Son las ocho y media de la mañana.
El dulce aroma de este despertar me ha devuelto algunos recuerdos entrañables...
El dulce aroma de este despertar me ha devuelto algunos recuerdos entrañables...
Mis
ojos se han abierto al percibir la luz del sol filtrándose como un
espía a través de las ranuras de la envejecida persiana de mi
ventana.
Los
he abierto con cierta dificultad, como si mis párpados me pidieran
seguir cerrados para no volver a esta realidad todavía.
No
temo lo que estoy experimentando, no rechazo lo que me rodea, sin
embargo, cuando durante el sueño mi alma viaja a lugares hermosos y
mágicos, donde me reencuentro con seres a los que amo, donde todo lo
que existe está colmado del amor más puro e infinito, es complicado
desear regresar a este lugar para continuar con la tarea elegida o
encomendada.
Los recuerdos son ahora como ráfagas de viento pasajeras que se escriben en la vida de una persona que fui, que ya no soy, pero que a la vez sigo siendo...
El pasado es una historia, un párrafo, un capítulo del libro de mi vida, donde estoy escribiendo más y más, pero ahora...ahora ya no soy la misma persona...
Letras entrelazadas, palabras, expresiones, frases, párrafos...Si miro hacia atrás, si leo los anteriores relatos de ese libro, de mi historia, puedo ver la esencia de lo que siempre fue mi alma, escondida en un ser humano que aprendía a serlo torpemente...
Ya
he abierto los ojos. Mi habitación está iluminada por el sol de una
mañana primaveral, una mañaña maravillosa, y estoy lista para
comenzar el día.
Aún
tumbada sobre mi cama, envuelta en la sábana granate, siento la
fragancia del ayer, y sin saber por qué, mis pensamientos comienzan
a traer al presente hechos que hacía mucho tiempo que se habían
olvidado.
Recuerdo
aquel barco, aquel mar oscuro, iluminado por la luna llena, dibujada
entre las pequeñas ondas del agua fluctuante, meciéndose suavemente
en una danza cristalina y brillante, mientras yo, en cubierta,
contemplaba aquella maravilla que mi alma apreciaba como si estuviera
ante el tesoro más increíble del mundo.
La
brisa marina y nocturna me envolvía y me transportaba a sensaciones
que no podía comprender, ni etiquetar, sin embargo, era feliz,
completamente feliz.
Era
la primera vez que viajaba, la primera vez que me iba fuera de mi
tierra.
Siempre
fui una persona extraña para los demás, así que, en mi solitaria
experiencia, me sumergí en aquellas emociones, ajena a todo lo
demás, ajena incluso de mí misma...
Deseé
quedarme allí para siempre, sintiendo el viento acariciar mi piel,
jugar con mi pelo, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas al
observar aquella milagrosa aparición de la naturaleza, algo tan
sencillo como ver la luna reflejada en el mar podía hacerme sentir
como la chica más privilegiada del mundo por poderlo vivir.
El
tiempo se detuvo allí...
Aún
era una niña por aquel entonces, una niña de trece años que no
conseguía encajar con nadie, que buscaba más allá de lo que la
vida le mostraba, que sentía dentro de ella algo que no sabía
explicar, que necesitaba poder gritar fuertemente al cielo que
deseaba amar, respirar amor, el mismo amor que ella estaba sientiendo
en aquel instante tan simple y mágico.
No
viajaba sola, claro está, algunos de mis compañeros de viaje se
mareaban en el barco, se aburrían, se contaban historias que a mí
no me interesaban, y yo, como siempre, me apartaba de aquellos grupos
y me evadía, me llenaba de mí misma, de lo que amaba, y lloraba de
emoción al poder sentir la belleza de algo tan natural.
Recuerdo
cómo deseaba hallarle...con sólo trece años mi corazón le sentía,
sabía que existía, y por alguna extraña razón le buscaba en todas
partes de una manera inconsciente, adornada de sueños, de fantasía
e imaginación adolescente.
- Tal vez le encuentre allí, tal vez esté allí...
Pero
nunca apareció, ni en la pequeña isla de Ibiza, ni en Tenerife, ni
en ningún lugar a los que me desplacé, siempre con esa pequeña
esperanza de que el destino nos ayudara y nos hiciera coincidir en el
mismo trocito de tierra.
Dentro
de mí un pequeño dolor se instaló y se propagó por toda mi alma,
el dolor de su ausencia humana, un dolor que creció enormemente en
mi pecho.
Aquel
viaje fue maravilloso, me divertí, sentí, experimenté... también
sufrí el desprecio y el abandono cruel de mis amigas, el sabor
agridulce de ser quién era, alguien difícil de comprender por los
demás, pero dispuesta a dar mi amor a quien lo aceptara.
En
mi cuerpo siento la brisa marina al recordar todo aquello, miro con
amor y entendimiento la tristeza que sentí por lo sucedido con
aquellas amigas de mi adolescencia, algo que marcó mi manera de ver
la amistad, y siento la comprensión desde mi nueva yo de todo lo
vivido, la aceptación, y el reconocimiento de ese gran dolor que
crecía en mí al no hallar a ese ser que tanto sentía en mí, ese
ser que sabía que existía, que tendría que encontrar en algún
momento de mi vida.
Agradezco
todo lo que viví en aquellos días, igual que lo que viví el resto
de mi vida hasta llegar a este hoy.
No
hace mucho tiempo que descubrí que ya no cabía más dolor dentro de
mi alma, y un hecho tal vez fortuito, tal vez preparado por esas
fuerzas invisibles que nos guían, destapó bruscamente lo que aún
lo estaba reteniendo...
Y
lloré casi una hora, grité mi dolor, y sentí que me liberaba...
Desde
mi ego, desde mi parte más humana, no entendía por qué él, aquel
ser, me había abandonado aquí, en este lugar, por qué se había
olvidado de mí, por qué, si teníamos que estar juntos, no había
aparecido nunca, y seguramente ni siquiera me buscaba o presentia
como yo a él...
Creí
estar loca, creí vivir en una fantasía, creí que lo que mi alma
sentía no era real, que había perdido la razón, que él, ese él,
era producto de mi deseo de amar y ser amada, pero...una vez más, mi
corazón habló por encima de mi ego y me recordó que estaba sanando
mi dolor, el dolor creado por mi mente al no hallarle en este plano
físico.
- Nunca niegues la verdad que sientes en tu corazón, la verdad de tu alma, cree en ti, cree en lo que sientes, en lo que percibes desde tu yo superior, no permitas que las dudas del ego te aparten de lo que eres, de lo que sabes, de lo que siempre has sabido. No importa el tiempo que ha transcurrido, importa que durante ese tiempo tú has aprendido, crecido, te has elevado, has sanado tu dolor, así que, el tiempo ha sido el puente y el camino que has necesitado para llegar a ser lo que eres, tú, la versión más pura de ti misma, la más cercana a tu verdadero Ser. Las circunstancias que has vivido eran necesarias, tus errores, no fueron errores, fueron pruebas, tus experiencias han sido tus asignaturas, tus emociones son tus herramientas para comprenderte y comprender a otros, tu ego es tu mayor aliado, no luches contra él, sé su aliada, porque el ego es el bastón que te ayudará a subir la cima de la montaña.Te has transformado, has cambiado, sí, conservando tu esencia, tu propia fragancia personal, pero te has ido convirtiendo en tu alma manifestada en un ser humano. Aún no has acabado tu metamorfosis, pero ya no eres la misma de antes, por eso cuando recuerdas todo aquello te das cuenta de que parece la vida de otra persona, no la tuya, y sólo sientes agradecimiento y amor al recordar. Ya no hay más tristeza en tu alma, ahora sólo queda la sabiduría que tus emociones y tus vivencias han sembrado en ti.Respecto a ese ser que buscabas...ahora ya sabes que no tenías que buscar, sabes que no tenías que esperar, sabes que sencillamente tenías que tener la certeza de que aparecería, porque así lo sentías en ti.No debes interpretar con tu mente lo que habla tu corazón, porque la mente siempre va más allá, intentando ponerle nombre a lo que no lo tiene, intentando imaginar cómo, cuándo y dónde sucederán los hechos, cuando éstos sencillamente sucederán sin más en el momento adecuado.Vive, siente, sé, pero no dejes que te manipulen tus pensamientos, tu ego o lo que otros te digan o interpreten de ti misma, sólo tú creas tu realidad, sólo tú tienes ese poder, no se lo cedas a nadie, sé luz, sé tu propia luz, sin ostentar nada, sólo sé lo que eres, así de simple, sé tú misma, porque sólo así serás lo mejor de ti, sólo así manifestarás el amor que eres, sólo así brillarás...
Metamorfosis...una transformación que todos hacemos sólo por nuestro paso, nuestros aprendizajes, nuestras experiencias...Metamorfosis...o tal vez sólo es volver al origen de lo que uno es en realidad...después de tropezar con falsos errores colocados ahí para darnos cuenta de quiénes o qué somos en realidad...
Mi
cuerpo necesita movimiento, ya he recordado bastante y por hoy mis
reflexiones me han dado un buen desayuno... Es increíble que nada
más despertarme pueda conectar con mi ser, con mis recuerdos y con mi
corazón...
Arael
Líntley.
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