Desde mi torpe inocencia, a veces me pregunto si todos las demás personas que conozco e incluso las que no conozco, pueden conectar con su alma de la manera que yo lo hago, si hay más seres humanos que se hacen las mismas preguntas que yo, más allá de un día de esos raros en los que su corazón intenta hablarles y se sienten ajenos a la vida cotidiana que están viviendo, como dándose cuenta de que están en un sueño, pero sólo por un segundo.
Me planteo ese dilema porque desde muy, muy joven, me he sentido diferente por mi manera de pensar, sentir y amar.
Siempre intentaba adentrarme en lo más profundo del alma de las personas que iba conociendo, para entenderlas, para comprenderme mejor a mí misma a través de ellas, para averiguar si realmente había alguna cosa distinta en mí que me hacía estar loca o desvariar cuando no conectaba con ellas y me alejaba al no sentirme aceptada en sus clanes sociales.
Este hecho me otorgo una habilidad que hoy día atesoro y valoro mucho, la empatía.
Ahora, cuando alguien se acerca a mí, no sólo puedo ver su corazón, su alma y su belleza, sino que también puedo percibir sus emociones, y puedo entablar una conversación silenciosa con ella, si ella se abre desde su corazón y me permite entrar con el mío.
Eso me parece maravilloso, es un privilegio poder sentir esa conexión con los que me rodean.
No hace muchos días, mientras paseaba por las calles de mi ciudad, absorta en mi música, que siempre me acompaña en el camino, empecé a sentir algo increíble. Todo aquel que pasaba cerca de mí me parecía hermoso en sí mismo, como cuando miro las estrellas y no hallo ninguna que no posea un resplandor especial y espectacular que me enamora, y además, al observarlos más detenidamente, su paso, sus movimientos rítmicos mientras andaban, sentía que realmente esas personas eran yo misma, una prolongación de mi energía, de mi alma, de mi cuerpo no físico...y a la vez yo era un solo individuo con su propia identidad...
Me estremecí al sentir aquella magestuosidad, pero estaba en equilibrio dentro de mí, pero en un éxtasis de amor y de comprensión que me acarició por completo el alma y convirtió mi día en un día extraordinario...
Sin embargo, sigo anhelando algo que no se consigue fácilmente, algo que en ocasiones mi mente se empeña en negar, algo que ella ha convertido en un imposible, conectar de manera completa con el alma de alguien como yo, alguien que sepa verme por dentro y amarme como soy, por quien soy, con aquello en lo que me suelo equivocar, con aquello en lo que suelo aceptar, con mi sombra y mi luz...
Hace mucho tiempo que sé que mi anhelo está asociado a mi llama gemela, ese ser que todo el mundo desea tener a su lado, amándolo, sintiendo que junto a él tu hogar esta en todas partes y que ambos unidos encontramos un amor único, verdadero, puro, colmado de una pasión refinada y fuerte, como el fuego mismo, y una sexualidad sagrada, intensa, que nos transporta al cielo en los momentos más íntimos de fusión de cuerpos y almas...
Tocar su alma con mi alma, es el deseo más anclado en mi ser, un deseo que me inspira, que me ayuda a adentrarme en mi propio océano para alcanzar primero el conocimiento de lo que yo soy, para luego poder conocerle a él por completo.
Amar es lo más extraordinario que hace el ser humano, pero amar de verdad, sin inventos, sin mentiras, sin intentar cubrir carencias emocionales que la mente fabrica, convenciendo al corazón de que lo que siente es amor, cuando lo que siente es necesidad y dependencia... Amar sin apegos, sin condiciones, sin pedir, sin esperar, sólo dando... pues sólo así realmente lo que te da la otra parte lo da sin condiciones, sin apegos, sin pedirte, sin esperar nada de ti, salvo lo que tú desees dar...
Pero, me pregunto qué será de esa otra parte mía que se encuentra en algún lugar al que no logro acceder...
Ando buscando mi alma, ando buscando la suya, y en sueños y percepciones que aprendí a desarrollar, puedo sentir su amor en la distancia, su compañía, su apoyo...
Los seres humanos necesitamos sentir amor, sentirnos amados, pero no hay que confundir esa necesidad de amar y ser amados con el hecho de AMAR de manera libre, libre de las ataduras de la sociedad, de nuestras carencias y de nuestros programas mentales...
Cuando encuentre a mi llama gemela, quiero amarla como se merece, ¡¡con libertad!!!
Cada noche, una estrella se enciende dentro de mí pronunciando su nombre, un nombre que en sueños me reveló, pero que sólo es real en mi mundo etéreo, y dedico la emanación de mi amor eterno a su parte humana, a su parte etérica, a todo lo que es él, para que allá donde él esté, pueda sentir aunque sea sólo una chispa de mí, y pueda creer que existe alguien que le llama, que le espera, que le busca y que al mismo tiempo, ya está con él...
Pensamientos, reflexiones....
Arael...
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