El ser humano ha
estado aprendiendo a vivir en un tablero de juego al que se le ha
llamado Tierra. En su afán por sobrevivir ha ido olvidando por
completo, e incluso renegando de esa verdad, que su alma tiene un
gran poder, un potencial hermoso que tiene la fuerza de todo un
universo, una luz fulgurante que es capaz de crear maravillas, una
estrella inmensa que emana amor por todas partes, pues es justamente
ese amor, esa energía magnificente, su naturaleza, la energía de su
existencia, el amor es ella misma.
Si olvidas quién
eres y qué poder hay en ti, es fácil que otros aprovechen la
ocasión para dominarte y controlarte, así pues, el ser humano quedó
expuesto a ser manipulado, y totalmente olvidado de sí mismo y de su
conexión con la Fuente universal y con su naturaleza como ser humano
en el planeta, ubicado como una existencia más entre todas las que
ya conviven en él.
Durante
mucho tiempo esto ha sido así, sin embargo, siempre ha existido una búsqueda de la sabiduría, del conocimiento, de la
autoindagación, para hallar la verdad.
Esa
verdad está en el alma, en el interior de uno mismo y está
intrínsecamente unida al amor.
Sin
embargo, nuestra mente humana ha sido programada para ser manejable
y, generación tras generación, hemos ido heredando ciertas
creencias, pautas, patrones, que nos han mantenido alejados de esa
verdad que sólo unos pocos conocen.
Tal
vez exista
desde hace milenios,
alguna fuerza materializada
en algunos seres humanos, o no, a
la que no le interese
en absoluto que nuestra humanidad base
sus sociedades en el amor, no sólo hacia los demás, sino hacia sí
mismos,
pues esto implicaría la auto valoración y la de los demás,
implicaría dejar de competir, respetar
la vida y colaborar
entre todos por mantener
la armonía en un lugar
donde cada uno fuera lo que es en realidad, con
todo su potencial, sin
que eso implicara que unos fueran mejores que otros, sin que eso
creara
envidias, pues el amor nos conduciría a la felicidad real, y no
necesitaríamos ser como el otro es, sino ser tal como somos, y no
habría necesidad tampoco de poseer nada, pues lo importante sería
ser y no tener.
Esto
sería aplicable a una energía sostenible, que cuidara de la vida y
no la destruyera, y en otros ámbitos sería exactamente igual. El
motor Amor sería la clave, la respuesta a todo, pero eso no es lo
que conviene a esa fuerza controladora y desde luego, el ser humano,
en su perdición, no es consciente de sí mismo y precisa recordar lo
que es y des-aprender lo que ha ido aprendiendo para romper ese
paradigma y comenzar desde sí mismo otra manera de vivir.
Esto
puede resultar ridículo
para
algunas mentes incrédulas y subyugadas, y
mantendrán la creencia de que algo
así es
sólo como
un sueño, una utopía, y
es que
estamos más acostumbrados a pensar que somos despiadados y que el
amor nos
debilita, nos hace vulnerables,
o bien que es sólo una tontería, que en la vida hay cosas más
importantes que el amor, tales como el dinero y el saber cómo
ganarlo, el
éxito, la fama, la idolatría del ego, o
la subsistencia en un mundo donde algunos son meros esclavos de un
sistema donde una
gran mayoría
proporciona riqueza con
su trabajo a
unos pocos que viven en la opulencia creyéndose dignos de ello.
Todo mera hipocresía y conformismo.
Lo
cierto es que es un simple juego donde algunos conocen las reglas y
otros no, unos hacen trampa y otros no tienen ni idea de lo que está
sucediendo.
Sin
embargo, en este momento presente, muchos están reconociendo su
alma, muchos están “despertando” a sí mismos, realizando una
gran limpieza de toda la mentira que han estado creyendo durante toda
su vida y reestructurando su mente, vaciando su inconsciente del peso
de una herencia de dolor y de mendacidades.
Aun
así, entre esos muchos que se desperezan y comienzan a ver más
allá, entre esos muchos que contemplan cómo caen los velos y cómo
la realidad se les presenta de un modo muy distinto al que creían,
hay algunos que todavía siguen creyendo que el amor es una
equivalencia al sufrimiento, y esto pertenece también a ese mundo de
creencias falsas, creencias que nos hacen apartarnos del amor
justamente por miedo a sufrir.
El
amor no es sufrimiento, el dolor lo generamos nosotros con nuestras
pautas, patrones, celos,
mentiras, juegos absurdos en los que intentamos controlarlo todo,
incluso algo tan incontrolable como es el amor, y hemos confundido
tantas veces el amor con el apego, con el sexo, con el cariño, con
la costumbre, con el conformismo,
con el encaprichamiento,
con la necesidad de amar y ser amados, que ya no sabemos reconocer el
amor verdadero aunque lo tengamos ante nuestras narices.
Y
ahí es donde entra el alma, ella sí sabe qué es el amor, y lo
puede reconocer en una sola mirada, pues no necesita ni siquiera la
cercanía del ser amado para sentirlo en ella. Y no sólo ocurre con
la pareja, sino con cualquier amor, pues esa es su verdad.
Si
he hablado de la pareja es porque ésta es un puntal importante en
esta humanidad donde la polaridad es lo que rige en su mayor parte.
Así, el hombre y la mujer siempre tratan de encontrarse, tanto como
especie humana, como en cuestión álmica, pues como es arriba es
abajo, y aunque el alma no tiene género, suele
proceder de un sólo rayo de la fuente de luz a la que algunos llaman
dios, y puede
haberse
dividido en dos para experimentar la dualidad en la materia, en el
plano tridimensional en el que vivimos, y ella sabe reconocer su
propia energía en cualquier otra persona, incluso si es de su mismo
sexo, pues el alma no distingue de eso, sólo busca a su amado
complemento energético.
Por
otro lado, si ha ido reencarnando, o lo que es lo mismo, si existe en
varios momentos del tiempo a la vez, puede reconocer a otras almas
con las que ha experimentado o está experimentando alguna relación,
o lazo de amor, en otro ahora, aunque fuera un amor basado en la
inconsciencia, en la desconexión de su propio ser, pues sólo así
se llega a descubrir lo que sí es amor, en las diferentes
manifestaciones de pseudoamor que el ser humano ha ido viviendo.
Así,
cuando alguien encuentra a un “antiguo” amor del pasado (otra
vida), lo reconoce desde el alma, y cuanto más tormentoso e intenso
es el vínculo que les une, más les empuja a reconectar con su
verdadera esencia, y ahora, en este presente, se nos ha dado una gran
oportunidad para hacerlo.
Pero
tenemos que recordar lo que es amar lo antes posible, para que
nuestro corazón se encienda y nuestra alma se impulse hacia lo más
sublime, y reconecte con su propio Ser, con su potencial, con el amor
incondicional que envuelve, no
sólo a uno mismo, sino desde uno hacia todos,
y
no
sólo a una pareja que se ama, sino que desde ella, en fusión, se
propaga,
se expande, hacia todos los demás, pues el verdadero amor no se
encierra, sino que se abre, no daña, sino que nutre, no
resta, sino que suma,
no apaga, sino que ilumina, no limita, sino que engrandece y rompe
con las estructuras más obsoletas de nuestra mente.
Y es que amar es
entregarlo todo, es no poner barreras, sino destruirlas con la
dulzura de un toque suave que las vuelve permeables al sentimiento de
superación de lo más denso u oscuro y de conexión con el ser amado y con nuestra propia luz.
Amar a otra persona es cubrir de plumas el camino del otro, es descubrirte en él y no permitir que nada detenga la onda expansiva que te envuelve y te lleva a sentirte parte de su alma, y a sentirle parte de la tuya, sin importar si hay o no distancia, sin importar ni siquiera si está o no en el mismo plano de existencia. Amar es algo tan supremo que hay que mirar con los ojos del alma, con la mirada del ser para saberlo reconocer.
Nada puede hacer
la mente ante el amor verdadero, la mente sólo quiere construir
obstáculos que causan dolor al corazón, mientras el alma se da y se
diluye en el amor que es para darlo y a su vez recibirlo de sí misma
y del otro.
Amar no es una carrera de obstáculos, para nada, eso es pensar, eso es querer controlar, eso es conectar con lo que la mente cree que es amar, pero ya es hora de recordar lo que no somos y lo que sí somos y dejar de sufrir, no hemos venido a sufrir, hemos venido a recordar y a ser lo que somos verdaderamente, y eso nos llenará de amor y felicidad, o mejor dicho, eso dará paso a la felicidad y el amor interno que está fluyendo en nosotros. Puede que eso le duela un poco o un "mucho" a nuestra mente, a nuestro ego, pero hay que desvestir al alma de los harapos de crueldad y de la desolación provocada por actos despiadados heredados en forma de miedo en nuestro inconsciente.
Amar no es una carrera de obstáculos, para nada, eso es pensar, eso es querer controlar, eso es conectar con lo que la mente cree que es amar, pero ya es hora de recordar lo que no somos y lo que sí somos y dejar de sufrir, no hemos venido a sufrir, hemos venido a recordar y a ser lo que somos verdaderamente, y eso nos llenará de amor y felicidad, o mejor dicho, eso dará paso a la felicidad y el amor interno que está fluyendo en nosotros. Puede que eso le duela un poco o un "mucho" a nuestra mente, a nuestro ego, pero hay que desvestir al alma de los harapos de crueldad y de la desolación provocada por actos despiadados heredados en forma de miedo en nuestro inconsciente.
Cuando digo que
el amor no es dolor me refiero a que el amor no provoca dolor,
¡¡¡todo lo contrario!!! es hora de cambiar esa creencia limitante
y de enfrentarnos a la verdad, sólo sufrimos porque nos provocamos
nosotros el sufrimiento, aquí cada cual puede revisar en su
inconsciente o en sus creencias qué es lo que hace que el amor le
provoque sufrir, o bien preguntarse si está ante un amor verdadero o
un fuerte apego mental.
No es lo mismo
amar que necesitar amar, así como no es lo mismo ser amado, que
necesitar ser amado...
Vivir el presente, sin permitir que el pasado nos nuble la visión y nos distraiga, o que el futuro nos ciegue antes de llegar,
nos ofrece la oportunidad de saborear cada paso de nuestro camino
invisible, y disfrutar de cada experiencia, y así aprender a
diferenciar en nosotros cuándo estamos amando verdadera e
incondicionalmente o cuándo nos hemos encaprichado de alguien para
que nos cubra de un amor basado en el miedo a estar solos, o a no ser
amados, o a no ser valorados.
Cualquier amor
basado en ese miedo está en una gran incoherencia, el amor es
confianza, certeza, verdad.
Por eso es
importante recordar amarnos, llenarnos de nosotros mismos, para no
intentar llenarnos con la luz y el amor de otro.
Ha llegado el
momento de romper con las cadenas que nos atan a lo antiguo y dar paso a lo nuevo, a un nuevo
ser humano libre, un ser humano que sea más alma, más consciencia,
un ser humano que esté guiado por la sabiduría del Ser y cuya mente
sea su herramienta para crear aquello que sueña, aquello que está
lleno de la energía del amor incondicional, la cual tiene el poder de crear para y por el amor y el respeto hacia
la vida.
La máscara de los miedos debe
desaparecer, los velos que nos ocultan la verdad deben caer, el miedo debe ser sustituido por
el amor, y alcanzar una existencia armoniosa y sublime debe ser lo más importante.
Arael Elama
Muy bueno, muchas gracias por escribir desde el alma.
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