REFLEXIÓN
Últimamente
me he estado fijando en que los conceptos que tenía sobre actitudes
humanas se han estado transformando. Hay palabras que antes usaba de
una manera y que ahora significan algo más amplio o diferente para
mí, es como si mi mente ya no las relacionara con las ideas en que
antes lo hacía.
Eso
me ha llevado a intentar especificar qué significa lo que quiero
decir, o buscar otras maneras de definirlo.
Por
poner un ejemplo, me di cuenta de que la palabra “confianza” para
mi había ampiado su significado. Mientras que antes solía pensar
que confiar en alguien es depositar tu fe en él, ahora siento que
confiar es aceptar a esa persona tal como es, y que aunque actúe de
una forma inesperada y que pueda no agradarme, la confianza no tiene
por qué quedar desfigurada o rota por ese comportamiento inusual o
fuera de lo que yo esperaba de esa persona.
Con
esa nueva concepción de la palabra, me percaté de que realmente la
confianza es la certeza de que amo a esa persona y que puedo seguir
amándola haga lo que haga. Es una manera de decir, “confío en ti,
aunque sepa que puedes no responder a mis espectativas, y si no
respondes a ellas en algún momento, te aceptaré y confiaré en ti
de todas formas”.
Ahí
el ego entonces me dice “no puedes confiar en desconocidos”, y de
hecho cuando hablo de confiar me refiero a algo más elevado, algo
que no tiene nada que ver con el mundo de tercera dimensión, sino
con el amor incondicional.
Así
que tal vez no sea aplicable a la 3D, es decir, no es aplicable al
pensamiento que vibra todavía en esa frecuencia, pero sí al
pensamiento en el que ya has alcanzado a crear tu realidad de una
manera fluida sabiendo con total certeza que no hay cabida en tu
mundo para que exista alguien que pueda hacerte daño.
Al
igual que la confianza ha sido una palabra que se ha transformado en
mi estructura mental, hay otras que también lo han hecho, y más que
palabras son definiciones y conceptos.
Otro
ejemplo es de las relaciones, sobre todo las de pareja, para mí todo
eso ha cambiado tanto que ya no puedo concebir las relaciones de la
misma manera que antes.
Ayer
mi hija mayor me preguntó si la amaba más a ella que a mis amigos y
yo le contesté que el amor no se mide, que el amor es siempre muy
grande, pero que las relaciones que tenemos con los demás son las
que definen la manera en que se manifiesta el amor que sentimos. El
amor hacia mi hija es amor, al igual que el amor hacia mis amigos,
pero la relación que nos une, madre-hija es más fuerte y conlleva
más apego.
Eso
me lleva a pensar que el amor hacia alguien a quien llamaría pareja,
es algo muy elevado, es un compartir, una unión en la que ambos
caminamos juntos, de la mano, en la que ninguno de los dos depende
emocionalmente del otro, en la que el dar y el recibir es un circuito
energético y de amor que no deja de girar entre ambos, donde hay una
comprensión mutua infinita, pues en ella está también el
crecimiento de los dos al aprender del otro, en una complicidad
basada en la confianza de la que antes he hablado, y una entrega
total y absoluta, mientras que a la vez cada uno conserva su espacio
para poder seguir creciendo, y así continuar en ese compartir ese
crecimiento en el que ambos se acompañan y se apoyan
incondicionalmente.
Sin
embargo, podemos amarlo todo, absolutamente todo.
Después
de escuchar mi respuesta sobre el amor, mi hija me preguntó si
también amaba al aparato de aire acondicionado, riéndose de la
afirmación de que lo podemos amar todo, y yo le contesté que sí,
que lo amo, porque me proporciona bienestar cuando tengo calor y lo
agradezco, y el agradecimiento es parte del amor.
Con
este tipo de conversación también me doy cuenta de que no soy la
misma persona que era, y eso puede dar incluso un poco de vértigo,
pero también sé que hay muchas otras personas que están sintiendo
esta transformación dentro de ellas mismas.
Asimismo,
también me complace observar lo que otras personas ven de la vida,
sus puntos de vista, pues a menudo me ayuda a cuestionarme a mí
misma, a modificar conceptos, a plantearme nuevas perspectivas, y eso
es muy enriquecedor, por eso me gusta escuchar lo que otros piensan y
sienten, saber cómo es su manera de vivir, cómo es su manera de
amar, cómo lo describen y cómo interpretan la realidad...
Transformación...
Sí,
esa es la palabra, es cierto, metamorfosis, cambio interior, algo
ocurre dentro de nosotros, algo que no se ve, pero se percibe, algo
que me complace decir que es para alcanzar lo mejor de mí misma, lo
mejor de cada uno, un camino que se recorre hacia dentro, un camino
increíble y sorprendente.
En
ocasiones, cuando me siento triste o nostálgica, o cuando algo me
molesta, miro hacia dentro y trato de ver más allá de la emoción,
para comprender qué es lo que está ocurriendo ahí para que yo esté
sintiendo eso. A ese proceso en el que descubro el pensamiento que ha
creado la emoción, le llamo proceso de sanación, tal vez porque
cuando logro liberarme de la creencia que sostiene ese pensamiento,
me siento sanada, libre, pero también siento que he realizado una
transformación más, dejando un espacio más para albergar nuevas
ideas, basadas en lo nuevo que está llegando a mí.
Por
eso, este cambio en la manera de interpretar la vida o de percibirla,
no es más que el reflejo de lo que está ocurriendo dentro de uno
mismo, y por eso, para que algo se transforme en el exterior, en la
sociedad, en la humanidad, primero debemos transitar por el cambio
dentro de nosotros mismos, en lo más profundo de nosotros mismos,
sólo así se manifestará ante tus ojos...
Arael
Elämä
Eva
Bailón.
Valiosa descripción, al menos para mí. La siento viva y me identifico tal cual lo dices. Los sentimientos requieren de muchos vocablos para intentar describirlos, cuando llega un momento que las emociones y los cambios, rebosan en nuestro interior y, de alguna manera algo nos impulsa a comunicarlos. Tal vez sea porque nos gusta sentirnos vivos, exteriorizando en unas líneas algo de la belleza y plenitud que se siente, cuando percibimos que crece una conciencia en nuestro interior y se deslizan velos de entendimiento, al hablar, o escribir, desde ese lugar íntimo llamado Corazón, Ser o Alma. Apreciamos algo valioso para compartir, desde la emoción..., y anhelamos compartirlo. Así es, amiga, sólo desde el amor, agradecimiento, perdón, a nosotros mismos, apreciaremos el cambio y nuestro círculo más cercano, de familiares amigos, compañeros de trabajo, vecinos, conciudadanos, que reverberen con nosotros formamos el grupo del cambio que exponencialmente ya ha comenzado; va despacio pero llegamos a la masa crítica seguro. Despacio y juntos llegamos más lejos. Mi abrazo de luz para tí. Angel.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Angel. Un abrazo de luz para ti también.
EliminarArael.