" ....Recapacité, y un día, lejos de lo que me había imaginado, descubrí que un ser completo no es exactamente un ser de luz, sino un ser que ha hecho luz todo lo que es, es decir, un ying y un yang que se aceptan y aman siendo lo que son, un complemento indispensable el uno del otro...."
En mi laberinto de ideas y sensaciones, un buen día me encontré a mí misma reprochándome, una vez más, una emoción que no era "bonita", no era una emoción considerada espiritual o de luz, sino más bien de mi ego, removido por circunstancias de mi vida que no comprendía.
Sin embargo, ese día, decidí saber más sobre esa emoción, e hice mucho más de lo normalmente solía hacer para comprenderla, para entenderme.
Me sentía llena de dolor, de decepción, de rabia, de tristeza y no lograba darle un sentido a todo aquello, así que atrapé mi emoción, mis emociones y las miré desde fuera, las analicé y empecé a destapar todo lo que había tras ellas.
Estaba muy decepcionada de mí misma por mis reacciones, ya que una persona que había "trabajado" tando en sí misma no debía a estas alturas sentirse tan pequeña, tan defraudada, tan agotada de su camino. Fue en aquel momento cuando, como por arte de magia, se desveló ante mí lo que yo no había visto durante tanto tiempo, había dado mucho amor a otros, había dado mucho tiempo a otros, había dado mucha ayuda a otros, pero...cuánto amor no me había estado dando, cuánta tiempo me había arrebatado a mí misma, cuánta ayuda no me habia regalado a mí misma, había descubierto que existía una fuerza en mí inmensa que me impulsaba a entregar todo lo que yo era hasta el punto de olvidar que yo también me necesitaba.
Mi afán por ayudar a los demás no era sino el reflejo de mi necesidad de ayudarme a mí misma.
Creía firmemente que me amaba, en cambio, mi Yo me estaba gritando ensordecidamente que eso no era cierto, que estaba creyendo en una mentira creada por mi mente, y que debía darme cuenta enseguida de que si yo sufría algo no estaba bien, y que por mucho que daba amor a otros y ayudaba a otros, esto estaba incompleto si no pensaba también en mí, en darme lo que yo merezco también por derecho propio, como hija de la Fuente, como ser divino.
Mi sombra era mi dolor, mi rabia, mi desilusión, y ella me mostraba que yo me había fallado a mí misma una vez más, que otra vez había abandonado a mi alma bajo el paradigma mental de que mi obligación es dar amor a quien me lo pida y permita, olvidando que a la primera a la que debo dar ese amor es a mí misma.
Pero esa fue sólo una parte de mi sombra, pues todo aquello que mi ego fabrica se va quedando allí almacenado en mi oscuridad, porque si no se ha iluminado, aceptado y comprendido, si no he dado amor a mis emociones, a mis pensamientos no permitidos, aquellos que están al margen de la luz, éstos tienen que ir a algún lugar, y van a esa sombra que descarto, que escondo y que nadie ve con buenos ojos.
La sombra es la hermana pobre de la luz, yo quiero abrazarla, darle mi amor e iluminarla, para ser un ser completo, para ser yo sin miedo a decir no, sin miedo a desnudar mi alma, sin miedo a que lo que otros piensen de mí...
Sólo así puedo ser libre, sólo así puedo ser YO, sólo así puedo ser...
Arael
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