Sumergida
en mis propios silencios , los cuales contienen todo el misterio de
la infinita sabiduría que se halla en mi Ser, en el Ser de cada uno
de nosotros, he encontrado la manera perfecta para expandirme.
Las
palabras sólo son pequeñas semillas de amor que se dibujan ante mí,
mostrándome un lenguaje de signos y símbolos que intentan
transmitir todo lo que contiene un punto infinito que se oculta
dentro de mí. Brillando y vibrando, pulsando su rítmico sonido
eterno, me impulsa a ser cada vez más una parte más activa dentro
de lo que soy en realidad. Y no hay fuerza que pueda pararme, no hay
nada que logre detener ese fuego lumínico que soy, porque recién
empieza a a marcar el camino que ya había trazado para mí, y su
poder es inconmensurable.
Ahora
todo tiene un significado diferente, ya no hay confusiones, no hay
dogmas, no hay límites, sólo infinitas posibilidades, no más
paradigmas basados en creencias esclavizantes...
Se
rompió el yugo, las cadenas se han diluido como agua, el viento es
mi aliado, rige mi destino mostrándome las coordenadas de mi futuro,
de mi presente, todo ocurre a la vez, todo es, todo es posible, y
nada es lo que parece...
Aquí
estoy, frente a una realidad aparente, llevando conmigo mi propia
verdad, una que me ha conducido hasta mi origen.
Pero
ahora todo es distinto, nada es igual, ni el amor, ni el odio, ni la
rabia, ni el rencor, ni las normas, ni lo que creía que era cierto,
ni siquiera mi personalidad es real. Aunque a la vez, todo lo es,
pues está creado como un campo holográfico, para experimentar. Sin
embargo, quiero salir de esta dualidad, quiero unirme al todo, ser un
todo no dividido, y ese es mi propósito.
Nada
es en verdad distinto, todos partimos del mismo origen, por tanto, no
hay separación entre todos nosotros, sólo hay más o hay menos
consciencia de quiénes somos, hay más o menos recuerdos de lo que
somos, pero ni tú, ni yo, somos especiales, ni diferentes, y por
eso, sólo el amor puede regirnos, pues el amor sólo une, nunca
divide.
Hoy
exploto, me expando, como una flor que florece y que deja ir sus
semillas, las esparzo, las dejo ir, las libero de mí, para volar,
para pasar a otra etapa, ha culminado un proceso, pero comienza otro.
Mi
Ser me habla, me explica todo sobre mí, aquello que puedo comprender
y aquello que no soy capaz de procesar queda guardado en mi corazón,
el centro de mi Alma, preparado para ser descifrado cuando llegue el
momento adecuado.
La
fusión en mi interior se ha dado, él, y yo, somos uno en mí,
dualidad transformada en unidad, opuestos que se han amado y
perdonado, amor puro que ha iluminado toda la oscuridad, pues ésta
sólo ha sido parte del camino hacia la verdadera luz interior.
Ahora
sólo queda que permita que el deseo haga su labor, pero el deseo sin
el miedo, para que no haya obstáculos, para que pueda dar este
salto.
El
temor ha sido mi aliado, él me ha ayudado a integrar también
aquello que parecía ser malicioso, aquello que algunos llaman
sombra. Todo lo que me ha hecho daño, me ha hecho más y más
fuerte, y ahora sé que soy invencible, pues este cuerpo sólo es un
avatar, un vehículo que me permite respirar este aire, estar en este
espacio dimensional, pero yo, mi verdadero yo, es inmortal.
Y
si todo está dentro de mí, no necesito nada, si el amor nace desde
mí en mi presencia divina, si soy una deidad que se abrió paso a
pesar de estar encerrada en la materia, nada puede realmente hacerme
sufrir, el dolor es falso y puedo decidir.
Y
hoy, que estoy aquí y ahora, decido que el amor será siempre quien
dirija mi vida, hoy me hago responsable de mí, de mis emociones, de
mis sentimientos, de mis aprendizajes, de lo que recibo, de lo que
doy, de lo que interpreto y percibo...
Y
te amo, te amo a ti, igual que me amo a mí, te amo porque no puedo
hacer otra cosa que amarte, sin diferencias, sólo con la
particularidad de que cuanto más me acerco a ti, más profundo
siento este amor y más te recuerdo.
Arael
Elämä Araham.
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