Estaba
durmiendo, como cualquier noche, sumergida en sus sueños. La
placidez se dibujaba en su rostro relajado, mientras su cuerpo frágil
permanecía inmóvil bajo las sábanas. Una almohada entre sus
brazos, otra detras de su espalda.
Una
ráfaga tenue y silenciosa de luz blanca, una energía intensa pero
que llegaba sutil, comenzaba a desprenderse desde su pecho, como si
se iniciara un proceso en el que se encendía lentamente algo dentro
de ella. Poco a poco, esa luz se fue propagando por cada chakra de su
cuerpo, que comenzaba a refulgir grácilmente. En su dormitar
profundo, ella permanecía ajena a lo que estaba sucediendo.
Repentinamente,
la energía brotó súbitamente y se desbordó, despertándola de
golpe. Se sentía envuelta en una gran llamarada que parecía
catapultarla hacia la disolución de sus partículas, convirtiéndola
en pura luz. Tenía miedo, su pecho ardía, por encima de su cabeza
una gran espiral lumínica giraba y giraba, no había ningún lugar
de sí misma que no estuviera hirviendo en aquel resplandor. Sus
sensaciones eran extremadamente agudas y sentía que iba a desmayarse
inmediatamente. El temor a desaparecer se apoderaba de ella,
intensificando las sensaciones que estaba experimentando, no se veía
preparada para disolverse en aquella masa de luz. La vibración de
aquella flama era muy elevada, y su cuerpo físico parecía no lograr
sostenerse en aquello que la rodeaba. No entendía lo que le estaba
ocurriendo.
Respiró
profundamente, sintiendo la energía que brotaba desde ella misma y
que la unía con algo más elevado. Era como estar traspasando una
barrera dimensional, como estar marchándose de la realidad
tridimensional, así que trató de calmarse y de hacer respiraciones
conscientes, permitiéndose vivenciar aquello desde la belleza y el
amor que conllevaba sentirse rodeada de luz, aunque pareciera estar
quemándose dentro de ella.
Poco
a poco, fue apagándose la enorme llamarada, como regresando a ella,
a su interior. Sin embargo, había una conexión a través del chakra
corona y a esas alturas sabía perfectamente que la información
había llegado hasta ella, hasta su Ser, sin haber sido procesada por
su mente, sin haber sido filtrada, y pronto comenzaría a ver
destellos de ésta haciendo caer algún velo posteriormente.
Ya
más equilibrada, más serena, se sentó en la cama y se puso la mano
en el corazón.
-
Una vez más esta experiencia, una vez más he sentido esto que no
entiendo, una vez más sé que en pocos días voy a ser más YO,
menos personaje, pero mi personalidad, mi pequeño yo, está cada vez
más asustado. ¿Cómo desenvolverme en este mundo de tercera
dimensión desde el Ser? Aún no sé qué ocurrirá, no sé en qué
medida el Ser controlará el vehículo, pero sé que debo permitir
que suceda.
El
tiempo transcurrido hasta el momento sólo había sido el sustrato
que la ayudó a ver cómo caían los velos, las máscaras, las
mentiras que su mente guardaba celosamente como verdades, siendo en
realidad limitaciones que le impedían comprender lo que existía más
allá de lo aparente.
Para
el personaje era difícil aceptar que nada de lo que había creído
hasta el momento era tan real como deseaba, o más bien, que no todo
era como lo había interpretado, así que la lucha por mantener la
idea de que la realidad era la que estaba mostrando su mente, dentro
del paradigma en el que ésta se movía, era agotadora y difícil,
casi incesante.
No
quería continuar en aquella batalla, había decidido, exahusta,
rendirse al Ser, dejar de resistirse, porque era ya demasiado lo
vivido, demasiado lo sufrido, demasiado el esfuerzo que suponía
tener tanto miedo.
¿Qué
podía suceder si permitía que su cuerpo físico se envolviera en
esa llamarada tan fuerte que la envolvía hasta el final?
¿Qué
era lo que ocurriría si se rendía a aquella experiencia por
completo? ¿Acaso moriría su avatar?
Ya
era el momento de averiguarlo, ya era el momento de que el último
velo, ese que tanto le había costado dejar atrás, cayera por fin y
se liberara del engaño, de la falsa apariencia, pues tal vez, lo que
hubiera al otro lado fuera maravilloso, hermoso, lo mejor que podía
acontecer en su vida...
Sólo
había una manera de saberlo... trascendiendo el miedo...
Arael
Elämä Araham
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