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Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

viernes, 23 de mayo de 2014

ENAMORADA DEL AMOR



Ella se descubrió llorando mientras la música penetraba en lo más profundo de su alma, navegando por sus emociones, sus recuerdos, sus pensamientos, sus expresiones más humanas; surcando sus cielos, sus nubes, sus tormentas, sus desasosiegos; desnudando su esencia, su luz zafiro oculta bajo los miedos, los velos del dolor y del  olvido…

-     -  ¿Por qué estoy llorando?-se preguntó a sí misma.
-    -   Por amor- le respondió aquella misteriosa voz.

 Aquel susurro de luz azul se mezclaba con las flores del parque donde ella se había sentado a escuchar su música preferida. Era una grácil voz de mujer, muy familiar para ella.

-     -  ¿Por amor?, nadie llora por amor.-Afirmó ella con contundencia.-La gente llora por dolor, por desamor, por tristeza, por decepción, pero no por amor…

-     - ¿Por qué crees que lloras tú? –preguntó paciente la voz que poco a poco iba tomando una forma humana.

-     -  No lo sé.-Contestó confusa la mujer.

-    -   ¿Qué sientes?

-      - No sé exactamente lo que siento, pero mi pecho vibra, mis ojos desatan las lágrimas de mi alma, mis manos tiemblan, y no puedo dejar de sentir algo muy parecido a la felicidad.

-    -  Lloras por amor.-Afirmó alegre la voz.

-     - ¿Por amor hacia quién? –inquirió ella intrigada.

-      - Por amor hacia la vida, hacia la música que estás escuchando, hacia quien la haya compuesto y tocado, hacia lo que tus ojos etéricos contemplan en estos momentos, hacia ti misma.

-     - ¿Por qué crees eso? ¿y quién eres tú?

-     - Soy tu Alma, tu esencia, la que te acompaña, la que te ama y venera, la que te adora, la que te hace experimentar la dulce miel del amor hacia el amor. Sé lo que sientes porque yo también lo siento, porque vibro contigo, amo contigo, y me elevo cuando eres consciente de que estás enamorada del amor, enamorada de la vida.

-      -¿Enamorada del amor?, ¿es eso posible?

-      -Sí, sí lo es. 

-      - Creo que yo no soy capaz de enamorarme, querida alma, no como se supone que tendría que hacerlo. Hace tiempo que dejé de ser capaz de sentir esa emoción del enamoramiento.

-     - Tienes razón, querida humana, ya no eres como antes, ya no puedes engañarte, tu honestidad contigo misma te ha otorgado el poder de distinguir el amor verdadero del enamoramiento pasajero, y no te apetece seguir con la falacia de la invención de tu mente acerca del amor de pareja. Sin embargo, sí eres capaz de sentir ese gran amor hacia el amor, hacia la vida, hacia todos los seres que son y existen.



-      -Sí, es cierto, alma mía, pero a veces me parece triste no poder enamorarme, porque una vez descubierta la verdad sobre lo que enamorarse implica en realidad, ya no hay marcha atrás, sólo podría unirme a un ser que entendiera el amor como yo, un ser que lo sintiera desde lo más profundo de su alma, un ser que no tuviera dudas a la hora de entregarse por completo, pero sin olvidarse de amarse a sí mismo, de comprenderse y aceptarse con su propio respeto, aceptando sus errores como experiencias para crecer y aprender, creyendo en sí mismo y valorando su capacidad de amar y de dar, sin esperar nada a cambio. 

-     - Lo sé, no concibes el mundo al lado de una persona que no comprenda que amar significa ser uno con ese amor y que antes de dar ese amor verdadero y puro a otro ser humano, primero ha tenido que encontrarse consigo mismo en un largo caminar de encuentros y desencuentros, de metamorfosis y transformaciones que le han llevado a ser él mismo en su mejor versión, en su estado más puro y genuino, y ha aprendido que amarse a uno mismo conscientemente y libremente, aceptando su luz y su sombra, integrando su alma y su parte humana dentro de él, uniendo en sí mismo todos sus opuestos, es el primer paso para amar al prójimo, y en consecuencia, amar a su compañera/pareja, sin necesidad de ella,  sin ataduras que la limiten, sin que su ego la someta o la atrape en la red de las relaciones más banales de la humanidad  en la que vivís.

-    -  Tus palabras me arrancan todavía más lágrimas, alma mía.

-    -  Sí, lo sé, pero es porque resuenan en tu corazón.

-      -¿Y crees que encontraré a esa persona algún día en este lugar donde todos vamos tropezando en el intento de ser seres humanos sabios y elevados?

-      -Querida humana, un día de estos, cuando tropieces, caerás en sus brazos sin darte cuenta.

-     - Para ser un alma me resultas demasiado “romántica”, algo que considero más bien de carácter humano y emocional.

-      -Sí, tal vez, pero es mi romanticismo, mi sensibilidad, mi dulzura, las que te nutren e inspiran cuando deseas trasladar en papel aquello que no sabes describir con palabras, es mi visión de la vida la que te transporta a los mundos sutiles donde puedes contemplar amaneceres de espíritus fugaces y eternos, colmándote de sus divinas presencias, bebiendo sus luces para ser y existir desde ti misma hacia afuera, olvidando el exterior como punto de partida y fusionándote contigo misma en el acto más hermoso que has vivido jamás…enamorándote del amor de tu alma, mi amor por ti, tu amor como humana hacia mí.

-     - En realidad, no sé quién soy, no sé qué hago aquí, no sé por qué añoro tanto la unión con alguien que sea como yo.

-     - Porque aún no te has dado cuenta de que la unión se ha producido ya dentro de ti y que el exterior será la manifestación de lo que hay en tu interior… Mira dentro de ti y dime qué ves…

-      -Amor, veo mucho, muchísimo amor, es tanto y tan enorme que no puedo distinguirme yo.

-     - Ay mi querida humana, sí que puedes distinguirte, tú eres ese amor que ves, tú eres Amor.


Ella estalló en un mar de lágrimas de emoción y alegría al experimentarse a sí misma, al saberse hermosa, al sentirse enamorada del amor, y por tanto, enamorada de su esencia, de ella misma, de lo que ella era dentro de sí misma. Y descubrió así a su alma gemela, navegando en su luz, siendo amor junto a ella, abrazándose a la fusión de los polos opuestos dentro de su éxtasis de devoción y amor entrelazados en el amor más infinito y sagrado que jamás habría imaginado.

-     - Querida humana mía, ya estás lista para ser tú, ahora comenzarás tu viaje hacia el renacer de tu humanidad, de tu nueva esencia fundida conmigo, ahora experimentarás lo que es ser quien eres dentro de tu cuerpo físico y humano, ahora tu responsabilidad será mantenerte en este estado de fusión con tu ser,  para crecer dentro de ti misma y llegar a cumplir con tu pacto inicial. Ahora que ya has llegado por fin a la cima de la montaña, tendrás que volar, y tu nuevo camino será más liviano, pero recuerda, sigues aprendiendo, sigues creciendo, sigues experimentando, aunque la perspectiva sea distinta.

-      -Sí, querida alma, lo entiendo, pero ahora estoy asustada… ¿es eso normal?

-     - Sí, mientras seas humana, cualquier emoción será bienvenida porque de ella seguirás extrayendo la sabiduría necesaria para cada circunstancia alcanzada… Fluye y sé, fluye y vuela, fluye y no permitas que tus miedos hagan descender tu vuelo con el peso del anclaje de la densidad que destilan, siente el temor, míralo y déjalo pasar de largo… Ama, sonríe y siente…


La mujer abrió los ojos, la meditación había concluido, los mensajes habían sido recibidos, el sol se desvanecía poco a poco, las flores se adormecían, su cuerpo se había enfriado y su corazón rebosaba de alegría.

-     - Me voy a casa… - Se dijo mientras se ponía en pie. –Gracias, alma mía.

Arael Líntley.

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