En ocasiones, cuando despierto por la mañana, una terrible sensación de tristeza me invade sin motivo aparente. Es como si ella viniera a darme los buenos días, con su expresión melancólica, con su atavío indeleble, colmado de dolor, un dolor que no entiendo en ese momento.
Abro los ojos y sólo quiero llorar.
Un tremendo miedo me inunda el corazón, me estremece, me sacude el alma.
Me pregunto entonces por qué me siento tan vacía, tan enormemente desdichada, si todo está bien, si todo marcha como ha de ir, si todo a mi alrededor sigue siendo como siempre.
Entonces, en mi desahogo, me doy cuenta de que deseo salir allá afuera, olvidarme de todo, recorrer el mundo, sin temor, ir al mar, quedarme horas observándolo, escuchando mi música con mis auriculares, en silencio, sola, acompañada únicamente de la cálida brisa que se respira en la playa...
Deseo descalzar mis pies, caminar por la arena, bañarlos en las espumosas olas tranquilas que bailan al son del viento, y después sentarme frente a ellas para dejar pasar el tiempo entre mí, conmigo...
Pero sé que eso no es suficiente. A veces no comprendo qué es lo que me está ocurriendo y, en mi deseo de huir de mi desesperación intento alcanzar lugares que me hagan sentir arropada, comprendida por mí misma, compensando mi exquisita sensación de desamparo, de soledad, de amargura...
Nunca me gustó compartir estos momentos en los que estoy hundida en mi dolor, siempre los oculté, los viví conmigo misma, porque es inútil intentar que otros te puedan ver por dentro y puedan comprender lo que estás sintiendo...¿Para qué compartir el dolor?...
- ¿Qué te está ocurriendo, mi querido Yo pequeño? -susurra mi Espíritu.
- No lo sé. Me siento como un vagabundo caminando solo por este mundo inhóspito, desenredando los hirientes lazos que hay en su alma con las ilusiones de lo que nos ofrece un mundo banal, pero al mismo tiempo rodeado de belleza. El mar es mi aliado en los momentos en los que vuelvo a ser un mendigo que llora, un mendigo que ya no pide la limosna del amor, o de la comprensión, un mendigo que sencillamente intenta abrazarse y alimentarse de lo que su propia alma emana.
- Tal vez deberías analizar con tu corazón lo que estás sintiendo...
- Sí, tal vez. Me pregunto, cuando estas sensaciones me invaden de repente, si no estaré sintiendo algo que no es mío, tal vez la tristeza de esas personas que sufren por las trivialidades de la vida, problemas que aquí, en este mundo terrenal nos pueden destruir.
- Es bastante lógico, teniendo en cuenta tu capacidad de sentir el dolor ajeno, tú sabes perfectamente conectar con los demás, has descubierto que todos estamos conectados por una inmensa red que transmite la información de lo que somos y de lo que sentimos. Piensa en cómo puedes salir de este estado tan sombrío, y piensa que su tristeza también es la tuya, hace mucho tiempo que una herida no acaba de cicatrizar en tu alma.
- No sé salir. Sólo sé que el dolor es punzante, que me sostiene y retiene en un pozo oscuro, y que estoy a punto de desvanecerme en el olvido de mí misma, deseando desmayarme en el sueño para no seguir más tiempo en este camino en el que la desilusión se hace presente cada vez que toco fondo, cada vez que me separo de mí misma...
- Temes a la vida, vives con miedo, a pesar de que ya sabes que si no sales ahí fuera y te enfrentas a él, si no saltas al vacío pase lo que pase, siempre estarás atada a ese temor, y nunca serás del todo quien eres. Primero debes conocerte a ti misma, eso ya lo has aprendido, pero luego debes pasar a la acción, actuar, dejar de esconderte y ser, existir, vivir...
- Sí, mi querido Espíritu, yo abrazo al miedo cada vez que se me presenta frente a frente para paralizar mis pasos, pero necesito una ilusión que me de las fuerzas para seguir adelante...
- Pero la ilusión está en ti misma, recuerda qué es lo que te alimenta el alma y sal ahí fuera a buscarlo.
- Deseo pintar en un lienzo lo que mi alma grita, deseo cumplir lo que tanto tiempo quise hacer y no hice, tú sabes que dentro de mí hay un ser creativo, que anhelaba ser artista, pintar cuadros, diseñar un mundo basado en su propio mundo, dibujar, tocar el piano, vivir cerca del mar, escribir ese libro que no acabo nunca, disfrutar de la música y de la belleza de este planeta...
- ¿Y a qué esperas para empezarlo?, ya llevas mucho tiempo retrasando tus sueños por miedo...
- Cierto, pero es que ya no tengo edad para ponerme a estudiar bellas artes, ni tampoco para aprender a tocar el piano, ni tampoco tengo medios para irme de aquí y vivir en esa casa cerca de la playa, con mi buhardilla, donde soñaba que pintaba, escribía y tocaba mi propia música en mi piano blanco, ya no puedo conseguir eso, se me acaba el tiempo...
- Imagina que vas a morir dentro de un mes, ¿qué harías con tu vida?
- Vivirla al máximo, imagino.
- Tienes que vivir tu vida como si cada día fuera el último, ama, vibra, siente, entrégate a lo que deseas, no llores más y sal ahi fuera, vístete de ti misma, deja ya de sobreprotegerte, no temas al dolor, si no arriesgas no ganas, si temes sufrir no podrás conocer la felicidad...
La conversación con mi Espíritu, con mi Yo superior, me ayuda y me ofrece la posibilidad de reinventarme, de abrir mis alas definitivamente y volar, pero este mundo me ata tanto... Salgo a mi balcón, el sol baña de colores los árboles que hay frente a mí, las casas que rodean mi edificio parecen especiales bajo la luz otoñal de este sol tan luminoso, el parque, vacío, parece invitarme a que emerja de mi dolor y pasee para desenredarme de esta tristeza absurda, pero tan dolorosa que hay en mi corazón...
Y es que, no soy inmune al sufrimiento, a la angustia, al miedo, convivo con todo ello, aunque siempre me baño en el optimismo de mis sueños, los cuales persigo y busco, aunque no exenta del temor de que se desvanezcan ante mí como un espejismo...
Es tan difícil expresar esta sensación de esclavitud de mi alma, este sobrecogedor desaliento, este agotador sentimiento de renuncia de lo que soy, no quiero huir de mí, amo lo que soy, amo quien soy, sin embargo, aún quedan resquicios de mi desamparo en este planeta donde nací.
Siempre sentí que haría algo importante, pero que no lo haría sola, ya el anhelo me ha vencido, me destroza, me destrona de mis propias fuerzas, que ahora me faltan para seguir caminando...
Pararé, descansaré, beberé de mi sabiduría interior para recobrar ese paso lento que emprendí para liberarme de las mentiras que nos rodean, pero ahora, hoy, adormecida por este llanto interno, voy a darme un respiro, y voy a atravesar esa puerta que hace mucho tiempo debí cruzar, aunque al hacerlo tal vez ya no haya nada, ni nadie esperándome...
Arael...
SECCIONES - TÍTULOS
Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.
Gracias por leerme, bendiciones a todos.
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