Entró
en el despacho de la doctora Tomás y se sentó en aquel sillón de
aspecto sobrio. La mujer la observaba con una mirada desafiante, pero
al mismo tiempo expectante. Había visitado a muchos pacientes, pero
este caso era algo singular. Una mujer que decía proceder de otra realidad, inevitablemente se trataba de algún problema severo.
- Y ...¿cómo te sientes? -le preguntó la ilustre psicóloga a María en su primera sesión.
- Pues imagina que un día viene una persona, pongamos el director de este centro de salud mental, y te dice que debes viajar en el tiempo, y que debes ir a una época donde las mujeres no tienen derecho a votar, donde no pueden escoger esposo, donde no tienen libertad de expresión. Imagina que tienes que ir allí para ayudar a cambiar la conciencia de los que están viviendo en esa época, bajo ese paradigma mental. ¿Puedes imaginarte cómo te sentirías viviendo allí con todo lo que tienes en tu conciencia actual, sabiendo todo lo que sabes?
- Sí, sí, claro, sería algo complicado.
- Así es, y así me siento yo.
- ¿Qué quieres decir? -le dijo la colegiada a la paciente.
- Imagina ahora que ya estás en esa época, que eres mujer y que tu misión consiste en poner una pequeña semilla de cambio en cada mente, porque los corazones están deseando el cambio, pero las mentes son rígidas, la sociedad es rígida, y una extensa red de inconsciencia lo domina todo, es como si estuvieran sujetos a ella y no lograran desprenderse de lo que implica. No conocen otra realidad, y muchos no la pueden imaginar, pero hay algunos que sí pueden y sólo necesitan un poco de orientación y de apoyo. Por eso te envían allí, porque tú puedes hacer esa labor y tú, por amor, aceptas, porque es tu vocación, porque realmente deseas ayudar. Una vez que estás allí no encajas.
- ¿Me estás diciendo que no sientes que encajes en esta sociedad? ¿es eso lo que me intentas explicar?
- No. Te estoy diciendo que te pongas en mi lugar, que me escuches y que comprendas de verdad lo que te quiero transmitir. ¿Podrás hacerlo?
- Sí, claro, es mi trabajo.
- Imagina entonces las dificultades que te encuentras. Mentes que realmente creen que no puedes opinar, que te oprimen, que te castigan, que te maltratan, mentes que creen que están haciendo lo mejor, lo correcto, pero que te hacen sentir como si fueras una aberración, como si no pertenecieras a su mundo, o como si estuvieras enferma. Y es que, cuando intentas adaptarte, algo en ti se rebela, no puedes comprender cómo funciona su mundo, lo ves injusto, lo sientes frío, carente de amor, lleno de manipulación, de miedos, de hipocresía, y sobre todo, de almas que están deseando emerger, liberarse. Entonces actúas guiada por tu ser, por quien tú eres, por tu conocimiento, y recuerdas lo que aprendiste en tu verdadero hogar, tu mundo, y hablas, y unos cuantos deciden que un médico debe verte, tal vez un psiquiatra. O eres una bruja o eres una loca. Así que, en el mejor de los casos, tal vez sólo te encierren en algún lugar sombrío, algo que sin duda es mucho más alentador que el hecho de acabar quemada en la hoguera.
- ¿Crees que estás loca?
- ¿Lo crees tú? ¿Crees que estás loca? ¿Crees que yo lo estoy?
- No, no opino que estés loca.
- Ta vez lo que estés pensando es que sufro de algún trastorno psicológico, quizás estoy delirando, o algo parecido.Pero te diré algo. Si puedes comprender el ejemplo que te he sugerido que imaginaras, entonces podrás entender un poco cómo me siento yo, y eso responderá a tu primera pregunta.
- ¿Eso quiere decir que te sientes de otra época?
- O de otro mundo, pero eso no importa. Sólo quisiera que comprendieras a través de ese ejemplo cómo se sienten las personas como yo. Tal vez te cueste menos imaginar qué haría y cómo actuaría un delfín en una selva, fuera de su hogar, de su agua, de su mundo con sus propias normas de vida. Seguramente se ahogaría, moriría. Pero imagina que no muere, que sigue adelante y que tiene que aprender a vivir con las normas del mundo de la selva. Nunca se adaptará del todo, sólo intentará pasar desapercibido, hacer aquello que pueda hacer para ser lo más parecido a lo que en su entorno hay. Así es como yo me siento en este lugar, en esta sociedad.
- ¿Pero estás en contra de la sociedad? Supongo que sabrás que es indispensable que nos relacionemos, el ser humano es un ser social y el entorno social lo hemos creado nosotros mismos para poder establecer las relaciones en varios niveles. Es bueno tener amigos, pareja, trabajo, todo eso nos ayuda a desarrollarnos. ¿No estás de acuerdo?
- ¿Y dónde queda el amor? El ser humano se quiere relacionar desde el amor, y en este mundo todo es injusticia, competencia, dolor, desamor, decepción. Desde bien pequeños nos enseñan que debemos ser mejores que los demás, destacar, porque si no no tendremos éxito. Nos enseñán a que debemos luchar por cosas materiales que nos hacen sentir vacíos, nos enseñan a exigir de la amistad una contraprestación, los amigos deben estar ahí cuando los necesitamos, porque si no ya están catalogados de malos amigos. Todo se divide en bueno y malo, buen coche, buen trabajo, vida buena, vida mediocre, mujer guapa, mujer fea, buena pareja, mala pareja... Si te esfuerzas y estudias llegas lejos, si no te gusta estudiar eres una lacra para esta sociedad materialista e insensible. Unos se llenan los bolsillos de dinero, otros lloran porque pierden su hogar ante la astucia y la desfachatez de aquellos a quiénes les sobra el dinero y que se escapan de la justicia, mientras a otros les encierran o les multan por expresar su opinión en la calle. Tú me preguntas si creo que estoy loca...Creo que no hay mayor locura, ni mayor incoherencia que la que hay en este mundo en el que tanto insisten en que me adapte.
- Bueno, pero no puedes vivir sufriendo por todo eso.
- Claro que no, no sufro por eso, pero no lo apruebo.
- Sabes que puedes actuar, puedes ser voluntaria y ayudar en lo que puedas.
- Claro que lo sé, es cierto, siempre hay gente que ayuda, pero nunca cambia nada. Todo sigue estático. Unos actúan para ayudar y otros para hacerse más ricos a costa del sufrimiento de los demás. Lamentablemente, de momento, de nada ha servido intentar solventar un problema cuando los mismos de siempre generan otros cuarenta más. La consciencia debe despertar en muchos para que eso cambie.
- ¿Y crees que cambiará?
- Por supuesto. Tengo fe en el ser humano, si no fuera así, no habría venido, no habría nacido.
- ¿De dónde vienes?
- De las estrellas.
- ¿Eres consciente de dónde estás, María?
- Sí.
- ¿Sabes que vas a quedarte un tiempo aquí hospitalizada?
- Sí.
- ¿Y qué tienes que decir sobre ello?
- Que el mundo cada vez está más loco, pero no importa, doctora, en otra época me habrían quemado por bruja, en esta me apartan de las demás personas recluyéndome aquí bajo un diagnóstico que no es más que la proyección de su propio trastorno. Sin embargo, siempre hay un motivo para que alguien como yo acabe de esta manera, en manos de una sociedad dominada por un paradigma viejo y obsoleto, y ese motivo es el miedo al cambio.
- ¿Qué cambio?
- Una metamorfosis que la especie humana está experimentando, sin duda alguna ya se puso en marcha y no hay nada que lo pueda detener. Es la evolución, mi querida doctora.
- Bueno, ahora ya es hora de que te instales en tu habitación. Estoy segura de que te sentirás muy bien allí.
- Seguro, aunque el hecho de que yo esté aquí no cambiará nada, ni lo que yo diga ahora mismo tampoco. No importa nada, al fin y al cabo, yo sólo vine de paso, pero otros tendrán que quedarse, y espero y deseo que en un futuro, no se necesiten este tipo de instalaciones donde se hospitaliza a personas que no entiende la sociedad.
- María, aquí hay personas que necesitan nuestra ayuda.
- Y ¿de verdad les ayudan? ¿Se han tomado la molestia de escuchar sus historias de verdad?
- Sí.
- Bien. Entones tal vez yo sí esté loca y mi sitio sea éste. En cualquier caso, ha sido un placer verme reflejada en ti durante esta conversación.
- Estoy segura de que tendremos más encuentros, María, y me parece muy interesante tu punto de vista. Iremos hablando dos veces por semana, ahora acomódate en tu cuarto y disfruta de un descanso merecido, aquí podrás desconectar de tus problemas un tiempo mientras te recuperas.
- Así lo haré. Tengo que tomar fuerzas para seguir adelante.
María
sabía que estaría temporalmente allí, pero también comprendía
que era por algo más grande que ella misma, que aprendería más aún
de esas personas, que podría entender la mente humana a través de
los que allí estaban recluídos, como ella, pero también conocía
muy bien su labor...
En
un mundo donde sólo habitan leones y ciervos, un tigre blanco puede
ser una amenaza.
- Una pregunta más, María.
- ¿Sí?
- ¿Por qué aceptas tan alegremente ser internada?
- Esa es una historia que tal vez te cuente en otra sesión...
Arael Elama....
siento que me vi un poco reflejada en María... es muy interesante!!
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