Las reflexiones son muy importantes en mi vida y de hecho soy una persona que se pregunta mucho y que se responde a través de su alma, de su Ser, de sus experiencias, sin embargo, tengo alma de poeta, es irremediable, y últimamente mi sensación de bienestar me otorga una especial inspiración que me conduce a fluir en la poesía con suma facilidad...
Ser como soy fue durante un tiempo para mí algo difícil de encajar, me sentia diferente, rara, complicada, extremadamente sensible, incapaz de adaptarme en esta sociedad, sin embargo, hoy me siento feliz de ser quien soy, de ser como soy, y desde luego no creo en absoluto que tenga que encajar en esta sociedad, la cual considero obsoleta y disfuncional, estéril y al borde de un final seguro, así que para nada deseo ser como una mayoría, me encanta sentirme diferente porque eso es lo que me hace ser quien soy, me ayuda a mantener mi individualidad y me otorga la virtud de saber discernir y decidir desde mí misma, sin la influencia persistente de las manipulaciones que se ejercen desde las posiciones políticas, u otras, de las que no quiero hablar para no enturbiar este lugar tan mío, al contrario, sencillamente quisiera gritar libre que me alegro de no sentirme perteneciente a algo en lo que no creo.
Todo aquello que hago es producto de mi ser, de mi alma, de mi mente, de mi corazón, pero nace de mí, y eso me hace sentir completa...
No hace mucho creía que no iba a poder sobrevivir en este mundo siendo como soy, pero la lucha me ha hecho más fuerte, ha despertado más capacidades en mí, ha resucitado mi creatividad, y he nacido y renacido tantas veces en este mismo cuerpo débil al que amo, que ahora sólo sé que esa diosa que hay en mí -todos llevamos a un dios o una diosa dentro- ha hecho acto de presencia con mucho ímpetu...
Me siento fuerte y segura, aunque no invencible, ni invulnerable, sencillamente sé que el camino que estoy transitando es el correcto y que todo está bien, todo es como tiene que ser...
Mi alma canta, danza, escribe, habla...
Ayer fui poetisa...
Hoy soy poesía...
Arael...
Todo aquello que hago es producto de mi ser, de mi alma, de mi mente, de mi corazón, pero nace de mí, y eso me hace sentir completa...
No hace mucho creía que no iba a poder sobrevivir en este mundo siendo como soy, pero la lucha me ha hecho más fuerte, ha despertado más capacidades en mí, ha resucitado mi creatividad, y he nacido y renacido tantas veces en este mismo cuerpo débil al que amo, que ahora sólo sé que esa diosa que hay en mí -todos llevamos a un dios o una diosa dentro- ha hecho acto de presencia con mucho ímpetu...
Me siento fuerte y segura, aunque no invencible, ni invulnerable, sencillamente sé que el camino que estoy transitando es el correcto y que todo está bien, todo es como tiene que ser...
Mi alma canta, danza, escribe, habla...
Ayer fui poetisa...
Hoy soy poesía...
Arael...
POESÍA EN MÍ
Surco palabras enredadas
en mi pecho, para enlazarlas con los versos despojados de mis manos, con las
luces indelebles de mis ojos al besar los horizontes desmayados en mis brazos,
rezagados, desvestidos de la noche que se duerme entre mis antiguos miedos ya
perdidos en la niebla del pasado, que destila este presente diferente,
dibujándome certera sin la piel de quien ayer yo era, sin disfraces…
Nado en la profundidad de
mi poema y en senderos de belleza y esperanza, cuyos umbrales se apalabran con
mi calma, soy serena y brava, entera e infinita, soy espíritu fugaz y mi atavío
es la fuerza que me otorga la libertad de mi alma, que se eleva, que se escapa
de ataduras ya cortadas, y entre las sombras se hace luz para brillar por
encima de los límites de la alborada…
La musa se viste de
estrofas de ensueño mientras desperezo mi indolencia de esta vida inventada por
las mentes obsoletas, y es fragante, es etérea, es la magia que me envuelve en
la pureza, se desliza por mi rostro mientras me diluyo en la mañana, lírica de
sonidos sordos que secuestran mi torpeza y la transforman en el oro del fulgor
de mis pupilas abrumadas, pues es la poesía la alquimia de mi verdad más
sagrada, la de un ser que abre sus alas, y así, feliz y completa, vuelo sin
temor a ser juzgada…
Soy el viento, soy la
brisa, soy el agua, soy el fuego y la pasión que grita sublime hasta el final
de mi inefable existencia enamorada, soy la bruma del silencio que mi corazón
no calla, soy el fondo del secreto que se conecta con la divinidad, el cielo,
el paraíso y la felicidad más añorada, soy la isla donde se ocultan el camino,
la selva, el volcán y la playa… Soy un gran universo escondido en una humilde y
prudente mirada…
Sin ella no soy lo que
soy, y sería otra persona y otra alma, la poesía es mi corona, mi nombre, mi voz,
mi verdadera fragancia…
Arael Líntley..
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