DIARIO
DE UN ALMA EXTRANJERA
CAPÍTULO 1
DESPERTARES
SINGULARES
Abro
los ojos...
Tengo
frío, la mañana parece gélida allá afuera. Un día más, vestida
de mí, con el atuendo de este frágil cuerpo, me dispongo a vivir.
El
aroma de café recién hecho invade mi cocina y mi salón. No tengo
hambre, pero sí que sigo teniendo sueño, necesito despejarme.
Veo
desde mi terraza cómo el sol también está despertándose y una vez
más me regala un amanecer impresionante.
Está
todo silencioso, no escucho a nadie.
En
momentos como éste puedo notar cómo mi alma se manifiesta y me
enciende el corazón, en la quietud de la madrugada callada.
Puedo
sentirme perteneciente a todo, llena de cada color que se dibuja en
el horizonte.
¿Cómo
es posible que esta exquisita belleza logre atraparme con su
sencillez?
Siento
una calma extraña...
No
sé si el tiempo pasa, sólo sé que ahora, justo en este presente,
estoy siendo única y a la vez omnisciente, soy parte de cada
universo que existe.
Estoy
despierta, observando fuera de mí algo que llevo dentro, y de pronto
nada es importante más allá de este sentir interno, en este segundo
inquieto.
Cierro
los ojos...
Tengo
prisa, la jornada se avecina intrépida allá afuera. Un día más,
vestida de algo que no conozco, con los harapos de alguien que que no
soy yo ciertamente, me dispongo a salir a la selva de piedra.
No,
no quiero caer en ese personaje que sufre, pero cada mañana
despierto y luego vuelvo a dormirme.
Me
pregunto cómo serán los demás despertares...
Arael
Elama.
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