más tenue, la luz se estaba desvaneciendo lentamente. Ambos se miraron con complicidad.
- Es hora de volver a casa, mi querido amigo.
- Sí, lo sé. ¿Me vas a mandar deberes?- Preguntó rogando que la respuesta fuera un no.
- Sí, ya sabes, meditación – Contestó ella riendo.
Se
alejaron lentamente de los campos, por el camino de tierra, mientras
proseguían su conversación, sus preguntas y respuestas, su diálogo
profundo, pero esa ya es otra historia...
Aroma de cristal
Eva Bailón B.
Arael Elama
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Muy bonitas palabras y muy ciertas aprender a soltar es la clave.
ResponderEliminarSaludos y buenas vibras para que siga escribiendo más contenido.
Maravilloso Diálogo que es en definitiva entre las almas....así lo sentí al leerlo.Gracias!!!
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