Llueve...
A través del vidrio de la ventana no puedo sentir el aroma de la lluvia. Abro para que entre en mí todo el frescor de la humedad de las gotas que caen desde el gris de este cielo que hoy me cubre con aires de tristeza.
Tú, luz que ilumina los días de tormenta, te enciendes para que no vuelva a perderme, pero me pierdo, y la oscuridad confunde mis pasos, me busco, mas no me hallo.
-Tengo miedo – te digo con lágrimas en los ojos – Me asusta la idea de no lograr salir de este túnel sombrío, y me siento atacada por la sombra.
- No hay sombra, hay Ser, hay ego, ya no es tiempo de pensar de esa forma tan polarizada, ahora debes traspasar esta barrera, llegar al final de este camino que tanto te asusta y darte cuenta de lo que es real y de lo que no, pero esta vez el juego se termina.
Diferenciar la verdad entre tanta mentira, tanto espejismo, a veces me resulta tan difícil, por eso me inventé un radar que me ayudara a ver más allá de lo irreal, sin embargo, tenía un defecto, el ego supo muy bien cómo colarse por una grieta llamada fantasía.
Llueve...
Siento que se anuncia el principio de algo, pero esta vez duele, duele, duele...
-¿Por qué duele tanto? - Te pregunto.
- Porque te resistes por el miedo, pero todo está bien. – Me dices mientras me sonríes como lo haría un ángel tras darle un beso en la mejilla a un niño.
-¿Qué debo hacer? Me siento derrotada, rendida ante este caos emocional que no comprendo, y no sé cómo salir de este laberinto que ha creado mi mente, y de esta crueldad que siento y respiro.
- Cierra los ojos y déjate guiar por tu Ser, desconecta de la mente por un rato y camina de mi mano, sin mirar atrás, sintiendo sólo el ahora, confiando en que el universo tiene su propio plan para ti, y que tú no puedes hacer nada, todo está hecho.
Llueve...
El horizonte se dibuja grácil entre las siluetas de las nubes que me acompañan. El viento entra y me abraza, me cubre de viejas nostalgias, me besa en la frente y se marcha. Mi pelo se peina con la última ráfaga de mi pasado, mis lágrimas limpian mi pena, mi pecho se enciende como una vela, alumbrando mi espacio, y una esfera de una tenue luz me envuelve, soy yo, me siento, he vuelto a mí, ya no estoy sola, ni estoy desamparada, existo...
Y dentro de esa esfera me doy cuenta de que amo vivir, amo la lluvia, amo la fragancia que se desprende de la tierra mojada, el otoño que está regresando, y este nuevo amancer, este nuevo mañana que se avecina, esta anunciación de un final y un comienzo... Amo poderlo ver, a pesar de las heridas, a pesar de tanto miedo, a pesar de tanta lucha y tanta resistencia de mi ego, y del ego de otros...
La realidad que aparece frente a mí, esa creada colectivamente, me araña el alma, pero es hora de que sane y mire de no caer más en su trampa.
Llueve...
Voy a salir a la calle, quiero que la lluvie me bañe, que bautice mi alma de mi verdadero nombre, de lo que soy realmente, de mi nacimiento, el de un Ser que arde dentro de mí...
Lluevo y expando el amor, para saciar y borrar el dolor que fabrica el ego...
Arael Elämä...
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