Este
mensaje va dirigido a todos aquellos que alguna vez le han dicho a
alguien esa típica frase de «Tienes pájaros en la cabeza», a
ellos, que tan cariñosamente han deseado cambiar a los que les
rodeaban, moldearlos a su semejanza, para que tuvieran vidas
estandarizadas, creyendo fehacientemente que esas vidas eran mejores
que las de los poseídos por esas famosas aves en sus mentes,
convencidos de estar en lo cierto, de tener la razón y de tener el
derecho y la obligación de salvar a los pobres enloquecidos por sus
ideas disparatadas y contrarias a lo lógico y lo racional.
A
ellos y con todo mi amor, les voy a explicar lo que es tener pájaros
en la cabeza. Lo primero que quiero hacer es expresar la maravilla
que se siente cuando las alas de las gaviotas comienzan a desplegarse
dentro de mí, sí, en mi cabecita alocada, porque sí, yo tengo la
libertad en mi mente, tengo la fortuna de ser uno de esos individuos
raros que piensan diferente, que son criticados y que suelen ser
sometidos a intentos continuos de manipulación emocional, para que
ponga los pies en el suelo y deje de soñar.
Soñar,
sí, eso es lo que hacemos los que en nuestra vida tiene cabida el
vuelo de nuestros pajaritos, esos que cantan nuestra melodía
continuamente, mostrándonos que el camino de la mayoría no tiene
por qué ser el correcto, que no porque todos hagan lo mismo
significa que sea lo mejor, o lo más adecuado, que la vida, mi vida,
tu vida, no le pertenece a nadie más que a uno mismo y que nadie
tiene que decirte cómo debes vivirla.
La
experiencia de esta existencia es única, vivir el presente es el
regalo más grande que podemos hacernos, sin embargo, muchos viven
haciendo planes continuamente, buscando sin cesar la felicidad en lo
material, en las metas u objetivos que se marcan para salir adelante,
para sentir ilusión por la vida, tratando de controlarlo todo, de
tenerlo todo estructurado, organizado, llegando incluso a olvidarse
de experimentar la vida en sí misma, porque no la sienten, y el
tiempo pasa para ellos sin ver realmente lo que es verdaderamente
importante.
Perder
de vista quién eres, qué es lo que te conecta con tu felicidad
interior, con ese amor que eres, es como vivir dormido, y así vive
la mayoría, totalmente lícito, claro está, pero a mí me
despertaron los pájaros.
Los
que tienen pájaros en la cabeza, sueñan y tratan de manifestar esos
sueños en el plano físico, buscan la verdad en su interior,
algunos con más habilidad y rapidez que otros, pero todos poseen
almas inquietas, mentes sensibles, corazones llenos de pasión y de
deseo de alcanzarse a sí mismos, y cuando se dan cuenta de que ya se
tenían, que su esencia estaba ahí, saltan a su éxito personal, sea
éste el que sea, siempre en coherencia consigo mismos, sin
convencionalismos, sin intereses ocultos, sin tratar de agradar a
otros, sino siendo ellos mismos, sin miedo a la opinión o la
valoración de los demás.
Y
es que cuando te dejas llevar por tu canción interior y vuelas con
esas gaviotas que te guían hacia tu libertad, la sensación es tan
increíble, tan hermosa, que la vida te parece algo muy distinto de
lo que creías antes de lanzarte a decir «no» a los que trataban
de convencerte de que tu sueño era una tontería.
Sí,
se puede ser libre, pero sólo si escuchas tu voz, la voz de tu ser,
se puede ser feliz, si te aventuras a conocerte, puedes vivir el
presente en cada momento, sin metas a largo plazo, sin búsquedas,
disfrutando de aquello que te nutre, haciendo lo que más te llena y
ganándote la vida con ello, ¿cómo? Entregándote al amor y dejando
a un lado el miedo, o lo que es lo mismo, aceptando cada experiencia
como una oportunidad de crecimiento, como una manera de ir
trascendiendo tus miedos, como una forma de reencontrarte contigo
mismo a través de la comprensión del espejo que nos muestra la vida
misma, y amando lo que tú eres, descubriendo para qué has venido a
este mundo y qué capacidades especiales tienes para entregar a
través de ellas tu amor, tu alegría a la vida misma y a todo lo que
ella es y comporta, y abrazando todos esos miedos para elevarte por
encima de ellos y dejar que tus gaviotas vuelen contigo dentro de tu
universo interior, ése que vale mucho más que cualquier vida
estancada en las conveniencias, en las apariencias, vidas que, desde
mi punto de vista, se viven a medio gas, porque yo ya no puedo vivir
así, para mí es encerrarme en una cárcel, aunque para esas
personas sea su felicidad, para mí es una mentira autoimpuesta para
no sufrir y conformarse en la tranquilidad de la zona de confort, con
lo implantado por el sistema.
Por
otro lado, y en segundo lugar, quisiera decir que respeto
profundamente las decisiones de otras personas que han querido tener
una carrera de cierto prestigio, un trabajo estable, con un buen
sueldo, vida acomodada, una pareja, hijos, un piso bonito o una casa
con piscina y con jardín, un amante, un coche, una vida social
perfecta, un reconocimiento por parte de otros que yo veo totalmente artificial..., todo eso está bien, para algunos, pero no para todos, otros
quieren algo más, necesitan expresarse como lo haría el viento, con libertad, escribir,
danzar, cantar, en definitiva, crear, crear un mundo mejor desde su
mejor versión, haciendo lo que su ser interno les pide, sin
permitirse esclavizar por un sistema podrido que nos lleva a morir en
vida.
No
es que no esté bien tener esas ambiciones, sino que no es a través
de lo que el ego nos impulsa a hacer como encontraremos la felicidad
y el verdadero amor, sí, ése que a muchos les parece cursi y que
asocian sólo con lo romántico, no hablo de medias naranjas, ni de
amor perfecto, hablo del amor real, el que no nace del miedo a estar
solo, del miedo a no poder tener una familia, del miedo a no ser
amado o no poder amar, hablo del amor propio también, del amor incondicional, y del
amor que desde ese punto puedes ofrecer a los demás. Cuando lo
hallas en ti, te das cuenta de que la felicidad no estaba en todo
aquello que habías luchado tanto por conseguir, sino que era
bastante más sencillo, no tenías ni que esforzarte para saber y
sentir que en ti había algo que te hacía único y que podía
servirte para expresarte desde tu alma en tu profesión, y desde ahí,
formarte con la técnica o con alguna metodología que te facilitara
desarrollar tu habilidad innata.
Tenemos
pájaros en la cabeza y nos sentimos orgullosos de ello, porque eso
es lo que nos hace libres, eso es lo que nos ha llevado hacia otro
camino diferente, eso es lo que nos ha conducido a vernos a nosotros
mismos, a decidir por nosotros mismos y no por la imposición social.
Así
que lo mejor será que, si alguna vez te han dicho que tienes pájaros
en la regalado tan maravillosa frase, te alegres un poquito, porque eso quiere decir que te
das cuenta de que esta sociedad está enferma y que tu mente no
encaja con ella, desea transformarse, crear algo nuevo, más elevado
y más acorde con tu verdadera esencia.
Concluyo
recordando algo primordial y muy filosófico, y es que mi opinión
sobre las vidas de esas personas que se muestran en posesión de la
verdad cuando dicen que tenemos pájaros en la cabeza y que
permanecen en la zona de confort, está sujeta a mi percepción de la
realidad, así como tu opinión, o su opinión sobre mi persona o mi forma de vivir, también
está sujeta a su percepción de la realidad, así que, nada de lo
que otros digan sobre los demás debería influirnos, pues en
realidad hablamos de nosotros mismos cuando criticamos a otros o los
juzgamos.
Vivamos,
simplemente vivamos, desde nuestra felicidad interior, con el amor y
el respeto hacia el otro que nosotros debemos haber recordado sentir
hacia nosotros mismos primero, y bebiendo del presente, que es, en
definitiva, lo único que existe ahora mismo.
Cuando
nos sepamos ver a nosotros mismos sin velos, podremos ver al otro tal
y como es verdaderamente, así que cualquier opinión o juicio que
tengamos siempre estará sujeta a nuestra visión de la vida, nuestra
percepción de la misma y nuestra capacidad de amar y respetar lo que
nos rodea, así como a nosotros mismos.
Aprendamos
a amar de verdad y respetemos cada proceso consciencial.
Arael Elama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario...