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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

jueves, 9 de octubre de 2014

LA MUJER DE LOS HARAPOS


La mujer iba descalza. Su atuendo se desvanecía y confundía entre la multitud, expuesto sobre su piel de belleza austera, sombría hermosura tapizada de dogmas, de capas y capas de injustas y banales torpezas, construidas por los herejes de la vida, ateos de la verdadera causa humana que se halla en las almas puras.

Sus manos, enrojecidas por el arduo trabajo, ocultaban su magia, su amor, su dulzura suave, mostrando en su lugar la rudeza y aspereza del tacto de su dolor compungido entre sus dedos.

Sus ojos dibujaban la ternura en cada mirada, su rostro agotado emergía entre la pobreza de su aspecto, pues su luz irradiaba lo que su interior guardaba como tesoro cubierto de indigencia y de penuria.

Su paseo entre la multitud era lento y pausado, enfrascado en el último suspiro que la acompañaba, dispuesto a ser el aliento más perpetuo de su vida, el único que su cuerpo regalaría a los que la amaban.

  • Señora, señora, ¿quiere usted un penique?, tenga -le dijo un chiquillo bien educado, vestido de una opulencia que desentonaba con la grácil apariencia de la mujer, y apiadado de ella, tal vez porque también se vio magnetizado por ese resplandor que se escapaba entre los poros de la descuidada piel de la señora.

  •  Gracias, muchacho, que Dios te bendiga. -pronuncio su voz perenne y deliciosa bajo una sonrisa colmada del amor más puro que jamás vería aquel chiquillo inocente.

Siguió su paso hasta llegar a un camino de tierra que conducía al mirador del pueblo. Sigilosa y cansada, su pensamiento se iba hacia su vida, larga y triste, pero justa.

Y en el camino fue sembrando semillas que se desprendían de sus manos, semillas que brotaban en la tierra rápidas, convirtiéndose en tulipanes amarillos tras ella.

Al fin llegó al mirador.

Hermoso lugar con vistas al mar. Un acantilado inmenso que se erigía sobre la rocosa costa marina. Frente a ella el horizonte, azul intenso, aroma a sal, brisa fresca y húmeda de finas gotas de océano que ella sentía rozar su rostro, mientras cerraba los ojos para disfrutar de aquella sensación tan increíble.

  •  Ya estoy aquí -dijo con lágrimas en sus mejillas.

Poco a poco fue desnudando su frágil cuerpo de aquella ropa sucia y rota, hasta quedar vestida sólo con su piel, envejecida por la vida.

  •  Soy yo, he regresado, se acabó mi misión, se acabó el teatro, la experiencia. Hoy vuelvo a casa.

Una luz inmensa que provenía del cielo envolvió a la mujer por completo.

  •  Respira, mujer -se escuchó- regala tu último aliento a este mundo y abre tus alas.

La mujer suspiró con un amor infinito, sintiendo cómo ese aire que procedía de sus pulmones se expandía como una fragancia y se mezclaba con el aire que la rodeaba. Ese aliento se iría de viaje, y llegaría a los corazones que necesitaran esperanza.

El traje humano cayó deslizándose lentamente hasta dejar al descubierto su verdadero Ser.

Su cuerpo de luz era como una estrella fulgurante que brillaba límpida y magestuosa.
Y de pronto, de su espalda se alzaron dos gigantescas alas doradas que comenzaron a agitarse removiendo una energía luminosa que cubrió todo aquel lugar con una vibración amorosa pero perceptible.



Y voló...

Saltó hacia el horizonte azulado para perderse entre las luces del universo, para regresar con sus hermanos.

  • ¿Qué has aprendido esta vez? Cuéntanos.

  • He aprendido que las grandes personas humanas, a menudo se ocultan bajo los atuendos o apariencias más humildes. He visto a grandes almas en humanos considerados pequeños por su sociedad, he visto a grandes humanos muy alabados, cuyas almas son pobres como la miseria de mis ropajes, he visto pureza en los corazones, pero inmundicia en muchas mentes desorientadas. El ser humano aún está gateando, aún no ha despertado.


  •  ¿Crees que la conciencia del ser humano y de su planeta necesita nuestra ayuda?

  • Sí, lo creo.

Así, tras un consejo donde varios seres alados y no alados, desde diversos lugares, se reunieron, y consideraron la decisión de que algunas almas de otros mundos encarnaran para orientar y guiar, aun corriendo riesgos, aun sufriendo en los roles asignados, sin memoria, pero con todo el amor impreso en sus corazones...

Eva Bailón


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